Hay chicos que
te lo muestran todo, absolutamente todo,
y parecen ser una invitación a un sinfín de caricias y hasta un momento
de buen sexo; pero cuando te les acercas, no solo se niegan sino que pueden
rechazarte de la peor manera.
Mario suele
compartir sus fotografías a torso desnudo, o con poca ropa, y con mirada o
sonrisa seductora a través de su cuenta de Facebook. No luce mal. Se nota que
su esfuerzo físico ha dado resultados y se siente orgulloso en mostrarlos. Bien
por él.
Pero cuando un
chico le chatea y le alaba ese desarrollo físico, Mario reacciona preguntándole
si es gay, y subrayando a continuación que él es homofóbico.
Hay que recordar aquí
un detalle: el que un chico luzca con poca ropa, sin ropa, e incluso con el
pene erecto o abriendo las nalgas, no significa que sea gay o bi. Simplemente
podríamos estar ante el caso de un chico exhibicionista, es decir uno
que se complace mostrándo las maravillas que Dios y su esfuerzo le han
merecido, pero que no busca ir más allá, es decir, no quiere que lo toques,
menos que le propongas irte a la cama (aunque le pagues).
Lo que debes
hacer en estos casos es admirar, aplaudir y pasar al siguiente. Suena a
conformismo, pero tienes que aprender algo sobre la forma de pensarde un
exhibicionista: existe en la medida en que lo veas; si dejas de verlo, muere
socialmente.
Y si es un
exhibicionista con evidentes traumas en torno a su orientación sexual (puedes
ser heterosexual y perfectamente dejarse acariciar por alguien de su mismo sexo
sin que eso signifique que le excita), entonces no pierdas tiempo y déjale de
hablar, no lo frecuentes, no le hagas caso, deja que se muerda la cola (al
margen de si tiene una rica cola), y sigue tu camino. Es obvio que el pata
desea estar solo y tú no eres nadie para resolverle su conflicto sexual. Que se
busque un psicólogo y lo trate con él, en todo caso.
Recuerda darte tu
lugar y no estar rogando porque te presten atención, así que cuando te topes
con un exhibicionista que prefiere ser mirado de lejos, dale el gusto como
quien mira una pintura, una foto o una estatua, y listo, hasta nunca. ¿Qué
piensas al respecto? Deja tus comentarios abajo, en nuestro Twitter o en hunks.piura@gmail.com
Ser pasivo no
significa que dejes de hacer un buen beso negro.
Ese sábado de
mañana en San Sebastián, Pedro está descalzo y subido sobre una cama sin tender
colocando un letrero de bienvenida en el cuarto vacío de la casa parroquial, mientras
el Padre Alberto le mira las firmes nalgas desde atrás. El sacerdote no resiste
la tentación de sobarse la bragueta, cuando se escucha llegar una moto.
“¿¿Qué tal se ve,
Padre?”
“Delicioso como
siempre, querido Pedro”.
“Me refiero al
letrero, no a mi trasero”.
“Igual yo. Tú
tienes mejor gusto para el diseño de interiores y… tu culo está delicioso”.
En ese momento
entra Paco cargando una gran bolsa, y detrás de él, el musculoso Alejo; ambos
visten polos manga cero, shorts y zapatillas. Justo suena un celular y Pedro
saca el suyo; lo contesta. Paco entrega la bolsa al Padre.
“Compré dos
juegos de sábanas, por si acaso, y una colcha. Hacen juego con el color del
cuarto”.
“Gracias,
Paquito. Perfecto. Que Pedro termine de hablar para hacer la cama”.
Alejo hace una
seña al cura y lo llama fuera del cuarto. Pedro cuelga y paco le muestra la bolsa.
“Excelente”, dice
el muchacho mientras la abre y saca las telas. “El color está lindo”.
“Gracias. Qué
bueno te haya gustado”. Paco carraspea un poco: “Pedro, sobre el tema de Edú…”
“Ya olvídalo. Tú
no tienes culpa alguna. Los dos querían tener sexo, son adultos, son libres.
Como te dije, solo no la hagas más larga”.
“Claro. Lo único
largo debe ser su pene”, ríe Paco. “Y a todo esto, ¿dónde está?”
El Padre entra
nuevamente:
“¿Necesitamos
algún otro encargo? Alejo usará la moto, así que aprovechemos”.
“No, ya terminé”,
informa Pedro mostrando la cama tendida. “Tengo que ir urgente a la parcela”.
Alejo ingresa
también: “Puedo jalarte si deseas”.
Pedro sonríe y
sale despidiéndose de Paco y el Padre.
“Ha quedado lindo
elcuarto para el novicio… ¿cómo se llama?”
“Ni idea,
Paquito. Solo sé que desde mañana a mediodía debo portarme como un cura
decente”.
“Pero usted es un
cura decente, Padre. Es como… un super cura”.
“¿Como
Superman?”, sonríe Alberto flexionando sus brazos bien formados.
“¿Vio? Hasta
tiene el cuerpo de Superman”.
“¿Tú crees? ¿Acaso
me has visto desnudo alguna vez?”
“No, Padre, pero…
¿es malo si lo veo… desnudo?”
Alberto sonríe,
cierra la puerta con seguro, se pone frente a Paco y se quita toda la ropa.
Paco suda ffrío viendo los músculos del sacerdote, sin saber dónde posar su
vista: si en ese torso de escultura, esas piernas de futbolista, o esa pinga
que cuelga sobre unos generosos huevos. ¿Podría ser sobre la sonrisa pendeja
del cura quien se le aproxima, lo abraza, lo mira fijamente a los ojos y le da
un beso profundo?
El Padre quita el
polo y el short a Paco. Debajo viste un suspensor. El cura gira al laico y le
comienza a sobar la estrecha espalda y las lampiñas y firmes-pero-sexys nalgas.
Poco después, lo pone de cuatro patas sobre la cama para abrirle el culo y
comenzarlo a sopear. Paco surca entre la excitación y la incredulidad. De
inmediato, Alberto le quita el suspensor.
A continuación,
con el cura acostado sobre la cobija, ambos practican un 69. El Padre sigue
chupándole el ano y masturbando suavemente la pinga de 14 centímetros mientras
Paco chupa la vergota de 18 centímetros que no deja de manar líquido preseminal.
También alterna succionando cada testículo e incursiona un poco más abajo hasta
que su lengua estimula el velludo hoyo anal.
