Willy mira por primera vez cómo otro pata saca de pito a otro pata metiéndosela por el culo.
Las grabaciones
en la Piscina Comunitaria se retoman a las tres de la tarde de ese miércoles.
Miguel y Julián nadan un largo completo.
Willy no los pierde de vista a través de la cámara.
Los dos muchachos
llegan a los podios.
“Nadas muy bien”,
califica Julián.
“Gracias... y eso
que le he perdido la práctica”.
“Si lo aprendes
una vez, no se te olvida nunca”.
“Eso es cierto”,
apoya Miguel. “Como cuando aprendes a bailar y eso no se te olvida nunca”.
“O cuando
aprendes a cachar rico”, replica Julián, sonriendo pícaramente. “Me pregunto
qué se siente ser pasivo”.
“¿Quieres
aprender cómo ser un pasivo?”
“Me llama la
atención, pero me jode el que pueda dolerme si me meten la pinga por el culo”.
“Bueno, no voy a
negarte que duele al inicio, pero si sabes la técnica correcta, lo puedes
convertir en una experiencia muy placentera”.
“Hablas como todo
un experto”, sigue sonriendo Julián. “¿Qué tal eres como maestro?”
Willy se
sorprende al escuchar este diálogo pero no dice nada. Se supone que esta
producción no tiene guión, debe fluir orgánicamente, así que solo se dedica a
grabar y vigilar que el audio sea comprensible. Pero un presentimiento comienza
a ponerle el pene duro a su máxima expresión. Corta.
En el camerino,
Julián abre las piernas dejando la banca en medio de ellas y apoya sus
antebrazos en la tabla para sentarse. Miguel
se agacha tras él, masajea las nalgas lampiñas y comienza a lamerlas
tiernamente. Julián no disimula el placer que le produce esa caricia en su
trasero.
Poco a poco,
Miguel va paseando su lengua hasta llegar al ano del nadador, que luce
cerradito y rosado. Comienza a lamerlo. Para Julián, sentir nuevamente, por
segunda vez en ese día, aquella experiencia es alucinante. Esas cosquillas se
sienten tan bien que solo queda jadear y gemir.
“Voy a poner mi
dedo, Julián; confía en mí”, anuncia Miguel.
“OK”, responde el
nadador.
Miguel toma un
tubito de lubricante, lo esparce generosamente
por su dedo índice (previamente ha llegado con las uñas bien recortadas)
y comienza a masajear el ano de Julián. Nota que comienza a relajarse. Miguel
prueba metiendo la punta de su dedo índice.
“¿Cómo te
sientes?”, consulta.
“Normal”, susurra
Julián.
Miguel prueba a
meter un poco más su dedo dentro del ano de su amante y a moverlo un poco. El
Lubricante en exceso evita cualquier laceración involuntaria en la delicada
piel interna del fundillo.
“¿y ahora cómo te
sientes?”
“Bien… se siente
rico”
Miguel intenta ahora
meter su dedo medio del mismo modo como lo hizo con su dedo índice, lentamente,
sin apuro. Julián siente un pequeño escozor que estremece todo su cuerpo.
“Respira hondo y
lento, Julián”, recomienda Miguel. “Hondo y lento”.
El deportista
sigue la recomendación. Se estremece un
poco más. Siente cómo cierta energía se despierta en todo su vientre. Miguel
mete y saca sus dos dedos y percibe que
el músculo anal se relaja mucho más. Ir lento es la clave.
Con su otra mano,
Miguel comienza a masajearse el pene para lograr su erección.
“¿estás listo
para recibir mi verga?”, consulta.
“¿No me dolerá?”,
pregunta entre temeroso y excitado, Julián.
“Trataré que no
mucho… confía en mí”.
Miguel hace que
Julián levante su culo y él se pone en pie. Unta mucho lubricante a su pene ya
erecto y coloca el glande en la entrada del ano. Por ahora, solo mete
lentamente la cabeza de su falo y puntea procurando que no se salga. Julián
comienza a gemir tratando de controlar el dolor leve y buscando maximizar el
placer: respira hondo y lento.
Miguel trata de
meter un poco más, y lentamente el resto de sus 18 centímetros van ingresando.
Se toma todo el tiempo del mundo hasta que su pubis por fin toca las dos nalgas
duras del nadador. Comienza a bombear lentamente.
Miguel sabe lo
que significa aguantarse una verga en el culo, por eso es gentil. La idea es
que la sensación de placer que producen las terminales nerviosas en el esfínter
se transmitan a todo el cuerpo, entonces, no tiene sentido ser rudo,
especialmente si jamás en tu vida te la han metido por atrás.
A Willy le parece
surrealista asistir y filmar lo que parece ser la primera vez de un pata. El
pene dentro de su pantalón sigue durísimo y pugnando por salir.
Miguel no aguanta
más y siente la inminencia del orgasmo.
“¿Telas doy
dentro?”, pregunta muy excitado.
“Sí… quiero
sentir eso”, responde Julián en el mismo tono.
Miguel eyacula
dentro del culo de Julián, aunque éste último solo siente cómo late el miembro
aprisionado por su recto. Miguel deja de moverse y, de paso, deja su pene
dentro de allí hasta que solito se vaya
poniendo blando. Recién entonces lo retira todo flácido y con algunas trazas de
semen; le tranquiliza que no haya sangrado.
Willy dirige la
cámara hacia el ano de Julián. Aún está dilatado y húmedo debido al lubricante.
Además está un poco rojo, con algunas manchitas de semen.
“¿Cómo te
sientes?”, pregunta Miguel.
“Chévere”,
susurra Julián, quien se incorpora, gira, busca la boca de su amante y lo besa.
“Eres un gran maestro”.
Willy anuncia que
ya ha cortado. Miguel se le acerca y le toca la bragueta.
“La tienes
durísima”.
Miguel se
arrodilla, abre el cierre al camarógrafo y le saca la picha; se la comienza a
chupar. Julián decide que lo mejor será ducharse. Antes se toca el ano. Lo
siente aún húmedo.
Entonces siente
que algo caliente comienza a fluir desde allí hacia sus piernas. Se asusta:
“Chicos… ¿qué
es?”
Miguel se
aproxima y sonríe:
“Tranquilo, es
solo mi leche saliendo de tu culo”.
“¿Nada más?”
Willy se acerca
también:
“No, nada más.
Miguel fue magistral sacándote ese culo de pito”.
“Y ahora seré
magistral mamándote la verga”, le indica.
Cuando enrique
entra, Willy ya ha llenado la boca de Miguel con su semen. Sonríe y mueve la
cabeza.
Y para terminar, te dejamos con una porno gay | Tuitéanos | hunks.piura@gmail.com
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