Cuando el porno gay se vuelve una alternativa para financiar a un político.
Este domingo, José
Luis aún está metido en su cama a las 11 de la mañana. Eliezer, quien ha
llegado a visitarlo urgente, sabe que debajo de la cobija, su amigo y ex
compañero de juego está calato. Siempre le gustó dormir calato. Desde que se
conocían jugando fútbol y les tocaba compartir cuarto, José Luis, el Pelu,
solía dormir calato… igual que Eliezer adora dormir calato. Y ambos dormían
calatos cuando tenían que compartir la cama por urgencia… o por deseo.
“entonces, la
idea es dejar que ese tal Enrique y ese tal Flavio le den con todo al porno gay
en Piura y a cambio nos financian la campaña… ¿entendí bien?”
“Exacto. Y ese
tal Padre Alberto sería el nexo entre enrique y tú, así no te ves involucrado,
y lo de su proyecto en San Sebastián me parece un argumento perfecto para
incluir en tu campaña a la regional”.
“Y el hijo de
Julio sería nuestro otro hilo conductor…”
Exacto, Pelu”.
“Y por eso
cachaste con ese tal Flavio,con el hijo de Julio y con ese Padre Alberto”.
“Y anoche con
Sandro, que debería postularla en San Sebastián”.
“Y también
entiendo que Julio prefiere no mezclarse con Sandro”.
“En realidad a
Julio le jode que Sandro sea un gay medio evidente, no una loca pero casi todo
San Sebastián sabe que cahcha con patas”.
“Por cierto,
eliezer, hace días que no cacho contigo”.
El moreno sonríe,
va a la puerta, le pone seguro y comienza a calatearse. Cuando queda desnudo,
se mete en las cobijas junto a José Luis. Le da un beso en la boca.
“Vamos a ganar
estas elecciones”.
“¿el porno gay da
tanta plata que ese enrique es capaz de poner billete a favor nuestro?”
“Necesitamos que
nos inyecten fondos. Estos meses serán los más jodidos”.
“Ojalá que nada
se cague, porque si alguien se entera que mis donantes son empresarios del
porno gay, estoy jodido”.
Eliezer da otro
beso en la boca a José Luis:
“Si eso pasa,
entonces me dejo clavar tu pinga”.
José Luis sonríe,
se acomoda. Eliezer se le acuesta encima y sigue besándolo mientras acaricia y
deja que le acaricien todo su glorioso físico. Giran otra vez. Ahora José Luis
descansa sobre el cuerpo de Eliezer, y de inmediato comienza a recorrerlo con
sus besos: cuello, pectorales, tetillas, abdomen, vello púbico, pinga.
José Luis se
detiene para acariciarla, ponerla más dura y metérsela a la boca para chuparla
como solo él sabe hacerlo: hasta la garganta.
“Así, Pelu. Rico.
Trágatela toda”.
Mientras José
Luis mama pinga, acaricia los testículos de Eliezer con mucha delicadeza. Y con
los años, la técnica se ha refinado. ¿Quién dijo que dos cuarentones no pueden
disfrutar de un rico sexo gay con todas las de la ley?
“Sácame un condón
de la gaveta”, pide José Luis.
Eliezer gira
apenas, busca donde le dicen y entrega un paquetito plateado a su amigo,
compañero y amante. José Luis extrae el forro de la fundita, se lo pone en la
boca cuidando que sus labios no obstruyan el anillo enrollado, lo pone en el
glande de Eliezer y lo va desenrollando con cuidado. El moreno se siente en la
gloria.
“Pásame el
lubricante”, pide José Luis.
Eliezer se lo
entrega y su amigo lo unta generosamente sobre el pene erecto y luego se aplica
otra cantidad generosa en su ano. Se sienta encima y se lo va engullendo con su
culo. El resto será comenzar a rebotar poco a poco. Si hay alguien que conoce
cómo estimular y estimularse con esa gruesa manguera de 23 centímetros sin
escaldarse es el ex futbolista.
Ambos gozan. Las
cobijas ahora andan desperdigadas por ahí y no hacen falta. El glorioso sexo
anal combate cualquier baja temperatura.
Eliezer gira y le
clava su gran pinga a José Luis en un perfecto piernas al hombro. Bombea. Ambos
gimen y jadean como benditos. No importa si del otro lado de la puerta hay un
sereno cuidando el acceso y ganándose con todo el ruido: su verga está más dura
que metal
A continuación,
Eliezer se cacha el culo de José Luis en pose de perrito y acomete firme pero
cuidadoso el agujero que se ha expandido a toda su capacidad, mientras su
pelvis choca lujuriosamente contra ese par de buenas nalgas. Y si algo tiene
José Luis es que su ojete es bien aguantador, tan aguantador que la sesión sexual
se prolonga por casi una hora.
“Las voy a dar”,
anuncia José Luis.
Eliezer saca su
pene, hace que su compañero se ponga boca arriba y lo ve pajearse hasta que
ráfagas de su semen se disparan sobre su vientre y parte del pecho.
Eliezer también
se masturba tan rápido como puede y contribuye a que la cantidad de leche
cremosa dibuje más color blanco sobre el cuerpo trigueño del candidato a la
gobernación regional.
“Qué rico”,
suspira
“Mientras vamos a
ducharnos, ¿te explico qué se me ocurre como plan para la campaña, aprovechando
esa alianza con el productor porno gay y el cura gay?”
“Claro”, sonríe
José Luis. “Solo espero que ganemos las elecciones”.
“Los gays y
bisexuales son más del 60 por ciento de la población piurana, Pelu… todo está
en orientar el mensaje de campaña hacia ellos”.
“¿De cuánta gente
hablamos? ¿600 mil votantes potenciales que sienten placer metiendo pinga o
abriendo el culo?”
“Más o menos, Pelu”.
“Con eso ganamos
la elección de lejos”. José Luis sonríe con los ojos iluminados por la
ambición.
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