A la misma hora, Osmar regresa de la calle al departamento en el condominio. Alexis justo sale del dormitorio principal cubriéndose sus genitales con una toalla:
“¿Cómo te fue
en la entrevista?”
“Bien, pero
ya estaba olvidando que esto de atender a la prensa tiene su lado pesado. Al
menos no me pidieron quitarme la camisa”.
“La cena está
para calentar por si desees”.
“Báñate,
luego me ducho y ceno antes de que venga Alejandro”.
Alexis se
aproxima un poco más sin separar la toalla de sus partes íntimas:
“¿Entonces va
en serio la cosa con ese chico?”
Osmar se lo
queda mirando y sonríe:
“¿Podemos
ducharnos juntos?”
El baño se llena de cierto vapor. En la ducha, los dos actores están empapados y cubiertos sus cuerpos con la espuma de sus jabones que masajean con cierta delicadeza. Casi sin quererlo, por instantes se rozan un poco.
“¿Y cómo
tienes tanto estómago para soportar toda esa presión, Osmar?”
“Sobrevivir
al chavismo da experiencia suma cum laude,
pana”.
“¿Hasta
cuándo vas a soportar?”
“el miércoles
iré a la embajada americana y veré si puedo tramitar mi visa. Un compañero en
Doral dijo que puede alojarme mientras hago castings,
busco algo. Para cuando acabe la temporada, ese trámite ni siquiera habrá
comenzado, creo”.
“¿Y la
película que están negociando? ¿Y lo de esa serie? ¿La sesión para Brasil?”
“Si llega, ya
veremos. Por ahora, mis planes son emigrar… otra vez”.
“¿Te puedo
acompañar? Yo tampoco me veo con futuro en Perú”.
“¿Tienes
dónde llegar en Miami?”
“Quiero ir a
Los Ángeles. Qiero preguntar bien a Keith cómo es la nota allá”.
“¿En serio
ese man es peruano?”
“Su partida
de nacimiento dice que sí. ¿No ves cómo hablaba todo criollo?”
“sus
facciones son de gringo”.
“Bueno,
quizás por eso ha podido trabajar en mercado anglo, aunque acá no se ha
conocido ese trabajo”.
“Los Ángeles
es más jodido que Miami, Alex”.
“En el valle
de San Fernando no son muy exigentes”, el actor se coge el paquete con una mano, meneándolo, mientras
con la otra se nalguea.
“Al menos
tienes buena verga… y buen culo. Yo solo buen culo. Mi verga no es… muy
pornográfica que digamos, sin ofender”.
Alexis se
sonríe:
“Pero eres
guapísimo, huevón. A veces tengo que controlar mis hormonas cuando te veo
calato, como ahora”.
Osmar ríe:
“Me deseas
sexualmente, acaso, vale?”
“¿quién no te
desea sexualmente? Aunque, claro, con todo lo que me cuentas… puta, huevón, no
sé si aguantaría estar en tu pellejo”.
Osmar se
enjuaga el jabón, dándole la espalda a Alexis. De pronto, comienza a sobarse las
nalgas más de la cuenta. Voltea un poco la cara:
“Podrás
vaciarme tu leche aquí?” Osmar se toca la raja del culo. Alexis se sorprende.
Osmar gira,
sonríe, coge a Alexis, lo mete bajo el agua tibia, lo enjuaga de cabeza a los
pies, sin obviar pene, bolas y trasero. Lo abraza.
“No te dije
nada, pero sí sentí hace semana y media cuando en la escena del sueño, tu huevo
estaba un poco más duro que lo usual”.
“¿Te
molestó?”
“Para nada.
Sé que no tuviste intención”.
“A veces es
jodido controlar la mente”.
Osmar sonríe,
se estrecha más en el abrazo, siente cómo el pene de Alexis se pone duro; lo
mira con cariño, lo toma de las mejillas y lo besa en la boca. Entonces se
arrodilla a chupár ese pene con cierta dificultad; se ayuda con una mano para
acelerar el orgasmo.
“Las voy a
dar, Osmar”.
El
arrodillado se saca la pinga de la boca, la magrea fuerte y deja que el semen
se le dispare en la cara.
Al salir, se
topan inesperadamente con Gibrán en la puerta.
“¡Entonces sí
es cierto!”, exclama el inquilino principal, con cierto asombro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario