domingo, 27 de marzo de 2022

ASS (21): Un culo sangrante tras recibir pinga

La arrechura de Paco está a punto de desatar una tormenta.

 


Luego de hacer el corte de caja de ese miércoles, Pedro se cambia para entrenar un poco de piernas y culo. En el patio bajo techo solo están Alejo, dos alumnos más, y Paco junto a Miguel, aunque este último ya no entrenando sino conversando. Pedro se les acerca y arma su barra para iniciar sentadillas. Miguel se le acerca discretamente:

“¿Estás con ganas esta noche?”

“¿Por qué?”, sonríe el estudiante de contabilidad.

Cuando el AS está cerrado, Pedro entra a la ducha para asearse. Al interior, Alejo y Miguel flanquean a Paco. Se acarician mutuamente, aunque siendo más precisos, Paco les acaricia la verga y éstos le acarician las nalgas. Pedro se desnuda, cierra la puerta y entra al metro cuadrado de mayólica. Se asea bien y participa de lo que promete ser un gang-bang.

Paco se arrodilla y comienza a chupar los 18 centímetros de Alejo, los 18 de Miguel y los 15 de Pedro. Cuando acaba con este último, regresa donde Alejo y repite la secuencia.

A la hora del beso negro, a Paco se le ocurre un juego interesante; se pone en fila apoyado a la pared junto con Miguel y Pedro, se abren de piernas y primero se acarician las nalgas y luego se masajean sus anos. A continuación, Alejo se arrodilla y lame el cculo a Paco, luego a Miguel y finalmente a Pedro.

Cuando acaba, sorpresivamente ocupa el lugar al lado de Pedro, quien lo mira extrañado.

“¡¿Y qué? Es solo un beso negro, ¿no?”

Paco tiene cierta maesttría en usar su lengua en los agujeros de cada uno de los chicos. Y no solo eso, aprovecha una de sus manos para masajearles el pene y mantenerlo duro; de paso, acaricia las bolas. Cuando acaba, Miguel hace el mismo circuito, pero en lugar de pajear a sus compañeros, les da media vuelta y les chupa las vergas. Al terminar su turno, Pedro imita las maniobras de Miguel.

Al tocarle el turno a Alejo, comienza por meter su pene en el culo de Miguel y se mueve con ritmo y cuidado mientras Pedro y Paco siguen acariciándose sus culos; luego Alejo se la mete a Pedro mientras Miguel y Paco le acarician cada uno cada nalgota. Finalmente Alejo se la mete a Paco; pero antes, se coloca uno de los condones que éste ha traído:

“Despacio, papi

Mientras Alejo menea su verga dentro del ano de Paco, a su lado Miguel clava a Pedro. Tras algunos minutos, Miguel se pone otro condón y se la mete a Paco mientras Alejo se quita el forro y se la encaja a Pedro. Miguel sí se mueve hasta que siente su orgasmo venir.

“Dámela en mis nalgas”, pide Paco.

El semen de Miguel se dispara en esas dos blancas posaderas. Es el turno de Pedro, quien se coloca el último condón y penetra a Paco. Al mismo tiempo, Alejo penetra a Pedro mientras Miguel se baña bajo la ducha. Pedro tampoco dura mucho como cachero:

“También dámela en mis nalgas, papi”.

Sobre el semen que aún queda de Miguel, Pedro dispara el suyo hasta que se da cuenta de un detalle en el condón y luego en el piso blanco de la mayólica:

“Estás sangrando, huevón”.

Aprovechando que el ano de Pedro le estrangula la verga debido al orgasmo, Alejo simula llegar al suyo y también se pone bajo la ducha. Para finalizar, Pedro se arrodilla y chupa el pene de Paco hasta ordeñarlo:

“Me vengo, ¿me vengo!”

Paco hace un facial de semen a Pedro, quien vuelve a ver en el piso: hay tres gotas de sangre diluyéndose en el agua que se va a la alcantarilla.

