Alejo y Flavio posan desnudos como luchadores y terminan cachando frente a cámara.
Justo antes de las 11:00 de ese domingo por la
mañana, Enrique acomoda una especie de alfombra acolchada ploma al lado de la
piscina y teniendo como fondo la pared poblada de arbustos que forma una
especie de segundo tapiz. En el umbral de la mampara que conecta al patio
trasero, Alejo termina de acomodarse un casco de utilería, parecido al de los
legionarios romanos; Flavio, a su lado, se repasa el óleo sobre su cuerpo.
“enrique la chupa
rico”, le arma conversación.
“¿Qué tal la
chupas tú?”
Flavio sonríe y
entrega un frasquito a Alejo.
“échate el óleo”.
Flavio se coloca
el casco y se calza unas sandalias de tiras hechas a propósito de la sesión.
“Ya saben en qué
consiste la acción, ¿no?”, se les aproxima Willy. “Vamos a interpretar una
pelea cuerpo a cuerpo. La idea no es que se agarren a golpes sino que sus
rostros y sus músculos muestren una gran expresividad”.
“Yo no sé defensa
personal”, aclara Flavio.
“Pero yo sí”,
indica Alejo.
“Genial, entonces
tú lo guías”.
Los modelos no
tienen nada más sobre el cuerpo excepto los cascos y las sandalias. Están
desnudos. Ambos se colocan sobre la alfombra frente a frente.
“¿Listos?”,
consulta Willy.
Ambos modelos
confirman. Comienzan tomándose de las manos y tratando de empujarse mutuamente
poniendo el pecho como ariete. Sus brazos, espalda, culo y piernas se tensan.
Willy se quita
rápidamente la ropa y se mete a la piscina totalmente desnudo con tal de tener
mejores ángulos.
“Comiencen con
las llaves”, indica.
Alejo se coloca
tras de Flavio y le inmoviliza los brazos haciendo que éste segundo luzca mejor
sus pectorales y bíceps. Es inevitable que el pubis de alejo roce las enormes y
redondas (y firmes) nalgas de Flavio: su pene comienza a ponerse erecto.
Enrique graba
todo con su celular desde el fondo del patio. Luego, Flavio se coloca detrás de
Alejo, quien ya tiene su verga al palo.
“Sumisión”,
indica Willy.
Flavio y Alejo se
acuestan sobre la alfombra y se revuelcan sobre ella y uno encima del otro
simulando la lucha cuerpo a cuerpo. Willy no pierde oportunidad para probar
diferentes ángulos. Alejo sigue con el pene erecto y el de Flavio comienza a
responder hasta ponerse duro: es cabezón, un poco como hongo, unos 15 centímetros
quizás. Evidentemente, ambos chicos están excitados.
“Listo”, indica
Willy. “Excelente”.
“Yo creo que
falta”, se acerca enrique.
“No, ya está
todo”, reitera Willy.
“Chicos, díganme
la verdad: ¿están cachondos, no?”
“Yo sí”, se apura
en responder Flavio.
“¿Cómo cachondos?”,
duda Alejo.
“Arrechos”,
aclara Willy.
“Miren, chavos”,
propone enrique, “ya cada uno tiene asegurado sus mil soles por cabeza… Yo les
propongo otros mil más y… cogen frente a cámara”.
Willy, que
continúa calato, se sorprende.
“Yo acepto”, se
apresura a decir Flavio otra vez.
Alejo se queda
callado pero no de sorpresa: está haciendo matemáticas. en solo hora y media ya
se ganó mil soles y sin hacer mayor esfuerzo que posar calato y con la verga
parada, y encima jugar a la peleíta con Flavio. ¿Y ahora otros mil por cachar?
Esos dos mil solo se los ganaría en 25 días de jornalero o en doce y medio
manejando tractor… y jornada completa encima.
“Pero yo solo
hago de activo”, avisa.
“Tu verga dentro
de mi culo se verá mejor en las fotos que la mía dentro del tuyo”, sonríe
Flavio, cuya pichula cabeza de hongo comienza a despertar otra vez.
