viernes, 28 de septiembre de 2012

Chico busca chico Piura - publica en 3 simples pasos

Hunks of Piura

¿Deseas contactarte con otros patas de Piura y alrededor del mundo sin tantas complicaciones? Deja tu aviso aquí. El procedimiento es simple.

Primero, piensa en un seudónimo creativo y original.

Segundo, Piensa en un texto que en el menor número de palabras posible exprese lo que quieres. El truco es ser específico y objetivo (frases como “buena presencia”, “simpático”, “capaz de amar” no funcionan).

Tercero, debajo de este texto encontrarás la opción de Dejar Comentarios. Presiónala. Se activará un cuadro de edición de texto. Agrega tu seudónimo, edad, localidad, texto de tu aviso, y manera de contactarte.

NOTICE: Since this website is also visited by english-speaker audience, you can also can drop a personal in that language.

NOTA: Avisos de contenido ofensivo a terceras personas serán borrados. Igual los que no cumplan con el concepto de caleta, varonil y/o agarrrrado.

* Escorts, strippers y/o masajistas que quieran dejar avisos escriban a hunks.piura@gmail.com para tratamiento especial.

jueves, 27 de septiembre de 2012

La Parcela (20): Cada quien con cada cual

Hunks of Piura

Esa tarde, Jano tenía un nuevo ocupante en su cuarto. Hizo un espacio para que acomodara sus cosas. Mientras Jano estaba ausente, Nando se acostaba sobre la cómoda cama, satisfecho.

-          De aquí no me para nadie.

 

En su antiguo cuarto, Pancho y Raúl acomodaron el lugar para iniciar algo más que una relación de camaradería.

-           Fidelidad, comunicación, paciencia, espontaneidad. Eso espero de ti, Raúl.

-           Creo que espero lo mismo. Me siento raro.

-           ¿Es la primera vez?

-           Sí. ¿Y tú?

-           No. Segunda. Las anteriores fueron un fracaso, pero prefiero no hablar de eso.

-           Te quiero, Pancho. Me siento feliz a tu lado.

-          El moreno musculoso sonrió tiernamente.

-           Eso es una buena señal. Yo también te quiero.

-          Ambos se despojaron de su ropa interior, se acostaron en su lecho, pusieron los condones al alcance de sus manos e hicieron el amor apasionada y románticamente.

-          Los dos se acariciaron y besaron en la boca. Pancho fue girando lentamente hasta darle la espalda a Raúl, quien la recorrió lamiéndola, hasta llegar al ojo del culo. Lo lamió intentando que su lengua ingresara a ese rincón que muchos consideran prohibido. Pancho lo ayudaba separando sus nalgas, y jadeando profundamente, mientras sentía la electricidad recorriendo su cuerpo. Raúl regresó hasta tocar su cuello, mientras encajaba y masajeaba su pinga entre las grandes corvas de su enamorado.

-          Raúl se bajó de la espalda de su chico, y, sin decir nada, giró. Pancho abrió su boca, y fue llenando de besos la espalda, hasta llegar a las nalgas. Coqueteó con el ano de Raúl, hasta que lo tomó por asalto. Hizo que levantara el culo, lo que le permitió lamer los huevos y la dura pinga. El propio Pancho se las ingenió para que Raúl se la chupara a la vez que él lo hizo.

-          Raúl tomó uno de los condones, lo abrió y se lo colocó a Pancho, se puso algo de saliva en su culo y se sentó sobre los 19 centímetros del moreno, comenzando a cabalgar. Pancho lo tomó de las caderas, y lo acarició tanto como pudo. Giró e hizo que Raúl quedara bajo su cuerpo. Ahora le tocaba a él mover su cadera con fuerza. Justo antes de sentir el orgasmo, sacó su pene, tomó el otro condón e imitó la maniobra de su amante. Imitó la pose inicial de Raúl y lo cabalgóhundiendo los 18 centímetros de carne, entre sus nalgas. Raúl no sabía dónde posar sus manos, hasta que optó por ayudar a que Pancho se masturbara.

-          Los dos no cesaron de besarse en la boca, de jadear, de lanzarse expresiones de cariño.

-           Me vengo, Raúl.

-           Dame toda tu leche.

-          Ráfagas de semen espeso cayeron sobre su torso, mientras que el esperma del hombre más delgado, pero atlético, terminó adentro del condón que todavía estaba dentro del ano de Pancho.

-          Los dos se acostaron de lado, y se besaron profundamente, mientras sus cuerpos sudaban copiosamente.

-          Gabo los espiaba por la rendija de la puerta.

 

El lunes siguiente, y con las primeras lluvias, Pancho y Raúl se encontraron con nuevo mobiliario en su cuarto: dos camas.

-          Parece que son más cómodas que las del hotel, ¿no?

-           Sí, parece. Pero, ¿quién las trajo?

-          Alguien carraspeó a sus espaldas: Nando entraba altivo.