Casi a medianoche, Alejo y Miguel tienen cada uno 50 soles en la mano. Cuando Paco va a darle los suyos a Pedro, éste se niega:

“Apréciamelos”, pide el promotor de la orgía.

Pedro mira a Alejo y a Miguel.

“Acéptaselos”, le guiña un ojo el musculoso.

Pedro lo hace aunque le parece que no debería porque él cachó y se dejó cachar por puro gusto.

Como la casa de Paco está camino de la de Pedro, ambos salen juntos del AS y van andando por las ya desiertas calles de San Sebastián.

“¿Siempre sangras así cuando te cahchan?”, curiosea Pedro.

“No siempre; bueno, hoy que tocó tres, y anoche que me aguanté una verga como la de Alejo y Miguel”, susurra Paco sonriendo.

“¿Dos noches seguidas aguantando verga?”

“Sí, aunque yo creo que también tú te aguantaste la verga que yo me aguanté anoche”.

Pedro lo mira extrañado.

Cuando éste llega a su casa, todos están durmiendo. Sube directo a su cuarto, cierra la puerta y se desnuda. Se mete a su cama y se arropa. En un minuto o dos, Edú pasa de su cama a la de Pedro evidentemente calato y evidentemente erecto a juzgar por el pene que restrega en las nalgas del muchacho.

“Hoy no tengo ganas, Edú”, susurra Pedro. “Acabo de cachar con alguien”.

“¿Con quién?”, finge celos el otro atleta.

“Eso no importa, pero solo te diré una cosa, Edú: no tengo nada en contra de que conozcas nueva gente en San Sebastián y que caches con ellos… pero, ¿quién te autorizó a llevarlos a la casa de la parcela para cachar?”

Edú se queda de una pieza… y su pieza comienza a ablandarse.

Temprano a la mañana siguiente, jueves, Edú y Julio entran al cuarto en la casa de la parcela. El segundo prende la luz y revisa la colcha.

“¿Por qué no me dijiste nada de que también cacharon con otra persona”.

“Pero es un mototaxista, Julio”.

“oe, huevón. ¿No sabes que son las personas más chismosas de San Sebastián? ¿Te has puesto a pensar qué pasaría si llega a oídos de mi mujer que patas están cachando con patas aquí?”

“Está bien, Julio. Se me pasó. Te pido disculpas y seré más cuidadoso la próxima vez que cachemos”.

Julio mira serio a Edú:

“Ya veremos si hay próxima vez para cachar… por lo pronto, lava bien esto antes que alguien se dé cuenta”.

Julio entrega la colcha a Edú. En todo el centro, hay tres o cuatro gotas de sangre ya secas.

Y para terminar,mira un video porno aquí.

        

sábado, 26 de marzo de 2022

Proyecto Lujuria 6.3: Osmar posa desnudo en la ducha del gym


Al terminar la obra esa noche de domingo, Zaira entra sorprendida:

“Lleno total, muchachos… y se quedó gente afuera”.

Alexis, Osmar y Evandro se miran algo boquiabiertos.

 


A la mañana siguiente, lunes, algunos alumnos y casi todas las alumnas del turno en que Osmar trabaja en el gimnasio se acercan a felicitarlo, a tomarse selfies, a sonreírse más que de costumbre. Luis Miguel Pérez, o simplemente Luismi, es el dueño del Steel Fit Gym y el relevo del modelo, quien no tiene ningún tapujo en fotografiarse en su celular justo cuando su ahora instructor estrella se está duchando (y él desnudo de la cintura para arriba). La recortada imagen sensual (para no violar eso de las normas comunitarias)se semiviraliza siempre con la etiqueta #Lustentupiel a la que agrega #SteelStarTrainer.

 


Esa noche se repite el lleno en el teatro. Lo mismo el martes.

El miércoles, Zaira pasa un mensaje a los celulares de sus talentos: “Quiero saber si tienen disponibilidad para agregar una función sábados y domingos 7:15 pm.”

