miércoles, 20 de febrero de 2013

el Vigilante (17): Presencias invisibles

Hunks of Piura

Escrito y creado por Hunk01

 

-          así que aquí trabajas cuidando.

-          El auto de Leandro se estacionó frente al Hair Cut spa, con Marcos como pasajero.

-           ¿Y tú en qué chambeas?

-           Negocios… Me parece irónico: con esa belleza que tienes, y trabajando aquí.

-           ¿Te parece qué?

-           Olvídalo, Marcos. Espero que no sea la primera vez que nos veamos.

-           ¿quieres verme otra vez?

-           Claro. Si no te molesta.

-          Marcos sonrió. Leandro sonrió también. La vida parecía sonreir.

 

Al día siguienteMarcos regresó a casa de Ricardo, y lo encontró viendo una porno gay en la tele. Marcos se extrañó: demasiado temprano para ver a patas cachando en la pantalla. Ricardo estaba calato sobre su sofá, pajeándose.

-          Marcos, ¿vamos a entrenar?

-           ¿Ahora mismo?

Ricardo se vistió, y los dos primos fueron al gimnasio.

 

A eso de las once de la mañana, Danilo y Marcos estaban sentados sobre el sofá de la sala de Ricardo, viendo la misma porno gay que el dueño de casa estaba viendo más temprano.

Danilo acariciaba la pierna derecha de Marcos, y poco a poco llegaba hasta sus huevos y su pichula aún blanda. Marcos no decía nada; disfrutaba. La verga de Danilo ya estaba a full.

-          ¿No te provoca tocármela, Marcos?

-          Marcos le sonrió.

-          No sé.

-           Anda. Una sobadita.

-          Marcos dudó. Paseó su mano por el firme pectoral del instructor y comenzó a descender. Ya estaba debajo del ombligo, cuando Ricardo apareció con tres cervezas negras Twist-off. Estaba calato también. Marcos se detuvo.

-           ¿Qué tal la porno, muchachos?

-           De la puta madre, Ricardo.

-          Ricardo sonrió y se acercó a besar en la boca a Danilo. Cuando acabaron, Danilo repitió la acción con Marcos.

-          Los tres se juntaron más. Sus tres vergas estaban duras. Comenzaron a acariciarse y besarse en la boca, el cuello, los hombros y los pectorales. Las manos recorrían piernas y abdómenes, aunque las de Danilo masajeaba las dos pingas a su alcance.

-           ¿Y quién me la toca a mí?

-          Ricardo lo besó en la boca y comenzó a masturbarlo.

-          El siguiente escenario fue el cuarto de Ricardo, donde había una cama de dos plazas, una profusa decoración que Lidia fue poniendo y quitando en los dos años que vivía con su pareja, otro tele y otro DVD, donde los actores de Falcon seguían metiendo pinga como mierda.

-          Danilo se puso en cuatro y se inclinó hasta levantar su culo tanto como para que Ricardo se lo comenzara a besar, y luego a intentar meterle la lengua en el orto. Marcos dudaba si hacerle un beso negro a Ricardo, por lo que se contuvo a lamerle sus dos abultados cachetes traseros. Con cierto asco, y a un pedido de Ricardo, Marcos se animó a ir al centro de todo. Cerró los ojos, probó el salado del ano, y luego fue dando tímidos lengüetazos.

-          Después, Danilo se puso boca arriba y levantó las piernas. Mientras Ricardo se la metía por el culo, Marcos se abrió de piernas, prácticamente se sentó sobre su garganta y le comenzó a cachar por la boca.

-          Los dos primos las dieron casi en simultáneo. Mientras Ricardo lo hacía dentro del condón aprisionado en las entrañas de Danilo, Marcos se venía sobre la garganta del instructor.

-           Las quiero dar. ¿Quién se sienta sobre mi pinga?

-          Mientras Ricardo se quitaba el condón, le hizo el ademán a Marcos. Salió. Entonces el vigilante se sentó sobre el miembro duro de Danilo y comenzó a masajearlo con el culo. El instructor lo agarró de las caderas y comenzó a gemir más fuerte, más fuerte, más fuerte. En segundos, Marcos sintió cómo la raja del culo se le humedecía de semen.

 

eran como las cinco de la tarde, cuando Marcos despertó súbitamente. A su costado, Danilo dormía de costado, y detrás de él, Ricardo lo abrazaba. El remezón sobre la cama despertó a los otros dos.

A la hora de la cena, cuando Danilo ya se había marchado, Marcos se atrevió, por fin, a hacer la pregunta que tenía en la garganta, desde la mañana.

- ¿Y Lidia?

- Déjala tranquila. Ya vendrá. Hoy no creo.

 

Esa noche, mientras Marcos iba a la peluquería, pasó por una plaza, y le llamó la atención algunas carpas instaladas. Se acercó, alguien le dio un folleto, que tenía un condón adherido. En  el folleto se hablaba sobre el VIH/SIDA.  “Si quieres información, pregunta aquí”.

Marcos había oído sobre el tema, pero jamás se detuvo a profundizar. Le dijeron que era una enfermedad de cabros y de putas. Preguntó por quién podía darle información. Le señalaron una carpa. Ingresó. Adentro estaba un pata flaco y barbado. Ambos se miraron con sorpresa.

-          ¡Profe! ¡Profe! ¡qué gusto!

-           Ma-Marcos. Vi-vienes por información, ¿verdad?

-          El vigilante se sentó y escuchó detenidamente  toda la consejería, de boca de la primera persona con quien tuvo no sólo su inauguración sexual, sino homosexual.

-           Entonces, ¿le puede dar a cualquiera?

-           Sí, siempre que no se tomen las medidas del caso.

-           Y, ¿cómo sé que lo tengo?

-          El profesor suspiró. Los ojos se le aguaron.

-           Debes ahcerte una prueba, Marcos. Aquí las hacen.

-           ¿Prueba de qué?

-           Sangre. Te firmo la orden, porque pasaste consejería, y…

-          El profesor se puso a llorar.

-          Marcos se acercó y le puso su mano sobre el hombro.

-           ¿qué pasa, profe? ¿qué tiene?

-           Marcos… yo… tengo VIH.

 

(CONTINUARÁ…)

 

©2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Contacta al autor: hunks.piura@gmail.com

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