Pedro pide a Alejo que no involucre al Padre en su carrera de actor porno gay.
La rutina
nocturna de Pedro los días de semana es ir al AS a leso de 9 de la noche para
revisar las cuentas del día, y una vez que termina, ponerse a entrenar. De ser
un chico flaco durante su adolescencia, ahora luce un envidiable cuerpo
atlético, muy simétrico. Fue su mejor terapia contra la depresión. Usualmente
se ducha en el gimnasio y luego entra en la habitación de Miguel.
Esta noche de
martes no es la excepción, y ahí está echado sobre la cama boca abajo,
totalmente calatito (sus nalgas se marcan como dos pequeñas burbujas) leyendo
unos papeles impresos. El reloj marca las 11. De pronto ssiente un cuerpo
desnudo acostándose sobre el suyo. Lo sabe porque siente una pinga blandita
sobre su culo. Se asusta:
“Aguarda, Ale.
¿Ya limpiaste todo?”
“Sí. ¿Tú ya
leíste todo?”
“Lo clave: es la
típica cuenta de ahorros, la tasa de interés es la de mercado, te deja hacer 4
retiros mensuales sin cobrarte comisión pero solo si usas ventanilla o cajero
de donde sacaste la cuenta, por lo que vas a tener que hacerte un presupuesto
mensual o quincenal; si no, vas a perder antes que ganar”.
“A mí me dijeron
que mi plata iba a crecer mes a mes”.
“En realidad, el
truco de estas cuentas es meter más que sacar. Así es como crece. Lo bueno es
que vas a tener ese contrato, tus clientes, tus actuaciones…”
Ah”, recapitula
Alejo. “entonces, crece si la meto más” –mueve su pelvis sobre las nalgas de
Pedro—“y la saco menos”.
“Sí, pendejo. Y
ahora salte de encima que ya me quiero vestir”.
“Quédate un poco
más, Pedrito…”, Alejo comienza a besar el cuello a su amigo. “No cachamos desde
la semana pasada”. Alejo sigue moviendo su pelvis y su pija comienza a ponerse
dura, además de engrosar y crecer. Pedro siente la humedad del líquido
preseminal entre sus nalgas y comienza a moverlas como queriéndose liberar del
portento masculino que sigue acostado encima suyo, pero Alejo sigue besándole
la nuca y la espalda superior.
El musculoso no
tarda en recorrer toda la espina arrancando gemidos y jadeos al atlético, hasta
que llega al trasero y él mismo lame su saladito fluído transparente. De
inmediato, abre los dos glúteos a Pedro
y comienza a estimularle el ano mientras que con sus manos masajea y palmea las
nalgas. Luego de un par de minutos, Alejo revisa: el agujero ya está dilatado,
bien rosadito. Regresa besando la espina hasta alcanzar la nuca otra vez:
“Párame el culo:
esta noche quiero hacerte el amor, Pedrito”.
La instrucción es
acatada sin reclamos. Poco a poco, el pene del adonis va ingresando por el
esfínter, el recto, hasta que los 18 centímetros llegan a las entrañas de
Pedro. Mientras el musculoso entrenador masajea su picha dentro del ano, el
atlético huésped intenta un baile de cadera que termina por alocar a ambos.
“Ponte en
cuatro”, pide Alejo.
Pedro adopta la
pose de perrito, y ahora siente cómo el cuerpo de otro hombre no solo lo posee
sino que lo azota viril y cariñosamente por detrás.
“¿Te gusta cómo
hacemos el amor?”
“Me encanta, Ale.
Hazme tuyo”.
Alejo aumenta un
poco la velocidad tratando de no ser rudo y se deja de huevadas. Mira su pene
entrando en el ano de su amigo, se siente dichoso y satisfecho. ¡Esto sí es
cachar!
“Las quiero dar
en tu boca”.
“Cuando quieras”,
acepta Pedro.
“Ahorita…
ahorita”.
Alejo saca su
miembro, espera a que Pedro gire en la cama, se lo enchufa en la boca y
comienza a pajearse hasta que su leche salta hasta la garganta del chico:
“Proteína
purita”, le dice mientras eyacula.
Pedro termina de
chupar el semen restante y se incorpora, mira a su cachero y va a besarlo en la
boca:
“¿Ya te la
tragaste?”, se detiene Alejo.
“Hace rato”.
Ambos se besan
profundo.
“¿A qué sabe la
leche?”