Lo siguiente será
cachar a Paco en posición de perrito. La pinga de Alberto entra y sale de ese
glorioso culo. El pasivo goza como loco. El activo ni se diga. Como broche
final, la posición favorita de ambos: un piernas al hombro mezclado con un misionero,
lo que da oportunidad a que ambos se besen en la boca y se acaricien por donde la
mano alcance, y la mano de Alberto travesea sin cesar el pene de su amante.
“Las voy a dar,
Padre”.
“Acabemos juntos.
¿Dónde quieres mi leche?”
“Dentro de mi ano,
Padre. Hágame suyo”.
Paco se comienza
a agitar, jadea y se queja más profundo. Alberto aumenta la velocidad de su
bombeo. El semen de Paco comienza a dispararse sin control sobre su vientre y
su pecho. Alberto sigue cimbrándose más fuerte excitándose con el rostro de su
feligrés que combina dolor y placer hasta que eyacula en las entrañas del
muchacho. El cura saca su pinga aún dura y se acuesta encima. Los dos varones
se besan de nuevo en la boca.
Fuera de la
ciudad, pero no tan lejos, Pedro y alejo llegan a la parcela. Aunque su jean
pareció disimularlo bien, durante todo el camino el primero ha pegado su bulto erecto
contra las dos firmes y grandes nalgas del conductor. Ambos entran. Juan los ve
llegar juntos y se sorprende. Pedro le paga la semana, como su padre se lo
encargó por teléfono.
“Te jalo a
Artesanos, Juan”, ofrece Alejo.
“Primero me baño”.
Mientras Juan se
asea, Alejo y Pedro lo esperan recostados en la cama del cuarto principal.
“Quisiera cachar
aquí contigo pero tengo que guardar leche pa’ más tarde”.
“¿El Padre sabe
que están haciendo esa pela porno?”
“Tranquilo,
Pedrito. No cagaremos al Padre”.
Alejo toma la
mano de Pedro y se la mete dentro del short haciéndolo acariciar su bulto
aprisionado por un bóxer.
“Se supone que no
quieres cachar conmigo, Ale”.
“Pero me la
puedes chupar al toque mientras Juan se baña”.
Alejo se saca el
pene semierecto y se lo comienza a magrear. Pedro lo duda pero… ¿cuántas veces
se puede disfrutar ese pene de 18 centímetros? Pedro se incorpora un poco y
lleva su boca hasta el falo aún blando de su amigo y comienza a succionarlo. No
pasa mucho tiempo en que ya lo pone duro, lubricado y muy húmedo debido a la
saliva.
En lo mejor de la
mamada, Alejo mira hacia la puerta y descubre que Juan está allí desnudo y
sobándose su pija de 17 centímetros, ya erecta. Alejo sonríe, le hace una seña
y Juan se acerca a la cama, deja la toalla a un lado, se aproxima a Pedro y
comienza a sacarle el pantalón.
Alejo y Pedro se
quedan por fin desnudos. Eso facilita a Juan separar las nalgas del segundo y
disfrutar mamándole el culo mientras éste
ha comenzado a lamer las bolas a Alejo. Juzgando que ese ano ya está
dilatado, Juan se incorpora y comienza a introducir su falo muy despacio.
Aprovechando que
Pedro continúa estimulando sus bolas, Alejo se deja llevar y levanta sus
musculosas piernas con cuidado. Pedro parece entender el mensaje y comienza a
bajar por el perineo hasta topar con su lengua el ano de su amigo. La sensación
que el musculoso experimenta le relaja el pene pero le genera una increíble
excitación desde su gran culo. Juan, al ver la escena, se arrecha demasiado y
termina preñando el ano de Pedro.
Una hora después,
a las 11, Alejo y Juan están a punto de llegar a Artesanos.
“Pensé que te
habías vuelto solo activo”.
“Si te refieres a
lo que pasó esa vez…”
“No, alejo, le
diste el culo a Pedro”.
“Solo me chupó el
culo… ni loco me la dejo meter otra…”
Alejo calla. Juan
tampoco insiste, aunque su pene se puso duro de nuevo. La motocicleta está a
punto de llegar a su destino.
Temprano, a
la mañana siguiente, martes, el Corolla blanco llega a Chosica. Una casona en
el centro, aparentemente aún hecha con madera parece ser la locación de esa
mañana. En el interior, Fernando termina de ver algunos clips en los que dos
actores jóvenes tienen escenas de sexo explícito no simulado.
“Así que ese
carajo comenzó haciendo porno”, comenta a Escalante mientras devuelve el
celular.
“Tenía
diecinueve, veinte años Y, claro, lo complicado de esa producción fue depilar a
su amigo. Lo bueno que ya se conocían de sus shows. Y como algo que no controla con facilidad son sus
erecciones, grabar fue sencillo”.
“La vaina es
que tampoco lo he visto en otras cosas, solo esa vez en el apartamento donde
fuimos y no se quedó”.
“Porque quiso
jugar con sus reglas, no con las reglas del sistema. Cuando no juegas con las
reglas del sistema, cagas tu carrera”.
El auto se
detiene, todos bajan.
En medio de
muebles antiguos y polvorientos, una decoración digna de anticuario, enormes
ventanas y un clima un poco más cálido que el de Lima, el nuevo modelo posa
desnudo, mostrando el ojo del culo y las nalgas, el pene erecto, se masturba,
eyacula. Lo hace hasta tres veces en distintos cuartos, incluso en el patio
trasero tras el que se alza el cerro de Moyopampa, cerca de una hidroeléctrica.
Al término del
ensayo, César recoge los equipos y los guarda. Nota que Escalante está serio:
“¿Qué pasó?”
“¡eso,
querido! Que no pasó nada”.
“Ya, déjalos
en paz, ¿no? ¿Acaso este veneco no
está dispuesto a seguir tus reglas?”
“No me
preocupa Osmar si a él te refieres. No es su momento. Sería como reconocer que
ya no tengo el toque, aunque podría
bloquear su calendario”.
“Tendrías que
devolver parte de la plata a ese empresario, pero… dime la verdad, arnold: ¿sigues
templado de Cruzado, no?”
Escalante
mira más serio a César:
“No hables
huevadas de ese calibre, ¿quieres?”
El director y
ahora productor fotográfico se mete a la casona. César lo sigue.
