En el G4G, Saúl se da por vencido y decide rebotar sobre el pene de Joey, quien mantiene la concentración…
hasta que tocan la puerta. Ambos abren los ojos.
“Nuestros invitados”, comenta el velludo y corpulento amante.
Saúl se levanta con cuidado, y así desnudo, va a abrir. Juan, Alvin y Édgar ingresan al espacio. La revelación
es el biólogo quien desnudo, efectivamente, luce un hermoso cuerpo esbelto y
atlético, velludo, especialmente en la zona pélvica, pero con esa cara de niño
bueno, probablemente, todo se le puede pasar por alto. Precisamente, Alvin es
tomado como centro para hacer un círculo, donde él alterna besos con Joey a derecha y Édgar a izquierda, y, como si fuesen hormigas, el primero traslada
el ósculo a Juan y el segundo lo hace con Saúl; finalmente, estos dos cierran
el circuito. Siempre tomando a Alvin como referencia, Saúl y Juan le chupan el
pene al mismo tiempo, lo que constituye una nueva revelación: dieciseis
centímetros con venas por todas partes, buen grosor, aunque algo desviado hacia
la izquierda, irrelevante pero detectable a un ojo clínico. Detrás de los
feladores, los musculosos practican primero el beso negro, y cuando consiguen
la dilatación, meten sus miembros insistiendo en no moverse; en todo caso, que
se muevan los otros dos. Joey y Édgar cierran los ojos. Cuando Alvin los
ve, excitado y sonriente, intenta lo mismo y siente fluir esa corriente por su
cuerpo medio, y, cuando está a punto de eyacular, los abre, hace conttacto
visual con esos portentos masculinos y sonríen mutuamente; los dos chicos le
hacen señas para que acompase su respiración. Entonces, Saúl eyacula casi sin
tener erección; deja de moverse, pero no pide que le saquen el pene de su ano.
A continuación, sobre el sofá, Édgar
se sienta y reclina como Joey lo hizo
antes con Saúl; entonces, Juan se sienta sobre su pene erecto y se reclina.
Alvin también penetra a Juan por el ano, y Joey
se sienta casi sobre la cara de Édgar,
quien le hace un beso negro mientras Juan se la chupa. Alvin entiende el truco:
no moverse o moverse muy sutilmente. Juan termina derramando su semen sobre el
abdomen de Édgar.
“¿Sexo tántrico?”, pregunta Alvin a Joey
mientras esperan que Édgar se
limpie el esperma en la ducha del camerino,donde también están Juan y Saúl.
“No sé cómo se llama”, admite el gladiador. “Solo sé que es
alucinante”.
“¿Podremos repetirlo con tu amigo o… contigo?”
Joey sonríe, toma la cabeza
de Alvin y lo besa en la boca:
“Cuando quieras”.
Tres cuartos de hora después, un minibús se detiene frente al portón de
la finca. Tito desciende. Mientras el vehículo sigue su camino a Santa Cruz, el
gladiador camina y su celular comienza a vibrar. El número es desconocido, así
que no lo contesta. Tito toca el timbre y espera. Su celular vuelve a vibrar.
El mismo número. Al fin presiona el ícono de contestar.
“¿Tito? ¿Tito Carrillo?”
“Sí, ¿quién es?”
“Tito, soy Edú”.
El gladiador disimula su
sorpresa.
“Ah, el nuevo amante de Christian
Esteves”.
La portezuela del portón se abre.
Tito se agacha, saluda a Carlos e ingresa.
“No soy el amante de Christian,
Tito; no soy amante de nadie, y no te llamé por eso”.
“¿Entonces me dirás qué le
pusiste al huevón de Christian que se desmayó en el GGG?”
“Tito, vale, deja los
infantilismos, por Dios. Te llamo porque tengo en mi mano algo que puede
interesarte, y que tiene que ver con algo llamado… Cruz Dorada. ¿Te suena?”
Tito se desconcierta, quedando
boquiabierto, y Carlos trata de adivinar el gesto.
Quince minutos después, Adán
llega a casa, y encuentra la mesa servida con cuatro platos y a Flor
preocupada.
“No encontramos a Owen, tío”.
Por la puerta del fondo, la que
conecta al gimnasio, Frank entra y camina hacia la sala comedor.
“Ni rastros”, avisa.
“Voy a buscarlo”, decide Adán,
dando media vuelta y abriendo la puerta de la calle.
Cuando está a punto de salir…
“Hola, Frank”.
El aludido se asusta y queda
pálido. Lentamente se da media vuelta.
“¿Dónde te habías metido?”,
alcanza a articular el joven.
“Yo fui durmiendo”.
Owen, sonriendo, le palmea
amistosamente su hombro izquierdo. Flor y Adán miran al pasillo como si hubiese
aparecido un fantasma.
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