martes, 12 de noviembre de 2013

Anselmo (6)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Un grito no tan desgarrador se oyó en el baño. “Anda ayuda al joven”, dijo Agapito a Anselmo, mientras se reía con Martín. Ambos tenían una toalla alrededor de la nuca. Su padre en sus calzoncillos azules despintados de toda la vida, y su padrino, con unos extraños pantaloncillos negros ceñidos al cuerpo, marcándole el trasero y el bulto de sus genitales.

Agapito alcanzó a Anselmo una tetera. “Cuida’o que está caliente”.

Al llegar a lo que quedaba de la ducha, Zack se tiritaba de frío. “E-e-e-e-st-t-t-t-t-t-tá h-e-e-e-e-e-e-e-e-lada”. A Anselmo le dio risa cómo los dientes sonaban igual que castañuelas, pero sin ritmo.

“Échate esta agua. Te cerraré la cortina pa’que no te entumas”.

Zack se echó un nuevo chorro. ¡Vaya diferencia! “No  te vayas. ¿Tú no te vas a bañar?”

Anselmo no podía desdibujar su sonrisa recordando cómo Zack cascaba sus dientes como si fuera una ardilla. “Sí, pero después de ti”.

Zack, por fin, pudo enjabonarse. Un agradable olor invadió las ruinas de la ducha. “Me da no sé qué estar solito aquí”.

Anselmo se sintió atraído por el olor, y confuso por la invitación del chico… aunque más lo primero, ya que el jabón que se usaba en el pueblo era el mismo para lavar la ropa.

Por alguna inexplicable razón, Anselmo accedió a compartir el baño. Cuando estaba desnudo, se echó parte del agua que hizo gritar a Zack, quien lo miró atónito. “¿Puedo usar ese jabón?”  Zack lo buscó con la poca luz que quedaba. “S-s-si quieres, t-t—te lo echo”. Anselmo asintió.

Cuando Zack se lo untó en el pecho, Anselmo cerró los ojos para disfrutar de ese nuevo aroma. Era indescriptible. Sólo algunas flores del campo lo emanaban, pero encontrarlas era tan raro como internarse en los abismos recubiertos de bosque, que resguardaban San Jerónimo.

Anselmo estaba al borde de la alucinación y se resistía a abrir los ojos, pensando en atrapar hasta la última molécula de olor.

Zack ya lo había enjabonado en todo el pecho, la espalda, las piernas, y comenzaba tímidamente en las nalgas. el pene de Anselmo comenzaba a levantarse, pero en su mente, eran las manos de Elías, que pasaban y repasaban sus glúteos, y aprovechando que estaba DE PIE con los pies separados, iba por su entrepierna, hasta llenar de espuma sus testículos y su miembro, ahora, elevado a su máxima expresión.

Era la mano de Elías que le masajeaba su órgano viril, mientrasese olor indescriptible lo penetraba por todo lugar. De pronto, no se pudo contener y dejó soltar un potente disparo desde su miembro.

Al abrir los ojos, seguía enjabonado, con Zack arrodillado frente a él, desnudo, erecto, con la cara manchada de semen.

Anselmo no supo qué hacer. “Me enjuagaré”. Cuando se liberó del producto, se secó con rapidez y se puso la toalla alrededor de la cintura. Agarró su ropa y se dirigió hacia Zack: “si no quieres nada más, me voy. Gracias po’l jabón”. No obtuvo más respuesta que el rostro inmutable del citadino, que seguía arrodillado, jadeando de placer, mientras se masturbaba su largo y grueso miembro.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

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