jueves, 29 de agosto de 2019

¿Por qué me siento orgulloso de ser stripper?

Soy stripper hace un par de años. Me metí al negocio por curiosidad primero, y cuando vi que éso significaba un ingreso extra, me pareció una interesante idea ir desarrollando. Yo tengo un pequeño negocio, pero lo que gano no es suficiente, así que esas presentaciones me permiten tener algo extra que me deja pagar mis cuentas en general. A veces me he presentado en discos, pero mayormente hago shows privados, y mis performances van desde quedarme en boxer o hacer calzoncillo mojado hasta usar hilo dental. Si me pagas extra, me quedo calato y me pajeo delante tuyo hasta que veas fluir mi leche.

El fin de semana estuve dando un show privado en una casa por el cumpleaños de un pata, quien me pagó lo que le pedí y me trató muy amable. La huevada comenzó cuando cerré mi presentación y me iba a un cuarto que me dieron para ponerme mi ropa normal y regresar a mi casa. Solo vestía un hilo dental rojo cuando justo antes de entrar al cuarto me crucé con uno de los invitados. Lo reconocí porque entrenamos en el mismo gimnasio.
"Así te recurseas, ¿no?", me dijo con una sonrisita medio pendeja. Yo las paré de inmediato.
"Sí, así me recurseo", le dije con toda seguridad.
"¿Y no te jode recursearte así?", me volvió a preguntar pero con cierto tonito de desprecio.
"¿Y qué tiene de malo?", le devolví.
"Que, huevón, mírame a mí que estudié ésto y ahora soy ésto, tengo menos pinta que tú y saco mejor plata", se descosió.
"Bien por ti", le dije sin bajarle la mirada. "Pero yo me siento orgulloso de ser stripper".
El pata se quedó boquiabierto, lo que aproveché para darle la estocada final.
"Y te diré por qué".


  1. Me preparo para enseñar, no para ocultar: Entreno mi cuerpo a conciencia, me alimento sanamente, no bebo alcohol, no fumo, no me meto drogas, descanso lo necesario, procuro estar enfocado. En dos palabras: me cuido. De ese modo, puedo mostrar los resultados a la gente, y me pagan por esos resultados.
  2. Soy artista: Tengo oído musical, tengo ritmo, tengo flexibilidad, no solo me pongo a bailar, sino que uso todo mi cuerpo para transmitir sensualidad o sexualidad, desde cómo me peino y cómo luzco hasta cómo uso todo lo que la naturaleza me dio. Nada es casualidad, todo es parte de una coreografía que se adapta a lo que mi público busca.
  3. Me gano la vida ofreciendo fantasía: A diferencia de otros huevones que solo sacan cuerpo para sangrar a otros patas, yo te ofrezco toda una experiencia de la que tú sales totalmente relajado o totalmente estimulado, y es un aspecto que cuido mucho.
  4. Soy creativo: Siempre estoy viendo la forma de reinventarme, de ofrecerte algo novedoso, investigo, pruebo, perfecciono. Entonces, no soy cualquier huevón.


Cuando le espliqué todo ésto aal otro pata, él no sabía cómo responderme. Entonces, yo me sonreí pendejamente, y delante suyo me quité el hilo dental, mostrándole mi pinga y mis bolas, luego me metí a cambiarme y me fui.

El lunes me encontré al pata en el gimnasio. Cuando acababa de hacer mi rutina, se me acercó.
"Pata, sorry por lo que te dije la otra noche", me dijo aparte.
"Normal, huevón", le respondí. "Ya me a pasado antes".
Entonces se quedó callado un ratito hasta que la soltó.
"¿Tienes shows este fin de semana? Quisiera contratar uno".
Me volví a sonreír. Algún día les contaré cómo me fue en esa presentación.

lunes, 26 de agosto de 2019

El primer amor que debo tener es a mí mismo

Hay una huevada recurrente en nosotros. Siempre creemos que la felicidad se consigue cuando estamos con alguien. Puede que sí, pero si no encuentras otra manera de ser feliz, algo malo está pasando contigo. Muy pocos se dan cuenta que ésta es una regla de oro. Pero, ¿cómo se consigue?

