Miguel y Alejo vuelven a cachar invirtiendo sus roles usuales, pero algo sale inesperado y sorpresivo.
Miguel está
desnudo, acostado en la cama dentro del dormitorio que hay en el AS de San
Sebastián, revisando su celular. Es raro verlo sin los vellos que le cubren
todo el cuerpo, luego de la depilación a la que se sometió para participar en
el video porno. Se echa un gel con base de sábila para que no pique ni irrite.
En esso,Alejo entra también desnudo y secándose. Se acuesta al lado.
“¿Así que ahora
lo tendrán controladito a Beto?”
“la verdad no lo
sé porque ese pendejo es experto en robarte un chocolate de tu propia mano”.
“¿Y así es cura?”
“Ay, huevón; los
curas son unos pendejos de mierda”.
Alejo sonríe,
gira y se acuesta encima de Miguel. Le da un beso en la boca. Miguel le
corresponde.
“Pensé que
estabas templado de Pedro”.
“Me gusta Pedro,
pero ya veo que su caso está jodido con eso de que su viejo lo mandó a Piura”.
“Aunque creo que
Enrique lo va a tener a cargo, según entendí a Flavio”.
“Con mayor razón…
mejor cachemos tú y yo un rato”.
Alejo y Miguel se
besan de nuevo.
“Tengo el ano
algo irritado: Marcano tiene rica verga pero es un monstruo”.
“Así nomás, mi
Miki, rozadita”.
Un nuevo beso. Ambos
giran en la cama.
“¿Sabías que ese
novicio español tiene toda la traza de gay de gym?”
“¿Ya lo
perfilaste, mierda?”, sonríe Alejo.
“Hace ratón”,
replica Miguel, quien comienza a besar suavemente el cuello de su amigo y lo
recorre hasta el surco entre ambos pectorales; entonces va a la tetilla derecha.
La chupa levemente. Alejo jadea y disfruta.
“Me aloca cuando
haces eso, mierda”, le dice.
Miguel ahora va a
la tetilla izquierda. Repite la operación. Sigue por los abdominales de tabla
de lavar, lame el espacio donde antes había vello púbico y que ahora apenas si
tiene unas puntitas luego de la rasurada que Alejo se dio. De inmediato, mete a
su boca la pinga entre flácida y erecta que comienza a crecer y engrosarse ahí
en toda la entrepierna.
“Así, huevón… así
me gusta… toda, chúpamela toda”.
La fellatio dura
varios minutos y se alterna con la succión de testículos con la suavidad y
paciencia que solo Miguel sabe aplicar. Entonces, el compañero sexual toma las
enormes piernas de Alejo y las eleva. El musculoso no protesta. Su ano rosado y
cerradito está ahí listo para que Miguel lo acaricie con su lengua.
“¡Carajo, Mi…!
¿sí!”
Alejo deja que el
placer se proyecte desde su culo, su bien formado culo al resto de su ser
mientras toma su pene aún erecto y comienza a pajearlo suavemente, no sin antes
lamerse la mano para que su propia saliva lubrique el masaje. Alejo gime
despacio.
Entonces Miguel
deja de lamer el ano:
“¿Recuerdas la
otra vez cuando solo te entró la cabecita?”
“¿Quieres
metérmela, pendejo?”
“¿Qué dices? ¿Te
la meto?”
Alejo abre el
cajón de la mesita de noche a un lado de la cama, hurga un poco y encuentra el
frasquito de lubricante. Se lo da a Miguel quien se arrodilla: ya tiene su
verga al palo.
“Será al toque”,
avisa Miguel mientras se esparce el coloide por todo su pene erecto. “Tú sabes
que no duro mucho como activo”.
Alejo no dice
nada, solo trata de relajarse respirando hondo, pensando en que esta vez sí
será placentero.
Miguel resopla y
pone su glande en la entrada de todo el ano. Comienza a empujar muy lentamente.
El beso negro que le aplicó minutos antes no lo ha dilatado como hubiese
querido, así que tendrá que ser paciente. Mientras tanto, la cabecita comienza
a ingresar.
Alejo siente un
ligero escozor en su esfínter, pero trata de controlarlo respirando hondo, como
cuando lo vacunaron y no sintió que le metían la agujita.
“Continúo?”, consulta
Miguel.
“Dale”, susurra
Alejo mientras se toca su miembro y comienza a estimularlo hasta ponerlo duro
otra vez.
La cara de su
compañero, casi en trance, convence a Miguel que todo parece estar en orden.
Baja la mirada: su glande ya está por completo dentro del ano. Aún falta el
resto de su más o menos grueso tronco. El chisguete de lubricante está al lado
por si acaso. Hasta donde vamos, Miguel piensa que es un progreso; su amigo y
compañero aún no ha gritado ni rechazado la penetración. Mete un poquito más.
Alejo gime. Le arde un poco.
“sigue”, vuelve a
gemir a Miguel.
Otro poquito más.
A este ritmo, la mitad del pene de Miguel ya está dentro del recto de Alejo. Y
entonces… sucede lo inesperado.
“Mierda”, susurra
el ex velludo. Gime. Inconteniblemente vacía su semen dentro. Jadea.
“¿qué pasó?”,
pregunta Alejo comprensivamente.
“No pude… no pude
aguantar”.
El pene de Miguel
comienza a perder rigidez, aunque aún sigue dentro del ano de Alejo.
“Podemos
intentarlo después”, propone el fortachón.
El pene de Miguel
sale de las entrañas de Alejo sin hacer nada más; está completamente blando.
“Perdóname”, dice
el activo ad-hoc.
Alejo sonríe,
toma de las manos a su amigo y hace que se acueste encima suyo. Lo besa en la
boca casi a la fuerza.
“Perdonarte,
¿qué, huevón? No hay nada que perdonar. Ambos lo quisimos. No salió hoy. Saldrá
otro día”.
“Me puse
nervioso, Alejo”.
“Te entiendo…
quizás me preparé yo,pero olvidé prepararte a ti”.
Miguel sonríe
algo descontento:
“Aluciné que al
menos iban a ser un par de minutos de placer”.
“Creo que fue mejor
así… Creo que de ahora en adelante, ambos… ambos seremos amigos con derecho”.
Miguel se
sorprende.
“¿Qué estás
diciendo,Alejo? Y tu promesa de…”
“Tengo que
desterrar lo que pasó esa vez en el cuartel… Y si no lo hago hoy, no lo haré
nunca…. Éste ha sido el primer paso… Sí… el primer… paso”.
Miguel comienza a
sollozar y se abraza fuerte a Alejo.
“Te amo”, musita
el amigo.
“Yo también”,
susurra el musculoso.
Entre las nalgas
de éste, el semen que se quedó en la primera porción del recto comienza a sentirse
como una capa aceitosa que parece suavizarlo todo. Incluso esa súbita
declaración.
Y para terminar,te dejamos con un video porno gay.
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