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viernes, 18 de noviembre de 2022

ASS (53): Somos hombres, ¿no?

    

    


Tras su jornada de prácticas, Pedro descansa totalmente desnudo en el dormitorio de la casa que ocupa Eliezer en Castilla. Tocan su puerta. Despierta y lo primero que nota es que su pene está duro como piedra.

No siente roche de taparse la erección así que se levanta y abre la puerta; total, allí solo viven Eliezer y él…

¿qué tal susto!

“Bu-bu-bue…”, dice un chico fornido cubierto por un un uniforme de sereno.

Pedro se queda congelado allí, con la puerta abierta, y el pene duro.

“Su-su-su… don Eliezer me mandó para ver si necesita ir a alguna parte”.

Pedro lleva una de sus manos hacia su miembro erecto para cubrirlo, sin mucho éxito.

“No”, responde tragando saliva y aliviándose del susto. “Me quedaré aquí”.

“Ah, entonces… puedo retirarme, si gusta”.

“¿Qué hora es?”, se pregunta Pedro, ya con su pene semi-erecto. Voltea hacia la mesa de noche.

El sereno le mira las nalgas lampiñas y redondas, firmes y bien formadas. Ahora su pene es el que comienza a ponerse duro.

“Va a ser las cinco”, reacciona Pedro, ensimismado.

“entonces, me regreso a la base, si usted no tiene problemas”.

Pedro se pasa la mano por la cara. Su pene ya no está erecto ahora, pero una gota de líquido preseminal rueda por su muslo derecho, producto de la lubricación interna de su miembro.

“¿qué harás en la base?”

“Aburrirme esperando órdenes”, responde el sereno, con una ligera sonrisa.

“Ah, perdona que esté calato y…”

“No, joven, no se preocupe… es normal… somos hombres”.

“Pero estaba con la… con el… ufff”.

“Seguro estaba durmiendo rico, digo, profundo, y a lo mejor estaba soñando algo… ya sabe”.

Pedro sonríe:

“Mejor entra y cierra la puerta; no quiero que llegue mi tío y crea que tú y yo hemos…”

“¿Tenido relaciones?”

Pedro vuelve a sonreír:

“No es mi intención ofenderte”.

El sereno entra al cuarto y cierra la puerta tras de sí.

“No se preocupe, joven”, tranquiliza. ”yo sé que si entrara y sospechara eso, usted lo negaría totalmente”.

“¿Por qué estás tan seguro de eso…? ¿Me dijiste tu nombre?”

“Huamán. Todos me dicen Huamán en el serenazgo”.

Pedro se sonríe otra vez:

“¿Por qué estás tan seguro de que yo negaría que tú y yo tuvimos relaciones sexuales, Huamán?”

“Porque se nota que usted es legal, joven…”

“Pedro… Mi nombre es Pedro”.

“Usted es legal, joven Pedro… y… si hubiese sido verdad, yo no me avergonzaría… Por lo menos me culparían de haber tenido relaciones con un joven tan legal y… guapo, como usted, y no con alguno de esos choros y gente de mal vivir que capturamos”.

“Debería tomarlo como un piropo, ¿no?”

“Usted vea, joven Pedro”.

Entonces el sereno le mira la entrepierna. Pedro se da cuenta y baja su mirada también: su pene está erecto otra vez. A continuación, mira de nuevo a Huamán.

“Mejor voy a ducharme”, avisa Pedro con una media sonrisa.

“yo lo espero, joven. Con su permiso, me retiro”.

“Hazme conversación al menos… mientras me ducho… si mi tío llega, le diré la verdad”.

“¿También le dirá que lo vi con la pinga al palo?”, Huamán baja un poco el tono de su voz.

“A la mierda con eso… Tú estás en ventaja: estás vestido”.

“¿Quiere verme calato, joven?”, se arriesga Huamán.

Pedro lo piensa unos segundos.

“No sería mala idea”, responde.

El sereno sonríe y, sin esperar confirmación, se saca el polo entallado, revelando un pecho fuerte y masivo, quizás no con un abdomen definido pero sí plano, sin llantitas. Se desabrocha la correa de tela y se inclina a sacarse las botas. Entonces, se desabrocha el pantalón, se baja la cremallera. Al bajarse el pantalón, un coqueto micro-bóxer cachetero color blanco contrasta con la piel cobriza del muchacho. Y esas piernas, son simplemente dos troncos de árbol añejo, fuertes, anchos, velludos.

Aunque lo que llama la atención de Pedro es lo que aparenta ser un pequeño tronco que se marca en la tela blanca de la ropa interior.

Huamán se saca las medias, por fin.

“¿¡Sigo, joven Pedro?”

“Somos hombres… ¿no?”, sonríe el aludido.

Huamán se baja el micro-bóxer: efectivamente su pene está erecto… y no es tan pequeño como parecía. Mas bien es gordito y parece lubricar mucho a juzgar por el brillo del glande. Quizás necesita un poco de recorte en el vello púbico. Quizás no.

“ya estamos calatos los dos”, anuncia el sereno con una sonrisa cachonda.

“y con el pene erecto”, agrega Pedro.

“Somos hombres”, reitera Huamán.

El joven anfitrión vuelve a sonreír:

“Solo falta que tengamos relaciones sexuales”.

Huamán sonríe también:

“No me jodería”.

Ambos jóvenes se miran fijamente a los ojos. Entonces, Pedro ya no puede más con la excitación. Se acerca a Huamán, pega su cuerpo y lo acaricia:

“Tienes la piel suave”, le susurra.

“Tú también”.

Pedro, entonces, aproxima su cara a la de Huamán. Lo besa en la boca. Mientras las lenguas de ambos  combaten golosamente, sus manos recorren las espaldas y los culos mientras sus penes erectos se refriegan uno contra el otro.

Huamán, entonces, toma la iniciativa y empuja a Pedro a la cama logrando acostarlo boca arriba. Luego, descansa toda su humanidad encima de ese terso cuerpo.  Pedro abre sus piernas y está dispuesto a sentir cómo la masculinidad del sereno se puede hundir en su culo, cuando…

“¡ya vine!”, se oye desde el pasadizo.

Pedro y Huamán se dejan de besar y se miran sudorosos y estupefactos.

Y para terminar, te dejamos con un video porno gay.


domingo, 28 de noviembre de 2021

ASS (05): Sexo entre legionarios

Alejo y Flavio posan desnudos como luchadores y terminan cachando frente a cámara.


 

 Justo antes de las 11:00 de ese domingo por la mañana, Enrique acomoda una especie de alfombra acolchada ploma al lado de la piscina y teniendo como fondo la pared poblada de arbustos que forma una especie de segundo tapiz. En el umbral de la mampara que conecta al patio trasero, Alejo termina de acomodarse un casco de utilería, parecido al de los legionarios romanos; Flavio, a su lado, se repasa el óleo sobre su cuerpo.

“enrique la chupa rico”, le arma conversación.

“¿Qué tal la chupas tú?”

Flavio sonríe y entrega un frasquito a Alejo.

“échate el óleo”.

Flavio se coloca el casco y se calza unas sandalias de tiras hechas a propósito de la sesión.

“Ya saben en qué consiste la acción, ¿no?”, se les aproxima Willy. “Vamos a interpretar una pelea cuerpo a cuerpo. La idea no es que se agarren a golpes sino que sus rostros y sus músculos muestren una gran expresividad”.

“Yo no sé defensa personal”, aclara Flavio.

“Pero yo sí”, indica Alejo.

“Genial, entonces tú lo guías”.

Los modelos no tienen nada más sobre el cuerpo excepto los cascos y las sandalias. Están desnudos. Ambos se colocan sobre la alfombra frente a frente.

“¿Listos?”, consulta Willy.

Ambos modelos confirman. Comienzan tomándose de las manos y tratando de empujarse mutuamente poniendo el pecho como ariete. Sus brazos, espalda, culo y piernas se tensan.

Willy se quita rápidamente la ropa y se mete a la piscina totalmente desnudo con tal de tener mejores ángulos.

“Comiencen con las llaves”, indica.

Alejo se coloca tras de Flavio y le inmoviliza los brazos haciendo que éste segundo luzca mejor sus pectorales y bíceps. Es inevitable que el pubis de alejo roce las enormes y redondas (y firmes) nalgas de Flavio: su pene comienza a ponerse erecto.

Enrique graba todo con su celular desde el fondo del patio. Luego, Flavio se coloca detrás de Alejo, quien ya tiene su verga al palo.

“Sumisión”, indica Willy.

Flavio y Alejo se acuestan sobre la alfombra y se revuelcan sobre ella y uno encima del otro simulando la lucha cuerpo a cuerpo. Willy no pierde oportunidad para probar diferentes ángulos. Alejo sigue con el pene erecto y el de Flavio comienza a responder hasta ponerse duro: es cabezón, un poco como hongo, unos 15 centímetros quizás. Evidentemente, ambos chicos están excitados.

“Listo”, indica Willy. “Excelente”.

“Yo creo que falta”, se acerca enrique.

“No, ya está todo”, reitera Willy.

“Chicos, díganme la verdad: ¿están cachondos, no?”

“Yo sí”, se apura en responder Flavio.

“¿Cómo cachondos?”, duda Alejo.

“Arrechos”, aclara Willy.

“Miren, chavos”, propone enrique, “ya cada uno tiene asegurado sus mil soles por cabeza… Yo les propongo otros mil más y… cogen frente a cámara”.

Willy, que continúa calato, se sorprende.

“Yo acepto”, se apresura a decir Flavio otra vez.

Alejo se queda callado pero no de sorpresa: está haciendo matemáticas. en solo hora y media ya se ganó mil soles y sin hacer mayor esfuerzo que posar calato y con la verga parada, y encima jugar a la peleíta con Flavio. ¿Y ahora otros mil por cachar? Esos dos mil solo se los ganaría en 25 días de jornalero o en doce y medio manejando tractor… y jornada completa encima.

