Enrique entrega primero un chequezote a José Luis, y luego ambos entregan sus nalgas a Eliezer y Salaverry.
“No puedo creer que finalmente lo hicieron”, reacciona Salaverry.
en la casa de
campo que posee José Luis cerca de Piura están reunidos su asesor principal, Eliezer y Enrique, quien entrega un pequeño sobre al dueño de casa.
José Luis lo abre y los ojos casi se le desorbitan. Mira a Salaverry y Eliezer:
“¿Y esto?”
“La historia
porno gay del campeón latinoamericano de natación censurado por dopaje va a
tener millones de vistas, así que el estudio se convenció de adelantar algunos
pagos”.
“Pero esto es un
culo”, comenta algo desconcertado, José Luis.
“Y es solo el
inicio”, sella Enrique.
Salaverry
carraspea:
“Va a perdonarme
la pregunta, pero creo que en este punto debo hacerla: ¿el origen de ese
dinero… es lícito?”
Enrique sonríe:
“Las drogas, las
armas de fuego y el sexo son los negocios que mueven fortunas que escandalizan
a Forbes, pero que nunca las consideran en sus conteos anuales”.
“Las drogas y las
armas no tienen fuentes legales de financiamiento”, observa Salaverry. “No sé
si el sexo también”.
“Casi nada tiene
una fuente legal de financiamiento, pero tranquilícese: recuerde que mucha
gente precompra contenido, y son millones de gays alrededor del mundo”.
Salaverry no sabe
qué replicar.
“¿Y luego?”,
interviene Eliezer. “Cuando el video porno
salga y la gente note que es en la Piscina Comunitaria, y lo conecte con los
días que cerramos, quizás cuestionen a José Luis”.
”Todo está bajo
control”, sonríe Enrique. “Mientras no se reprima a la comunidad gay o bi, será
la misma comunidad la que proteja a José Luis, y vote por él”.
Eliezer y
Salaverry se miran algo escépticos, pero el cheque de cinco dígitos –cuatro
ceros—parece tranquilizarlos por ahora.
“Celebremos,
¿no?”, anima José Luis, quien se levanta, se acerca a enrique, lo abraza y le
da un beso en la boca; le hace una seña para que lo siga.
Cuando ambos se
ponen en camino, Salaverry mira a Eliezer quien le contesta con una sonrisa, un
guiño de ojo y la misma seña para seguir a los dos primeros amantes.
Ya en el cuarto
de José Luis, los cuatro varones se desnudan por completo. Se arrodillan en el
centro de la cama haciendo una cruz con sus piernas. Se abrazan, se acarician
las espaldas y los culos, se besan en la boca. Sus cuatro penes comienzan
a ponerse duros, y aunque no son iguales en tamaño, se hacen contacto. Los de
enrique y de Salaverry brotan mucho líquido preseminal.
“Hagamos ronda”,
propone el mexicano.
Enrique besa el
cuello a Salaverry, éste hace lo mismo con el de José Luis, éste con el de
Eliezer y finalmente este último con el de Enrique. Así se cierra todo el
circuito.
A continuación,
enrique y José Luis se ponen en cuatro
patas abriendo bien las nalgas. Salaverry lame el ano a su jefe, José Luis;Eliezer vuelve a disfrutar
del trasero azteca de Enrique. Los dos beneficiarios del beso negro juntan sus labios y sus lenguas.
Cuando los anos
de esos dos hombres están dilatados, Salaverry unta con su líquido preseminal
el agujero de José Luis, mientras Eliezer se coloca un condón y le unta mucho
lubricante; lo coloca y comienza a empujar. Salaverry también se protege con un
condón y comienza a meter sus 18 centímetros gruesos y venudos dentro del culo de su
jefe.
En un par de
minutos, el sexo anal comienza a calentar motores. Bombeos lentos que poco a
poco se irán incrementando hasta el clásico chasquido de las caderas contra las
nalgas de los pasivos, quienes ahora gimen y jadean como condenados.
Salaverry
disfruta viendo cómo su pinga entra y sale del culo de José Luis; eliezer se
solaza viendo el gesto del otro asesor, casi no toma atención de cómo sodomiza
a Enrique. Entonces, Salaverry forma en su rostro ese rictus característico de
que la eyaculación está cerca:
“Las voy a dar,
mierda”, avisa.
Salaverry ruge:
es evidente que ya llegó al orgasmo. Eliezer lo comprueba porque deja de
moverse, saca su pene con el condón manchado de blanco, signo inequívoco que ya
expulsó su semen. Recupera el aliento y se relaja.
José Luis se
levanta:
“Luces
intelectual y todo eso, pero a la hora de cachar, eres arrechísimo”, le dice.
Salaverry solo
sonríe mientras se seca una gotita de sudor que cae por su frente, y se soba su
pene semi-flácido.
Eliezer tiene
para rato aún, pero sabe que el culo de Enrique es aguantador.
José Luis hace
otra seña a Salaverry. Ambos se van a la ducha.
Ya dentro, bajo
el agua, el dueño de casa acaricia el velludo cuerpo de su asesor mientras le
unta el jabón.
“Me encanta cómo
me cachas… ¿por qué preguntaste a Enrique si su dinero es limpio?”
“Me gusta tu culo porque sigue bien firme, pelu; pero…
¿acaso no viste la cantidad de ceros que tenía ese cheque? Encima, son dólares.
¿Cómo vamos a justificar eso ante la Onpe?”
José Luis da un
beso en la boca a salaverry, a la vez que le acaricia la pinga y las bolas:
“Lo pitufeamos
como hacen todos… Para eso contraté al hijo del Capi. Enrique tiene a sus
chicos. Ya he pensado en eso”.
“¿en serio no te
preocupa que pueda ser plata de narcos? Es cuerpón, vergón, hermoso culo, se
nota que aguanta bien la pinga; pero también es mexicano, joven, con plata
suficiente para comprarse de un sopapo una casa en Los ejidos. ¿en serio crees
que la pornografía gay dé tanto?”
“Si fuera narco,
alguno de nuestros amigos policías nos hubiera dicho algo, en especial esos que
les gusta meter pinga y que les metan bien la pinga”.
“¿Y si quizás no
nos dicen nada porque… también te están investigando? Recuerda que fui policía,
trabajé en Inteligencia. Si debemos dejar que nos metan un dildo por el culo
con tal de conseguir información valiosa, nos abrimos de nalgas”.
José Luis mira a
Salaverry con cierta perplejidad mientras le sigue acariciando el pene y los
testículos, tanto, que otra vez hay una erección.
Afuera, Eliezer
sigue cachando con intensidad el culo de Enrique.
Y para terminar, te dejamos con una porno gay | Tuitéanos | hunks.piura@gmail.com
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