“Y otros mil más
a ti”, anuncia enrique a Willy.
en poquito más de
cinco minutos, Alejo y Flavio ya se están besando en la boca. Las manos del
primero bajan por la espalda hasta acariciar las nalgotas del segundo. Willy
obtura y obtura.
“Date la vuelta,
Flavio… bésale el cuello, Alex… no le dejes marca”, indica el fotógrafo, quien
vuelve a meterse a la piscina para ganar mejor ángulo, en especial de todo el
cuerpo de Flavio, quien debajo de su rasurado vello púbico, ya tiene su pene
erecto. Desde el fondo, enrique graba todo con su celular: si no le sale un
corto porno gay, al menos le saldrá un caliente making-off.
“Chúpasela,
Flavio”.
El modelo se
arrodilla sobre la alfombra y comienza a succionar los 18 centímetros de su
compañero. Aunque debiera, no actúa; disfruta practicando sexo oral. Willy
sigue tomando fotos, aunque en realidad el agua oculta su erección. Nada del
otro mundo, unos 16 centímetros ni grueso ni delgado.
“¿Chupas culo,
Alejo?”, consulta Willy.
“sí”, responde el
chico con seguridad.
“Hazle un buen
beso negro, entonces”.
Mientras los
modelos toman posición, enrique camina a otro lado del patio para tener otro
ángulo. Un enorme pene se marca bajo su bermuda.
Ya en cuatro,
Alejo separa los dos enormes y firmes glúteos de Flavio y los chupa
ruidosamente. El pasivo comienza a gemir:
“Así… méteme la
lengua… qué rico… sigue”.
Willy sigue
metido en la piscina tomando fotos. El agua fría no baja en absoluto su
erección.
“¿Lo notas
dilatado?”, consulta.
“Tengo
lubricante”, avisa enrique acercándose del otro lado de la piscina. “¿Estás
limpio, Flavio?”,
El modelo asiente
con la cabeza mientras Alejo le examina el ano:
“Ya está dilatado”.
Enrique entrega
el lubricante aAlejo quien se lo unta generosamente en su pene erecto y luego
en el ano de Flavio. Enrique se aleja y vuelve a grabar con su celular.
“Métesela
despacio”, instruye Willy.
Alejo comienza a
introducir su pinga como le dicen. Flavio se queja de dolor pero respira hondo
y ccorto y relaja su esfínter. En pocos segundos, la verga ya está metida
dentro del agujero.
“Muévete
despacio… no quiero que salga borroso”, pide Willy.
Alejo ccomienza a
ccachar a Flavio de manera más pausada, y eso le recuerda la forma cómo cacha
al Padre Alberto o a Pedro, y eso lo excita mucho.
Willy se deja de
recatos, sale de la piscina a conseguir mejores ángulos para fotografiar la
penetración y revela su pene al palo. Enrique también lo graba.
“Piernas al hombro,
pero las piernas bien abiertas para verlo en la cámara”,pide el fotógrafo.
“Pajéate, Flavio; quiero ver tu pene erecto”.
Continúan en la
nueva pose. Alejo ha resultado ser una revelación porque hasta ese momento, ni
señas de querer eyacular, algo que no pasa con su compañero de escena:
“No aguanto… me
vengo”.
“Solo un par de
minutos más”, pide Willy.
“Me vengo, ¡Me
vengo!”
Flavio suelta
todo su semen por su abdomen perfecto. Una ráfaga va hasta su pecho. Mientras
tanto, su recto estrangula la pinga que tiene dentro.
“Pajéate, Alejo”,
pide Willy.
El otro modelo
saca su pene, lo masajea con cierta firmeza, se concentra en las sesiones de
sexo de San Sebastián, las del cuartel, donde además de instrucción militar
recibió instrucción sexual y suelta su leche sobre el cuerpo de Flavio.
El sol de casi
mediodía comienza a enrojecer la piel de todos.
“Nos damos un
regaderazo, chicos?”, invita Enrique…
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