“Pero yo solo hago de activo”, avisa.

“Tu verga dentro de mi culo se verá mejor en las fotos que la mía dentro del tuyo”, sonríe Flavio, cuya pichula cabeza de hongo comienza a despertar otra vez.

“Y otros mil más a ti”, anuncia enrique a Willy.

en poquito más de cinco minutos, Alejo y Flavio ya se están besando en la boca. Las manos del primero bajan por la espalda hasta acariciar las nalgotas del segundo. Willy obtura y obtura.

“Date la vuelta, Flavio… bésale el cuello, Alex… no le dejes marca”, indica el fotógrafo, quien vuelve a meterse a la piscina para ganar mejor ángulo, en especial de todo el cuerpo de Flavio, quien debajo de su rasurado vello púbico, ya tiene su pene erecto. Desde el fondo, enrique graba todo con su celular: si no le sale un corto porno gay, al menos le saldrá un caliente making-off.

“Chúpasela, Flavio”.

El modelo se arrodilla sobre la alfombra y comienza a succionar los 18 centímetros de su compañero. Aunque debiera, no actúa; disfruta practicando sexo oral. Willy sigue tomando fotos, aunque en realidad el agua oculta su erección. Nada del otro mundo, unos 16 centímetros ni grueso ni delgado.

“¿Chupas culo, Alejo?”, consulta Willy.

“sí”, responde el chico con seguridad.

“Hazle un buen beso negro, entonces”.

Mientras los modelos toman posición, enrique camina a otro lado del patio para tener otro ángulo. Un enorme pene se marca bajo su bermuda.

Ya en cuatro, Alejo separa los dos enormes y firmes glúteos de Flavio y los chupa ruidosamente. El pasivo comienza a gemir:

“Así… méteme la lengua… qué rico… sigue”.

Willy sigue metido en la piscina tomando fotos. El agua fría no baja en absoluto su erección.

“¿Lo notas dilatado?”, consulta.

“Tengo lubricante”, avisa enrique acercándose del otro lado de la piscina. “¿Estás limpio, Flavio?”,

El modelo asiente con la cabeza mientras Alejo le examina el ano:

“Ya está dilatado”.

Enrique entrega el lubricante aAlejo quien se lo unta generosamente en su pene erecto y luego en el ano de Flavio. Enrique se aleja y vuelve a grabar con su celular.

“Métesela despacio”, instruye Willy.

Alejo comienza a introducir su pinga como le dicen. Flavio se queja de dolor pero respira hondo y ccorto y relaja su esfínter. En pocos segundos, la verga ya está metida dentro del agujero.

“Muévete despacio… no quiero que salga borroso”, pide Willy.

Alejo ccomienza a ccachar a Flavio de manera más pausada, y eso le recuerda la forma cómo cacha al Padre Alberto o a Pedro, y eso lo excita mucho.

Willy se deja de recatos, sale de la piscina a conseguir mejores ángulos para fotografiar la penetración y revela su pene al palo. Enrique también lo graba.

“Piernas al hombro, pero las piernas bien abiertas para verlo en la cámara”,pide el fotógrafo. “Pajéate, Flavio; quiero ver tu pene erecto”.

Continúan en la nueva pose. Alejo ha resultado ser una revelación porque hasta ese momento, ni señas de querer eyacular, algo que no pasa con su compañero de escena:

“No aguanto… me vengo”.

“Solo un par de minutos más”, pide Willy.

“Me vengo, ¡Me vengo!”

Flavio suelta todo su semen por su abdomen perfecto. Una ráfaga va hasta su pecho. Mientras tanto, su recto estrangula la pinga que tiene dentro.

“Pajéate, Alejo”, pide Willy.

El otro modelo saca su pene, lo masajea con cierta firmeza, se concentra en las sesiones de sexo de San Sebastián, las del cuartel, donde además de instrucción militar recibió instrucción sexual y suelta su leche sobre el cuerpo de Flavio.

El sol de casi mediodía comienza a enrojecer la piel de todos.

“Nos damos un regaderazo, chicos?”, invita Enrique…

Y para terminar,te dejamos con una porno.

lunes, 2 de enero de 2012

sot/2012-01: El vecino

Este es mi informe. Yo, 24 años, mi miembro mide 18 cm en erección, soy algo velludo, poco atlético, pero bien marcado y bien parecido.

15NOV11
9:17
Uno de los colegas me pide que le cuide su casa, debido a que planea irse de vacaciones con su familia, aprovechando el fin de año. Yo acepto.

2DIC11
17:32
Con las llaves en mi poder, llego a la casa de mi colega. Traigo una mochila con alguna ropa. Paso la primera tarde viendo televisión, aburrido.

3DIC11
15:22
Luego del trabajo llego a la casa. En la casa del costado hay un civil, como de mi edad, que me ve llegar y me saluda cort´´esmente.

15:40
Salgo a arreglar unas cosas en el jardín. Allí está el civil. Me vuelve a saludar. Se le nota tranquilo. Debe medir 1m65, y luce un polo y un short que me hacen pensar que practica mucho deporte, pues tiene cuerpo esbelto y músculos marcados. Destacan sus glúteos. Por hacerle conversación, le pregunto dónde hay una tienda cercana. Me da la información, y comenzamos a conversar.

18:35
Regreso tras jugar un partido de fulbito. Comienzo a desvestirme para tomar una ducha. Apenas me he quitado las zapatillas y las medias, cuando alguien toca el timbre. Es el civil, trayéndome un recibo de la casa de mi colega, que lo dejaron más temprano.
Lo invito a pasar, y comenzamos a charlar. Es técnico de computación, y trabaja en una oficina pública. Su manera de hablar me revela que podría gustarle la nota, en especial por la manera cómo se me queda mirando a los ojos, y a mis piernas, que las tengo musculosas y velludas.
Descubre unos DVD de música de mi colega. Le digo que, si desea, los puede ver.
Yo aprovecho para ir a desvestirme y entrar a la ducha.

18:55
El vecino me pasa la voz. Le digo que estoy en el baño, afeitándome. Cuando lo escucho, está en la puerta del baño. Sólo visto unos calzoncillos tipo bikini. Nos quedamos en silencio, hasta que él se despide del todo. Noto que ahora me mira con cierta lascivia y timidez. Debajo de mi ropa interior, mi pene está en semi-erección.

6DIC11
16:22
Regreso del trabajo. Encuentro al vecino en su jardín regando. Me acerco a saludarlo, y le comento que traje unos DVD del Grupo 5, por si le interesa verlos.

17:40
El vecino llega. Yo he trasladado el televisor y el reproductor de DVD al cuarto de mi colega, para mi mayor comodidad, frente a su cama. El vecino y yo nos acomodamos para ver los videos. Visto sólo una bermuda y un polo. Genero una erección, y hago lo posible para que el vecino la vea, tocándome y acariciándome la pelvis y la entrepierna.

17:55
Mi plan resulta: confirmo que el vecino mira de reojo mi erección.

18:03
El vecino alaba mi bermuda. Le digo que el material es suave, que lo toque. Él procede, pero tímidamente. Lo exhorto a que verifique la calidad de la tela. Entonces, comienza a pasear su mano por mi bermuda hasta que se topa con mi pene erecto. No me hace ningún comentario, pero duda si seguir.
Me desabrocho la bermuda y le digo que la tela es fresca por dentro, que la toque. Él procede. Mientras toca el forro interior, su mano roza mi pene erecto bajo mi bikini. Al fin me hace una pregunta al respecto. Le respondo como no dándole importancia, pero que no me molestaría en que lo averigüe él mismo.
El vecino mete su mano dentro de mi bikini, y comienza a tocarme mi pene erecto, que está húmedo debido a mi líquido pre-seminal.
Súbitamente, él saca su mano de mi interior, se levanta y dice que nos veremos después, que tiene que hacer.
Lo despido, pero quedo con la duda de si me he propasado o no.

8DIC11
17:09
El vecino va a verme para preguntarme por un libro que tenía mi colega. Le digo que si quiere lo busque, y me voy al cuarto.
A los pocos minutos él ingresa. Yo estoy viendo un documental en un canal de cable. Él lo mira también, y se viene a sentar a mi costado, en la cama.
Yo sólo visto mi bermuda, ya que una vez que termine el documental. pienso ir a bañarme.
Vuelvo a generar una erección, y me quito la bermuda. Cojo la mano del vecino y la traigo sobre mi ropa interior para que me sobe mi miembro. Lo hace. Luego le pido que lo sobe por dentro. Lo hace. Yo me bajo un poco la prenda y dejo al descubierto mis genitales. El vecino comienza a masturbarme, y a acariciarme el vello púbico. Tengo una placentera sensación ya que mi fluído pre-seminal me lubrica y permite que la manipulación de mi pene sea suave. De vez en cuando también me acaricia los testículos.
Muy amablemente le pido que me haga sexo oral, pero él se niega con mucha dificultad. A pesar de todo, nuevamente explora con sus manos mi pene, mi vello púbico  y mis testículos. Los acaricia con su suave palma.
Tras unos minutos, se levanta, se despide, y se va a su casa.
Debido a mi estado de excitación sexual, decido masturbarme en el baño, fantaseando con él. Logro un orgasmo que no había sentido en mucho tiempo, además de tener una eyaculación potente y abundante.

10DIC11
23:10
El vecino y yo coincidimos en una discoteca. Ambos estamos con nuestros respectivos grupos de conocidos, pero de vez en cuando nos tratamos de ubicar entre la multitud.

