Mientras alejo le
enseña al nadador cómo chupar bien el pene, el hombre que espiaba todo en la
piscina resulta tener su nivel de arrechura.
Enrique escribe
en el cheque, lo desglosa del talonario y se lo da al hombre delgado, joven,
que está parado frente a él en el vestuario de la Piscina Comunitaria. El
hombre, cabello negro crespo y barba en el rostro no rasurado hace un par de
días, se sorprende al leer la cifra:
“¿tanto, míster?”
“Creo que es
suficiente, carnal, para que no le digas a nadie lo que estamos haciendo aquí”.
“Pero yo no
pensaba contarle a nadie que están haciendo porno entre patas”, se ruboriza el
hombre. “ya le dije que vine a ver mi cargador y cuando me di cuenta… pues… ese
chico se estaba cachando al otro joven…”
“¡Estás seguro
que no te mandaron Eliezer o José Luis?”
“No, señor, ya le
dije que me olvidé mi cargador, vine y no pensé que iba a encontrarme…”
En eso entra
Flavio con su escultural cuerpo cubierto por la bata de baño. El hombre delgado
calla por vergüenza.
“¿ya
arreglaron?”, pregunta a enrique.
“ya, aunque dice
que no pensaba echar aguas”.
Flavio mira al
hombre, aún aturdido; le sonríe.
“No le veo pinta
de querer delatarnos”. Entonces, se dirige a Enrique: “¿Te contó Alejo que lo
descubrió pajeándose mientras veía a lo lejos cómo yo cachaba con Julián?”
“Eso es lo que le
conté al señor aquí”, se defiende el hombre.
“Además, Alejo me
contó que parece tener un buen pene”, agrega Flavio.
Enrique sonríe:
“No pretenderás
hacer lo que estoy sospechando”.
Flavio habla
nuevamente con el hombre:
“¿¿me permites un
momento?”
“¿Qué?”,
reacciona el varón, todavía aturdido.
“Confía en mí”.
Flavio toma la
camiseta del hombre y se la quita. Su cuerpo delgado es en realidad marcado de
músculos con algo de vello en pecho y abdomen. Entonces, Flavio afloja el
cinturón, desabotona el pantalón y baja la cremallera, y hala el pantalón hasta
las rodillas.
“Lindas piernas”,
comenta Flavio.
“Juego fútbol en
segunda división… los fines de semana”.
”ah, eso explica
tu culo redondo y durito”, comenta Flavio mientras palmea levemente el trasero
del hombre, quien parece no estar incómodo. “ahora, la prueba de fuego”.
Flavio baja el
bóxer medio raído, igual, hasta las rodillas, y puede ver un pene más o menos
largo debajo de una abundante mata de vello púbico.
“¿¿Cuánto te
mide?”
“No lo sé,
joven”.
“¿Puedo?”,
susurra Flavio en su clásico tono seductor.
“Claro… si
desea”.
El actor y modelo
porno comienza a chupar el pene al varón, quien mira el sexo oral mientras
siente cómo esa lengua y esos labios le masajean la virilidad de forma
magistral. La erección se produce en cuestión de un minuto.
Enrique no pierde
detalle; se acomoda su pene ya duro dentro de su pantalón.
Afuera en la
alberca, se supone que Julián ha desafiado a Alejo para hacer un largo de ida y
vuelta.
“el perdedor mama
el pene al ganador”, retó ante cámara antes de lanzarse al agua.
“Trato hecho”, le
respondió a Alejo.
Adrede, Julián
llega a décimas de segundo después que su contrincante.
“Puta madre… tendré
que tragarme esa pija”.
“Te va a gustar
mi pija”, responde Alejo, sonriendo.
Ambos salen del
agua, van a la banca donde antes Julián se estaba pajeando. Willy los sigue con
la cámara. Los dos talentos llegan aún en su tanga de natación, sus gorras y
sus gafas para el agua.
Julián se sienta
en la banca mientras Alejo permanece de pie para bajarse la tanga. Lo hace.