Lo primero que hay que hacer es escucharnos. No tanto escuchar a los demás. Primero escucharnos, dialogar con nosotros mismos, preguntarnos quiénes somos y por qué somos valiosos. Si tú crees que no te sientes valioso por ti mismo, es hora de buscar ayuda con un psicólogo, un consejero serio o un amigo de confianza que te diga las cosas como son aunque no te gusten. Quizás necesites una gramputeada para que reacciones pero podría ser la salida.

Lo siguiente es tomar el control de ti mismo. Una de las cosas que debes convencerte es que no dependes de nadie más que de ti. No de tu papá, no de tu mamá, no de tu pareja, solo de ti. Para mucha gente ésto suena a egoísmo pero cuando uno comienza a tomar control de sí mismo en todos los sentidos es cuando realmente uno va madurando y se va valorando. entonces, cuando alguien viene a calentarte la oreja o cualquier parte, es probable que tú te des cuenta que te mereces algo a tu altura. Y éso es bueno.

Lo siguiente es ejecutar tu plan, y éso significa comenzar a cultivarte por dentro y por fuera. De nada sirve que luzcas bien si tu cerebro está vacío, tu alma está angustiada o tu mente anda mal. En realidad, cuando uno luce bien por dentro, luce bien por fuera. Nunca olvides este tip. Igual con tu físico. Nunca te pierdas la oportunidad de hacerlo crecer, de desarrollarse, de verse realmente óptimo.

Cuando consigas todo lo anterior, te adelantamos que la gente va a verte raro. Bueno, ya te veían raro, pero ahora les parecerás más raro, y te contaremos por qué. La sociedad espera mucho de nosotros, es cierto, pero a veces adoptan un papel de juez que no les corresponde, y cuando ven que alguien es quien decide ser en realidad, suelen criticarlo, suelen desanimarlo y suelen agredirlo. No digas que no te lo advertimos, así que tú no tengas miedo. Si has descubierto que puedes ser una mejor versión de ti mismo, adelante. Si alguien jode, no le hagas caso, no le respondas, tú sigue en tu camino.

¿Y todo ésto te permitirá conseguir una mejor pareja? Probablemente sí, probablemente no. Y la razón es simple: cuando uno se quiere por encima de todo, uno aprende a darse cuenta si realmente necesita a alguien más para sentirse pleno, o si ese alguien más estorba antes que otra cosa. Entonces, aquí nuestro consejo es que te sigas escuchando con sinceridad, y que entiendas que todo el proceso es solo para valientes.

Si aún así, crees que tienes que ser feliz con una pareja, nunca, por nada del mundo, jamás de los jamases, ni por casualidad, permitas que te obligue a ser quien no eres, o que tengas que ceder en todo lo que has ganado solo por complacerlo. Quien decida a quererte, te tiene que querer tal como tú te quieres. Si no está dispuesto a ello, que se vaya a joder por otra parte.

Finalmente, no te tengas lástima. Es lo peor que puede sucederte. Tampoco dejes que el resto te tenga lástima. Si algo sale mal, levántate otra vez, mira dónde estuvo el error, corrígelo y sigue para adelante. Recuerda que no estás para complacer a nadie si no es primero a ti. Mientras éso no pase, el resto puede esperar. Conversemos más en el Twitter o acá abajo.

lunes, 19 de agosto de 2019

Si te pica el culo, ¿por qué debo pagarte?