11DIC11
2:36
Salgo de la discoteca, y decido ir a la casa, algo frustrado porque una chica a la que estaba seduciendo me rechazó y se fue con otro muchacho, que resultó siendo su amante de turno.
Justo en la puerta de salida, me encuentro al vecino, despidiéndose de sus amigos.
Le pregunto a dónde va, y me confirma que también va para su casa. Tomamos movilidad juntos.

2:52
Llegamos a la casa de mi colega. Lo invito a pasar, pues tengo algo de trago en la refrigeradora. Él acepta.
Nos ponemos a conversar.

3:18
El vecino bosteza, le digo que si quiere, puede descansar allí conmigo. Acepta, después de pensarlo un poco.
Nos vamos a la cama de mi colega. Comienzo a desvestirme hasta quedarme desnudo, tomo una toalla y me voy a la ducha. Dejo la puerta abierta.
En un par de minutos, él llega al baño, totalmente desnudo. Me pregunta si podemos compartir la ducha. Acepto. Comienzan los primeros toqueteos, y confirmo que tiene unas nalgas firmes y algo desarrolladas. a diferencia de mi, él es lampiño y se rasura su vello púbico. su pene mide unos 13 a 14 cm en erección.

3:32
El vecino y yo vamos desnudos a la cama. Me acuesto sobre él, y comienzo a besarle el cuello, luego los labios, hasta que le hago un beso francés. Él me acaricia la espalda con mucha ternura, y se abre de piernas, las que eleva hacia mis nalgas. Yo comienzo a sobar mi pene contra el suyo, aprovechando que mi fluído pre-seminal es abundante y permite que ambos miembros se lubriquen. Él comienza a jadear y gemir.
Me ruedo para hacer que él quede encima mío, y comienza a explorarme con su boca, desde el cuello hasta que llega a mi vello púbico. Me chupa un testículo, luego el otro, y atrapa los dos en su boca. Experimento mucho placer.
Le pido que me chupe el pene, y él acepta. Entonces, me hace un suave sexo oral con su boca cálida. Como soy incircunciso, me jala la telita del prepucio y usa su lengua para lammer por dentro, incluyendo mi glande. Luego sigue succionando.
Vuelve a besarme desde mis genitales hasta el cuello. Nos damos un beso en la boca.
se coloca de tal forma que mi pene erecto queda entre sus nalgas, las que usa para masajearlo.
En un momento determinado, se sienta sobre mis caderas, alza su trasero, se soba el glande de mi pene en su ano, y, tras ponerle un condón, comienza a introducírselo.
Se nota que le duele, porque la penetración completa se concreta tras varios minutos, y su gesto de dolor es evidente. Le digo que se relaje, respire profundo, y así reducir el dolor, técnica que funciona. Cuando eso sucede, él comienza a mecerce. Percibo que su ano es estrecho, por lo que mi pene queda muy apretado allí adentro.
Vuelvo a rodar hasta quedar en cúbito dorsal, y comienzo a batir mi cadera tan rápido como puedo. Aunque dice dolerle, me pide que no me detenga. Así puedo graduar la velocidad de mi penetración, y de vez en cuando saco todo mi miembro y se lo vuelvo a introducir con suavidad. mientras que él, con sus piernas, me atenaza la cintura.
Luego ruedo otro poco para quedar en la posición de piernas al hombro. Él comienza a masturbarse. Logra una eyaculación en pocos minutos. Luego, lo hago yo.

4:55
Anbos quedamos rendidos sobre la cama, desnudos.

10:09
El vecino se despierta, me pasa la voz y se va a su casa, tras lavarse y vestirse. Yo continúo durmiendo.

18:16
El vecino viene otra vez, trayendo un DVD con una película para adultos. La vemos juntos y volvemos a hacer el amor.
Es un buen amante, pero lo instruyo para que sea precavido y discreto, de tal modo que podamos seguir disfrutando de nuestros encuentros.

CONCLUSIÓN
Tras aquel primer encuentro, tenemos relaciones sexuales cada dos a tres días. Es un excelente amante, pero tengo que empezar a planear dejarlo, pues mi colega regresará pronto, y no quiero que el vecino se acostumbre a mi. Me costará dejarlo, pero, con tal de su beneficio y el mío, es lo mejor. Ya veré cómo hacemos para seguir teniendo sexo en el cuarto que alquilo.

Elaborado el 23DIC11 por SOT para Hunks of Piura Entertainment. © 2011.

¿Deseas comentarlo o compartir tu relato? hunks.piura@gmail.com

sábado, 17 de abril de 2021

La hermandad de la luna 3.1

Tito despierta en su mitad de la cama durmiendo de lado. La tiene durísima, pero antes de nada, cree que primero debe ir al baño. Gira y extiende su brazo derecho hacia la otra mitad y no halla nada, mejor dicho a nadie. Se sienta sobre la cama, se despereza, busca sus sandalias, una toalla y se cubre la cintura. Toma su bóxer y se lo pone justo encima de su pene erecto para disimular su estado de rigidez, y sale del dormitorio. Al entrar al pasillo, nota que el baño de la casa tiene la luz encendida, así que decide avanzar hasta la sala, abrir una puerta lateral, caminar otro largo pasillo hasta la lavandería, abrir otra puerta y entrar al baño del gimnasio, que se conecta no tan secretamente con la casa. Tito prende la luz eléctrica, se quita la toalla y la cuelga junto al bóxer en la misma ducha donde la noche anterior había descubierto a Owen en pleno aseo. El gladiador redibuja con precisión el cuerpo del joven negro en su cabeza y lo proyecta al cubículo como un holograma. Entonces, se pregunta cómo habrá amanecido su flamante instructor. Como sabe que a esa hora ningún alma entra a ninguna parte del AMW, avanza desnudo hacia la puerta que conecta al salón de entrenamiento, la abre con cuidado, y lo que hay sobre las colchonetas, iluminado con el rayo de luz que se escapa del baño lo deja otra vez boquiabierto: Owen está desnudo, sentado, espalda recta, cabeza algo levantada, leve sonrisa, ojos cerrados, ambas manos casi en el suelo con las yemas de los dedos unidas, las piernas recogidas pero no cruzadas, mas bien juntando la planta de los pies, y el pene erecto luciendo un largo y grosor que superan los suyos. Tito decide regresar al baño en silencio cuando, de pronto, Owen abre los ojos.

“Buenos días”.

El gladiador se queda mudo e inmóvil. El instructor se pone de pie, se le acerca, lo abraza pegándole su falo al vientre.

“Tiempo para tomar un baño”, le dice.

El pene de Tito se pone erecto de inmediato como toda respuesta. Y, aunque siente de nuevo la paz que había experimentado la mañana anterior, cierta energía comienza a fluir por todo su cuerpo y se concentra en la zona perineal. Tito jadea y gime profundamente, y eyacula en el pene erecto y el vientre de Owen, quien da respiros cada vez más profundos y reacciona de la misma forma. Una humedad amenaza pegar ambos pubis.

“Necesitamos un duchazo”, suspira el gladiador.


 

Adán se queda sorprendido al escuchar el relato. Va con Tito camino a la finca. Ambos han preferido caminar aprovechando la fresca mañana. A su paso, es un trecho de cuarenta a cuarenta y cinco minutos.

“¿Y todo eso pasó en un par de minutos, primo?”, pregunta el cuerpo de luchador.

 “¿Un par de minutos? A mí me pareció como media hora”.

“Será un milagro si el negro no se va hoy”.

“No me vengas con tus presentimientos; además, él me abrazó”.

“No sé qué pensar, pero solo te digo algo: no te encariñes con él como pasó con edú”.

“Bah, ese venezolano de mierda era, o es, un puto de primera; si esas duchas hablaran…”

“Oye, huevón. El asunto no es que el chico sea venezolano, o éste sea jamaicano, o aparezca un extraterrestre. El punto es que no puedes emocionarte con facilidad por alguien a quien apenas conoces”.

Los dos llegan a La Luna, y cuando acaban de tocar el timbre en el portón, una camioneta se divisa a un extremo de la pista al lado del canal.

“¿Christian a esta hora de la mañana?”, se extraña Tito.

La camioneta sigue hacercándose, y cuando Carlos les abre la puertecilla, pasa de largo, les toca claxon.

“Esos reconchasumadre”, refunfuña el gladiador al notar el logotipo de Luna Dorada en una de las puertas.


 

“No sé, muchachos: a mí me parece demasiado fácil pensar que ellos están detrás de la muerte de Manolo”, opina Adán mientras toma desayuno junto a Tito, Carlos y Frank.

“¿Cómo que no? ¿Quiénes han estado detrás de estas tierras hace meses? ¿Ya no recuerdas cómo se metieron la otra vez?”, observa el gladiador.

“Tiene sentido”, interviene Carlos. “Manolo los sacó a balazos; podría ser venganza”.

“Claro”, Adán sorbe un poco de café. “La lógica dice que si Manolo los botó a balazos, luego ellos lo mandaron a matar; pero… ¿por qué una empresa como Cruz Dorada se mancharía así la reputación ordenando un asesinato?”

“Porque tienen plata”, responde Tito. “La noticia ni siquiera ha salido en medios”.

“Bueno, ahí sí hay que ser bien honestos: la señora Esmeralda ha querido manejarlo todo con hermetismo extremo”, arguye Carlos. “Recuerda que hasta restringió el número de personas que asistirían al funeral”.

“Pero es por lo que sabemos, ¿no?”, lanza Adán.

Frank los ve en silencio y mil teorías pueblan su cabeza. El cuerpo de luchador se percata de esa mirada.

“¿Aún no le cuentas?”, clava los ojos en Carlos, quien se queda mudo. Frank mira de reojo a Tito, quien prefiere observar su café. Adán no pierde detalle de ese intercambio.

“Cuéntale tú, primo, entonces”, dice el luchador, quien sonríe algo frustrado. “NO entiendo por qué tanto secreto”.

“Cuéntamelo tú”, al fin abre la boca Frank.