“Tienes que
ser realista, Arnold: nunca le perdonaste que embarazara a esa chica, Laura;
nunca le reconociste el talento especialmente cuando comenzó a crecer, nunca le
perdonaste que te choteara a cambio de hacerlo crecer en la industria; ¡incluso
conservas esos videos que tienen… diez, once años!”
“Yo ccreé a Evandro
Cruzado, César. Yo lo saqué de ser un simple José Evandro Cruz Torres, un puto
–porque jamás dejó de ser puto—provinciano que logró un gran físico, el activo
trigueño más deseado del Perú, al que convertí en Lebrón Cross, que saqué del
mundo porno y lo metí al mainstream,
que…”
“Que se quedó
en elpasado, Arnold. Ese chico que te decía sí a todo ya se quedó en el pasado.
Lima lo adoptó, se hizo limeño, dejó de ser ese chiclayano sumiso.
“es
cayalteño, César”.
“Así sea ese
indio bora al que también querías promover. Tienes que reconocer que todos
ellos, si tienen talento, en algún momento van a crecer. Tú ya hiciste tu
parte. Ya les diste la oportunidad. Déjalos ir, huevón”.
“¿aún cuando
te pasaste un año de tu vida compartiendo la misma cama, César?”
“¿Y yo no
cuento? Ya llevo cinco años compartiendo tu cama… bueno, cuando decides que
quieres compartirla y mi mujer no está de ganas”.
César sonríe.
Escalante lo
sigue mirando serio.
En el patio,
Fernando termina de mamar la pinga al chofer quien, esta vez, solo se ha bajado
la cremallera muy discretamente.
El retorno a
Lima se produce antes de mediodía.
“Creo que
regreso a Piura, espero cómo le va a los materiales, y si hay buen resultado,
regreso acá a hacer más”, estima Fernando.
“¿Por qué no
te quedas al menos un par de días más?”, consulta Escalante.
“No quiero
dejar colgado del todo al señor Abelardo. Igual, no quiero abandonar tampoco
del todo mi trabajo en el campo. La verdad, la ciudad me gusta para pasear,
pero no para quedarme”.
“Pero todo
está en la ciudad”, insiste el director.
“Sí, pero…”
Al pasar por
Ñaña, una combi a toda velocidad pierde el control en la pista y se arrima al
Corolla.
“¡Agárrense!”,
grita el chofer, que también va a cierta velocidad.
Por evitar la
colisión en una curva, se sale de la vía y da dos vueltas de campana en una
pendiente. Solo se oyen gritos. Luego, silencio.
Se supone que la Marcha del Orgullo es un sitio de
encuentro de toda la comunidad LGTBIQ+. Pero en Piura este año parece estar más
enfocada en el grupo transgénero, incluso pidiendo a los candidatos a alcaldes
y gobernadores que les den un puesto de trabajo.
Según los organizadores, la manifestación pide que las
autoridades reconozcan los derechos de la comunidad LGTBIQ+, que ya están
recogidos en la ley peruana. Pero la versión piurana tiene un marcado acento
trans. Según dicen, porque es el grupo más marginado.
La Marcha del Orgullo se realizará el 28 de junio iniciando
con una concentración en la Plazuela Merino a las 4 de la tarde. La edición 14
parece no diferenciarse de las anteriores en cuanto al acento trans, al punto
de pedir a los candidatos que les den chamba.
La pregunta es cómo quedan las lesbianas, los gays, los
bisexuales, los queer y el resto de identidades de género. ¿es que acaso ya
tienen su vida resuelta?
Los organizadores de la Marcha están insistiendo en que se
emita una ordenanza que reconozca los derechos LGTBIQ+ . el problema es que hay otros colectivos que tienen
las mismas demandas: los afroperuanos, por ejemplo, ¿o qué hay de los migrantes
quienes son sometidos a delitos como la trata de personas o pésimas condiciones
laborales? Aparentemente, la capacidad de articularse con otras personas
vulnerables sigue siendo una debilidad.
Nos parece buena idea que se haga visible al colectivo
LGTBIQ+ en las reivindicaciones, pero también nos parece clave incorporarlo
todo: se llama diversidad sexual.
Aunque, por otro lado, es complicado que en una sociedad
machista y homofóbica/transfóbica, como la piurana, una trans sea respetada en
todo el sentido de la palabra. Siguen siendo objeto de burla debido a su
apariencia.
Pero, yendo a nuestros derechos como gays y bi caletas,
¿cuál es la agenda que los organizadores de la Marcha del Orgullo nos plantean?
¿Acaso esperan que forzosamente salgamos del armario para que nos incluyan? No
se trata de pincharles la llanta sino de ser equitativos.
De todos modos, te invitamos a participar si lo deseas. Pero
si prefieres quedarte en casa, recuerda que eso no te hace menos: eres persona
y eso es lo que vale.
El culo de Flavio
tiene poder, incluso poder político.
A las 6 de la
mañana, Flavio ssale del edificio donde vive, vistiendo una malla de una sola
pieza azul eléctrica, que se sujeta a sus bien formados trapecios y ssolo le tapan
las tres cuartas partes del muslo. El resto de su anatomía, aunque esté
cubierta por la tela alicrada, no deja nada a la imaginación, en especial sus pectorales,
su espalda, su cintura delgadísima y plana, su enorme culo, su paquete, sus
bien formadas piernas.
La poca gente que
está despierta y en la calle a esa hora del sábado se lo queda mirando. A
Flavio le llega a la punta del huevo. Sabe de más que Piura es una ciudad
hipócritamente conservadora, que se escandaliza en público pero goza todo el
kamasutra en privado. Aún así, la ruta del muchacho es discreta, recorriendo
Miraflores, escuchando los trinos de las aves, los ruidos de la ciudad, buscando
calentarse en el aire frío del amanecer.
Dobla a la
avenida que va a dar al Cuarto Puente y trota sostenido y firme, tan firme que
sus grandes nalgas e hinchadas piernas vibran a cada impacto de su pie con el
concreto. Al pasar por la segunda cuadra, de una mototaxi que se estaciona baja
Eliezer junto a otra persona alta como él pero menos fornida. Ambos se quedan
viendo al atleta alejarse.
“Un culazo justo
como me lo recomendó el doctor”, dice en voz baja.
“Y culazo pituco
por lo visto”.
Ambos ingresan a
una casa a mitad de esa cuadra.
“Tremendo susto
el que me diste en el bus con ese maricón”.
