ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.
Por: N-Azz
. El Alpha Male seguía lleno a las doce y media de la noche.
El muchacho rubio sacó un cigarrillo de su camisa. “¿Tienes fósforos?”
“Sí”.
Anselmo sacó un encendedor, quemó un extremo. El muchacho dio una pitada, botó el humo; agradeció cortésmente. “¿No eres de aquí, cierto?”
“No”, dijo acercándose al muchacho. “¿Por qué?”
“Tienes otro acento”.
“¿Otro acento?”
“Otro dejo pues. Zulú parece cubano, Kike es charapa, Zack parece de Lima pero de vez en cuando se le escapa la cantada de acá. Tú hablas como Febo, pero más marcado”.
Anselmo se sobresaltó. ”¡Cómo sabes eso?”
“Basta escucharlos pues… ¿de dónde eres?”
Justo, don Martín jaló a Anselmo. “¡Hijo, la 3 necesita atención!” Obedeció. De rato en rato, miraba hacia atrás. Su padrino y Daniel conversaban entre sonrisas. ¿Quién será?
Un muchacho se estrelló contra él. Era fornido y formado. Se miraron a los ojos. “¿Dónde está el baño?”. Anselmo le señaló la puerta a la izquierda de la barra. “Gracias”, le dijo sin quitarle la mirada de encima.
“Son cachacos”. Era Kike.
Ambos regresaron a la barra.
“Conociste a Daniel, ¿verdad?”
Anselmo confirmó con la cabeza.
“Es buen pata, pero raro. Pagó una hora para que no le hiciera nada”.
“?¿Sí?”
“Sí. con él, me gané 10 dólares extra”.
“¿Qué hiciste?”
“nada. Contarle toda mi vida”.
Don Martín interrumpió de nuevo. “Alguien vomitó en el baño del negocio. ¿Quién puede ir a limpiar?”
“¡Yo!” Anselmo corrió a ver un trapeador yun balde.
Cuando terminó de asear la mancha debajo de los lavabos, dio media vuelta. Había una máquina expendedora de preservativos empotrada en la pared, y a la izquierda, una puerta con una cortina negra pesada. En el marco sólo aparecían las iniciales DR.
Traspuso la cortina.
Adentro no había ninguna luz.
Entre la bulla que entraba desde la sala principal, pudo diferenciar gemidos y suspiros.
Se chocó con alguien.
Dos manos exploraron su cuerpo hasta llegar a sus genitales.
La mano comenzó a estrujarlo.
Ante el dolor, Anselmo retiró a la persona y siguió caminando a tientas.
Se topó con una pared fría. Intentó regresar.
Logró diferenciar el resplandor que se colaba por la cortina.
Faltaba poco.
Entonces, una mano le topó la cadera. Anselmo sintió como electricidad y volteó a la derecha.
La mano logró ubicarlo de nuevo y le acarició la cadera otra vez.
La otra mano, agarró su otra cadera.
Anselmo tocó los antebrazos de la persona desconocida. Eran duros y anchos; siguió explorando y encontró unos bíceps como los suyos.
Las manos pasaron de sus caderas a su cintura, y la rodearon.
Anselmo se aproximó al desconocido y descubrió que tenía el torso desnudo. Era como el suyo.
Las manos ahora estaban en sus hombros, sacando los tirantes de su body; fueron bajándolo hasta dejar su cuerpo al descubierto. Al juntarse con el desconocido, se dio cuenta que tenía la ingle y los muslos desnudos. Se abrazaron. Se besaron. Sus pelbis comenzaron a masajearse.
Por un instante, el recuerdo de Elías regresaba a su cabeza.
El extraño acariciaba su espalda y su trasero con dulzura. “¿Eres el nuevo, ¿cierto?”
Anselmo reaccionó. Se separó del amante anónimo. Se reacomodó el body y ganó la cortina de salida.
Don Martín estaba afuera, con las manos en la cadera, serio.
Anselmo no supo qué hacer.
“¿Qué te dije?”
Anselmo salió del baño del negocio, llorando.
Esa noche volvió a soñar consigo mismo cayendo por el abismo del Huaynapite. Cuando iba a estrellarse en los peñascos, despertó sudoroso. Miró a su alrededor: era su habitación del Alpha Male.
Algo raro había cerca de su puerta.
Se levantó. Se acercó. Se inclinó para ver mejor.
Era un billete de 10 dólares.
(CONTINUARÁ…)
© 2012, 2014 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.
Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.
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