Escrito por N-Ass.
Esa noche, hace un año, era la primera vez que hacía el amor en años. Quizás era la primera vez en mis 35 años que hacía el amor.
Para comenzar, nada parecía encajar. Los dos vivíamos demasiado lejos, de profesiones totalmente diferentes, hasta de físicos diferentes.
Yo soy atlético, no tan alto; el es delgado, un poco más alto que yo.
Yo, ya lo dije, 35; él, 26.
Yo la tengo de 14; el, de 18.
Hasta los colores eran diferentes: yo, trigueño; él, moreno.
Pero esas tonterías quedaron en tercer plano.
En aquel cuarto de hotel, él y yo habíamos montado nuestro primer hogar, y los espejos de las cuatro paredes no reflejaban dos patas tirando, sino un corazón fundiéndose.
Ya lo conocía hacía medio año, por un aviso de Internet.
Aunque teníamos la curiosidad de conocernos, nos conformaríamos con confiar en el teléfono. Yo no mentí. Él no mintió.
Casi todas las noches hablábamos largo rato. Había algo en su voz que me decía que siguiera más allá. Nos dijimos nuestros defectos en general y aún así, continuamos. Yo no mentí. Él no mintió.
El problema comenzó cuando descubrí que me estaba enamorando en serio.
¡No quería saber nada con eso! Mi libertad era lo que mas apreciaba.
Comencé a no contestar sus llamadas, a ignorarlo, a desviarlo. Me aterraba la idea de no seguir explorando. Hasta me olvidé de la promesa de encontrarrnos para Año Nuevo, y pasarla juntos.
Me porté como un verdadero imbécil y cobarde.
Recuperé el contacto meses después, por trabajo, y me enteré de su desgracia: se metió con un hijo de puta que lo llevó a un telo, lo grabó cachando y comenzó a extorsionarlo. Como él no le soltó plata, el hijo de la gran puta fue hasta su casa, mostró el video a sus viejos… lo botaron de allí.
Jamás me lo quiso admitir, pero lo había decepcionado tantto, que comenzó a buscar cariño en otros imbéciles.
Me sentí la peor mierda del mundo.
Para concha, se le acababa su contrato.
Lo animé a venir a Piura y probar suerte. Haría lo posible por ayudarlo. Otros buenos amigos me ayudaron a buscar.
Esa noche, hace exactamente un año, sólo quería reparar mi primer gran error: abandonarlo. Estaba solo. Vivía a saltos en hoteles y casas de amigos.
En Piura, yo era lo único que tenía. Ah, y una amiga en la sierra.
Esa noche, me encargué de que ese cuarto de hotel fuera un hogar. Hasta comimos juntos allí. No hubo loza ni plata, pero fue la primera cena romántica de mi vida.
¡Carajo! ¿Por qué no lanzarse ¿ ¿Por qué no decir sí, quiero estar contigo?
Esa noche, entramos como conocidos con ganas de algo más; salimos como enamorados.
A la mañana siguiente, el 4, regresó a su… bueno, a casa de esa amiga, quien le dio posada.
Sabía que él y yo necesitábamos un hogar.
Le prometí por teléfono, que haría lo humanamente posible para conseguirlo.
Fue la primera vez en mi vida que me sentí amado.
©2013 Hunks of Piura Entertainment. Deja tu comentario aquí.
Siempre tuve miedo de no decir lo que sentía, pero aun así creo que dejé a varios pasar así por mi vida.
ResponderEliminarHola Héctor: es difícil identificar el momento exacto cuando la gran oportunidad está delante de nosotros. Pero también es cierto que si nuestra intuición nos dice que ése no es el mejor momento, valdría la pena hacerle caso. Gracias por tu comentario.
Eliminar