Escrito y creado por N-Azz
A escasos minutos de la medianoche, una camioneta del año, doble cabina, se estaciona frente al condominio de cuatro pisos, en un barrio residencial de Piura.
Un hombre encasacado, y con una gorra imposible, baja, mira a ambos costados con sigilo, y se acerca a la verja. Toca un timbre e ingresa.
Casi sin ver al vigilante del inmuevle, toma el ascensor. En minutos está en el apartamento del último piso donde lo recibe un hombre en camiseta y jean.
- Gracias por venir.
- ¿está todo listo?
- El anfitrión entrega una carpeta. El invitado la revisa con cuidado, despliega unos planos, toma un papel suelto, lo examina.
- Parece estar conforme. Es lo que negociamos, ¿no?
- Le agregué un 3 por ciento. Espero que el sindicato de mierda no se ponga tan exigente.
- Yo sé cómo controlarlo… aún así me parece que recibiré poco.
- Abra esa puerta.
- El anfitrión le indica un rectángulo blanco en la pared. El invitado se levanta, camina hacia él, duda, gira el pomo. Adentro es un dormitorio amplio, con una cama inmensa donde lo espera un chico de unos 28 años, de cuerpo labrado en el gimnasio, apenas vestido en medias y boxer.
- Buenas noches.
- Adelante. Sin miedo. Revise las paredes si quiere.
- El invitado, al fin se saca la gorra. Tiene unos 40 años. Se saca la casaca y comienza a desvestirse hasta descubrir un cuerpo de contextura normal, lampiño, no tan firme como el del chico que lo espera en su cama, quien, sin decir nada más se quita la ropa interior, descubriendo su enorme tesoro de carne.
- ¿Qué le parece?
- Estás perfecto.
- El invitado se sube a la cama, y, sin pedir permiso, comienza a acariciar el pene largo hasta que le da dureza y longitud. Lo agarra y comienza a chuparlo, tratando de tragárselo, sin éxito.
- El chico toma un condón de la mesa de noche, y, con mucha amabilidad, le pide a su amante que pare con tal de colocárselo.
- ¿quieres sentarte encima de mi pija?
- El visitante mira el falo de unos 20 centímetros, grueso.
- ¿No me dolerá esa huevadaza?
- Tranquilo. Soy… experto.
- El pasivo coloca la punta del miembro en su ano, deja que le unten lubricante y comienza a tragárselo hasta sentarse cómodAmente en la ingle del musculoso. Lo cabalga por largo tiempo, hasta que es forzado a acostarse boca arriba, poner sus piernas en los hombros del chico y dejarse bombear. Algo de dolor siente en su orificio, pero trata de ignorarlo: ¿cuántas veces se tiene la oportunidad de disfrutar un semental como el de esta medianoche?
- Córrasela.
- El visitante comienza a masturbarse, trata de durar lo más que puede, pero no resiste y dispara su semen sobre su abdomen.
- Ahhhh… qué rico, conchasumadre. ¡Qué bien que cachas, carajo!
- El muchacho atlético sonríe en la penumbra.
- Tras bañarse y vestirse de nuevo, regresa a la sala donde lo espera el primer anfitrión.
- ¿Trato cerrado?
- ¡Por supuesto! La licitación es tuya.
- Ambos se dan la mano.
- En diez minutos más, el visitante se va en el mismo vehículo que lo trajo.
- El moreno, entonces, sale vestido del dormitorio.
- ¿Atracó?
- Sí, Jonás. Parece que es nuestra.
En una barriada de la ciudad, Miguel se rrasca la cabeza, cuando su primo Tito entra.
- Oe, ¿no vas a jugar una pichanga?
- No, ‘on. Tengo que presentar un trabajo en la escuela.
- ¿Trabajo de qué?
- Un desnudo masculino.
- ¿qué? ¿Un pata calato?
- Pata calato, so huevón. ¡Desnudo! ¡Culturízate, so ignorante!
- Ambos ríen. Tito ve los bocetos que su primo ha realizado.
- ¿Y qué necesitas?
- Un modelo, si pudiera. Pero los patas que modelan cobran por posar y ando aguja.
- El modelo…. ¿tiene que estar calato?
- Lógico. Totalmente desnudo, ¡des-nu-do!
- Si quieres… te ayudo.
- Miguel mira extrañado a Tito. La oferta, de hecho, es inesperada. El primo, que ha cumplido 19 años, llegó a vivir a la casa hace un mes, debido a problemas en la suya. Tal es la confianza, que ya se ha paseado semi-desnudo por ALLÍ, cubierto por un short o una toalla: tórax y brazos fuertes, piel trigueña y lampiña, piernas anchas. Todo el cuerpo, hasta donde podía verse, estaba marcado. Además el fútbol le había dado un par de firmes glúteos.
- Pero no tengo fichas pa’ pagarte.
- No seas huevón. ¿Quieres que te jalen en la escuela? ¿Qué mierda?
- Miguel prepara una cartulina, un carboncillo, coloca a su improvisado modelo junto a una ventana, ensaya la pose, y, finalmente, pide que se quite toda la ropa. Fuera polo, fuera short, fuera calzoncillo, incluso las medias. Es la primera vez que Miguel puede ver ese pene ni grande ni chico perfecto para unos huevos, sí, algo abultados y un vello púbico no tan abundante, no tan ralo. Tito tiene una expresión serena que, sin embargo, desborda sensualidad.
- Las formas del modelo se van plasmando en la cartulina blanca. No hay que hacer correcciones, pues parece que el cuerpo realmente FUE hecho para esa tarea.
- De pronto, Miguel repara en un detalle.
- Se te está armando, ‘on.
- Tito mira su pene semi erecto. Parece ser grande.
- No es nada. Normal.
- Miguel prosigue, pero cada vez que levanta la mirada, se percata que el miembro se pone más grande, hasta que parece llegar a su máxima expresión.
- So mierda, eres malogra’o, reconcha tu vida.
- Ambos sonríen, pero no sienten escrúpulos.
- Una gota de líquido pre-seminal aparece en la punta del glande de Tito. Se precipita al piso. La sonrisa pendeja lo hace más sexy aún.
- Ahora Tito parece un modelo de revista porno gay.
- Súbitamente, un hombre mayor aparece en la puerta de la habitación.
- ¿Qué pasa aquí?
(CONTINUARÁ)
© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta a continuación.
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