Los tres actores, reunidos ensayando al desnudo en la sala de Gibrán, se miran otra vez. Apenas van a deliberar cuando entra otro mensaje: “¿Aceptan extender la temporada otro mes más?”

Alexis y Evandro miran a Osmar.

“No me digan que depende de mí”.

Entonces, solo suena la alarma de mensajes en su celular: “¿Aceptas dar entrevistas a un par de revistas?”

 


A la mañana siguiente, jueves, una reportera y un fotógrafo están en el Steel haciendo una nota a Osmar.

“¿Y no es incómodo actuar sin ropa frente al público?”, pregunta la periodista.

“Depende del actor; en mi caso, no. El cuerpo es nuestro instrumento de trabajo, así que para mí es lo más natural”.

“¿Harías otros desnudos en el teatro o la televisión?”

“Si se justifican y pagan bien, ¿por qué no?”

“Y de tus compañeros de reparto, ¿con quién es más complicado hacer los desnudos?”

“Con ninguno. Hay mucha confianza entre los tres”.

El fotógrafo no deja de obturar. Cuando la entrevista acaba, la periodista consulta al reportero gráfico si le falta alguna imagen:

“¿Podríamos recrear la toma de la ducha?”

Osmar duda un poco.

“Espérame un momento”, previene la reportera, quien hace una llamada yéndose a un lado del salón de máquinas.

“Bonito gimnasio”, comenta el fotógrafo.

“Gracias. Y… ¿cómo te llamas?”

“Ah, Alejandro Albújar”. El reportero gráfico muestra su credencial. La foto no enseña las arrugas del portador, pero eso no deja de lucirlo muy guapo, especialmente con una barba que hace un par de días no se afeitó y un cabello crespo ni corto ni largo.

“¿entrenas?”

“Cuando me da tiempo. El trabajo en el diario absorbe mucho; pero cuando tengo vacaciones, me largo a surfear al norte, de paso que visito a mis viejos”.

“¿Eres del norte?”

“De Negritos, Piura”.

“Piura. Estuve allá haciendo esa campaña”.

“Sí conozco la zona. Es…”

La reportera regresa:

“Doscientos cincuenta dólares por posar desnudo en la ducha. Si tienes e-wallet, te los pago de inmediato y luego regularizamos”.

“¿Los tres?”, se asusta Osmar.

“No”, sonríe la chica. “Vas con Alejo solamente”.

No pasan ni cinco minutos, y el instructor físico vuelve a quedarse en pelotas frente a un fotógrafo mientras posa en el vestidor del gimnasio. La cámara dispara varios flashes por minuto. En uno de esos segundos en que el aparato retoma energía para volver a disparar, Osmar nota que Alejandro  se acomoda algo en la entrepierna, y una especie de bulto se forma al lado derecho de la bragueta del jean celeste. El fotógrafo carraspea:

“Disculpa”.

“Descuida”, sonríe Osmar.

“¿Puedo decirte algo y no te molestas?”

“Fresco, chamo”.

“Me encanta todo tu cuerpo, pero… ese culo esde campeonato”.

Osmar se queda mirando perplejo a Alejandro sin saber si sonreír o sonrojarse, o mejor optar por ambas.

“Disculpa, no era mi…”, se apresura el gráfico.

“No”, susurra sonriendo el modelo. “Me gustaría verte desnudo alguna vez también”.

Ahora Alejandro se sonroja, carraspea. Se toma unos segundos para la próxima toma. El pene de Osmar, a pesar del agua fría, se pone erecto.

“Tenemos… que ocultar… eso”, aclara su voz Alejandro, la cara caliente, las mejillas rojas, sonriendo cómplicemente, señalando al falo duro y levantado con su mirada mientras el suyo se sigue notando bajo el jean.

Entonces, Osmar gira un poco más, y su culo se luce más redondo, más musculoso, más rico.