-           Bueno, muchachos, ahora sí podrán descansar con tranquilidad.

-           Bueno, con una cama era suficiente, ¿no?

-           Bueno, Pancho. El día que Raúl te bote de la cama, te acordarás de mi. Jajajaja.

-          Los tres se rieron. Raúl se acercó a abrazar a Pancho, y lo besó cómodamente en la boca.

-           Gracias, Nando. Gracias por todo.

-           ¿Para qué están los amigos? ¡ahora a trabajar!

 

A media mañana, José llegó hasta la oficina de David. El administrador no pudo ocultar la buena impresión que le causó este nuevo fortachón, quien leía detenidamente las condiciones de su contrato.

De hecho, José llegó vistiendo un polo alicrado amarillo pálido, un ceñido jean negro, y zapatillas. Los hombros, la espalda, los pectorales, el abdomen, los muslos, el culo… casi nada quedaba a la imaginación.

- ¡Vaya que Jano tiene buenos gustos!

- ¿Perdón?

- Disculpa, pero, te diré la verdad. Tienes un cuerpo bravazo.

- Gracias… Aunque, según sé, me contratan para capataz.

- Eh… claro, claro. Sólo era un comentario.

José firmó donde le correspondía.

-          Vendré a trabajar desde mañana. Y me gustaría que eso quedara claro. Vengo a chambear porque Jano me necesita… porque la parcela lo necesita.

-           Descuida. Así será.

 

Apenas José salió, se topó con Wilfredo, quien lo invitó a la cocina para conversar mejor. Jerry, quien estaba haciendo el almuerzo, no pudo evitar ponerle los ojos encima. José lo ignoró, o fingió hacerlo.

Jerry no pudo evitar desnudarlo con la mirada, sentir cómo se ponía de pie desde la mesa y lo iba a buscar a la cocina, para quitarle lentamente la ropa, besarlo, hacer que le dé la espalda, dejar que le arrrime la verga y que se la meta a su ano que, hacía semanas, necesitaba pinga. Jerry despertó de su sueño, cuando un cucharón cayó al suelo.

En la mesa, Wilfredo puso a José al corriente de todo en ese lugar, desde el retorno de Jano, las cosas que se lograron, y quiénes serían sus compañeros de trabajo.

Toda la conversación estuvo amenizada por una limonada fría, especialidad de Jerry, quien no perdió sílaba ni segundo de la charla.

-          Oiga, don Wilo, y… ¿cierto que Jano anda enamorado?

-           ¡Mierda! Pero esa no te la conté yo.

-           Me lo dijo el propio Jano, pero no me dijo de quién.

-           Ah. Es qieeee… no sé por dónde comenzar.

-           Debe ser alguna chica rica de la ciudad.

-           Esteeeee… No es chica, sino chico… Tampoco es rico…

-           ¿Entonces?

-           Es el joven Fernando, el ingeniero Fernando, otro de los capataces.

-           Ya veo. ¿Y qué tal es?

-           Buena gente. Chambero. Medio pavo real, pero buena gente.

-           ¿Otro de los capataces, dijiste? Trabaja aquí, entonces.

-           Sí… ¿por qué?

-          José volteó a ver a Jerry, quien de inmediato, bajó su mirada.

-           Por nada, don Wilo. Por nada.

-          Los dos amigos se despidieron.

 

Aprovechando que nadie transitaba por el pasillo principal y que Jano estaba fuera, Nando  se escabulló a la sala y tomó el teléfono.

-          ¿Alo¡ ¿Primo? ¿Mi vieja?... Ah, chucha… nada, todo bien. De hecho, todo está saliendo mejor de lo que esperábamos. Será cuestión de semanas para que poco a poco, esta parcela regrese a quien realmente la merece.

-          Nando comenzó a reírse y a dar vueltas con el auricular, cuando se quedó en una pieza. Wilfredo estaba parado en la entrada de la sala, mirándolo fija y seriamente.

 

Apenas José salía del portón de la parcela, cuando Jano ingresaba. El claxon de la camioneta lo detuvo.

-          ¿Firmaste contrato?

-           Sí. Comienzo mañana.

-           Oye, José. Si deseas, puedes mudarte esta misma tarde. En el cuarto de Pancho y Raúl hay una cama que puedes ocupar.

-           Puede ser… ¿y dónde duerme Fernando?

-           Parece que la Internet de la parcela funciona. Nando duerme conmigo. Él es mi pareja.

-           Sí. Wilo me lo dijo.

-           Bueno. Te esperamos.

-           Vendré. Pero te prometo solemnemente, y sabes que cumplo mi palabra, que tú serás el jefe y yo seré el subordinado.

-           No es necesario que hagas eso. Somos amigos…

-           Precisamente por eso. Por el cariño que te sigo teniendo, me comportaré como tu capataz. Pero si ese Fernando, o Nando, se malea, se las verá conmigo.

