En la sala, César está sentado sobre el sofá mientras Sosa le mama la pinga alternándose con Escalante, a quien Fernando le practica un beso negro. Todos están totalmente desnudos. Gibrán hace una seña a Alexis y se van al dormitorio principal.
Fernando separa
sus labios y lengua del ano de Escalante, se arrodilla, saca un condón de su
pantalón tirado en el suelo, se lo pone en su pinga, y tras escupir un poco de
saliva entre las nalgas, se la va metiendo de a pocos. Escalante se queja bien
quedo mientras sigue mamando el pene a su camarógrafo, lo que Sosa aprovecha
para besarlo en la boca:
“Métemela le
dice en la oreja.
“Siéntate
encima”.
Abelardo se pone de pie, y mientras César se acomoda,
se pasa saliva por su ano, se mete un poco el dedo y se sienta encima. Comienza
a rebotar cuando tiene todo el falo rellenándole el agujero del culo.
Al interior
del dormitorio, Alexis y Gibrán disfrutan un sesenta y nueve, en el que
combinan indistintamente fellatios y
besos negros. Tras varios minutos, el primero empuja al otro chico hacia
adelante mientras se repliega hasta arrodillarse y, aprovechando la lubricación
natural de su pene erecto, lo penetra por el ano, y comienza a bombearlo
rítmicamente.
“Así, rico,
así, hazlo así”, anima el dueño de casa.
“¿Te gusta cómo
te la meto?”
“Me encanta”.
En la sala, ,
Sosa recibe al mismo tiempo las vergas de César y Fernando en su culo, en tanto
que se la chupa a Escalante. No tarda mucho en que la leche del director de
reparto se dispara dentro de su boca.
“Como en los
viejos tiempos”, le susurra.
Los otros dos
penetradores todavía tienen para rato.
En el
dormitorio principal, Alexis bombea con mucha mayor fuerza hasta que preña con
su leche el recto de Gibrán; entonces lo pone boca arriba, y le chupa la pinga
hasta que eyacula en la boca.
Cuando
regresa a la sala, Escalante lame el esperma que Fernando y César han disparado
entre las nalgas de Abelardo, mientras los dos muchachos descansan a un lado,
besándose en la boca:
“¿Tienes
leche para un segundo round?”,
consulta el venezolano.
“Será de
probar”, sonríe el camarógrafo.
Alexis se
prepara otro trago, mientras al fondo Gibrán entra al baño. Se sienta junto a
Fernando y comienza a acariciarle los muslos y la entrepierna mientras da
sorbos a su cuba.
“Pensé que ya
no regresabas, chamo”, le sonríe.
Alexis le
corresponde.
Escalante
ahora está entre las piernas de Sosa chupándole la pija hasta que evidentemente
el ex futbolista llega al orgasmo. Gibrán regresa a la sala y se sienta al lado
de Alexis.
“¿Quedaste insatisfecho,
papi?”
“¿Y tú?”
“También”,
sonríe.
Ambos se
besan en la boca. Escalante los interrumpe.
“¿Tendrás más
hielo, por favor?”, consulta con cierta impertinencia.
“Claro”,
responde el anfitrión. “Iré a buscar a la cocina”.
Apenas Gibrán
se levanta, Escalante ocupa su lugar.
“Te armaste
bien con el chibolo, ¿no?”, palmea burlonamente el enorme muslo de Alexis.
“No seas
rochoso”.
“Yo no volví
a las andadas con el perdedor de Cruzado, te recordaré”.
“No hables
así de Evandro”.
Gibrán
regresa con el hielo.
“Tranquilo, Alex”, vuelve a palmear el muslo Escalante. “Cuando ella vea que necesita abrir otra función, ya verás”.
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