“¿Sabes lo que es la estirpe?”

“Sí, Adán; mi tío Carlos me lo contó”.

“¿Sabes que la estirpe es una especie de secta secreta que …?”

“¡Ya, Adán!”, interrumpe Tito. “No fuerces las cosas. ¿Ya se te olvidó tu consejo?”

Adán queda en silencio, incómodo, y sirve un poco de café. El silencio en que se ha sumido la cocina permite escuchar a los horneros darle la bienvenida al nuevo día con sus trinos en notas descendentes.

“¿Ustedes tienen sexo entre ustedes, cierto?”, suelta Frank.

Tito casi se atora, Adán atomiza el café que tiene en la boca rociándolo a la mesa, Carlos suspira como sabiendo que ya no se puede contener más el secreto.

“¿Ustedes son parte de la estirpe?”, agrega el joven.

Carlos alza su mano izquierda y toca el redondo y musculoso hombro derecho de su sobrino:

“Creo que ha llegado la hora de que lo sepas todo”.

Frank luce normal, como si la noticia no le afectara.

 

viernes, 2 de septiembre de 2022

ASS (44): El nadador y el político… con el pene erecto

Enrique coordina todo para lanzar un nuevo talento porno gay: Julián.



En uno de los dormitorios de la extensa casa de Enrique en Los ejidos, Julián está arrodillado en el filo de la cama totalmente desnudo mientras Flavio le mama su pene. El experto actor y modelo porno gay también está desnudo. Julián mira cómo su miembro es succionado por la boca experta de su compañero sexual. Al recorrer con su mirada la espalda de Flavio y llegar a sus musculosas y redondas nalgas, mira cómo entre ellas la cara de Enrique se solaza metiendo su lengua al ano del chico.

Julián cree que ver un beso negro a otro pata es una cosa excitante, pero está inseguro sobre si él haría eso. Sí le había chupado y lamido la chucha a sus enamoradas, ¿pero a otro chico? Mejor prefiere no pensar.

A un lado de ellos, Willy mira la escena atentamente. Está sentado sobre una silla y solo viste su bóxer. Su pene está evidentemente erecto y se lo soba con la mano. Entonces mira a Julián:

“Tienes que hacerte a la idea de que va a verte mucha gente, pero a la vez tienes que meterte en la cabeza que todo debe parecer muy íntimo y natural”.

“Jodida la cosa”, sonríe el nadador, cuyo hermoso cuerpo desnudo y depilado de pies a cabeza luce como una escultura griega bajo la luz suave del cuarto.

El celular de enrique suena. Suelta las nalgas de Flavio, camina hasta un ccostado de Willy, coge el aparato, mira la pantalla:

“Me llegó la visita… Sigue tú, güey”, indica a Willy.

Enrique se pone el jean y una chompa encima de su cuerpo desnudo, se calza las zapatillas rápidamente y sale del cuarto. Willy se saca el bóxer y continúa el beso negro que su compañero inició en el culo de Flavio. Julián sigue ‘practicando’ cómo manejar su excitación mientras le chupan el pene.

“¿te animas a cacharlo de una vez?”, Willy lo desafía.

Julián duda.

En el primer piso de la casa, Enrique recibe a Eliezer. Ambos se sorprenden de la estampa de culturista que lucen. Se sientan en los muebles de la sala.

“entiendo que debes tener muchas cosas que hacer así que iré al grano”, se desahueva Enrique. “Quisiera que me faciliten la piscina comunitaria un par de días para grabar un video porno gay: te pago lo que me pidan y eso pueden ponerlo como aporte a la campaña sin necesidad de buscar un concepto de blanqueamiento”.

“¿Para cuándo la necesitas?”, se sorprende Eliezer.

“Esta semana… ustedes vean el mejor momento”.

“La huevada es cerrar una piscina de uso público…”

“Yo entiendo, Eliezer; pero comprenderás que no puedo grabar una porno gay a vista y paciencia de todo el mundo. ¿Cuento con ustedes?”

El asistente de Pelu se toma unos segundos.

“Déjalo de mi cuenta”, al fin responde sonriendo. “Y… ¿cuán fuertes serán las escenas que van a filmar?”

Enrique se deja de protocolos y comienza a acariciar la pierna de futbolista  que se maneja Eliezer, quien comienza a sentir que la pinga se le pone dura. Entonces, pone su mano encima de la del productor porno gay:

“Creo que sabemos cómo va a terminar esto y… no sé cómo decírtelo… yo… es decir… ustedes”.

“¿¿Qué pasa, Eliezer?”

“¿Ustedes están sanos? Mira que ahora ha aparecido esto de la viruela del mono, hay ese nuevo brote de Covid…, y el… el…”

“Estamos vacunados contra Covid, Eliezer. Y sobre viruela del mono, todos tenemos sexo solo entre nosotros”.

“Y el VIH?”

“Todos estamos controlados y tomamos Truvada ®… por cierto, deberían convertirlo en política de salud pública, especialmente para los gays y bi que aquí son más de lo que el censo dice”.

“Yo caché con uno de los chicos que trabaja para ti; Flavio creo que se llama. Él me dijo que es escort, ¿entonces qué me garantiza que no tenga algo más?”

Enrique sonríe comprensivo y deja de acariciar la pierna de Eliezer:

“¿Tú coges con el tal José Luis, cierto?”

“sí… así que imagínate si le da algo… los otros candidatos lo demolerían”.

Enrique sonríe de nuevo:

“Te entiendo… bueno, celebro que tu jefe no sea… promíscuo… y más bien, mándame tu cotización y la cuenta para depositar”.

Eliezer se incomoda al escuchar la insinuación sobre la conducta sexual de Pelu pero se las traga:

“Claro… Mañana a primera hora”.

Eliezer se levanta y se despide. Enrique lo acompaña siguiéndolo a propósito para ganarse con su hermoso culo. Entonces, el moreno frena en seco:

“Nunca he visto el porno que hacen… ¿dónde puedo encontrarlo?”

Enrique le sonríe: “Sígueme”.

Cuando ambos llegan al segundo piso, sobre la cama Flavio está en cuatro patas mientras Willy le acomete por el culo con su verga y Julián sigue delante de la boca del actor y modelo dejando que le siguiera mamando el pene. Eliezer se asoma con cuidado tratando de no hacer bulla. Logra concentrarse en la imagen, tanto que su gran pene comienza a ponerse duro bajo su jean. Pero no solo es la única cosa que siente: algo se arrima en sus nalgas. Reacciona. Al girar, la cara de enrique está a milímetros de la suya.

“Soy activo solamente”.

Qué pedo, güey”, le susurra enrique. “Entonces acaríciame el culo”.

Eliezer no aguanta más; se trenza en un beso con el dueño de casa mientras sus manos se posan ya sin roche sobre las firmes nalgas, y más aún, tratan de meterse bajo el jean de enrique. Eliezer se separa de pronto, ya excitado:

“No tienes ropa interior”.

“No tengo nada debajo excepto unas ganas increíbles de que me cojas”.

“¿

En solo cinco minutos, Eliezer y enrique ocupan el cuarto contiguo y comienzan a desnudarse sin ddejarse de besar en la boca, suben a la cama y se arrodillan sin dejar que sus labios pierdan el contacto.

Así desnudos, Eliezer puede pasear sus gruesas manos por esas lampiñas, redondas y duras nalgas mientras su pene erecto esgrime con el pene erecto de Enrique.

“Chúpame el culo”, dice el anfitrión.

Enrique gira y se agacha. Eliezer olvida todos sus escrúpulos sanitarios y se inclina también a probar el ano que se le abre en medio de las dos poderosas nalgas que también lame, besa y mordisquea. Enrique gime y pide más.

Tras varios minutos de beso negro, Eliezer se levanta otra vez: “Chúpamela”.

Enrique gira y se prende de la vergota gorda y larga que se le eleva dura como un tronco fresco emergiendo del negro bosque de un vello púbico sin recortar. Increíblemente, enrique logra tragarse todo el pene. Eliezer lo agradece en el alma.

Posteriormente, Enrique da un condón a Eliezer quien se lo calza. Una buena cantidad de lubricante es untada sobre el falo y en el agujero del culo. La penetración anal se hace despacio. Eliezer sabe que su miembro no puede entrar de golpe; además, lento se siente más rico. Eso incluye el bombeo.

Él y enrique gimen mientras disfrutan del momento.

En la habitación del lado, Willy preña a Flavio. Saca su pene y mira a Julián:

“¿te animas? Hay condones”.

Julián lo piensa… “De acuerdo”.

Willy le alcanza el preservativo, Julián se lo pone y se coloca detrás de Flavio.

“Al fin te la voy a sentir en mi culo”, comenta éste último”.

Julián no termina de meterle la cabeza cuando siente que no puede evitar la eyaculación. Ahí acaba todo. Mira nervioso a Willy, quien no sabe qué decir.

En la habitación del lado, Eliezer todavía dura una hora más antes de que su semen llene el látex y tras un beso recuerdde a enriqe que el trato está cerrado:

“Tranquilo que vas a tener la piscina en el menor tiempo posible”.

Y para terminar,una porno gay.


sábado, 23 de octubre de 2021

La hermandad de la luna 6.9

En la casa de Tito, en Santa Cruz, Frank se ha vuelto a acostar con Flor, quien permanece bajo su cuerpo. La sábana y la colcha están sobre el suelo. Tras el coito frustrado por la puerta que se había golpeado al costado, más temprano, los dos jóvenes pudieron encender su líbido de nuevo y disfrutar de una larga sesión de sexo sin mayores pretensiones más que disfrutar. El clímax ha ocurrido hace segundos.

“Sácate el condón antes que tu pene se ponga blando”, pide Flor.

“Primero tengo que sacarte mi… bueno, mi….”

“¿Tu pene de mi vagina, Frank?”