-           No será necesario. Ambos se llevarán muy bien. Él es de toda mi confianza. Igual que tú. Igual que todos aquí.

-           Nos vemos más tarde, Jano.

-          El joven dueño de la parcela ve cómo el moreno fornido se aleja hasta tomar un auto. Aún se queda varios minutos pensando en esa declaración de lealtad. ¿Está obrando correctamente?

 

Gabo estaba en la cocina tomando agua, cuando Nando pasó muy cerca de él.

-          Anda al  almacén de semilla, en cinco minutos.

-          Aunque extrañado, Gabo esperó impacientemente el término del plazo. Al finalizar, se percató de que nadie lo viera. Estaba muy nervioso. Al fin llegó a la puerta, giró la perilla. Nando estaba desnudo sobre una mesa, sobándose su aún flácida verga.

-           Atranca la puerta. ¿La quieres en tu culo?

-           Pero, ¿y Jano?…

-           Ven. No te preocupes por él. Vamos a hacerlo al toque.

-          Gabo comenzó a desnudarse.

-           Oye Gabito, ¿te acuerdas que hace tiempo me ibas a contar algo de un chibolo de acá del pueblo?

-           Ah. Sí.

-          Gabo fue desarrollando una historia de la que el fortachón blanco no perdió ni una sílaba.

-          Tras ello, Nando sacó un condón, y se la metió a Gabo, fuertemente.

-           ¡Auuu! ¡Me duele!

-           Tranquilo. Yo sé que te gusta que te destrocen el culo.

-          Nando bombeó el ano del chiquillo rápidamente por cinco minutos.

-           ¡Ya, Nando! ¡Me duele!

-          El musculoso retiró su miembro, se sacó el condón, y se puso su ropa.

-           Mi pinga está a tu servicio, si me sigues contando historias como esas.

-          Nando le guiñó un ojo.

-          Gabo, aún desnudo, dentro del almacén, comenzó a sentir algo extraño, en el alma.

 

(CONTINUARÁ…)

 

Escrito por Hunk01. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Casa De-Formación (12): Una cita con Jorge

Hunks of Piura

A la hora de dormir, los cuatro formandos suben la escalera de caracol en fila india.

Darwin es el primero en llegar a su dormitorio. Siente que pisa un pedazo de papel. Lo levanta, lo abre. “Mi puerta esta abierta. Q nadies los bea”.

Segundos después ingresa Pedro. Darwin duda si compartir el hallazgo, pero casi mecánicamente lo termina haciendo.

Pedro no se sorprende.

-          Es Jorge.

 

Pedro espera a que Darwin salga del baño. Sabe que Jonatan está en su cuarto y Manuel irá a la ducha.

Darwin regresa. Está nervioso.

Al sentir el ruido de la ducha, apaga la luz, toma de la mano a su compañero de dormitorio y gira sigilosamente la manija de su puerta.

El patio está vacío. Enfrente, hay una luz tenue que se ve a través de la ventanita de la habitación de Jorge.

Avanzan. Darwin mira a los dos lados mientras siente que el corazón se le quiere salir por la boca.

Con la misma cautela, Pedro gira la perilla de su meta. Entra con su tembloroso acompañante, cierra y asegura.

Jorge está acostado sobre su cama, audífonos en el oído, ojos cerrados. Viste un bóxer blanco. Sobre su abdomen descansa un pequeño reproductor de MP4.

Pedro lo topa en el hombro. El musculoso reacciona, hace una seña de guardar silencio con el índice izquierdo, se arrima, y, sin hablar, invita a los dos adolescentes a acompañarlo en su cama.

Pedro, primero, y Darwin, luego, se acuestan.

Jorge se quita los audífonos y el reproductor, y los deja en su mesa de noche.

Se escucha que alguien sale del baño y que cierra la puerta de otro cuarto.

 

Todo el espacio sólo está iluminado por una lámpara de mesa, ni tan fuerte como para llamar la atención, ni tan débil para no ver cada forma explícita.

-          Traten de hablar bajito. Pónganse cómodos.

Eso significa para Pedro, despojarse de su camiseta y su short, y quedarse en hilo dental, esta vez, rojo.

-          ¿Otra vez? ¿Cuántos de esos tienes?

-           Como tres.

Darwin, quien sólo viste bibidí y short, comienza a excitarse.

Pedro se acomoda justo sobre el dorso de Jorge, quien luce impávido.

-          Está bonito.

-           ¿Te gusta?

-           Sí. Se parece a uno que tengo.

-           ¿En serio?

-           Sí. ¿Te lo enseño?

-           A ver.

Jorge se levanta de la cama, va a la cómoda, abre un cajón, se saca el bóxer, y se coloca la prendita de color negro, cuya tira más angosta se hunde entre sus dos poderosas nalgas. Gira y comienza a hacer poses de físico-culturismo para un Pedro que lo contempla entusiasmado, y un Darwin que no cree lo que está sucediendo, mientras su pene bajo el short roza las nalgas del otro chico.