“Eres bien
huevón: ¿a quién se le ocurre dejarse mamar la pinga sabiendo que te pueden
ver?”
“Ya empezó el
capitán… ¿ya se te olvidó cuando metíamos huevo?”
“Cáchate de nuevo
a Pelu, y a cambio te prometo más ganancias que putas pérdidas”.
“No me digas que
el culo de Pelu sigue en servicio activo”.
“Sí, solo que
ahora se come pingas de alto rango…”
El otro hombre
mira fijamente a Eliezer:
“Acepto siempre
que no me metas el dedo al culo… y que mi hijo sea parte de los beneficiados”.
“Nada de eso,
capi… será mejor que cachar con los calichines del FC”.
Veinte minutos
después, ambos salen de la casa y caminan en dirección al Cuarto Puente.
“Gracias, capi, y
lo otro ya sabes que se arregla metiéndole verga”.
“Si lo haces,
hasta les doy el culo a ti y a Pelu”.
Llegan a un
cafetín pero lo hayan cerrado.
“Hijo de puta…
tendremos que ir por la irazola. Conozco otro lugar”.
Al doblar la
esquina casi chocan con Flavio quien viene trotando en sentido contrario. Los
tres se asustan primero, se maravillan luego.
“Perdonen, no los
vi llegar”, se excusa el muchacho.
“Descuida… fue mi
culo, digo, mi culpa”.
Flavio sonríe
ante el lapsus linguae, y nota que el otro hombre le mira fijamente las
caderas y las piernas. En diez minutos, los tres ingresan al minidepartamento del
joven. Eliezer y su acompañante agradecen y se sientan.
“Ya decía de
dónde tu cara y tu cuerpo me eran familiares”, comenta el primero.
“¿Cara, cuerpo y
culo?”, ssonríe Flavio mientras pone una sartén en la cocina y enciende la
cafetera. “Hay huevos en la refri, y tengo tostadas en la alacena; sírvanse
mientras me ducho”.
Flavio entra a su
cuarto, se sienta en la cama y se saca las zapatillas y las medias, las que
lanza con precisión al cesto de ropa sucia. Se pone de pie y se saca la malla
de licra; queda completamente desnudo. De pronto nota que alguien también
desnudo entra por la puerta, la que deliberadamente dejó abierta.
“No te entendí a
qué huevos te referías”, sonríe Eliezer. “¿A lo mejor éstos?”, pregunta
fingiendo inocencia y sacudiéndose los testículos.
“Sí, tus enormes
huevos”, sonríe Flavio muy seductor. “Apuesto que son más nutritivos”.
En ese momento,
el otro hombre entra completamente desnudo también. En un par de minutos, los
dos invitados están apiñados con el anfitrión en su ducha untándole el jabón
líquido. Recorren todo su cuerpo perfecto, en especial ese generoso culo.
Flavio, aprovechándose flanqueado, agarra las pingas de ambos y las comienza a
masturbar.
Una vez que ambos
penes están duros, gira, se arrodilla sobre el piso de mayólica y los chupa
alternadamente. Minutos después, los tres comparten la cama. Mientras Eliezer
ofrece su pija para que se la chupe Flavio, el otro hombre le clava sus 18
centímetros por ese ano suave y cálido. Hay gemidos, hay jadeos, hay arrechura.
Luego Eliezer
mete su pinga a Flavio mientras éste se la chupa al otro hombre. Aquí la cosa
se ha puesto un poco más complicada para el pasivo porque el grosor de ese pene
largo y moreno desafía la elasticidad de cualquier recto, incluso del
experimentado mancebo. El otro hombre no aguanta mas y dispara todo su semen en
la boca del atleta matutino. Tras suspirar, se echa en uno de los lados de la
cama.
Los siguientes
veinte minutos serán solo de Eliezer y Flavio. El primero acostado boca arriba,
el segundo cabalgándolo sin descanso. Incluso Eliezer se anima a tomar el pene
de Flavio y comenzarlo a masturbar hasta conseguir que crezca a sus 15
centímetros, el glande más hinchado que el resto del tronco; los testículos golpeando
el vello púbico.
Luego Eliezer se
sienta en el filo de la cama y Flavio se sienta sobre él. Con la enorme pija
dentro de su culo, continúa cabalgando. La plasticidad de este pasivo es
sorprendente, piensa el activo. Finalmente, Flavio da una última mamada
profunda al órgano sexual de Eliezer y le extrae todo el semen, una gran
cantidad dicho sea de paso, y se la traga. Los dos se acuestan junto al primer
hombre, de tal manera que el anfitrión queda al medio.
“Leche de negro y
leche de cholo”, celebra Eliezer.
“el que no tiene
de inga, tiene de mandinga, y sabe disfrutar una buena pinga… o un buen par de
pingas”, ríe Flavio.
“¿Y como cuánntas
te habrás comido?”, le consulta el otro hombre.
“No muchas como
parece, pero las que me comí pagaron bien y quedaron muy satisfechas”.
“Ah… eres… cómo
decir…”
“Escort, modelo
de desnudo artístico, desnudo pornográfico, stripper, gogo, y ahora estoy
grabando una película porno”.
Eliezer
reacciona: “O sea que este trío…”
“Tranquilo,
moreno. Esto es cortesía de la casa; es más: yo estoy dispuesto a cachar
contigo todas las veces que quieras… y con tu amigo también”.
“¿Por nada?”, se
serena Eliezer.
“Al contrario. Si
haces que tu jefe no se meta con mis negocios… yo te prometo que todos ustedes
llegan a la regional… y tendrán rico sexo gay”.
Casi a un cuarto
para las 9 de la mañana, Eliezer y su acompañante salen del edificio.
“Eli, prácticamente
le has dado el culo a ese chibolo”.
“Tranquilo, capi:
ni le di el culo ni me dio su pinga… todo está bajo control”.
“Ya te dije,
eliezer: no me metas en líos y garantiza lo de mi hijo”.
“Lo de tu hijo es
un hecho; por lo demás, ¿cuándo te he cagado la vida, querido Julio?”
A la misma
hora, Osmar regresa de la calle al departamento en el condominio. Alexis justo
sale del dormitorio principal cubriéndose sus genitales con una toalla:
“¿Cómo te fue
en la entrevista?”
“Bien, pero
ya estaba olvidando que esto de atender a la prensa tiene su lado pesado. Al
menos no me pidieron quitarme la camisa”.
