Escrito por SOT
9MAR2013
22:05
Recibimos órdenes de iniciar un operativo preventivo en las calles de Piura. Yo haré pareja con uno de mis colegas, a quien conozco porque solemos jugar pelota los fines de semana. Tiene unos 28 años, pero es de contextura normal, trigueño.
23:14
Llegamos a un hostal. Lo que buscamos es prevenir la práctica del meretricio con menores de edad, que es ilegal, así como verificar que las condiciones de salubridad sean las adecuadas.
Entramos de improviso. El dueño nos jura que allí todo está en orden, y me saca sus papeles.
Mi compañero ya ha subido a las habitaciones a verificarlas una por una.
Los papeles del dueño, efectivamente, parecen no tener problema. Cuando creo que la intervención ha finalizado allí, mi compañero me llama al celular. “Indocumentados”, me dice.
23:26
Subo al tercer piso. En una habitación, mi compañero tiene a dos varones desnudos. Logro ver al primero. Es un abogado que siempre encuentro en la corte, y con el que tuve una aventura hace unas semanas, cuando regresé a Piura, y que se los conté por aquí.
Entro al dormitorio para ver al otro… ¡es Pedro!
Pedro fue el muchacho que me sacó de la selva, allá en Cusco, quien viajó conmigo, y me llevó hasta Lima.
Cuando le menciono a mi compañero sobre la identidad del abogado, decide dejarlo ir. El abogado se viste, me mira como agradeciendo y sale a toda prisa. Mas tarde, me enviará un mensaje dándome a entender que guarde el secreto.
Trato de abogar por Pedro, pero mi compañero se resiste: “Puedes conocerlo, huevón; pero si los jefes saben que no atrapamos a nadie, nos cagan”.
El muchacho está ahí, sin ropa, acostado sobre la cama, luciendo toda su musculatura bien trabajada, como si nada le importara.
10mar2013
00:06
Trasladamos a Pedro a la comisaría. Juzgo que no es el momento para hablar con él, porque puedo empeorar su situación. Sin embargo, consigo que no lo internen con los otros detenidos, sino en un espacio algo más cómodo, dentro de la incomodidad de la comisaría.
00:18
Por fin consigo hablar con Pedro.
“Como te dije, quería ir a Máncora. Pero el negocio está cayendo. Fin del verano”, me cuenta. Además me dice que estuvo buscándome por Piura durante una semana, pero que no dio conmigo, y, como se le estaba acabando la plata, comenzó a buscar clientes en discotecas. Así se pudo mantener.
“Yo tampoco tengo casa acá. Estoy viviendo en la Jefatura”, le digo.
“Incluso estoy tirando con el instructor de mi gimnasio, para que no me lo cobre”, me cuenta.
Salgo y le traigo una botella con agua. Me lo agradece.
Prometo verlo dentro de un rato, y le digo que se sienta seguro en esa habitación.
02:10
Luego de hacer el papeleo de la intervención, regreso a ver a Pedro. Miro a ambos costados, y abro la puerta con cuidado de no hacer ruido. Adentro escucho gemidos, y me digo a mí mismo que espero que Pedro no se esté masturbando allí dentro.
Cuando consigo abrir la puerta, me quedo sorprendido.
En el escritorio del fondo, Pedro está completamente desnudo, apoyado sobre este mueble. Detrás, mi compañero lo penetra, también completamente desnudo. Pedro mueve su trasero con destreza. En realidad, quien gime es mi compañero.
Cierro la puerta de inmediato, lo que llama la atención de ambos. Pedro se asusta un poco, pero mi compañero me mira, sonríe, y me hace una seña para que me acerque.
Sólo atino a coger una silla, ponerla a cierta distancia y a ver la escena.
Entonces Pedro se separa un poco de mi compañero, me da la espalda y se acuesta boca arriba sobre el escritorio, de tal modo que mi compañero lo vuelve a penetrar. Mi compañero no será musculoso, pero se maneja un pene grande. Quizás 20 cm.
Mi compañero agarra a Pedro de sus amplias y marcadas piernas y lo bombea con fuerza. El bombeo hace que las dos pieles chasqueen rítmicamente.
Por un momento, mi pene se pone rígido. Sólo me lo acaricio, pero no lo saco, como podría ser costumbre.
De pronto, mi compañero arquea su cuerpo hacia atrás y gruñe con rapidez. Se queda moviéndose un poco más hasta que saca su pene ya flácido, se quita el condón, se pone su ropa y se va sin despedirse.
05:10
Acompaño a Pedro a que tome su ómnibus a Máncora. Le doy referencias de unos amigos que tengo allá para que lo ubiquen en un lugar seguro. Verifico que tiene sus documentos a mano.
“¿Por qué no me cachaste?”, me pregunta confidencialmente.
“Porque no tenía ganas”, le respondo. “¿Por qué cachaste con mi compañero?”
“Fue negocio”, me dice. “Mi libertad a cambio de que botara su leche”.
“Yo no te hubiera hecho o pedido eso”, le replico.
Pedro se queda en silencio, viéndome a los ojos.
Se anuncia la salida.
Lo despido con un abrazo.
Me siento raro.
© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Contacta a SOT:: hunks.piura@gmail.com
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