-          A la mierda.

-           ¿Te gusta?

-           No sé. Ya te dije que si mis viejos me descubren uno de esos, me lo queman.

Jorge regresa a la cama, y se acuesta de lado como los otros dos, pero dándoles la cara. Pedro no sabe qué hacer con sus manos.

-          ¿Lo puedo tocar?

-           Claro. Con confianza.

Entonces, su mano comienza a acariciar la tela, a probar la elasticidad de la tira, a pasar sobre el paquete aprisionado. Se queda ahí. Jorge le deja hacer sin incomodarse en absoluto.

-          Darwin, ponte cómodo.

-           Es queeee… no tengo nada debajo.

-           Normal. Te podemos acompañar, ¿no Pedro?

Jorge se quita el hilo. Pedro lo imita y se da media vuelta. Mira a Darwin, y toma un extremo de la camiseta. La corre desnudando su cintura.

El aún vestido rechaza amablemente la ayuda, y se la quita  por sí mismo.

Ahora son tres en igualdad de condiciones.

Pedro lo toma por la cintura. Lo acerca. Lo acaricia mientras siente la erección sobre la suya, y la de Jorge sobre su trasero.

Darwin corresponde las caricias, y alterna sus brazos con los de su anfitrión, explorando el dorso del delgado chico que a quedado en medio del emparedado.

Jorge comienza a besar el cuello de Pedro, quien gime muy despacio, y toma la cabeza de Darwin, atrayéndola a la suya. Un beso en los labios es sólo cuestión de centímetros… y se concreta. Tras probar una boca tímida e inexperta, ahora hunde su lengua en otra llena de maestría.

Las pelvis de los del extremo no han dejado de masturbar sus penes y humedecer el cuerpo de Pedro con fluido transparente.

Nuevamente Pedro gira para besar a Darwin, quien siente la mano de Jorge sobre su cadera. La caricia es bien recibida.

-          Estoy arrecho.

-           Sí. Yo también… pedro, ¿por qué no nos las chupas?

El aludido sale cuidadosamente del medio y se desliza por los torsos hasta llegar a las pubis de ambos. Toma ambos falos con sus manos. Los masajea. Mentalmente echa a suertes cuál será el primero que se meterá en la boca.

Sin soltar el de Jorge, comienza por el de Darwin, quien se excita aún más, al punto de dar un gemido hondo, que libera con temor a despertar a toda la casa. El otro masturbado entiende que la cosa va en aumento, y decide acallar el sonido de la lubricidad con un beso profundo.

Pedro alterna los dos penes erectos, comparando lo salado de ambos fluidos, lubricando con la saliva aquél que no está siendo chupado, dando pequeños mordiscos para garantizar que la sangre no abandone la dureza de los cuerpos cavernosos, acariciando con su lengua las bases y los escrotos, regresando a la conquista de los miembros.

Por su parte, las bocas de Jorge y Darwin no cesan de tener una erótica riña, mientras sus brazos se acarician las velludas anatomías.

De pronto, el físico-culturista cesa el beso, se contorsiona al lado opuesto, abre el cajoncito de su mesa de noche y saca un condón.

-          Darwin, ¿sabes usar uno de estos?

-           No… sé… creo que… sí.

-           ¿Se la quieres meter a Pedro?

-           Síiii…

Jorge hace que Pedro se concentre en su pinga, abre la cubierta de color plateado y, tras sacar el látex, se lo pone a Darwin. se las ingenia para hacer un breve sesenta y nueve con Pedro, sólo para humedecer el ojo del culo. Se pone de pie, siempre ofreciendo su verga al felador, quien queda en cuatro, dejando ante Pedro el hoyo por donde mete su pene de modo algo brusco, lo que al pasivo le produce algo de dolor y le obliga a detener la pelvis de su cachero con la mano, sin dejar de chupársela al del cuerpo de súper-héroe.

Jorge parece interpretar la incomodidad.

-          Despacio huevón. Le vas a sacar sangre.

-           OK. Per… perdóname. ¡Ah!

Darwin consigue meter sus dieciséis centímetros en el culo de Pedro, y el adulto se da maña para que sus dieciocho y medio puedan ir hasta la garganta.

Frente a sus ojos, y con la ténue luz del dormitorio, un adolescente comienza el baile pélvico, que choca rítmicamente con las nalgas de un insaciable chupa-pingas, y que acaba, apenas un par de minutos después, con el gesto evidente del orgasmo.

-          Agarra el condón de la base y sácalo despacio. Que no se salga de tu miembro.

El procedimiento se cumple con éxito, y el pene flácido aparece cubierto de la bolsa donde el líquido blanco está en una considerable cantidad al fondo  de la misma.

Jorge quita su verga de la boca del penetrado y va al puesto que ocupaba Pedro: el ano aún está dilatado.