Soy un pata de 45 años, y a raíz de unas gestiones tuve que ir a otra ciudad. De pura casualidad me encontré con un pata que no veía desde el colegio. Es un año menor que yo. Nos reconocimos, y como no tenía nada que hacer, nos fuimos a tomar algo por ahí. Trago va, trago viene, y recordé que había un rumor sobre él cuando estudiábamos.
"Decían que te gustaba recibir pinga", le dije sin roche alguno.
"¿La verdad? Sí me gustaba, y sí me gusta", me dijo.
No estábamos ni siquiera picados. Apenas habíamos tomado un par de cervezas, en todo caso sí habíamos generado mucha confianza.
"Bien por ti", le dije con la mayor naturalidad.
"¿Y... es cierto lo que decían de ti en el colegio? ¿Que la tenías bien grande?"
"Jajajajaja. La tenía, y la tengo bien grande"", le volví a responder con toda naturalidad.
"¿Como de cuánto?", curioseó.
"No la he medido, pero sería bueno medirla, ¿no?".
Nos tomamos un par de cervezas más. Media hora después, estaba ingresando a un cuarto que alquilaba cerca del centro de esa ciudad. Allí dentro, no solo me la midió, sino que me la chupó bien rico, y cuando ya estábamos calatos, me lo agarré piernas al hombro y le metí mis casi 20 centímetros de pene al palo. Si bien su culo estaba abiertito, apretaba bien. Disfrutamos como media hora y tuve unos de los mejores orgasmos de los últimos meses.

Como tenía mucho tiempo libre, me quedé un rato allí, calato en su cama,junto a él. Nos besamos en la boca. Usualmente no beso cuando cacho con patas, pero este huevón tenía un toque muy especial, así que no me negué.
"¿Y traes puntos acá, cachas con alguien?", traté de iniciar una conversación.
"A veces, pero últimamente me ha pasado algo, cómo te digo, inusual", se soltó.
Mi pata me dijo que él en realidad es moderno, versátil, y que una vez estaba en Facebook cuando se le agregó un chico de unos 21 años que había conocido de casualidad en la calle, cuando le entregó un volante. Él estaba con una amiga quien se interesó en la oferta que aparecía en el papel. Como la amiga no llevaba su celular, quedaron en que se iba a comunicar al de mi pata. El volanteador así lo hizo, pero en vez de impulsar la oferta, comenzó a sacarle plan a mi pata.
"Me decía que le parecía atractivo, que le gustaba mi cuerpo".
"Y sí tienes buen cuerpo, huevón. ¿Vas al gym?"
"No, pero bailo danzas folklóricas en un conjunto acá, y éso te mantiene en forma".
"Entonces te sacó plan. ¿Qué hiciste tú?"
Mi pata me dijo que el volanteador le propuso encontrarse en un centro comercial, y así lo hicieron. Comenzaron a dar vueltas por ahí.
"De pronto el chiquillo vio una vitrina y se fijó en un par de zapatillas bien caras, y dijo que era una lástima que estaba sin plata para comprárselas".
"Un simple comentario", observé.
"Éso pensé yo, pero luego pasamos por una tienda de ropa y el mismo comentario, vimos un reloj y lo mismo; entonces, le dije para traerlo al cuarto, pero me dijo que diésemos una vueltita más, que quería ver cosas".
"¿Y ese chiquillo era activo o pasivo".
"Pasivo. Me dijo que quería probar mi pinga, aunque éso era lo de menos. Yo quería deslecharme como sea".
"Entonces, ¿dieron la vueltecita?"
"Claro, pero en vez de llevarme a ver mas tiendas, terminamos en el patio de comidas, y ahí, sin asco alguno, me pidió que lo invitara a comer. Entonces allí yo paré las orejas y entendí que ese chiquillo no quería nada. Yo me paré en seco y le dije que se desahuevara. Me dijo que sí tenía ganas, pero que, como yo le había caído en gracia, que quería que yo le diera algo o le regalara algo. Casi me rayo. O sea, si a él le picaba el culo, ¿por qué yo tenía que pagarle? Salvo que sea escort o puto, ¿no?".
"¿Lo dejaste tirando cintura?"
"Lógico pues. En todo caso, se hubiese sincerado desde el inicio: necesito plata, o esta cosa, y cacho contigo si me la das. Pero así, no jodas".