“Qué poco romántica eres, ¿no?”, sonríe él.

“Las cosas por su nombre, querido mío”.

Frank se incorpora hasta quedarse de rodillas y saca el preservativo de su pene aún duro, le hace un nudito, y, bajándose de la cama, primero prende la luz, y luego lo coloca en el cesto de la basura.

“Si hiciera esto en mi casa, mi vieja ya estaría agarrándome a escobazos”, comenta el muchacho, quien luce su espectacular figura sin nada que lo tape.

Flor, quien tampoco se queda atrás, hablando en términos de anatomía llevada a la perfección, se le acerca, también desnuda y le besa la espalda salada debido al sudor.

“Vamos a bañarnos y luego a preparar la cena, si no, tío Adán se terminará comiendo la mesa”.

Frank ríe y gira para darle un beso en la boca.

“Oye, ¿y Owen nos habrá escuchado?”

“¿Por qué te preocupa si nos escuchó Owen?”, se extraña Flor.

“Mmmm. No sé. Tu viejo, fijo, nos vio”.

“Y siendo mi papi, no hizo nada; menos Owen”.

“Igual, no lo he escuchado toda la tarde desde que vinieron del gimnasio”.

Quizás esté ahí descansando. Bañémonos, hagamos la cena, y lo buscamos para comer”.

Frank la besa de nuevo.

Mira un video 

En el dormitorio junto a la caseta de vigilancia en La Luna, Owen está acostado sobre la cama y la ocupa toda irremediablemente; Carlos está sentado sobre su pubis, con todo su pene erecto metido en su ano sin hacer más nada que tomarse de las manos y mirarse a los ojos, sonriendo, iluminado por la pequeña lámpara de emergencia que está sobre el suelo. Ambos acompasan su respiración tratando de sincronizarla, sintiendo como una especie de corriente fluye deliberadamente en todo el medio de sus cuerpos. El pene de Carlos está erecto y goteando el coloide líquido preseminal sobre el liso y suave vientre de Owen. Gimen muy despacio, casi imperceptiblemente cuando espiran.

Mira otro video. 

En la salita del G4G, Joey prueba una variante, sentándose con la espalda algo arqueada pero apoyada en el sofá, y Saúl sentado sobre su miembro erecto, también en silencio, tratando de controlar la respiración, aunque aún no consigue poner duro su miembro.

“No siento nada”, reclama Saúl con cierta dulzura.

“Shhh. Concéntrate”, le pide Joey.

Mira otro video más.

En la finca, Owen se pone en cuatro patas manteniendo su espalda en una horizontal lo más perfecta posible mientras Carlos le mete la lengua entre  los glúteos y le lame el ano, con los dedos medio e índice izquierdos le masajea el perineo, y con la mano derecha hace suavemente lo mismo con su pene duro. Los dos respiran despacio y profundo procurando conservar la misma energía que fluye por el medio de sus cuerpos físicos. Luego, Carlos levanta su tronco y con toda la paciencia del mundo, lo penetra mientras le acaricia las caderas y la espalda como si en sus dedos tuviese plumas muy suaves. No hace el baile pélvico, pero siente cómo conecta con la otra persona. Es un increíble intercambio de placer, felicidad y plenitud.

domingo, 23 de enero de 2022

ASS (12): Un nuevo actor porno profesional

Enrique hace una oferta irresistible a Alejo.

 


Por segunda vez en 24 horas, Alejo está en casa de enrique. Ambos están sentados en el sofá de la sala viendo en el LED enfrente suyo una de las fotos de Alejo posando desnudo en la columna del patio trasero.

“Mira, carnal”, enrique le palmea su musculoso muslo, “la oferta es simple y directa: firma exclusividad para ASS y a cambio yo te pago ya no mil soles mensuales sino… mil dólares, y eso no se contrapone a tu trabajo como escort, o hasta modelo de pasarela o de Bellas Artes”.

“¿Qué es ASS?”

Enrique sonríe:

“¿No leíste los papeles que te di ayer para firmar? Angels of Sex Studios, la productora que realiza y comercializa este tipo de material, y la que te pagó el cheque que te di ayer y el que te puedes llevar hoy a casa”.

“Flavio también me ofreció pasarela y posar en Bellas Artes…”

“Lo sé porque Willy me lo contó, pero considera, carnal, que el dinero que te va a pagar, o sale de aquí, o es mucho menor al que podrías ganar con nosotros que somos una marca internacional”.

Alejo se queda callado y mira nuevamente cómo sus fotos pasan por el LED. Ahora se lucen aquéllas donde ya muestra su pene erecto:

“¿Por qué yo?”

“Ya te dije, cabrón: eres guapo y con la estampa latina que le gusta a los gringos, tienes buen cuerpo, tienes buena verga, coges muy bien”.

Enrique toma el control remoto y adelanta las imágenes en la pantalla hasta ver uno de los clips en el que Alejo cacha con Flavio.

“¿ya tienes a alguien fichado?”

“Por ahora Flavio. Contigo seríamos tres”.

“¿Seríamos?”

“Aparte de productor, soy actor. Es más: si quieres, podemos grabar una escena ahora mismo… te la pagaría igual… Pero sí me gustaría que consideraras la exclusividad”.

Alejo lo piensa un poco:

“Suena de la puta madre, enrique. La huevada es que yo nunca he llevado tanta plata a mi jato…”

“Eso se resuelve, cabrón”, le sonríe el productor y, ahora sabemos, actor.

“¿No usaría mi nombre real, no?”

“No. Usaríamos tu Nick de escort: Santiago… o mejor Santi”.

Alejo mira la imagen congelada de él mismo metiéndo su pene al ano de Flavio…

“A la mierda… ¿dónde firmo?”

Un cuarto de hora después, la puerta de uno de los dormitorios se abre y los dos galanes entran besándose y abrazándose en la boca. Se acarician con locura. Poco a poco, se van calateando por completo. Claro que Alejo tiene una prenda extra: el bóxer y las medias. Ya desnudos, van a la cama: Alejo se acuesta sobre enrique sin parar de besarse ni acariciarse. El nuevo talento mama un poco las tetillas luego de estimular el cuello con su boca.

“Así, cabrón”, se arrecha Enrique. “Así, papá”.

Alejo vuelve a besarlo en la boca, e incorporándose súbitamente, le levanta las masivas piernas. Las pingas de ambos ya están duras, al palo. Sin perder mucho tiempo, alejo se agacha hasta poner su rostro en medio de las dos carnosas nalgas de enrique y hacerle un apasionado beso negro. El pasivo gime y jadea.

“Cómetelo, papá”, le dice. “Cómete ese culo”.

Alejo pasea su lengua por el enorme ano de enrique, y tras arrodillarse de nuevo, juega a puntear el agujero con su pija dura aprovechando que lubrica mucho. De todas maneras, Enrique le alcanza un poco de gel que Alejo esparce en sus gruesos 18 centímetros. Es cuando comienza la penetración: despacio, sin prisa pero sin pausa, hasta que su miembro desaparece en ese hueco.

“Cógeme rico, Santi”, anima enrique.

Alejo comienza a moverse poco a poco hasta acometer el culo de su compañero, rápido y fuerte.  Los gemidos de ambos se confunden y llenan toda la habitación. No hay roche en hacerlo: nadie los escucha. Tras varios minutos en esa pose, deciden hacer la de perrito. Ahora sí el chasquido del cuerpo de Alejo sobre el culo de Enrique suena duro y rápido, como si se tratara de una máquina de coser industrial.

“Así, cabrón.¡Así! ¡Fuerte!”

Alejo sigue penetrando imparable, más fuerte, más enérgico. Vuelven a cambiar de pose. Esta vez, el pasivo toma el control al sentarse sobre los gruesos y húmedos 18 centímetros del activo, quien yace boca arriba, y los cabalga como si se tratase de un camino tortuoso. Alejo acaricia el cuerpo de Enrique, en especial sus nalgas. Éste aprovecha que su largo pene y sus grandes huevos golpean el abdomen perfecto del joven para pajearse, o chaquetearse como él suele decir. Ambos siguen gimiendo y jadeando por largo rato hasta que Enrique no puede contenerse más:

“Me vengo, cabrón. Me vengo”.

Enrique frota su pene erecto como si fuese a arrancarlo de su cuerpo hasta que ráfagas de cremoso semen se disparan sobre el  abdomen de Alejo, mientras éste saca con cuidado su verga y también la pajea con cierta rudeza mientras enrique sigue encaramado encima suyo, mirándolo y besándolo en la boca.

“Las voy a dar, mierda. ¿Las voy a dar!”

Tres chorros de esperma saltan de la pinga de Alejo y aterrizan en toda la raja del culo de Enrique. A pesar de haberse vaciado, Alejo vuelve a meter su verga aún erecta en ese culazo. Ambos amantes terminan toda la sesión besándose cariñosamente en la boca.

“Y… corten. Estuvo genial”.

Willy, quien durante todo el tiempo ha estado revoloteando con una cámara de video, apaga el aparato y se seca un par de gotas de sudor en la frente.

“Realmente hiciste de cuenta que yo no estaba aquí”, le alaba a Alejo.

“¿en serio salió bien?”

“De la chingada”, interviene Enrique. “Es más… por este video, no te voy a pagar mil sino mil quinientos. ¿Se puede pedir más?”

“Sí, una ducha”, bromea Alejo.

“Eso sí sería cañón, pero primero hagamos justicia”.

Alejo mira a enrique sin comprender nada. Entonces, el productor y actor mira a succamarógrafo:

“Encuérate y méteme tu verga, cabrón”.

Willy sonríe, se desnuda ttodo: la tiene durísima y a punto de estallar. Se sube a la cama, y aprovechando que Enrique sigue a cuatro patas, se coloca y le clava su pene erecto. Se mueve fuerte. Alejo mira la escena atónito mientras el pene flácido del pasivo se roza sobre el semen que continúa disperso en su abdomen.