-          En mi mesa de noche hay papel higiénico. Envuélvelo. Sácame un condón.

Darwin sigue las instrucciones, y entrega otro paquetito plateado a Jorge.

-          Pedrito, ¿quieres que te la meta?

-           ¿Tú quieres?

-           Sí. Pero, ¿qué dices tú?

-           Sí Coquito. Sí.

el sobrenombre le produce una inexplicable sensación. Abre el nuevo forro, se lo pone, le coloca saliva, y da otro escupitajo al orto del jovencito. Poco a poco va metiendo uno… dos… tres… cuatro… cinco… seis…diez… doce… catorce. Pedro experimenta un espasmo.

-          Darwin, bésalo.

Nuevamente los adolescentes juntan sus labios. Quince… dieciséis… diecisiete… por fin, entró todo.

A diferencia de su predecesor, este hombre comienza muy despacio, y va incrementando de a pocos la velocidad. Se deleita viendo la penetración. “Está cerradito todavía… aprieta rico”. Jala su almohada y hace que Pedro quede boca arriba; pone el gran cojín bajo su trasero, le levanta las piernas y repite la penetración  de menos a más, mientras los dos chicos siguen besándose y acariciándose .

La danza de Jorge toma unos seis a siete minutos más, cuando siente que su leche se acerca al glande. Saca el miembro, le quita el preserbativo, y comienza a masturbarse sobre el pecho de Pedro.

En un minuto más, puede ver cómo su semen forma líneas blancas brillantes sobre el cuerpo del muchacho, aunque algunas ráfagas impactan en el cabello de quien vuelve a sentir que la sangre regresa a su verga.

Jorge jadea mientras una gotita blanca se niega a saltar desde su uretra.

-          suficiente por hoy.

 

Con mucha cautela, Pedro regresa a su dormitorio, abre la puerta, y luego simula ir al baño. Se limpia, se da un micro-duchazo y regresa. Para esto, Darwin ya está adentro, a salvo. Es el siguiente. Igual, entra por medio minuto a la ducha y sale.

Ambos cierran la puerta, y pueden escuchar nuevamente que alguien usa el baño.

-          ¿Te gustó?

-           Sí. Estuvo super nice.

-           ¿Quieres hacerlo otra vez?

-           ¿Otra vez?

-           Sigo arrecho.

-           Es que… eres brusco.

-           Te juro que lo hago despacito.

-           Pero, no tenemos condón.

-           Jorge me dio uno.

Los dos chicos se vuelven a desnudar, repiten las caricias de una hora antes. Pedro vuelve a recibir a Darwin repitiendo la pose de piernas al hombro, aunque no puede disfrutar tanto como quiere porque le arde.

Darwin eyacula cinco minutos después.

Ambos se quedan dormidos en la misma cama.

Así amanecen.

 

Escrito por N-Ass. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com, o deja tu comentario aquí.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Chico busca chico Piura - mejor publica aquí

Hunks of Piura

Ya van dos semanas que hay problemas para publicar clasificados para adultos en un conocido tablón gratuito. Sí, MundoAnuncio.com.

Como sabemos que tienes la necesidad de contactarte con otros patas, vamos a implementar esta entrada para que dejes tus anuncios.

La mecánica es simple: sólo debes presionar en Comentar y escribir tu aviso.

Lo que sí recomendamos es que incluyas obligatoriamente: seudónimo, edad, localidad de origen, características físicas claves, y una descripción completa de lo que buscas.

Avisos con contenido malicioso, o que no respeten las características de caleta, varonil y/o agarrado serán borrados.

Si eres escortt, stripper o masajista, escribe a hunks.piura@gmail.com para darte tratamiento especial.

Ahora sí, publica presionando en Comentar.

La recta final de "La Parcela"

Hunks of Piura

Nuestra novela seriada “La Parcela” entró en su recta final. A partir de esta semana, y si la Internet no falla, publicaremos los últimos cinco capítulos de la historia de Jano, un joven que recibe una finca como herencia, y contrata a los chicos más cueros de Piura para que lo ayuden en el trabajo.

Si has seguido la serie, te habrás dado cuenta que cada personaje ha ido evolucionando, al punto de darnos mas de una sorpresa. Y eso es sólo el inicio.

Si aún no te has hecho fanático, te invitamos a que sigas los 19 capítulos ya publicados. Pero, para que no te pierdas mucho, te damos un resumen, tomando como referencia a cada personaje:

-          Jano ha conseguido que el negocio de la parcela marche favorablemente, al punto que contratará a un antiguo empleado de su padre. Su palta central es la atracción que siente por Nando, su capataz, la que no supo cómo expresar.

-           Nando puede jactarse de ser el cerebro tras el éxito de la parcela como negocio, pero ese éxito no es gratuito. Hay algo detrás (y no nos referimos a su prominente y sexy culo) que no está claro. Súbitamente, ha iniciado una relación sentimental, donde, aparentemente, se ha olvidado su pasado como stripper y modelo porno. De hecho, todavía ha dado algunos shows de sexo duro, donde Jano ha estado presente.