  

viernes, 25 de marzo de 2022

la hermandad de la luna 10.1

A media tarde, en la oficina de Juan García en el Ministerio Público de Collique, un asustado César abre su laptop y enciende el monitor. Al fiscal le parece increíble reunirse a solas con el fisicoculturista en esta particular vicisitud. Al frente tiene una página electrónica sin diseño y con muchos hipervínculos de texto sin formato, como la Internet de inicios de los noventa.

“Qué aburrida esa web”, comenta al ver la pantalla.

“No es propiamente una web creada para público general; es mas bien un indexador”, explica César.

“¿Y esa sintaxis?”, le apunta la barra de direcciones.

“Ésta no es la Internet que conoces, la superficial. Ésta es la Internet profunda, una zona restringida de la red que se creó para favorecer una comunicación entre gente donde la oferta superficial está censurada; por ejemplo, en las dictaduras. Aquí no hay nada de eso. Nadie controla nada. El problema es que lo que debía ser una tierra de libertad, se convirtió en una cloaca cibernética: armas, pornografía infantil, drogas prohibidas, hackers que ofrecen sus servicios abiertamente. Todo está aquí”.

“¿Qué compraremos nosotros? ¿Poppers por tonelada?”

“Si tú quisieras, sí, pero estamos aquí por lo que publicaron hoy en Santa Cruz Directo. Y… el flaco ése no está diciendo toda la verdad. ¿Sabes inglés?”

“Me defiendo”, asegura el fiscal.

César escribe un código y accede a un catálogo de contenidos. Abre un sitio web de noticias”.

“Es la foto de Owen”, confirma el fiscal y lee en silencio. “¡Dice que murió asesinado en la cárcel de Cape Town!”, exclama perplejo, sin entender nada.

“No puede ser”, se sorprende César.

El fiscal intenta conservar la ecuanimidad.

“Pues, lo dice clarito: el activista anticorp Owen Mgombo falleció en una reyerta reportada esta mañana en la Prisión Provincial en Cape Town, informaron fuentes a el Buscador de la Luz. el activista había sido internado luego de acusársele por sabotaje el mes pasado. Publicado… hace dos años”.

“Imposible. ¿Sabías que este sitio web ya no está en la Internet superficial? Alguien logró publicarlo en la profunda”.

“¿Por qué ya no está en esa Internet superficial?”

“Según Owen le dijo a la hija de Tito, por presiones de Cruz Dorada”.

“¿Y qué tiene que hacer Cruz Dorada en Sudáfrica?”

César levanta las cejas y sus hombros redondeados porque no tiene una respuesta.

“¿Puedo navegarlo?”, el fiscal coloca su mano en la musculosa pierna del fisicoculturista, muy cerca de su paquete.

“Claro”.

Juan comienza a interactuar en esa interfaz tan simple en diseño pero llena de muchos cazabobos.

“Aquí dice que Owen Mgombo falleció en la cárcel antes de que se llevara a cabo su primera audiencia… El movimiento anticorp ha advertido que grupos relacionados con el resurgimiento del apartheid estaban preparando atentados… Que el atentado contra el ómnibus de GC Ventures fue provocado por esos extremistas”.

“¿Qué es apar… como se diga?”, averigua César.

Apartheid, el sistema político que imperó por muchas décadas en Sudáfrica, que segregaba a blancos de negros, y le daba todo el poder a los blancos: racismo institucionalizado. Y aparentemente, estos extremistas estaban relacionados con esta GC Ventures”.

“La hija de Tito me dijo que esa GC en realidad es Cruz Dorada”.

Juan se la piensa unos minutos.

“¡Claro! GC es Golden Cross, Cruz Dorada en inglés. La corporación matriz en Inglaterra realmente se llama Golden Cross, y anda más diseminada que arroz en lomo saltado””. Pero aquí el dato perturbador es que Owen ya está muerto, y este caso ni siquiera había llegado a su primera audiencia, e ignoramos siquiera si ya llegó a sentencia o como se llame en el sistema penal sudafricano; entonces, ¿quién es el sujeto de Santa Cruz, porque éste de Sudáfrica luce exactamente igual?”