Yo me reí luego de escuchar este relato. Mi pata a mi lado como que se mosqueó. Yo me di cuenta y de inmediato puse el parche.
"No me río de ti, me río de que a mí me pasó algo muy parecido", le aclaré.
"¿En serio?"
"Sí", le dije. "Hace unos meses negociaba unos fertilizantes y los dejé en un pueblo cerca de nuestra ciudad y allí conocí a un chico que había terminado de agrónomo. La misma vaina: que dame tu número, coordinamos por Whatsapp. Un día me hizo el habla y comenzó a decir que se sentía mal, que había discutido con su familia, que quería dejar el pueblo y largarse a la capital para hacer mejor vida. Hasta ahí, nada del otro mundo hasta que me dijo si podía recibirlo en mi casa, porque se me ocurrió decirle que tengo un cuarto libre. Le dije que no podía recibirlo porque apenas lo conocía y no iba a saber cómo explicarle su presencia a mi familia. Entonces me dijo que por mi culpa, iba a dormir en la calle. Yo sí me rayé. Lo mandé a su misma mierda y lo bloqueé. Hace como tres semanas se apareció en mi trabajo diciendo si lo podía recomendar como vendedor, que necesitaba trabajar. Yo, normal, lo llevé al administrador. Luego regresó, me agradeció, pidió disculpas por lo del Whatsapp. Sí, todo confuso. Luego me dijo que si podíamos ir a otra parte porque quería "agradecerme"".
""Agradecerte"? ¿Quería que te lo cacharas?"
"Obvio. Le dije que no podía, que en todo caso, cuando ganara su primera quincena, podíamos ir, o que me la chupara ahí mismo. Total, casi nadie entra a mi oficina. Me salió que no, que como yo ya tenía plata, yo tenía que invitarlo. Le dije que no joda y que no me dé cara a menos que sea para cosas del trabajo".
"¿Y está trabajando allí?"
"No. No se presentó a trabajar. El administrador me lo dijo, y le dije que no sabía nada. Después me contó que ese chico le había pedido plata adelantada, pero él se lo negó".

Mi pata del colegio se quedó con la boca abierta. Sus labios carnosos comenzaron a ponerme dura la verga. Lo besé de nuevo, pero lo sentí seco.
"¿qué te pasó?", le pregunté.
"Nada huevón. ¿Te das cuenta que los veinteañeros pasivos parecen estarnos pidiendo a los cuarentones que los mantengamos o algo así?"
Me puse a pensar, y creo que terminé con la boca abierta también
"No lo sé", alcancé a responderle por fin. "Lo que sí tengo claro es que ni tú ni yo tenemos que ceder ni darles ni mierda. Que si quieren conseguir sus cosas, que trabajen por ellas, como hemos trabajado tú y yo".
Lo besé  de nuevo y lo caché por segunda vez. Definitivamente, mi pata es lo máximo en la cama. Sin ser tan acrobático ni tan arrecho, me permitió tener un segundo rico orgasmo. Pero, cuando salí de su cuarto, tenía la espina clavada.