-          David ha ayudado a Jano a administrar la parcela, pero no confía en los métodos de Nando, y eso le originó un desencuentro con Jano. También, alguien le ha tomado fotos teniendo sexo con otro empleado de la parcela, y está intentando extorsionarlo.

-          Raúl ha sido el empleado diligente, confidente de Jano, especialmente en la revelación de su amor por Nando. Pero Raúl ha comenzado a experimentar lo mismo por Pancho, su compañero de trabajo y de cuarto.

-          Pancho, el moreno musculoso de la parcela, ha tratado de hacer su trabajo de forma correcta, pero también se ha debatido en una fuerte atracción por Raúl. Su problema: no sabe cómo expresarlo. Pero ambos recibieron una ayuda inesperada.

-          Wilfredo sigue siendo el fiel vigilante de la parcela, y el único empleado sobreviviente del padre de Jano. Ha comenzado a desconfiar de Nando (¿por qué. Si es tan simpático?). ahora, tendrá que enfrentar problemas con la Ley.

-          Gabo ha vivido una etapa muy confusa, sintiéndose atraído por todos los integrantes de la parcela, pero sirviendo sexualmente a Wilfredo, su tío.

-          Además, no podemos olvidarnos de Jerry, el cocinero, que ha vuscado la manera de seducir a todos los chicos que trabajan en la parcela, y la aparición de José, antiguo empleado del padre de Jano, quien no ha olvidado el fuerte cariño que siente por Jano, a pesar que no se ven hace mucho tiempo. Pero, por gestión de él, será el nuevo integrante de la casa grande.

-          En este punto, lo único que podemos decirles es que no pierdan a ningún personaje, porque todos darán una sorpresa, como ya lo dijimos antes.

-          Recuerda que si quieres seguir La Parcela, sólo debes presionar en la etiqueta justo debajo de esta entrada. Y como siempre, tus opiniones aquí o en hunks.piura@gmail.com (y con esa misma dirección nos encuentras en Facebook).

sábado, 22 de septiembre de 2012

H4HR report - setiembre | September 2012

Hunks of Piura

Escorts

Chiclayo; Piura

Paolo (español | english): 5 ****

 

PIURA & CASTILLA

Fabricio (español | English): 4 ****

Steve (español | English): 4 ****

 

INSTRUCTORES PERSONALES | PERSONAL TRAINERS

Chiclayo; Piura

Paolo (español | english): 5 *****

STRIPPERS

PIURA & CASTILLA

Fabricio (español | English): 5 ****

 

HOTELES | OTELS

Fantasía (Piura): 4

La Primavera (Sullana): 3

Venus (Piura): 4 ****

Trujillo (Chulucanas): 2

 

 

Basado en información de usuarios. | Vased on users information.

Envía tus calificaciones a | Send your ratings at: hunkspiura@gmail.com

Información no comercial | Non-comercial information.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Paolo responde sobre piernas y guata

Hunks of Piura

Soy un pata de 20 años, 1m80, 90 kg de peso. Entrenaba más para estar en forma antes que para sacar musculatura, pero donde me sacaba la mierda era haciendo piernass. Incluso salgo a correr todos los días que puedo, alrededor de media hora a 40 minutos. Mi problema es que no bajo guata. He regresado al gym, pero no tan seguido como quisiera debido a mis clases. ¿qué me sugieres adoptar como rutina en general?

 

primero y principal el sacarse la mierda entrenando es una mentira. Sólo debes hacerlo si vas a compettir, y segundo, y MÁS IMPORTANTE,LA DIETA. Eso es un 75% (y hasta más), en tanto que el ejercicio es un 25%.

La guata puede ser causada porque comes demasiados carbohidratos o grasas.

Salir a correr no da volumen a las piernas. Eso es un engaño.

Mi sugerencia es que hagas una rutina en el gym, tres veces por semana, sólo para comenzar, y trata de tener cuidado con lo que comes.

Un abrazo y fuerza.

 

Para enviar tus consultas, escribe a hunks.piura@gmail.com, especificando: lugar de residencia, edad, estatura, peso, tiempo de entrenamiento y detalle de la duda. Si deseas, podemos incluír nombre o seudónimo (y contacto de correo)

 

Conoce más a Paolo Habla de esto en Facebook

 

jueves, 20 de septiembre de 2012

La Parcela (19): ¿Has hecho el amor alguna vez?

Hunks of Piura

Dos hombres musculosos se abrazan y besan apasionadamente entre plantas de palta. Sus manos recorren todas las partes de sus anatomías que pueden alcanzar. Sus  bocas exploran cada recoveco con sus lenguas. De pronto, ambos cuerpos no pueden ocultar la rigidez de sus penes.