“La cena está
para calentar por si desees”.
“Báñate,
luego me ducho y ceno antes de que venga Alejandro”.
Alexis se
aproxima un poco más sin separar la toalla de sus partes íntimas:
“¿Entonces va
en serio la cosa con ese chico?”
Osmar se lo
queda mirando y sonríe:
“¿Podemos
ducharnos juntos?”
El baño se
llena de cierto vapor. En la ducha, los dos actores están empapados y cubiertos
sus cuerpos con la espuma de sus jabones que masajean con cierta delicadeza.
Casi sin quererlo, por instantes se rozan un poco.
“¿Y cómo
tienes tanto estómago para soportar toda esa presión, Osmar?”
“Sobrevivir
al chavismo da experiencia suma cum laude,
pana”.
“¿Hasta
cuándo vas a soportar?”
“el miércoles
iré a la embajada americana y veré si puedo tramitar mi visa. Un compañero en
Doral dijo que puede alojarme mientras hago castings,
busco algo. Para cuando acabe la temporada, ese trámite ni siquiera habrá
comenzado, creo”.
“¿Y la
película que están negociando? ¿Y lo de esa serie? ¿La sesión para Brasil?”
“Si llega, ya
veremos. Por ahora, mis planes son emigrar… otra vez”.
“¿Te puedo
acompañar? Yo tampoco me veo con futuro en Perú”.
“¿Tienes
dónde llegar en Miami?”
“Quiero ir a
Los Ángeles. Qiero preguntar bien a Keith cómo es la nota allá”.
“¿En serio
ese man es peruano?”
“Su partida
de nacimiento dice que sí. ¿No ves cómo hablaba todo criollo?”
“sus
facciones son de gringo”.
“Bueno,
quizás por eso ha podido trabajar en mercado anglo, aunque acá no se ha
conocido ese trabajo”.
“Los Ángeles
es más jodido que Miami, Alex”.
“En el valle
de San Fernando no son muy exigentes”, el actor se coge el paquete con una mano, meneándolo, mientras
con la otra se nalguea.
“Al menos
tienes buena verga… y buen culo. Yo solo buen culo. Mi verga no es… muy
pornográfica que digamos, sin ofender”.
Alexis se
sonríe:
“Pero eres
guapísimo, huevón. A veces tengo que controlar mis hormonas cuando te veo
calato, como ahora”.
Osmar ríe:
“Me deseas
sexualmente, acaso, vale?”
“¿quién no te
desea sexualmente? Aunque, claro, con todo lo que me cuentas… puta, huevón, no
sé si aguantaría estar en tu pellejo”.
Osmar se
enjuaga el jabón, dándole la espalda a Alexis. De pronto, comienza a sobarse las
nalgas más de la cuenta. Voltea un poco la cara:
“Podrás
vaciarme tu leche aquí?” Osmar se toca la raja del culo. Alexis se sorprende.
Osmar gira,
sonríe, coge a Alexis, lo mete bajo el agua tibia, lo enjuaga de cabeza a los
pies, sin obviar pene, bolas y trasero. Lo abraza.
“No te dije
nada, pero sí sentí hace semana y media cuando en la escena del sueño, tu huevo
estaba un poco más duro que lo usual”.
“¿Te
molestó?”
“Para nada.
Sé que no tuviste intención”.
“A veces es
jodido controlar la mente”.
Osmar sonríe,
se estrecha más en el abrazo, siente cómo el pene de Alexis se pone duro; lo
mira con cariño, lo toma de las mejillas y lo besa en la boca. Entonces se
arrodilla a chupár ese pene con cierta dificultad; se ayuda con una mano para
acelerar el orgasmo.
“Las voy a
dar, Osmar”.
El
arrodillado se saca la pinga de la boca, la magrea fuerte y deja que el semen
se le dispare en la cara.
Al salir, se
topan inesperadamente con Gibrán en la puerta.
“¡Entonces sí
es cierto!”, exclama el inquilino principal, con cierto asombro.
Para ser el
abogado de un presidente homofóbico, la imagen de Ricardo Milos bailando
exóticamente en medio de una audiencia judicial es qcomo recibir un golpe de
pinga en las mejillas… o en el mismo culo.
La imagen que se
vio durante la audiencia corresponde al stripper, modelo y escortbrasileño Ricardo Milos, quien se hizo
famoso allá por 2011 cuando su imagen bailando eróticamente luciendo una
pañoleta roja y una tanga con los colores de la bandera estadounidense se
hizo viral alrededor del mundo, especialmente en la comunidad gaymer… perdón,
gamer.
Lo
particularmente curioso es que el presidente peruano Pedro Castillo se ha
declarado abiertamente contra la comunidad gay durante su campaña
política, incluso parece tener problemas con las mujeres porque es lo que más
escasea en su gabinete. Además, muchos de sus ministros y funcionarios tienen o
han tenido denuncias por violencia contra las mujeres, incluso violación
sexual. ¿No será que Castillo tiene su ladito gay? Quién sabe.
Mientras tanto, Lo
poco que se sabe deRicardo Milos es que habría nacido en 1977, que mide metro
72 y pesa 86 kilos. O sea, es culturista.
Los videos
de Ricardo Milos parecen ser populares en la comunidad de abogados peruanos
porque su imagen también ha aparecido en una audiencia virtual aquí en la
ciudad de Piura. Y por lo visto, tienen un gran archivo de videos de
strippers porque también aparecieron en otras audiencias en todo el país.
Nosotros hemos buscado
si hay videos de Ricardo Milos calato, pero no hemos encontrado nada. Si
tú tienes alguno, avísanos. Mientras tanto sí hemos hallado este video suyobailando y este otro video suyo bailando. Se mueve rico el csm, ¿no? No olvides comentar acá abajo o en nuestro Twitter.
OnlyFans es
una red social que de un tiempo a esta parte ha tenido un crecimiento
interesante, especialmente en mercado peruano. Y para muchos gays, casi es una
bendición porque pueden ver a muchos chicos mostrándolo todo casi sin censura.
Aunque tenemos que aclarar que el acceso cuesta, y según cuánto pagues, cuanto
más podrás ver.
OnlyFans se ha convertido para muchos chicos en una
fuente para conseguir plata. Claro que ésta puede aumentar dependiendo de la
frecuencia con que publiquen, y las cosas que publiquen. Y, sin duda, los
contenidos más apreciados son los calateos completos o las sesiones de sexo
explícito.