“Depende del
chico. La tuya es un poco simple”.
Alejo sonríe
cariñoso:
“¿Sabes que
mientras cachábamos alucinaba que nos filmaban?”
“Pensé que
estábamos haciendo el amor, no cachando”, sonríe Pedro.
“Bueno… hacer el amor…
Pero en serio: alucinaba que nos filmaban”.
“Suena chévere,
Ale, pero ni loco me pongo frente a una ccámara… Mi viejo se entera y me saca
la mierda a patadas. Más bien, ¿qué fue de esa chamba?”
“Mañana voy a
Piura a firmarle la exclusividad: mil verdes al mes… solo tengo que estar en
forma y cachar bien en cámara”.
Pedro levanta las
cejas.
“¿Y no te paltea
que esas fotos o esos videos los vea la gente de acá?”
“El pata me dijo
que solo es para venderlo a los países gringos”.
Pedro ahora
levanta una ceja y Alejo se da cuenta:
“¿Y eso?”
“Alejo… ¿tú sabes
que con internet ahora ya no hay fronteras y que esas imágenes se pueden
filtrar en cualquier lugar?”
“¿Pero no hay
sitios que los prohíben acá?”
“Mmm… pueden
prohibir el acceso a los sitios,pero esos videos o esas fotos se pueden
publicar en un culo de sitios, y pueden estar allí hasta que alguien los borre…
y vuelvan a aparecer en otros sitios… ¿Te has puesto a pensar qué harás si eso
llega a suceder? ¿qué tal si te vinculan al Padre? O sea, una cosa es ser
escort, stripper, pero fotos y videos… no sé… al menos yo no… yo ni cagando lo
haría, Alejo”.
El aludido piensa
por un rato, suspira y palmea las nalgas a Pedro.
“Cuando le llevé
esos víveres a mi viejita el domingo, se puso contenta. Ahora ella alucina que
estoy en Las Compuertas haciendo plata con un amigo trabajando su chacra; pero
ni cagando haría 2 mil soles manejando tractor, Pedro. ¿No te pondría feliz ver
a tu vieja sonriendo?”
“Quizás esa es la
diferencia de ti o de Miguel conmigo: ustedes ya son independientes. En mi
caso, aún dependo de mis viejos”.
“Vente a hacer
plata conmigo un domingo… ¿O cuánto sacas con el Padre? Ese pata de los videos
y las fotos, Enrique, dijo que está buscando chicos”.
Pedro suspira,
palmea el enorme culo de burbuja de Alejo y se baja de la cama buscando su
mochila:
“Yo te voy a
apoyar siempre, pero no cuentes conmigo. En todo caso dile a Miguel, que tiene
físico, cara, pinga, culo…”
“Miguel irá el
domingo”.
Pedro se comienza
a vestir con ropa limpia sacada de su mochila.
“Igual, vean ese
tema de dónde distribuirán el material y procuren que no afecte al Padre: mira
todo lo que ha hecho por ustedes”.
“Oye… ¿y ese Edú
que está de posada en tu jato?”
Pedro mira
extrañado a Alejo:
“¿Qué tiene Edú?
“¿Ya te cachó ese
pata?”
Pedro termina de
vestirse.
“No quiero hablar
de eso”.
“Ayer lo tasé.
Dice que es activo. Tiene buena verga. Podría…”
“Alejo”, Pedro se
acerca y besa los labios de su cachero. “Te dije que no quiero hablar de eso.
Nos vemos mañana” a a la misma hora. Y ya sabes: usa bien esa cuenta de ahorros.
El chico camina a
abrir la puerta del dormitorio cuando entra Miguel; se despide también de él
con un beso en la boca. El recién llegado espera a que Pedro abra y cierre la
puerta de la calle:
“¿Cacharon?”
“Sí. Ya tocaba.
Pero parece que no le gustó que hablara de Edú. Solo le pregunté si ya cachó
con él”.
Miguel comienza a
desvestirse para entrar a la ducha.
“Ay, Alejo. Es
que haces unas preguntas tan obvias. Claro que ya deben haber cachado a estas
alturas, y fácil que Pedro se lo comió”.
“No creo. Ayer me
dijo cuando hicimos la guerra de espadas que es activo”.
Miguel mira a
Alejo y ríe compasivamente:
“¿Activo? Si ayer
le metí pinga”.
Entonces los dos
galanes desnudos se miran y chasquean los dedos: “¡Edú es moderno!”, exclaman a
coro.