Cuando regresé a mi ciudad, no me quedé con las ganas y busqué de inmediato a un amigo que es psicólogo. Le conté todo sin roche alguno. Él me escuchó, se sonrió y me dijo que no era el primer ni segundo caso que él conocía, que ya otros patas de mi edad le habían contado lo mismo.
"¿Y a qué se debe?", me intrigué.
"No es la plata, no es lo material. O no, de primera mano", me dijo mi amigo, el psicólogo. "Es que a ciertas personas les encanta vivir dentro de relaciones en las que son dependientes de alguien porque sus figuras de autoridad les enseñaron a depender, entonces ignoran otra forma de vivir la vida que no sea por lucharla de forma independiente. Supongamos que le das lo que pide, no se satisface, y te pedirá más y más y más y más, pero no necesariamente porque sea materialista, sino porque en su mente se siente protegido, siente que alguien lo acoge, siente que puede seguir continuando el modelo de bajar la cabeza y recibir por toda su vida. Ojo que hasta éso de que se peleó en casa puede ser mentira, pero más que pelea, es porque sus figuras de autoridad nunca les dieron cariño, ni los valoraron, solo les dieron a cambio de agachar la cabeza porque había un proveedor. Incluso algunos han visto cómo violentaban a otros miembros de la familia o hasta a ellos mismos. Es perpetuar un círculo vicioso".
"No jodas. ¿Éso se soluciona?"
"Sí. Esos chiquillos tienen que reprogramar su chip, entender que las únicas personas de las que dependen son de ellos mismos, no de nadie más. Y no importa su opción, porque también hay activos jóvenes que buscan pasivos maduros para jugarles de la misma forma. De hecho, ése es el esquema más conocido, pero la solución es exactamente la misma: deben convencerse que no dependen de nadie, pero, si ya los malacostumbraste, ya fuiste y ya fueron".
"¿Entonces mandarlos a la mierda es la mejor respuesta?"
"Bueno, desahuevarlos es una buena respuesta, pero con solo decirles que tú no mantienes a nadie o algo por el estilo y cortar todo tipo de comunicación, asunto resuelto".

Le conté mi conversación con el psicólogo a mi amigo esta mañana que estaba jodiendo en Facebook. Me agradeció y me dijo que se lo contará a otros amigos suyos que también han sido abordados de la misma forma.
"Por último", me dijo mi pata, "contigo cacho mejor y la paso rico".
"Sí huevón", le dije. "Tienes toda la razón".
¿Te ha pasado algo parecido? ¿Qué hiciste? Cuenta acá abajo en los comentarios o al Twitter.

martes, 6 de agosto de 2019

El sexo y los negocios nunca van de la mano

La otra noche estaba bien arrecho cuando me di un vueltón por la Plaza de Armas a ver si levantaba puntos. Como esttaba solo en mi casa, y me estaba aburriendo demasiado, mejor fui buscando un culito que esté dispuesto a comerse mi pinga de 16 centímetros, ni gruesa ni delgada. Sí, pajearme hubiese sido una opción, pero no quería esa noche. La vaina es que llegué, me senté en una banca, paseé mi mirada, y me encontré con Marlon.

Este chibolo es un amigo de la universidad, pero estudia en otra facultad. Ya me habían dicho que el pata le entraba a la nota, pero como en cualquier lugar de cada diez cosas que te dicen, once son rumores, no le tomé importancia. Por último, que esté en la banca por la oficina de correos puede ser casual. Igual, le busqué la mirada, y cuando lo conseguí, me sonrió pero de una manera bien cojuda.

en lugar de sobarme mi paquete que, debajo de mi jean, no tenía ningún tipo de barrera, así que se me marcaba mucho teniendo en cuenta que tengo bolas grandes, decidí levantar el culo de la banca y acercarme a la suya.
"¿Qué hay Marlon?", lo saludé.
"Nada, Tavo", me respondió.
"¿Cómo que nada? ¿Y esa cara de cojudo que te cargas?"
Marlon se sonrió un poco. Al menos reaccionó.
"Huevadas que uno piensa", me dijo.
"¿Y estás aquí hueveando, como pan que no se vende?", comencé a joder.
"No quiero ir a mi casa, no tengo a dónde ir", me confesó.
"Vamos a la mía, si quieres", me lancé.
"No. Ahí nomás". Ni modo, dije, si va a estar con esa cara de culo, mejor busco puntos en el cine. "No quiero incomodar a tu mami". Ah, puta, entonces me dije que había esperanzas.
"Mi vieja no está", le informé. "Todos se fueron de viaje, así que ando solo y aburrido".
"¿En serio, Tavo?"
Le respondí que sí con mi cabeza, la de arriba, porque la de abajo ya estaba despertándose, y mejor era caminar para no ir con el roche de estar por el centro con la verga al palo bajo la ropa.
"¡Vamos!", se animó y se puso de pie.
Yo, de puro pendejo, me detuve un rato para verle su culo bien redondito y marcado. Marlon es un poquito más bajo que yo, marcadito de cuerpo, buenas piernas, y, bueno, su culito redondito, bien paradito.