De los usuarios
peruanos más populares, nos quedamos con dos ejemplos.
Nicola
Porcella es una primera
muestra. el actor, ex modelo y ex futbolista (sí, fue
delantero del Melgar, del Municipal y del Sport Boys) ha sido uno de los que
abrió su cuenta, aunque la cerró recientemente luego que consiguiera un
contrato con Televisa, la empresa de medios de comunicación más poderosa de
México.
Las fotos más célebres
de Nicola en OnlyFans, y que ha rescatado en su cuenta de Twitter, son aquellas
en las que aparece en un jacuzzi, o enseñando su culito.
El capitán
histórico de los guerreros ha sabido ocultar su paquete estratégicamente,
incluso en aquella foto de la ducha donde su mano es la principal barrera entre
su pinga y sus huevos y la vista de todos sus seguidores. ¿O qué
tal en la que deseamos ser la espuma que tapa las joyas que Dios le dio? Ya,
pues, Nicola, aunque sea para verla de lejitos, ¿no? Recuerda que amar (a tus fans)
es compartir (tus desnudos frontales).
Porcella ha
borrado algunas fotos calato, pero ha dado suficiente tiempo para que
muchas personas las bajaran y compartieran… y para que nuestro equipo de
investigadores las encontrara para que tú las disfrutes.
Mack La Macyna es la segunda muestra. este entrenador,
stripper, comerciante, emprendedor al fin y al cabo, ha sido un poco más
explícito en OnlyFans, y cuando hablamos de explícito, nos referimos a que no
ha tenido ninguna palta en mostrar su pinga y sus huevos.
La Mackyna
también ha enseñado su hermoso culo…
mucho más formado que el de Nicola, por cierto. ¿Qué dices, Mack, se te puede
hacer un rico beso negro… o quién sabe? ¿Será cierto que eres ‘todo terreno’ en
todo el sentido de la expresión? No sería malo.
La Mackyna se
recursea dando clases particulares a algunas estrellitas peruanas, aunque
también tiene alumnos no tan famosos. ¿No te provoca contratarlo para unas
clases de musculación totalmente al desnudo? Por lo menos, el que haya posado así en
pelotas para que todos lo admiremos y deseemos, se agradece enormemente…
como las erecciones que ya nos
generó.
Estas fotos
fueron previamente publicadas por Mack La Mackyna. ¿qué opinas de ellas?
Ya veremos qué
otras sorpresas nos tiene preparadas OnlyFans. A propósito, ¿tú tienes cuenta
allí? Si es así, déjala en los comentarios a continuación, deja que nuestros
seguidores las visiten y que las califiquen. Será muy sabroso hacer un ranking
de los mejores OnlyFans en la comunidad Hunks of Piura.
Bartolo es tan
arrecho que puede tener un sexo tan romántico como arriesgado.
Suena una alarma
en la oscuridad de la madrugada y Bartolo se despereza bajo sus cobijas. Al
estirarse, siente un calor en su espalda y de inmediato un cuerpo atlético desnudo
como el suyo; entre sus nalgas, el gran pene erecto de Marcano.
“Ya son las cuatro:
levántate”, le dice en su oreja justo antes de besarle el cuello.
“Cinco minutos
más”, ruega Bartolo sintiendo que su pinga también se pone erecta.
“Perderás el bus
a Piura, y luego tu bus a Chiclayo… vamos a bañarnos”.
Bartolo gira bajo
las cobijas, abraza a Marcano y le da un beso en la boca mientras pega todo su
cuerpo desnudo, en especial ambas pijas al palo.
“¿En serio
quieres que viaje y perderme un fin de semana cachando contigo?”
“Amo tu boca, tu
verga y tu culo, vale; pero el transporte no espera”.
“Cachemos al
toque, ¿sí, chamito?”
Marcano sonríe en
la oscuridad, besa de nuevo en la boca a Bartolo, se acuesta encima; ambos
comienzan a acariciarse. Marcano mueve su cadera estimulando ambos falos al
mismo tiempo. La cobija se corre un poco. Le besa el cuello de nuevo, luego le
chupa bien ambas tetillas, baja por el lampiño vientre, besa el vello púbico
rasurado y comienza a chupar el pene mientras con una mano juega con los
testículos y con la otra, aprovechando que Bartolo está abierto de piernas, va
hasta la raja entre ambas nalgas duras. Para ayudarlo, bartolo eleva las
piernas. Marcano se moja uno de sus índices con saliva y comienza a masajear el
ano de su amante, muy suave, muy tierno.
La chupas bien
rico, chamito… también te la quiero chupar”.
Marcano sonríe
nuevamente, se incorpora por un instante y cuidadosamente se arrodilla en
sentido opuesto. Ahora que están haciendo un 69, Bartolo también puede
acariciarle testículos, nalgotas y estimular el ano mientras le chupa el pene.
Pero bartolo va un
paso más allá. Como sea hace que el ano de Marcano quede a la altura de su boca
y le hace un beso negro.
El venezolano
comienza a rozar su largo y grueso pene contra el medio de los dos pectorales
de Bartolo; adicionalmente, usa una de sus manos para masturbarle el pene como
queriendo apurar algo y lo consigue.
“Voy a eyacular,
chamito. ¡Se me viene la leche”!
Pero Marcano
parece no hacer caso. Siente que el semen le inunda la boca. Se lo traga. Tras
la sesión sexual, ambos se bañan juntos.
“Hiciste trampa,
chamo. Se supone que los dos debíamos eyacular juntos”.
“Me estoy
guardando para esa escena de sexo esta noche: ya sabes que con esa plata,
podemos hacer todo lo que habíamos planeado”.
Bartolo sonríe en
el estrecho cubículo de mayólica; acaricia la mejilla de Marcano:
“Lo sé, chamito.
Solo recuerda que no debes arriesgar tu salud. Ya sabes lo que pasó con…”
“Sí, y el muy
estúpido no quiere dar la cara”.
“Pero tú me
aseguraste que contigo siempre usó condón, ¿no?”
“Conmigo siempre
usó condón porque se lo exigí, pero no sé si con el resto”.
Casi volando y
con su mochila de viaje a la
espalda,Bartolo baja las escaleras y se detiene en el pasillo del segundo piso.