“Las voy a dar”, anuncia el camarógrafo, quien suelta su leche en el mismo punto donde cinco minutos antes lo hizo Alejo. Algunas gotas ddel semen de Willy caen sobre la pinga semierecta del activo.

“Ahora sí podemos darnos un regaderazo”, sonríe Enrique. “Los tres juntos”.

Y para terminar, unvideo porno. 

viernes, 4 de mayo de 2012

SOT-2012-019: El encubrimiento

¿Han oído que no se debe creer todo lo que sale en los medios de comunicación? soy el primer convencido por mi formación, pero nunca estuve tan cerca de ver cómo se llega a negociar la noticia como hace poco. Hay un muchacho que tiene un noticiero por las tardes, en una radio, que constantemente me lo encuentro en varios lugares. Aquí el relato de lo que pasó esta semana, la mañana después del Día del Trabajo.

10:12
Voy a una oficina pública a realizar unos trámites aprovechando mi día de franco. Por eso, voy vestido de civil. En una puerta, aparece este chico, quien se me queda viendo. Pensando que me reconoció, lo saludo. Más que devolverme el saludo, me manda una sonrisa pícara, que ya conozco de más. También le sonrío.
De pronto, le abren la puerta.
Yo avanzo y termino mi trámite rápidamente, pero me indican que vaya a otra dependencia, para hacer unos pagos.

10:35
Mientras espero en la otra dependencia, veo a un amigo. Muy discretamente, le paso la voz y le comento el trámite que necesito hacer.
Como tengo ganas de ir al baño, le pido que me permita ir al suyo.

10:40
Mientras me subo la bragueta, y salgo de uno de los sanitarios, justo en ese momento, entra el chico periodista.
Cierro un poco la puerta del sanitario, y veo que saca de una bolsa de cuero, unos papeles, los pone sobre un lavatorio, y comienza a romperlos.
Abro la puerta de improviso, él se asusta y deja caer los papeles.
Al recogerlos del suelo, me doy cuenta que son sus recibos por honorarios, y en lo que alcanzo a ver, le está cobrando a la oficina donde fui a hacer mi trámite, "por servicios de publicidad".
- Ésto es tuyo.
Se pone pálido.
- G-g-gracias.
- Oye... ¿tú no das las noticias todas las tardes?
- S-s-sí. ¿Por-por-por qué?
- El nombre en el recibo me es familiar.
- Ah. Esteeeeee... Oye, te voy a pedir que no digas nada de ésto.
¡Vaya! Este chico que no tiene asco de levantarle la voz a medio mundo, ¿me pide un favor? Como comprenderán, me pone en ventaja.
- Guardar silencio, ¿no?
- Sí, por favor. Mira, si quieres te puedo dar algo...
- Ya. Anda al tercer piso...
Le indico cómo llegar.
- Y si no vas, yo suelto la lengua.
- No te preocupes, sí iré.

11:05
Estoy en una vieja oficina abandonada, en el lugar donde fui a hacer mis trámites, los que gracias a mi otro amigo fueron exitosos.
De pronto, tocan la puerta. abro con cuidado. es el chico.
- ¿Has trabajado antes aquí?
- No.
- ¿Cómo sabes que existe esta oficina?
- Me dijeron. Tengo muchos amigos acá.
- ¿Muchos amigos?
- Ajá.
- Bueno, ¿qué me pides por tu silencio?
Comienzo a desabotonarme la camisa, la dejo sobre un escritorio cubierto con franela. El chico me queda mirando asustado. Entonces, me desajusto la correa, me desabrocho el pantalón, y me bajo el cierre.
- Tienes bonito cuerpo... ¿vas-vas-vas al gimnasio?
- Claro. Corro, juego pelota, levanto pesas, ¿y tú?
Para entonces, ya estaba con el torso desnudo, y me había sacado los zapatos, para luego sacarme el pantalón.
- No. A mi no me alcanza el tiempo.
- Ah, por las noticias.
- Claro, por las noticias.
- Acércate.
Sólo vestía medias y mi calzoncillo pegado, que me marcaba el bulto de mis genitales.
- ¿Acercarme?
- Me di cuenta que me comías con los ojos. entonces me dije: ¿por qué no darle la oportunidad de dejarme de desear, y tocarme?
- Eres gracioso.
- ¡Vamos, tócame!
Tímidamente se acercó y posó su mano sobre mis abultados pectorales; luego, su otra mano. Estuvo unos segundos, estático.
- Acaríciame.

11:10
Las manos del joven periodista recorren todo mi cuerpo: mis brazos hinchados, mi vientre plano como tabla de lavar, mis muslos anchos y firmes. Mientras me acaricia, lo tomo de su cintura. Poco a poco se acerca más a mi. Nos besamos. Comienzo a desnudarlo.

11:20
Como si se tratara de un micro, el chico se acerca a mi pene erecto, lo toma, lo masajea, y se lo mete a la boca. Me practica un intenso sexo oral, que incluye succionarme los testículos. Sus manos están, indistintamente, entre mi pene erecto y mis nalgas.

11:30
Hago que se incline sobre el escritorio donde está mi ropa, le separo las piernas, y comienzo a lamer entre sus abultaditas y lampiñas nalgas.

11:40
Me coloco un preservativo, le echo algo de lubricante que tenía entre mis cosas, y le introduzco mi pene en su ano. Entra sin mucha dificultad, por lo que llego a la conclusión que, como dice el rumor acerca de él, siempre suele tener sexo anal.
Lo agarro de sus nalgas, y comienzo a mecerme con fuerza. Él gime y me pide que lo penetre con más fuerza. No me hago de rogar, como supondrán.

11:50
Acostado sobre el escritorio, le levanto sus piernas y las pongo en mi hombro, penetrándolo de nuevo.
Noto que su pene, que mide unos 15 cm, está erecto y botando líquido pre-seminal.
Comienza a gemir como mujer. Trato de ignorarlo y lo sigo fornicando.
Él comienza a hacer estrecho su ano, lo que me excita mas, y hace que eyacule.
También se masturba, y eyacula sobre su abdomen. Gime con fuerza, cuando lo hace.

12:00
Nos limpiamos con papel higiénico que él lleva, y dejo el condón usado en un baño viejo que hay en esa misma oficina abandonada.
- No te preocupes: después de ésto, olvidaré que vi esos recibos por honorarios.
- Eso espero... pero tengo más.
- ¿qué quieres decir?
- Que necesitaré que guardes silencio absoluto.
- Ah. Entiendo. Me pasas la voz cuando generes nuevos recibos, y nos ponemos de acuerdo.
- Bien. Aquí está mi tarjeta, si es que... deseas que siga comprando tu silencio. Dame tu teléfono.
Le di mi código RPM. salimos de allí con mucha cautela.

CONCLUSIÓN
A pesar de la molestia de algunos compañeros en la Jefatura, esa tarde lo escuché por la radio. Justo se lanzó una crítica contra los homosexuales que se paran a buscar clientes en las esquinas de la ciudad.
Me reíi a carcajadas. Uno de los chicos me preguntó qué me pasaba, y le conté toda la historia.
Esa noche, lo llamé porque consideré que mi silencio no había sido pagado como debía ser. Y como ahora lo sabemos dos personas, tendrá que hacer doble "pago", si quiere que mantengamos el encubrimiento.

©2012 Hunks of Piura Entertainment. Cuéntanos tus relatos con policías, vigilantes o serenos: hunks.piura@gmail.com

miércoles, 9 de enero de 2013

SOT-2013-002: Oficialmente muerto

Hunks of Piura

13NOV2012

18:15

Pedro y yo llegamos a quillabamba. En vez de entrar por la parte principal, según recuerdo, me lleva por otro lado.

“¿Por qué vamos por aquí?”, le preguntto.

“Confía en mí”.

 

18:30

Llegamos a una casa. Entramos. Tras subir una escalera, llego a un cuarto más o menos amplio, con piso de cerámica, y un baño privado.

Me doy cuenta de que Pedro es tan alto como yo, pero más fornido que yo: amplia espalda, piernas fuertes y torneadas (por lo que su pantalón deja ver), trasero parado y grande, brazos formados.

“Toma un baño. Esta noche, dormirás aquí. Mañana veremos”.

“¿Mañana? Necesito regresar al Cusco ya”.

“será mañana. Hoy ya no sale ningún carro para allá. Peor si está lloviendo”.

En efecto, se escucha un trueno, a lo lejos. Comienzo a desnudarme, mientras Pedro busca algo entre sus cosas.

Ya desnudo, cuando iba a correr la cortina para entrar a su baño, me topa el hombro: “Ten esto. Pa’que te seques”.

Abusando de mi anfitrión, me quedo media hora bajo la ducha, disfrutando la sensación de asearme decentemente, aunque una vez, Tomás y yo salimos debajo de una lluvia torrencial a bañarnos, y, aprovechando la oscuridad, hicimos el amor. Ese recuerdo me genera una erección, que el agua fría no consigue detener. Trato de disimularla presionando mi miembro con la toalla que me dio Pedro.

Al salir, él está acostado sobre su cama, desnudo, viendo algo porno en su televisor. Su miembro, que calculo tan grande como el mío (18), también está erecto, y él se lo está manoseando.

“¡saliste! ¿Qué tal el baño?”

Pedro tiene cuerpo de culturista. Ahora lo veo mejor, y completo, aunque él se cubre su pene erecto con una tela.

“Bien. Chévere”.

“Me voy a bañar. Dame la toalla”.

Dudo, pues mi erección no ha desaparecido.

“Normal, jefe. Si no se te para, preocúpate”, me dice.

