Caté un poco del licor. La verdad es que el sauco es delicioso.
“Porque quiero dejarme
de huevadas. Quiero sentar cabeza”. Además, quiero olvidarme de lo otro”.
Josué probó el vino.
“¿Has vuelto a tirar
con algún pata?”
“La noche antes de
estar con Laura”.
Le conté toda la
experiencia con Juan, desde dónde lo encontré hasta la madrugada que pasamos
juntos en el Dreams. Josué me miraba sorprendido.
“¿Cómo mierda se te
ocurre metérsela a pelo a un huevón que te encuentras en el cine?”
“La arrechura, huevón.
Digamos que el patita tenía lo suyo”.
“Ojalá que no tenga
nada, como te dijo”.
“Ya ni me lo
recuerdes”.
Josué iba por la mitad
de su primera copa. Encendí algo de rock noventero.
“Oe, Rafo, ¿has estado
más con patas o con jermas?”
“Más con jermas. Casi
una por mes. Patas, a veces”.
En efecto, me fui a la
cama con el que me hizo la entrevista para entrar al banco y que me sacó la
cita disimuladamente cuando tocó mi turno. Antes que él, el instructor de
aeróbicos del gimnasio donde voy. Antes, un primo de Laura que vive en los
estados Unidos. Antes, un desconocido que me abordó en la playa y que tenía su
pareja, y con
quienes terminé
haciendo un trío. Antes, un primo mío de la capital, justo después de ingresar
a la universidad. Antes, con Josué durante el viaje de promoción de mi colegio.
“¡Aguarda, tío. Ésa no
cuenta”.
“¿Por qué no cuenta,
Tuco?”
“Estábamos
borrachísimos. Además, solo fue un beso”.
“Pero la tenías bien
dura…”
“Sí… pero no pasó nada
más. No cuenta”.
Bueno, la descartamos.
Y la primera vez fue con el capitán del equipo de básquet de mi colegio, quien
me enseñó cómo usar un condón cuando tenía escasos 15 años.
Cuando más joven,
después de cada encuentro me sentía fatal, sucio: una mierda. ¿Cómo era posible
que hiciera esas tonterías si, además, ya tenía una enamorada, o pequeños
romances con varias chicas?
Con el tiempo fui
superando esa sensación, aunque no la pude erradicar del todo.
“¿Te sientes bisexual,
Rafo?”
Ambos íbamos por
nuestra segunda copa de vino.
“No lo sé. Lo único
que sé es que ya no quiero tirar con ningún hombre. Nunca más. Tampoco quiero
serle infiel a Laura con otra mujer”.
Josué sonrió.
“Dependerá de ti”.
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