Esa tarde, un hombre en sus treinta llega al departamento y se lo presentan a Fernando. Reconoce al chofer del Corolla quien comienza a quitarse toda la ropa. ¿quién iba a pensar que bajo esa polera y ese jean anchos hay un cuerpo digno de campeonato de men’s physique, esa casi nueva disciplina en la que más que el volumen, importan la definición y la armonía, sin descartar las curvas propias de los músculos?. Escalante da indicaciones y se coloca detrás de César, quien ha puesto la cámara de televisión sobre un trípode entre tres reflectores. El reducido elenco y el equipo mínimo están desnudos.
“¡Acción!,
indica Escalante.
Fernando y el
chofer se aproximan, abrazan y besan, se rozan todo el cuerpo. Sus pingas se
ponen al palo poco a poco. Fernando se arrodilla, coge la verga grande y gorda
del otro modelo y comienza a mamarla con entusiasmo, se la mete toda, como un
tragasables. Luego se pone de pie, practica una suculenta guerra de espadas,
gira y se apoya en el sofá. El chofer ahora se arrodilla para hacerle un beso
negro con las consiguientes nalgueadas. César acerca la toma con el zoom. La tiene durísima. Lo mismo
Escalante, quien se la masajea con la mano.
“No paren”,
pide el camarógrafo quien acerca más la lente y reacomoda las luces para que su
sombra no se proyecte.
“que no se me
note mucho la cara, huevón”, pide el chofer.
“No pierdas
el ritmo; confía en mí”
El actor
continúa metiendo su lengua al ano de Fernando. Luego se para y le comienza a
clavar su verga poco a poco. Lo bombea lento y va aumentando la fuerza de las
embestidas, poco a poco. Los gemidos y jadeos de ambos se incrementan, poco a
poco. César aprovecha para tomar la cara de Fernando, quien no finge gozárselo:
¡lo goza!
Escalante
aprovecha que su camarógrafo está agachado, mostrando su ano cerradito, le
acerca su pinga y se la soba entre las nalgas, poco a poco.
El chofer no
resiste más y dispara su semen dentro del ano de Fernando quien fuerza los
músculos de su vientre y expulsa pedos para demostrar que el esperma estaba
allí dentro. El fluido cae por sus abductores.
César corta
mientras Escalante pone un plástico que cubre el piso y el sofá; entonces, el
chofer besa el cuello del otro actor ocultando su cara tras la nuca.
Fernando está
de pie masturbándose cada vez más fuerte, más fuerte, más fuerte. Da un gran
gemido. Dispara toda su leche. Se relaja moviendo su culo en el paquete del
chofer a ver si puede estimularlo. Lo logra.
“Corten”,
dice Escalante.
César apaga
la cámara.
Cuidándose de
no pisar el semen que ha caído en el plástico, Escalante se para sobre él, hace
que Fernando se agache y que le mame la pinga erecta. El chofer, que también la
tiene dura otra vez, cede el turno a César, quien no demora más tiempo e
introduce todo su falo en ese hoyo goloso a pesar que ya no está tan dilatado
como durante la grabación; pero así apretadito se siente más rico, piensa.
El chofer se
arrodilla en el sofá de tal manera que pueda poner su miembro a la altura del
ano de Escalante, echa saliva a la cabecita, hace que se incline un poco y se la zampa pasito a paso.
Por su lado, César
no aguanta y eyacula dentro del ano de Fernando.
La cosa entre
Escalante y su chofer aún tiene para buen rato.
La luz de
Lima tras la ventana de la sala, en aquel departamento miraflorino, comienza a
pasar del blanco al negro.
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