 

20:00

Aunque sé que debo ver noticias, inevitablemente regreso al canal porno que estaba viendo Pedro. Él salió a ver comida. No quiso que lo acompañara. Me da la impresión de que Tomás le ha contado mi situación, y él trata de ser lo más discreto posible.

Estoy desnudo, manoseándome mi pene erecto, viendo cómo un chico negro tiene sexo con dos chicas blancas.

Al fin, Pedro entra con dos tappers. Súbitamente cambio a las noticias.

“Normal, jefe. Todos vemos porno”.

Al comer, Pedro me dice sin desparpajo alguno que se gana la vida prostituyéndose, o pasando droga en mochilas, o bailando en una discoteca en Cusco como stripper.

“¿Y tu clientela?”, le pregunto. Sigo desnudo, comiendo sobre el suelo.

“Gringas… gringos… soy democrático”.

“¿Y por qué no estás en el Cusco?”

“Mi familia vive en el monte”.

Tras la cena, sale otra vez, y regresa con una botella. Es licor. Brindamos.

 

21:30

Pedro está desnudo junto a mí. A medida que toco su cuerpo firme, nos vamos besando y acomodando sobre su cama. Estamos tan mareados que él puso algo de música y me demostró cómo son sus bailes como stripper.

Nos abrazamos con fuerza, nos revolcamos sobre su suave lecho, una sensación que no sentía en meses. Siento cómo su pene duro roza contra el mío, igual sus testículos sobre los míos. Nuestros alientos saben a alcohol. Le beso el cuello, y él comienza a gemir. Parece que no le importa si lo escuchan. Me acomodo encima de él, y comienzo a mecer mi cadera, masturbándome, masturbándonos. Él me acaricia la espalda y baja sus manos hasta mis nalgas, zona erógena por excelencia.

“Métemela”, me dice. “Tengo condones”.

Saco uno de su cajón, me lo pongo, y lo comienzo a penetrar. Mientras mi pene masajea su ano, él se abre más de piernas, las coloca sobre mis trapecios, se aferra a mi cuello, y gime con fuerza. No paramos de besarnos. En la televisión, sigue sonando la música de un canal de cable.

 

22:30

Después de muchos meses, me quedo profundamente dormido. Pedro me abraza por detrás. Estamos desnudos.

 

14NOV2012

4:15

Pedro me despierta.

“El carro al Cusco sale a las 5. si te apuras, lo alcanzamos”.

 

4:42

Logramos conseguir los últimos dos boletos al Cusco. Pedro también viene conmigo. Pensé que me harían problemas por no tener alguna identificación, pero Pedro conoce a la vendedora. Pedro dice que se va a trabajar, pues necesita más dinero. Sé que hay controles en el camino, y mi temor es no pasarlos… o quién sabe.

 

19:35

Llegamos al Cusco. Me despido de Pedro. Me da un papel con un teléfono: “Si lo necesitas,me llamas”. Le agradezco, pero creo que no será necesario.

 

20:30

Llego al departamento de un compañero de promoción que trabaja en el Cusco. Vive solo, pues su esposa e hijos están en Lima.

Me abre la puerta, asomando medio cuerpo. Parece que está desnudo.

“¿Tú?”

“Sólo vengo a recoger mis encargos”.

Me hace pasar, me pide que lo espere en su cocina. “Sírvete lo que quieras. ¿Ya comiste?”. Le digo que ya. Me causa gracia que viste un… hilo dental. Si eso lo supiera su comando. Al menos tiene buen cuerpo para sus casi 40 años de edad.

Tras veinte minutos, regresa.

“Disculpa, promo. Me estaba recurrseando”.

“¿Eres escorrt?”

“En mis ratos libres. Tú sabes: turistas”.

Me alcanza un sobre. Lo abro: ahí están mi DNI y mi tarjeta de banco. Le agradezco por el favor, y me despido.

“Hombre, no te vayas. Oficialmente estás muerto”.

Entiendo  su preocupación, pero el dinero que Tomás me dio se acaba. Se lo comento.

“Tengo una idea. ¿Cómo anda tu líbido?”.

 

16NOV2012

21:16

Mi promoción llega con un turista gringo. Me presenta. El hombre, de unos 35, le entrega dólares. “Come in, man”, le dice.

Los tres pasamos al dormitorio, nos desnudamos, y comenzamos a acariciarnos. Mientras yo lo beso en la boca, y siento su aliento a marihuana, mi promoción le besa la espalda, y le manosea sus nalgas. El gringo gira, pero mi promoción no quiere besarlo. Yo le lamo la espalda: “Ohhh, baby. Fuck!”, repite.

Mi promoción y yo nos ponemos de pie a cada costado del gringo, y el comienza a chuparnos el pene de forma alternada, mientras está arrodillado sobre el suelo. “Fuck me, boys!”, nos dice, y se sube a la cama, donde se pone en cuatro. Mi promoción me alcanza un condón, lubricante, y me subo para comenzar a penetrarlo. Mi pene entra con facilidad. Comienzo a bombear, mientras él se coloca del otro lado, para dejar que se la chupe.

Tras 20 minutos en esa maniobra, le cedo el turno. Sin quitarme el preservativo, el gringo me lo chupa.

Luego de diez minutos, mi promoción se acuesta sobre su cama, de tal modo que el gringo se sienta y se mete el pene en su ano, y al mismo tiempo, yo también lo penetro. Lo bombeamos, hasta que mi promoción le dice: “Time out, man!”.

“No! Hal fan hour more, please!”, pide.

“That means more bucks”.

“I don’t mind!”

En los treinta minutos siguientes, no resistimos más. El gringo se acuesta boca arriba sobre la cama, y mi promoción y yo comenzamos a masturbarnos. El gringo hace lo mismo, y eyacula en pocos minutos, luego mi promoción. Finalmente, yo.

 

23:45

Tras bañarnos juntos, el gringo se va. Mi promoción lo escolta.

Regresa cinco minutos después.

“Ahora sí, negocios son negocios”, me dice.

Toma el dinero, lo cuenta, y lo reparte por la mitad.

“Tu parte. ¿Conformes?”

“Conformes”.

“¿Vamos a dormir?”

Mi promoción me da un beso en la boca, y me lleva al cuarto.

 

Escrito por SOT. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.

domingo, 24 de abril de 2022

ASS (26): El verdadero secreto sexual del cura

Padre Alberto cacha de lo mejor con Miguel cuando recibe una noticia que podría joder sus planes.

 


Nada mejor para el Padre Alberto que terminar un domingo junto a Miguel, desnudándose mientras se besan en el dormitorio del AS. Ambos se echan sobre la cama, uno encima del otro.

“Entonces no te dio pena coger con Alejo frente a una cámara”, concluye el sacerdote.

“Si aún viviera en mi casa, creo que sí tendría un poco de roche; pero ya sabes que a ellos les importé una mierda”.

“Ya, cuate. ¿Hasta cuándo vas a seguirles teniendo ese resentimiento?”

Alberto besa otra vez en la boca a Miguel.

“ojalá a la gente le guste mi culo velludo”, comenta el artista.

“?Por qué no les podría gustar? Yo ya lo estaba extrañando… igual que tu verga”.

Ambos se dan un nuevo beso; entonces Miguel se incorpora un poco, gira respecto a la posición de Alberto y le coloca su pene en la boca mientras él se agacha a chupar el del cura.

La pose del 69 es perfecta no solo para que ambos se mamen mutuamente sus pingas, también para que se succionen sus bolas y, aprovechando la flexibilidad de ambos, a que se abran sus nalgas por igual y se practiquen el beso negro al mismo tiempo. Los penes erectos descansan cada  uno sobre la hendidura entre los pectorales del otro.

Giran sobre la cama. Ahora que el Padre Alberto está encima, aprovecha para incorporarse, avanzar hasta el culo velludo de Miguel, levantárselo más, golpear su pinga dura sobre el propio agujero y, en cuclillas, irla metiendo poco a poco. Miguel, desde su ángulo, puede ver las dos grandes nalgas del cura bien abiertas, el agujero del ano rodeado por una matita de vellos, cómo un pene grueso de 18 centímetros taladra sus entrañas, y cómo su cachero, para tener más estabilidad, se apoya en la cabecera de la cama y comienza a bombearlo. Él comienza a pajearse.

“Qué rico la metes, Betito”.

“¿Te gusta cómo te cojo, morrito?”

“Me encanta”, susurra Miguel.

Alberto saca su pene, gira, se pone ssaliva en todo el ojete y toma el falo erecto de Miguel, lo calibra y se sienta sobre él engulléndolo con su recto. Cuando lo consigue, comienza a rebotar mientras el otro chico mueve también su cadera. Ahora es el sacerdote quien se pajea.

“Dame verga, así, rico”.

“Adoro ese culazo que tienes”.

Alberto se vuelve a zafar, hace que Miguel gire sobre sí mismo y luego lo pone en cuatro patas. Vuelve a meter su pinga y no se ahorra el chasquido de su ingle al chocar con esos velludos glúteos. Luego le cede el turno a Miguel quien la tiene fácil porque las nalgas del cura son lampiñas y suenan más.

Como el Padre sabe que Miguel no dura mucho, repite el 69, pero ambos de costado sobre la cama. Cada uno toma el glande del pene del otro y lo asegura bien en su boca mientras masajea el resto del miembro. Alberto es el primero en saborear el semen del chico mientras Miguel espera más tiempo hasta que lo consigue.

“¿Qué tales están mis mecos?”, cachondea Alberto renunciando a vestirse de nuevo.

“Ricos y nutritivos, y hasta deben venir benditos”, ríe Miguel.

“Ven acá, pendejo”. El cura atrae su cabeza a la del más joven y lo vuelve a besar en la boca. Justo entonces suena el celular del cura. Se levanta de la cama, mira la pantalla y hace un gesto de silencio a Miguel.

“Bueno, ¡Padre Provincial?”