-          ¿Has hecho el amor en medio del campo?

-           ¿Hacer el amor, dices, Nando? ¡Vaya!

-           ¿Por qué te sorprendes?

-           ¿Has hecho el amor alguna vez?

-           La verdad… no, ni en el campo, ni en la playa, ni en ningún lugar. Sólo tirar.

-           ¿Entonces? ¿esto… qué significa?

-           Esto es distinto, Jano. Todos los patas que he conocido me quieren por mi físico, por mi pinga, por mi culo… tú me quieres por mi capacidad, lo que estoy estudiando.

-           Entiendo. La verdad no te equivocas… aunque… no niego que me gustas físicamente.

-           Igual tú.

-           Perdona por confundirte con Pancho.

-           Descuida. Aunque te diré un secreto: Pancho me ayudó a escribir las notitas.

-           Ah… ya decía yo.

-           Me gustas, Jano. Quiero ser tuyo.

-          Los dos volvieron a besarse apasionadamente. Nando comenzó a alzar el polo a Jano. Era evidente lo que vendría después.

-           Aquí no. Me da miedo

-           ¿Miedo de qué? ¿Las sombras, el muerto, el duende?

-           Miedo de los mosquitos y las macanches.

-           Entonces, ¿qué te parece si liberamos nuestras macanches, pero en otro lado?

 

Apenas Jano y Nando ingresaron al cuarto del primero, sus ropas desaparecieron, o mejor dicho, quedaron regadas por el suelo. Sin perder el tiempo, se echaron en la cama. No les importó si alguien los bio pasar, si alguien los vio entrar, si alguien –en especial David- los escucharía.

Tras revolcarse sobre la cama, uno encima o al costado del otro, sin dejar de acariciarse y besarse, comenzaron a jugar una excitante guerra de espadas usando sus dos falos erectos.

De pronto, Nando comenzó a besar el cuello, la unión de los pectorales, las tetillas, el abdomen, la pelvis… las piernas de Jano, hasta llegar a sus pies.

-          Voltéate.

-          Jano giró, y Nando comenzó a besar su cuerpo de abajo a arriba, deteniéndose un rato en sus nalgas, abriéndolas, cerrándolas, intentando meter la lengua hasta el ano rodeado de vellos. Cuando alcanzó la nuca, para besarla, colocó su verga parada en la raja de las nalgas de su anfitrión. Comenzó a sobarla.

-           ¿Te la meto?

-           Hace tiempo que lo he deseado, Nando.

-          Tras ponerse un condón, Nando fue metiendo poco a poco su pene dentro de las entrañas  de Jano, quien no sintió el dolor, pues no podía procesar aún si eso era verdad u otra de sus fantasías.

-          Nando se movió gentilmente, sin apuro, siempre encima de Jano, acariciándolo, aferrándose de sus caderas, dándole nalgadas cariñosas.

-           Hazme el amor toda la noche, Nando.

-           No me iré de aquí, a menos que me botes.

-           No lo haré. Ahh. Sigue, sigue, mi amor.

-          Sin sacarla, Nando hizo que Jano girara hasta hacer un piernas al hombro. Eso le permitió besarse en la boca, mientras que Jano estrujaba las nalgas enormes y velludas de su amante.

-          Casi cuarenta minutos después de empezar, Nando eyaculó dentro del culo de Jano.

-          Se ducharon juntos y regresaron a la cama.

-          Al día siguiente, Jano amaneció desnudo… con Nando, tan desnudo como él, detrás suyo, abrazándolo. No era fantasía, definitivamente, tanto, que podía sentir su espalda sudorosa al contacto con el tórax de su… ¿nuevo amor?

 

Ese amanecer también encontró a dos hombres desnudos compartiendo el mismo colchón. La noche anterior, Raúl y Pancho estaban silenciosos , cuando Raúl notó una ausencia.

-          Como que Nando se está haciendo tarde pa’ jatear.

-           Ni lo esperes. Aunque te moleste, a esta hora, Nando debe estar en la cama de Jano.

-           ¿aunque te moleste? ¿Y por qué me tiene que molestar?

-           ¿No son… amigos?

-           ¡Carajo! ¡Mira, Pancho, me cansé de esto! ¡La única persona que me importa eres tú! ¿Entiendes? ¡sólo tú!

-          Pancho se quedó mirando fijamente a Raúl, quien jadeaba de cólera. Los ojos de Pancho comenzaron a humedecerse.

-          En un arranque veloz, el moreno musculoso se abalanzó sobre Raúl, lo abrazó, y comenzó a llorar copiosamente en su cuello.

-           ¡Carajo, Raúl, te amo… te amo!

-          Raúl correspondió el abrazo, y estrechó tanto su cuerpo, que se quedó dormido.

-          Al despertar, su cabeza, descansaba sobre el bíceps de Pancho, quien, con el otro brazo, lo asía y lo entrelazaba con sus grandes piernas.

-          Cuando ambos despertaron, se miraron por un rato.

-           Pancho, dime que me amas.

-          Pancho acercó sus labios y los estrechó contra los de Raúl.

 

No fue la única buena noticia de esa mañana para Jano. Más tarde, David, muy a su pesar, le presentó resultados alentadores del primer mes de trabajo.

-          Necesitamos incrementar la productividad, Jano. Deberías contratar a otro capataz.

-          Wilfredo, que observaba la conversación, sintió una luz en su cabeza.

-           ¡José!

-           ¿José? ¿El José que trabajó con mi papá hace tiempo?

-           Sí. Ese mismo. Y está libre, joven.

-           A ver. Contactémoslo.

-          Wilfredo sacó la dirección y se la dio a Jano.

-           Iré a buscarlo. Gracias.

 

Esa tarde, después del almuerzo, Nando entraba a su aún cuarto. Pancho y Raúl estaban desnudos sobre uno de los colchones, besándose y acariciándose.

Apenas entró el gringo musculoso, ambos trataron de disimular.

-          Tranquilos, muchachos. No tienen nada que ocultar. Los dos están templadazos.

-           Bueno, sí. Si no fuera por ti, Nando, no nos hubiéramos animado.

-           Normal, Panchito. Nada más no se olviden de su “cupido”, jajajaj.

-           ¿Y alguna vez te enamorarás?

-           Bueno, Raúl, tengo algo que decirles, y prefiero que lo sepan de mi boca: desde anoche estoy con Jano.

-          Pancho y Raúl lo celebraron.

-           Sirvieron las notitas.

-           Sí, Pancho. Eso sí. Por ahora, que lo sepa sólo la parcela.

-           Normal.

-          Nando comenzó a arreglar sus cosas. Todas sus cosas.

 

En la ciudad cerca de la parcela, Jano estacionó su camioneta frente a una casa de un piso, de paredes altas, sin pintar. Un afiche político roto es la decoración no deseada del muro. Tras subir la alta vereda y tocar, le da la impresión que ha llegado a una casa fantasma.

José abrió la puerta. Apenas viste una toalla.

-          ¿Jano? ¡Entra, entra!

-          Jano y José se abrazan. Ignorar el cuerpo recio y musculoso del extrabajador de la parcela es imposible.

-           ¡Cuánto tiempo, José! ¿Y eso? ¿esteroides?

-           Bueno. Es una larga historia. ¿A qué debo este milagro?

-           Parece que te necesitaremos de vuelta en la parcela.

-          Jano explicó el puesto detalladamente y las metas que se proponía. José lo escuchó atentamente, y no dudó en aceptar.

-           ¿Cuándo empiezo?

-           Cuando quieras. Mañana mismo, si es posible.

-           Ya. Será excelente regresar a la parcela. ¡Cuántos recuerdos!

-           Sí. Te fuiste hace más de diez años.

-           ¿Tenías 14. 15?

-           14… todavía iba a cabinas a ver mi correo.

-           Y… ¿recuerdas cuando… tú y yo…?

-          Jano sonrió.

-           Mira, José. Son recuerdos lindos, pero… son parte del pasado. Bueno, eso pienso yo.

-           Yo no lo olvidé.

-          Jano se puso de pie.

-           Mira, José. Vine a buscarte porque conoces la parcela mejor que nadie y eres persona de confianza. Mi papá creía en ti… bueno, hasta que… pasó eso. Pero no vine por eso. Bueno, tú ve.

-           Te entiendo. Las cosas cambian.

-           Además, tengo una relación. Mira, piénsalo bien. De cualquier modo, te esperamos. Debes contactar a David, el administrador.

-          Jano salió de la casa.

-          Cuando José cerró la puerta, se quitó la toalla, quedando desnudo. Su pinga de 17 centímetros estaba dura  y babeando. Comenzó a masturbarse allí mismo, hasta que su semen formó blancas gotas que fueron absorbidas por el piso de cemento de su sala.

-           Iré, Jano. Iré y te reconquistaré.

 

Mientras tanto, en la parcela, Wilfredo no pudo aguantar el chisme del día. David estaba allí.

-          ¿Seguro, don Wilfredo?

-           Yo los vi anoche cuando pasaban al cuarto del joven Alejandro. ¿Qué dirá el ingeniero Raúl?

-           La verdad no sé, pero no son buenas noticias.

-           ¿Por qué, joven David?

-           Por nada. Espero estarme equivocando.

-           Ah, joven David. Ayer mi sobrino estaba raro. Hablaba de unas fotos, de algo… ¿qué cree que le haya pasado?

-          El administrador comenzó a sudar frío.

-           Ni idea, Wilfredo. Discúlpame. Tengo un culo de chamba por hacer.

 

(CONTINUARÁ…)

 

Escrito por Hunk01. ©2012Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con personas, lugares y situaciones es pura coincidencia. Contacta al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.