“Pero su pasaporte es de Jamaica, no de Sudáfrica”, apunta César.

Juan entra a otro artículo, lo lee tan rápido como su conocimiento en inglés se lo permite:

“En este obituario dice que nació en Johannesburgo hace cuarenta y siete años, a menos que Johannesburgo sea un barrio de Kingston”.

César toma su celular, busca una imagen y se la enseña a Juan, quien la examina con cuidado.

“Mierda… Montego Bay… ¡Cuarenta y siete años! ¿Crees que podamos rastrear el registro migratorio de Owen Mgombo de Montego Bay, Jamaica?”

“Devuélveme mi laptop y la busco”, sonríe César. “¿Cómo se dice registro migratorio en inglés?”

Juan sonríe también y ahora sí le toca el paquete sin remordimiento alguno.

“Migratory Record”, traduce el fiscal.

Entonces, su celular suena, quita la mano del paquete y contesta.

“Dime, Saldívar”.

“Nuestro sujeto es grupo AB factor RH negativo. Cagado si necesita una transfusión de sangre”.

“¿Y la secuencia de ADN?”

“Un par de horas más y la tenemos lista, pero no nos servirá de mucho para identificar a nadie si no tenemos otra muestra de referencia, y mira lo que me costó obtener la de esa vereda”.

“Genial. Apúntamelo a mi cuenta”.

Juan corta y siente que no está llegando a alguna parte en especial.

“¡Lo tengo!”, anuncia César.

Juan regresa su mirada a la pantalla y queda perplejo: hay media docena de enlaces a nombre de Owen Mgombo en diferentes países: Jamaica, Kenia, Malawi, Sudáfrica, Tanzania y Uganda.

“¿Este tipo es instructor físico o guía de safari?”

“¿Por cuál comenzamos?”, duda César.

“Yo le voy  al último de la fila”, lo mira el fiscal.

César presiona sobre el enlace relacionado a Uganda, y Juan se desconcierta.

“¿A qué mierda está jugando ese hombre? ¿Nacido hace cuarenta y siete años en Kampala?”

El fiscal coge su teléfono y busca a Tito; lo llama.

“¿Estás en tu casa…? ¿Crees que puedas venir a mi oficina en el Ministerio Público?”

 Mira un video aquí.


domingo, 20 de marzo de 2022

ASS (20): el gimnasio de la parroquia sirve para hacer fotos al desnudo

Miguel posa desnudo, luego hace el amor con el fotógrafo.


 

A un cuarto para las 2 de la tarde, el miércoles, en el gimnasio AS no queda gente excepto Miguel terminando de entrenar. Solo viste una pantaloneta de licra celeste encendida, medias y zapatillas. el sudor le da un brillo especial a su cuerpo atlético velludo. Por la puerta entra Alejo con un visitante esperado.

“¡Willy!”, se acerca a saludar. “Gracias por venir”.

“Menos mal que terminé de editar las fotos de… Santi”, ríe el fotógrafo mirando a Alejo mientras deja una mochila sobre una de las bancas.

“No sabía que editar demorara un culo de tiempo”, se disculpa el aludido musculoso.

“Tú dirás”, avisa Willy a Miguel.

“De una vez, aprovechando que no hay alumnos”.

“¿Y Marcano, y Paco?”, se extraña Alejo.

“Paco tiene clases hasta las dos”, responde Miguel. “Y Marcano, ni idea”.

Willy saca su cámara fotográfica de la mochila y comienza a mirar el patio techado.

“Hay buena luz aquí. ¿Podemos hacerlas en este lugar?”

“Claro”, responde Miguel.

El fotógrafo comienza a captar con su cámara al atleta y bailarín mientras entrena, y una vez que acaba, apoyado en las bancas, arreglando pesas. Alejo mira todo desde la puerta cubierta por el biombo con pinturas.

“¿qué ropa interior te pusiste?”, consulta Willy.

