Juan prefiere entregarse a un trío con Marcano y Julio, como queriendo ignorar algo.
Pasadas las diez
de la mañana, Julio llega a su parcela a las afueras de San Sebastián.
Encuentra a Juan, vestido solo con un short ceñido, qquitando maleza de una acequia que lleva agua
a los mangos. Por unos segundos, el ex futbolista se enfoca en el pequeño y
firme culo de su peón y su cuerpo atlético en general, hasta que recuerda que
el chico es gay activo.
“¿Ya te enteraste
del accidente?”
Juan casi no
reacciona.
“Oe”, insiste Julio
sonriendo y palmeándole levemente una nalga. “¿Te enteraste o no?”
Juan reacciona
como si recién despertara:
“¿Cuál
accidente?”
“Acá cerca. Una
mototaxi. Dicen que el chofer y el pasajero se sacaron la mierda”.
“Ah, ¿sí? Algo
oí”.
Julio percibe
algo, pero no atina a entender de qué se trata. Tampoco quiere preguntar.
Entonces suena su celular. Contesta:
“Dime, chamo”.
“¿Siempre quiere
que le haga la conexión que me pidió?”
“Si es ahorita,
sí; justo estoy en la parcela”.
“Estoy en camino,
entonces”.
Media hora
después, Marcano llega. Julio va a buscarlo a la puerta de la propiedad y lo
lleva hasta un lado de la casa. Ya sin roche, el ex futbolista mete la mano al
culo del venezolano, quien solo sonríe.
“Rico y durito”,
celebra Julio.
“Oiga, ¿y ya supo
del accidente acá cerca?”
“Fueron dos, ¿no?
¿Tú sabes algo?”
“Pues… a uno lo
conozco. Entrena con nosotros en el AS: Paco”.
Julio reacciona:
“Ah, mierda, ¡la
Paco? ¿Hablas del profe?”
Marcano sonríe:
“Lo conoce?”
“Cuando edú
cuidaba la parcela, un día se lo trajo para cachárselo; parece que hicieron un
trío, pero no recuerdo con qué otro pata”.
Marcano traga
saliva y usa su voltímetro para revisar una línea eléctrica. Julio vuelve a
meterle la mano al culo:
“¿Tú ya has
cachado con paco?”
Marcano piensa en
milisegundos lo que va a decir. Regresa a su memoria aquella orgía en el bañodel AS. Aunque Pedro, el hijo de Julio, no estuvo presente aquella ocasión, sabe
que la sola mención del gimnasio podría traer muchas preguntas incómodas.
“A decir verdad, una vez en mi cuarto”, miente el musculoso.
“¿No te dejó
sangrando el colchón?”
Marcano se
extraña y mira a Julio como resorte. Juan justo aparece en ese momento.
“Ya terminé”,
avisa.
“Ayúdanos un
toque acá”, pide Julio.
Juan deja la pala
en su sitio y acude donde están realizando la instalación. Media hora después,
ya está lista. . Los tres varones sudan.
“Pruébemelo”, bromea
Marcano.
“Adentro en la
ducha te lo pruebo rico”, responde sonriendo Julio.
Los tres varones
sonríen. Julio acciona un interruptor y se encienden un par de focos en lo que
sería el patio trasero de la casa de campo.
“Todo conforme,
como siempre”, dice el dueño de la propiedad. “¿Pasamos?”
Ya desnudos, los
tres se meten en la estrecha y rudimentaria ducha, que ahora ya puede
utilizarse aprovechando el agua que se acumula en la lagunita existente al
centro de la parcela. El líquido cae caliente debido al sol inclemente del
norte peruano. Acarician sus cuerpos mientras se jabonan. Julio ahora sí puede
meter su mano en medio de esas dos abultadas nalgas y explorar hasta que su
dedo encuentra el ano de Marcano, quien no deja de besar la boca de Juan
mientras acaricia su pene con una mano y con la otra masturba el suyo.
Julio arrima sus
18 centímetros a la raja del culo de Marcano:
“Quiero
metértela, chamito”.
Sin secarse, los
tres van al dormitorio. Sobre la colcha tendida encima de la cama, Marcano se
pone en cuatro patas y se abre de nalgas. Julio le hace un apasionado beso
negro. Juan está del otro lado dejando que el venezolano le chupe el pene.
Julio ssaca un
condón, se lo coloca, escupe en el agujero y comienza a meterla poco a poco
hasta que la conecta toda dentro de las entrañas del musculoso ahora en su
faceta de electricista. Comienza a bombear.
Juan por su parte
disfruta viendo cómo su pene erecto entra y sale de la cálida boca de Marcano.
Los dos activos
casi eyaculan simultáneamente. Marcano paladea el semen de Juan: un poco ácido,
pero rico dentro de su rango de sabores masculinos. Proteína al fin y al cabo.
Él prefiere no eyacular; sabe que su leche debe guardarla para el examen médico
que pasará más tarde.
Como nunca, Julio
despide a Marcano con un apasionado beso en la boca.
“Si estuviera
soltero…”
“Fresco”, susurra
Marcano sonriendo. “Gracias por todo y por elsexo… Y si hay problemas con la
conexión, me llamas, vale”.
Julio acompaña al
venezolano a la salida mientras Juan se queda en el cuarto poniéndose ropa
limpia. Va a la cocina a ver qué hay para preparar el almuerzo. Después de esa
faena, alimentarse es importante.
Está en esa tarea
cuando Julio lo llama con un tono distinto, como de alarma.
Al entrar al
dormitorio, halla al dueño de la parcela con un gesto muy serio, casi enojado,
y la cama con la colcha removida.
“¿Estuvo aquí,
no, mierda?”, inquiere Julio. “Estuvo aquí, ¿no, carajo?”
Juan se asusta.
Sobre la sábana, tres gotas rojas secas destacan en el blanco de la tela.
Y para terminar,
te dejamos con una porno gay.
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