llegamos a mi casa en diez minutos. Solo era de tomar taxi y ya.
"¿quieres quedarte aquí en la sala o mejor vamos a mi cuarto?", le ofrecí sin ocultar mi pendejada.
"¿Hay algún problema si vamos a tu cuarto?", me consultó.
"No, para nada". aseguré. "Vamos".
Caminamos.
"Oe, Tavo, ¿aún vas al gym, no?"
"Sí, Marlon. ¿Por qué?"
"Porque se te nota. Te pusiste una ropa tan apretada que parece cuerpo pintado".
Me reí ante la gracia.
"Por mí andaría calato pero no se puede, así que éso lo hago solo cuando estoy en mi cuarto", expliqué.
"Yo igual", me dijo Marlon.
Entramos a mi cuarto que no estaba ordenado como la gente decente, pero a la mierda. Invité a que Marlon se siente en mi cama y yo sí me acosté.
"Chévere tu cuarto", comentó Marlon.
"Gracias. Con invitados como tú, se pone más chévere aún".
"Gracias", se sonrió, y me palmeó mis abdominales. "Los tienes duros", siguió sonriendo".
"No es lo único duro que tengo".
Ah no? ¿Qué otras cosas tienes duras?"
"Ah, no sé. Si quieres, explora".
Marlon sonrió y me tocó el brazo, lo que hizo que se inclinara y se arrellanara más en mi cama, luego mi pecho.
"Sí los tienes duros, Tavo".
"Te falta abajo", le avisé. Y claro que estaba durísimo de allí, durísimo y comenzando a mojarme.
Marlon me tocó los muslos, y quitó la mano.
"Te falta", le dije.
"¿Quieres que te toque la pinga?", me preguntó.
"Depende de ti. Yo no me palteo".
Marlon al fin la cogió, y no solo éso, la manoseó por encima de mi ropa.
"¿Y cuándo te quedas calato aquí en tu cuarto?"
"Ahorita mismo, pero a lo mejor te jode un poco".
"No, Tavo, para nada. Además ésta es tu casa".
Le sonreí, me levanté de la cama y delante de él me quité mi polo, mis zapatos, mis medias y mi jean. Y me quedé como Dios me trajo al mundo porque, recuerden, no tenía ropa interior.
"Si quieres, quédate calato", le invité.
"¿No te jode, Tavo?"
"Para nada".
Marlon se puso de pie y se quitó todo, incluyendo una tanga pegadita que tenía por ropa interior. Me le acerqué, pegué mi cuerpo, lo abracé y le di un beso en la boca. Nuestras pingas duras se chocaron en una guerra de espadas riquísima.

Los rumores eran ciertos. Marlon no solo es gay sino que la chupa como los dioses. Se metió toda mi pinga hasta el fondo y me la succionó al punto que casi las doy en su boca. Tuve que respirar hondo para que no se me salga la leche. Como estaba jadeando, parece que Marlon entendió que no resistiría más. Sentó su culo redondo y duro sobre mi verga e hizo que mi líquido preseminal le lubricara las nalgas y el orto. Saqué un condón de mi mesa de noche y se lo di. Ya forrado, se metió mi pene duro en su caliente culo y comenzó a rebotar.
"Ay, Tavo", gemía. "Qué rica que está".
"es toda tuya", le dije arrechazo.
No duré mucho, lo confieso, porque estaba con la leche en la punta del pájaro, así que las di en cuestión de dos o tres minutos. Luego, agarré su pene de 16 centímetros, lo masturbé e hice que su leche se me disparara sobre mi abdomen y pectorales.
"Qué rico, Tavo", suspiraba Marlon.