“Trágate toda mi pija”, pide.
Julián, en
realidad, traga un poco de saliva, abre
la boca y se dispone a pagar el reto. Jamás en su vida ha chupado pinga. Le
dijeron que eso no se hace porque ‘eso no es de hombres’; pero hay algo en la
verga de este hombre que le hace imposible dejar de succionar y succionar hasta
que consigue hacerla crecer hasta sus 18 centímetros.
Para Julián es
raro y nuevo el sabor del líquido pre-seminal, algo salado pero tampoco
desagradable. Dicho sea de paso que alejo aprendió con esto de hacer porno lo
importante que es tener la pinga y los huevos bien perfumados y limpios.
“Trágate toda mi
pija”, insiste Alejo muy cariñosamente, mientras acaricia la cabeza a Julián,
pero el novato mamapenes apenas si consigue meterse la tercera parte del falo
erecto.
“No es fácil”,
sonríe algo frustrado.
Alejo entiende
que esto puede estropear la toma, así que hace algo que no debería estar en el
guión… aparte que no hay un guión concreto.
“Ponte de pie… yo
te enseño”.
Julián se
sorprende un poco pero acepta; toma el lugar de Alejo quien ahora le baja la
tanga:
“Se hace así”.
Alejo, por
primera vez ante cámara, abre su boca y mama el pene del nadador con una
maestría que deja a Willy como estúpido por lo que aprecia en el viewfinder de
la cámara.
Los 16
centímetros de Julián ya están duros, entrando y saliendo de la boca de Alejo,
quien la mama por algunos minutos más hasta que se detiene:
“¿ya sabes cómo hacerlo?”, se pone de pie. “Ahora es tu turno”.
Julián se
arrodilla y trata de imitar la lección. Lo consigue en parte. Tácitamente, los
talentos y el camarógrafo entienden que esa escena será un toma y dame.
“Así, Julián, la
mamas rico”, dice alejo excitado, aunque en realidad su compañero sexual aún
tiene problemas para embocarse todo su miembro. “¿Te la vuelvo a chupar?”, le
consulta luego de unos minutos.
Julián acepta y vuelve
a ponerse de pie; Alejo se la vuelve a chupar mientras le acaricia el redondo y
firme culo.
“También quisiera
mamarte el orto”, le dice al nadador.
“Claro”, susurra
su compañero girando y agachándose sobre la banca.
Alejo le separa
las nalgas y descubre el ano cerradito y rosado a Julián. Besa cada cachete, los
lame; al fin se lanza a la conquista del agujero rectal.
Al experimentar
esas placenteras cosquillas, Julián se siente en la gloria, tanto que comienza
a pajearse.
Willy hace
verdaderos malabares para lograr una toma perfecta porque la acción se da por
ambos lados.
“Las voy a dar,
las voy a dar, carajo”, susurra Julián muy excitado. “¡Ohhh!”
Ráfagas de su
semen caen sobre la mayólica especial de la alberca.
“Arrodíllate”,
pide Alejo.
Julián lo hace.
Alejo pone su
pene a la altura de la boca de Julián, se masturba tan fuerte como puede. El
nadador no sabe si abrir o cerrar los labios.
Tras unos
minutos, Alejo eyacula sobre el rostro
de Julián dando un suspiro fuerte y viril.
Hace que el
nadador se ponga de pie y comienza a lamerle el rostro limpiando su propia
leche. Julián trata de disimular su desconcierto.
“Gracias”, le
dice alejo, sonriendo en voz baja cuando termina de limpiarle la cara de su
propio semen. Sella todo con un besito en la boca.
Willy corta la
grabación.
“De la puta
madre”, califica asombrado.
Adentro en el
vestuario, Flavio también recibe el semen del hombre que estaba espiando toda
la escena; se lo traga.
“Rico; yo creo
que sí califica”, dice a Enrique.
El hombre está
sudando del puro orgasmo; también mira a Enrique:
“¿ya me puedo
ir?”
Enrique sonríe:
“¿y si te propongo
otro trato?”
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