Toca una puerta. Sale Eliezer ya vestido secundado por Sandro quien se cubre
sus genitales con una toalla y se detiene justo debajo del dintel. Saluda
coquetamente.
“Pensé que te
quedaste dormido”, sonríe Eliezer.
“Perdona”, se
sonroja bartolo.
Sandro vuelve a
meterse a su cuarto, y así desnudo, a su cama. Toma su celular, marca un
número. A los cinco minutos, siente unos toques discretos en su puerta. Salta
de su cama y abre. “Más veloz que un rayo”, comenta sonriendo.
Marcano,
vistiendo polo y short, ingresa; de inmediato se los quita: queda desnudo otra
vez.
Bajo las cobijas,
Sandro está acostado boca arriba y con las piernas abiertas mientras Marcano
está encima suyo besándole la boca y sobando ambos penes ya erectos. Tras
besarle el cuello, Marcano repite la vieja técnica de mamar las tetillas, besar
el abdomen (que sí tiene algunos pelitos), llegar al vello púbico algo
recortado y mamar el pene, estimular los testículos con la otra mano y la otra
meterla por la raja del culo hasta masajear el ano.
“Marcanito… ¿me
dejas probar tu anito?”, bromea Sandro.
El venezolano no
se hace de rogar. Repite la misma maniobra que con Bartolo y básicamente se
sienta en cuclillas sobre la cara de Sandro dándole oportunidad a que goze sus
enormes nalgas y su agujero a discreción. Cuidadosamente, Marcano se inclina y
vuelve a chupar pija masturbándola al mismo tiempo. Y parece que la técnica
combinada vuelve a dar resultado.
“Las quiero dar
en tu cara”, pide Sandro extasiado.
Marcano para de
chupar la pinga, la pajea rápido, cierra la boca y deja que los chorros de
semen se disparen en sus mejillas. Cuidadosamente, se acuesta boca arriba y
deja que Sandro se eche ssobre él para lamer su propia leche. Al terminar, lo
besa en la boca.
“¿Te ordeño
también?”, consulta.
“No es necesario,
chico. Pero… ¿qué te parece si te acompaño en la cama hasta que te levantes?”
“Me parece una
excelente idea”, sonríe Sandro.
Mientras tanto,
el bus rumbo a Piura ya dejó las últimas calles de San Sebastián y la cabina de
pasajeros se queda a oscuras. En la última fila viajan Eliezer y Bartolo
pegados a la ventana.
“va casi vacío,
¿no?”, comenta Eliezer.
“Debe ser que es
sábado o que es muy temprano”, cree Bartolo.
Pasan unos
segundos y siente que Eliezer le toma la muñeca y se la lleva evidentemente
hacia la bragueta: la pinga que vio y chupó la noche anterior está otra vez
libre de cualquier ropa que la oprima.
“Qué pendejo
eres”, sonríe.
“Aprovechemos que
está oscurito”.
Bartolo duda,
pero siente fluir la adrenalina. Se inclina y comienza a mamar la pinga.
Eliezer reclina su asiento y pone sus dos manos sobre el fffrondoso cabello de
Bartolo. El pedazo de carne no tarda en ponerse duro. Aunque, pensándolo bien,
Eliezer usa la mano que tiene libre para recorrer la espalda del otro chico y
meter su mano dentro de la pantaloneta
que se puso esa mañana para viajar. Se interna bajo la ropa interior y gana el
par de lampiñas, suaves y bien formadas nalgas y luego masajea el ano.
Afuera ya
comienza a despuntar el día aunque aún muy débil. Eliezer trata de concentrarse
en el sexo oral y se acomoda un poquito, cuando de pronto, con la poca claridad
disponible, ve acercarse a alguien. Desconecta a Bartolo de su pene, como puede
se lo mete dentro del pantalón. El muchacho se asusta, más al mirar que alguien
se aproxima y se sienta a su lado.
“O se bajan con
algo, o llamo al cobrador”, dice aquella persona con una voz aguardientosa.
A las seis y
cuarto de la tarde, Alejandro entra en su dormitorio alquilado.
“Pasa”,
invita.
Evandro
ingresa tras él. La puerta se cierra.
“Todo está
casi igual”, dice mientras gira su cabeza en ciento ochenta grados.
Alejandro
deja las llaves en un enorme cenicero de vidrio con motivos turísticos de
Montego Bay, Jamaica, un recuerdo de uno de sus viajes periodísticos que
terminó siendo cuasiturístico, y que conserva sobre el archivador de metal; va
a su cama y se comienza a desnudar:
“Me
disculparás, pero ha sido un día pesado: necesito una ducha”.
“Yo también”,
secunda Evandro sin ninguna intención. “Especialmente luego de lo que me
contaste: ducha con masaje, de ser posible”
Alejandro ríe
un poco:
“¿Recuerdas
ese gym de mala muerte en Ventanilla”.
“La ducha no
tenía lluvia, era un chorro”, sonríe Evandro. “Y en invierno era una tortura bañarse
ahí”.
“Acá al menos
tengo de esas termas brasileñas de resistencia”.
“Todas las
termas tienen resistencia, Alejo”.
“No jodas con
tus tecnicismos”.
El fotógrafo
ya está calato con una toalla al hombro y camino al baño. Abre la cortina de la
ducha, la cierra, abre la llave del agua, regula la palanca de temperatura y entra.
“¿Qué piensas
hacer?”, pregunta alzando la voz un poco.
Nadie
responde.
“¿Evandro?”,
confirma el surfista. “Sigues ahí?”
Cuando está a
punto de salir para ver si no se ha desvanecido en el aire o el suelo, casi se
estrella con el actor, totalmente desnudo y con un paquetito plateado en su
mano derecha:
“¿Podemos?”
Alejandro
ssonríe. Ambos entran en la ducha.
Tras la
cortina no hay diálogo, excepto el de dos cuerpos húmedos y cansados que
comienzan a prodigarse caricias y besos. Hay jadeos, gemidos, hay lujuria al
por mayor.
Evandro mete
su pinga rrecta, gorda y babeante, pero protegida por un condón, en el ano de
Alejandro. Gozan sin hacer tanto malabar, aunque el fotógrafo tiene un estilo
muy peculiar de mover la cadera y masturbar el pene que sigue en sus entrañas
hasta ordeñarlo todo.
Como cierre,
Evandro coge el pene de Alejandro, lo soba fuerte aprovechando la lubricación
del jabón hasta que la eyaculación se produce.