Después de limpiarme su leche y lavarme mi pinga, me acosté a su lado. Seguíamos desnudos. Lo abracé.
"¿Y ahora me vas a decir por qué esa cara de culo que tenías en la plaza?", pregunté.
"Es que me metí en un negocio: le vendí ropa a varias personas y un chico me pidió ropa interior. Media docena. La vaina es que se la llevé, le gustó, hizo todo el show de probársela, cachamos, y cuando le dije que me pagara, me dijo que no joda, que con cachar ya debería darme por pagado, y ahora estoy con una deuda jodida que no puedo pedir cierta cantidad de ropa, y éso me jode el negocio".
"Qué pendejo", le dije.
"Entonces estaba viendo quién me prestaba para saldar mi deuda y seguir pidiendo volumen".
"¿Y ese conchasumadre no quiere pagarte?"
"Fui a verlo pero ahora se niega. Yo creí en él".
"Ay, Marlon. Muy cojudo fuiste. Seguro el huevón vio que se te caía la baba por él y se aprovechó".
"Seguro. Ahora sé por qué dicen que el sexo y los negocios no se llevan bien".
"A menos que seas escort", me reí. "Por cierto, ¿cuánto te debe?"
"150 soles".
"¡Ala puta de su vieja! Oe, ¿y quién es ese rechuchasumadre?"
"No, Tavo; tú sabes que mejor es ser caleta".
Entendí. Claro, Marlon tiene razón. Como que no es bueno hacer luz a veces. Entonces se me ocurrió una idea.

Tras vestirnos, salimos de mi casa y nos fuimos a un cajero automático. Saqué plata.
"Te presto para que cubras. Me la vas devolviendo de a pocos porque dudo que ese hijo de puta lo haga", le expliqué. Marlon se deshizo en agradecimientos y.... desapareció. Es más, ni siquiera lo veía en la facultad, aunque un amigo común me aseguraba que sí estaba asistiendo, hasta que hace tres días lo encontré de pechito en un centro comercial. Nos saludamos normal.
"Ah, vamos a tomar algo", me invitó". "Te daré 50 de lo que me prestaste".
Así lo hicimos.
"Ya los otros 50 te los doy la próxima quincena y quedamos a mano".
"¿a mano? No seas pendejo: me debes 100 aún".
Marlon se rió. "¿Y esa tarde que cahchamos?"
"Oe, no seas pendejo. Nunca dijimos que te pagaría por follar".
Marlon se carcajeó.
"Sexo y negocios no van de la mano", me lanzó".
"¡No seas pendejo!", comencé a perder la paciencia.
Marlon se carcajeó más y éso comenzó a sacarme de cuadro.
"Ya, Tavo, no seas zonzo. ¡Claro que te debo 100! Te doy 50 la próxima quincena y los otros 50 la siguiente. Ahora, si quieres, te puedo canjearlo por mercadería".
Me tranquilicé.
"Parece buena idea", le dije.
"Pero... me metes pinga y te doy tu prenda", me ofreció.
"Marlon, me voy a sentir como un escort".
"Son negocios... me ayudaste a cubrir mi deuda".
"Pero sexo y negocios no se mezclan, Marlon".
"¿Y si hacemos una excepción?", me lanzó mientras rozaba mi pierna bajo la mesa, lo que me paró mi pinga bajo mi pantalón, otra vez sin ropa interior.
Ahora me pregunto si debo aceptar o no. ¿Tú qué harías en mi lugar? Aconséjame aquí o en el Twitter.