“Padre Alberto”, le responde otro hombre por el aparato. “Te estuve llamando a la casa parroquial pero nada”.

“Ehh… estaba… duchándome, Padre Provincial. ¿En qué puedo servir?”

“Pues, te llamo para informarte que el próximo domingo, junto con el Padre David, estoy enviando a un novicio para que te ayude en tu apostolado”.

Alberto se queda frío:

“¿Qué… dice… Padre Provincial?”

A la mañana siguiente, el sacerdote se trata de tranquilizar con un whisky en el minidepartamento que Flavio alquila cerca del Puente Cáceres, en Castilla. El modelo viste una pijama de franela y babuchas, se sienta al costado y pone su gruesa mano en el ancho muslo del visitante.

“¿En serio crees que lo hacen para joderte, Beto?”

“Me las ingenié para que por dos años no me mandaran a nadie y evitar… bueno… tú sabes. Pero si viene, solo basta un error insignificante para que todo se vaya a la chingada”.

Flavio acaricia la cabeza de Alberto, se le acerca y lo besa en la boca.

“Necesitas relajarte. Vamos”.

“No sé si tenga ganas, Flavio”.

“Pero yo sí… hace semanas que no cachamos”.

Flavio vuelve a besar a Alberto en la boca. Logra que éste deje su vaso de escocés en una mesita de centro y sin mucho esfuerzo se lo lleva al dormitorio. Allí, ambos se siguen besando y desnudando por completo hasta acostarse en la cama. El modelo se queda bajo el sacerdote, abierto de piernas, rozando su pene cabezón erecto contra el largo falo del visitante. Flavio abre más sus piernas hasta levantarlas y hacer que el pene de Alberto resbale hasta la propia entrada de su ano.

“Me encanta cómo lubrican Alejo y tú, pero más me encanta cómo me cachan”.

“Lástima que ese recluta no está aquí, ¿no?”

“No importa, Beto. Alejo y tú son solo el inicio”.

Mientras ambos se besan en la boca, el pene de Alberto va ingresando dentro del ano de Flavio hasta que los testículos del sacerdote chocan contra las nalgas del modelo. Ambos comienzan a moverse y el placer comienza a elevarse. Definitivamente, el culo de Flavio es insaciable. Tiempo después, Alberto cacha al modelo en perrito. Ambos gimen y jadean fuerte, sin miedo. Estando en el último piso del edificio, nadie los escucha.

Luego Alberto se acuesta a lo ancho de la cama. Flavio se sienta encima de su pinga, dándole la espalda, se la mete por el culo y comienza a rebotar. Entonces, el celular del muchacho suena: él reconoce el tono.

“Ya llegó”, se detiene, se saca el pene erecto con mucho cuidado, se limpia la raja del culo con un pedazo de papel higiénico, se pone su pijama y sus babuchas.

Alberto se queda calato sobre la cama dudando si vestirse o no. Mejor opta por quedarse así, en pelotas. Cinco minutos después, escucha que se abre la puerta y que dos personas entran conversando. Luego un poco de silencio, algo que parecen ser unos besos y luego unos pasos que se aproximan.

“Qué hubo, Beto”, escucha en la puerta.

Al voltear la cara, Enrique entra luciendo su glorioso cuerpo musculoso al desnudo…

Y para terminar,te dejamos con una porno. 

domingo, 21 de noviembre de 2021

ASS (04): Muéstrame tu pinga erecta

Alejo posa en una sesión de fotos al desnudo y al palo.

 


A las 9:30 de ese domingo por la mañana, el atlético Alejo llega a una de las casas de Los Ejidos. Toca el timbre. Viste un polo, short y unas zapatillas de tela. El polo y el short disimulan mal el simétrico trabajo que las pesas han forjado en su cuerpo: espalda ancha, pectorales y brazos hinchados y formados, cintura estrechita, buen par de nalgas y buen paquete, grandes y formados muslos y ni qué hablar de sus pantorrillas. Hermoso ejemplar de varón en sus 22 años, quien además tiene un rostro muy agradable y un cabello negro ensortijado algo desordenado. Saca su celular del bolsillo delantero y comienza a escribir un mensaje cuando la puerta se abre y un hombre en sus 30 le sonríe.

“Pensé que ya no ibas a venir, cabrón”.

“Hay poca movilidad”.

Enrique le da la mano y lo invita a entrar. Tiene rostro agradable, ojos algo claros, un poco alto, y ese polo y esa bermuda que se puso esa mañana también disimula mal un físico típico de gimnasio. Cruzan el jardín que rodea una casa de dos pisos. 

Al ingresar a la amplia sala, en la escalera un hermoso y atlético chico, totalmente desnudo, lo ve llegar. Avanza un poco más y al pie de las gradas, un pata aparentemente flaco y formado, vestido con polo y buzola, manipula una cámara fotográfica profesional.

“Te presento a Willy”, le indica Enrique.

“Mucho gusto”, intercambian ambos.

“Y ese cuate allá arriba es el gran Flavio”.

Alejo le lanza un tímido hola que el modelo le responde con una amplia y seductora sonrisa.

“Acompáñame”, indica el anfitrión hastallevarlo a unos modulares donde hay unos papeles. “Tómalos y fírmalos con tu nombre y DNI. Uno es el contrato y el otro es la autorización de uso. ¿Sí tienes claro qqué vamos a hacer hoy, no?”

“Posar desnudo”, responde Alejo con mucha seguridad.

“Y mostrando la verga erecta”, agrega enrique.

“Sí, normal. ¿Tienes lapicero?”

“¿No vas a leerlo antes?”

“No vas a ratearte, ¿o sí? Ya me dijiste que las fotos son para México, ¡no?”

“Sí. Para una revista que publica desnudo masculino erótico”.

“Normal”, reitera Alejo, y firma.

“encuérate que voy a ponerte el óleo. Apenas Willy termine de trabajar con Flavio, comienza a trabajar contigo; luego con ambos”.

Alejo se quita el polo y las zapatillas. Ya descalzo, se para sobre la alfombra de la sala y se quita el sshort. Queda calato.

“Uff. Te ves más mamey que en las fotos que me mandaste, cabrón”, le comenta enrique.

El muchacho sonríe.

Enrique toma un frasco de un aceite oscuro y comienza a pasárselo por todo el cuerpo, desde la cara, luego el cuello, los pectorales, los brazos, los costados, el abdomen, la cintura.

“Voltéate. ¿entrenas duro, no?”

“Eso y el trabajo en la chacra”.

“Sí, me contaste”, menciona enrique, quien está untando toda la espalda y se arrodilla para hacer lo mismo con las nalgas. Entre ellas, asoma uno que otro vello.

“Me estás metiendo la mano al culo”, sonríe alejo medio en son de reclamo.

“Tranquilo, cabrón. No quiero que salgan zonas claras”.

Continúa con las piernas y pantorrillas.

“Voltéate”, pide.

Alejo gira, y ahora enrique le pasa el aceite por el pubis y la ingle incluyendo el pene y los testículos. El pene comienza a reaccionar y crecer.

“Te pones erecto de plano”.

Alejo sonríe.

Enrique termina de untarlo.

“Que se absorba un poco y te traigo el vestuario… debiste podarte un poco el arbusto”.

“No tengo tijera para los pendejos”.

“Ahora traigo una”, sonríe enrique.

“Necesito ayuda con el pene de Flavio”, llama Willy desde la escalera.

“Voy”, responde Enrique. “Ya vengo”, le dice a Alejo.

El anfitrión va hasta donde está el otro modelo, se arrodilla en una grada y evidentemente comienza a chuparle la pinga a Flavio, quien mira la escena, igual que Alejo, pero a la distancia. Su pinga también se pone dura y recta: 18 centímetros, gruesa, botando líquido preseminal ya en la punta.

Enrique saca un frasquito de su bolsillo y echa un líquido transparente, como gel, sobre el miembro de Flavio.

“espárcelo”.

Flavio distribuye el lubricante por su pene y reanuda la sesión de fotos. Enrique regresa donde Alejo, y se percata de su pene erecto.

“Chinga tu madre, cabrón. Qué buena verga tienes”.

Alejo sonríe y distribuye su líquido preseminal por toda su pieza a manera de lubricante.

Cuando Willy acaba la sesión con Flavio, el aceite ya se ha absorbido sobre la piel de Alejo dándole un tono bronceado uniforme y natural y Enrique ya le ha recortado el vello púbico para que se luzca mucho más su pinga y sus grandes bolas.

“Contigo vamos a trabajar en la columna que está en el jardín”, indica el fotógrafo, a la vez que apunta el dedo a una rara y solitaria decoración de mármol blanco de contorno acanalado.

Alejo camina y coloca en su marca; no se pone nervioso frente a la cámara. Ejecuta todas las poses que le piden. Su cuerpo hermoso no solo se luce bien en las fotos que aparecen chiquitas en el visor. También llama la atención de Enrique, y especialmente de Flavio.

”¿De dónde sacaste a ese churro?”

“De un rancho”.

“Qué rico”.

“enrique, ya sabes qué hacer”, pide Willy, quien está arrodillado sobre el piso del jardín al lado de la piscina y con la cámara en ristre.

“Si quieres lo hago yo”, murmura Flavio.

”Ya tendrás tu turno”, sonríe el anfitrión. “No me asustes al morro”.

Enrique va hasta donde Alejo se arrodilla y comienza a mamarle la verga hasta ponérsela dura. Repite la aplicación del lubricante. Con eso, Alejo tiene lo necesario para seguir haciendo la sesión con el pene erecto.

“No vayas a eyacular”, pide Willy.

“Demoro mucho”, presume Alejo.

“Qué bueno, peoncito”, susurra Flavio a la distancia, cuya pinga vuelve a ponerse al palo.

Y para terminar,te dejamos con una porno.