“¿qué harás
ahora?”, pregunta Alejandro terminándose de vestir.
“Tengo que
ingresar esos datos en el diagrama de flujo… las cosas no van a resultar como
esperaba”, responde el actor también terminándose de poner la ropa.
“Oye, y
perdona que me meta en esto, pero… ¿eres feliz con Laura?”
“Por favor,
no me remuevas culpas, ¿quieres?”
“¿Y Osmar?”
“Ya veremos”.
Evandro guiña un ojo.
Se acomoda la
casaca y verifica que su cabello no esté húmedo aunque sí peinado con su raro
copetito.
“Lo gracioso
de todo esto”, reflexiona Alejandro, “es que acabamos de serles técnicamente
infieles”.
“No jodas con
tus tecnicismos”, sonríe Evandro.
Ambos terminan
riendo. Un nuevo abrazo. Otro beso en la boca. ¿Es un nuevo adiós?
En
Fogatas, la playa por donde pasa la línea que permite dividir a la Tierra en
dos mitades perfectamente iguales, un ansioso Ismael Nava se sienta en una mesa
al interior de un restaurante de hamburguesas. Es mediodía, el tiempo está
templado, y poco o nada le importa que donde él está sentado es invierno pero
saliendo por la puerta principal, a unos diez metros de distancia, es verano. Chiquito
se le aproxima y sienta al frente.
“Ya nos
traen la orden, inge”.
“No me
llames así, carajo”, regaña Nava en voz baja.
“Disculpe,
don Mayo. ¿Cuándo tomaremos el vuelo?”
“Una
semana todavía porque tienen que arreglarme lo de tu pasaporte: hacerte pasar
por ciudadano de acá y sacarte papeles no se hace de un rato al otro como en
Collique, pero Latinoamérica es Latinoamérica, donde sobornas a quien sea y… ya
sabemos qué pasa”.
Chiquito
sonríe.
“¿Y
cuándo podré llamar a mi mujer y mi viejita, in… don Mayo?”
“Carajo,
huevón, espera a que lleguemos a Londres y ahí nos organizamos. Le has dejado
regular cantidad de plata a tu familia, así que no creo que la desaparezcan en
una semana”.
De
pronto, una hermosa joven vestida con breve blusa de tiritas, short y sandalias
entra, observa a los lados y camina hasta sentarse en la misma mesa que los dos
varones. Nava mira a Chiquito muy sorprendido; lo mismo el matón.
“Hola,
caballeros”, dice con voz muy dulce y coqueta.
“Buenas
tardes”, trata de ser cortés Nava. “Perdone, ¿nos conocemos?”
“No
creo, pero… podríamos conocernos más”.
Nava y
Chiquito vuelven a cruzar miradas. El segundo le mira los senos sin ningún
disimulo pero no con afanes pecaminosos, mas bien de seguridad, detectando
algún cable oculto, algo fuera de lo común.
“El
reloj”, reacciona alarmándose, y levantándose de la mesa. “¡El reloj, inge!”
Todos en
el restaurante voltean la cara.
“Siéntate,
por favor”, advierte Nava en voz baja.
Chiquito
reocupa su asiento con los ojos desorbitados, totalmente jadeante.
“Al
grano, señorita”, el ingeniero se pone serio. “Su presencia nos está
inquietando”.
La chica
mete la mano a su bolsillo y saca un carnet con una foto.
“Prensa.
Quiero que me cuente la historia de Cruz Dorada en el valle de Collique, del
otro lado de la frontera”.
Chiquito
se vuelve a levantar de golpe, tira la silla, se mete la mano a la cintura y
saca una pistola: apunta a la chica. Nava se para con rapidez y lo encara.
“No seas
imbécil”.
El matón
mira con desesperación a la joven audaz y mira a Nava. Gimottea. Al instante,
se lleva el cañón del arma a la boca. Los comensales gritan de espanto.
Un
disparo se oye.
Todos
salen despavoridos, entre ellos Nava, pero su carrera se acaba en la esquina de
esa calle cuando alguien lo bloquea de un golpe y lo agarra del pecho.
“¿Pensó
abandonarme, ingeniero?”
Ismael
abre sus ojos y su boca: el Carnes lo tiene paralizado. A sus costados, la
gente huye; la Policía está a punto de llegar.
Esa
noche, el grandulón se cobra la victoria de una forma diferente, al menos nunca
antes experimentada en toda su vida pero que nunca dejó de producirle
curiosidad: con su no tan largo aunque sí grueso pene erecto metido dentro del
ano de otro hombre que es la perfección física andando, o al menos la que él
recientemente ha conocido. Cierra los ojos, trata de resistir pero no puede
más: eyacula en el interior de ese otro varón.
“Perdona”.
“No hay
problema; excelente siendo primera vez”, le dice el amante del momento,
mientras su pene erecto pierde firmeza y descansa poco a poco sobre el bajo
vientre del cuerpón.
“¿en
serio te gustó?”, el Carnes le acaricia los bien formados glúteos, aún sobre su
pubis.
“A mí
sí”.
“¿Pensaste
que no lo iba a lograr?”
“Yo no
decir eso. Yo sentir cierta duda, entonces yo decidí reto”.
El
Carnes sonríe.
“Ahora
sabes que puedes confiar en mí, y tú sabes por qué debes creer en mí”.
“Sí, sí
saberlo”.
“¿Y
ahora qué, Owen?”
“Tú ser
libre. La frontera estar a diez horas en auto. Mañana poder regresar”.
“Mi país
ya no es mi casa; no tengo que hacer nada allí”.
“Entonces…
mi casa ser tu casa, pero ser viaje muy largo”.
El
Carnes palmea una de las nalgas.
“Será la
primera vez en mi vida que un viaje tenga sentido para mí”.
Owen
sonríe, se inclina y besa los labios del hombre.
“Entonces,
ir a casa”.
Una
alarma suena en el celular de El Carnes. Lo rescata de la mesa de noche al lado
y lo revisa. Ríe.
“Ciento
veinte me gusta”.
El
Carnes deja el celular en la mesa otra vez, gira con Owen y se le acuesta
encima. En la pantalla, brilla la foto de un iracundo Ismael Nava esposado a un
poste de energía eléctrica en una calle de Fogatas con el texto: Welcome to the
Middle of the World. #WhiteCross #endgame #moonbrotherhood