“Ninguna”, responde Miguel. “¿Hacemos los desnudos?”

“Sí, de arranque”.

Miguel se saca la licra yqueda totalmente calato. Luce su esbelta figura: lindos pectorales, buenos brazos, torneadas piernas, cintura delgadísima, redondas nalgas, su pinga dormida descansando sobre sus grandes testículos y todo eso bajo un recortado vello púbico. El modelo lo luce todo sin complejos. En la Escuela de Bellas Artes le dijeron que la primera obra maestra es el propio cuerpo humano, así que lo esculpido en el gimnasio y las horas de ensayo bailando, se debe mostrar.

“¿Pones tu pene erecto?”, pregunta Willy.

“Claro, pero con el biombo de fondo”,acepta Miguel.

“¿Y no es el mismo fondo en el que me hiciste las fotos?”, observa Alejo.

“Recuerda que son solo pruebas, no son las fotos oficiales”, aclara su amigo, quien comienza a estimularse los genitales. “¿No quieres ayudarme?”, pregunta simulando seducción a Willy, quien lo mira sonriendo. “No te ahueves: Alejo es de toda mi confianza, ya debes haberte dado cuenta”.

Willy mira al musculoso, quien mas bien está solazando su vista con el culo de Miguel.

“¿Y… no viene nadie?”, duda .

“Tienen que tocar el timbre antes de entrar”, reacciona Alejo.

Willy lo piensa un poco:

“Ni una palabra a Enrique”, le pide.

“Tranquilo, causa”, sonríe el musculoso. “Aquí todos somos una tumba”.

Willy devuelve la sonrisa, se aproxima a Miguel, se arrodilla y comienza a chuparle el pene. Alejo ni se inmuta. Los 18 centímetros de Miguel crecen y se ponen duros con la mamada. Willy lo deja:

“Pajéate”, le dice.

Se aleja un poco y sigue haciéndole fotos. Entonces se escuchan los tres toques de timbre.

“Mierda”, masculla el modelo.

Alejo le alcanza su pantaloneta:

“Comenzaron a llegar”.

“¿Y ahora?”, consulta Willy.

“Tranquilo”, sonríe Miguel.

Tras darse una ducha, la sesión continúa en el estrecho dormitorio. No es que fotográficamente sea una gran locación pero la cama permitirá que Miguel muestre todo su cuerpo desnudo, y esta vez absolutamente desnudo.

“Chúpamela otra vez”, pide a Willy.

“Y pensar que me la comenzaste chupando ”, sonríe Willy mientras se arrodilla.

“Y me gustaría hacerlo de nuevo”.

Willy le pone el pene duro otra vez y vuelve a fotografiarlo.

“Pajéate”, pide a Miguel.

El modelo comienza a masajear su miembro mientras su rostro refleja placer y arrechura.

“Voy a eyacular”, avisa el modelo.

Willy se prepara con la cámara, esta vez con un flash  listo para encandilar. El rostro del chico y un jadeo que ya conoce le advierte que debe presionar el disparador ya. Y sucede: tres chorros de semen saltan del pene de Miguel hacia su abdomen y aterrizan sobre sus vellos.

Tras limpiarse, el modelo revisa las imágenes en la pantallita de la cámara. Willy se acuesta a su lado, totalmente desnudo. Le pone el brazo bajo su cabeza y le da un besito en la boca:

“Me has puesto caliente, Miguel”.

“Las fotos han quedado de la puta madre”.

“Eso me ha puesto caliente, en efecto”.

Miguel deja la cámara sobre su mesa y abraza por completo al fotógrafo.

“Lástima que ya no vivas solo”.

“Ya, no me hagas recordar que debí utilizar condón esa noche de borrachera”.

Ambos se besan en la boca.

“Nunca terminaré de agradecerte cómo te la jugaste por mí”.

“Gracias a ti tengo un trabajo extra, así que cuenta como agradecimiento”, sonríe Willy.

Miguel también sonríe y gira hasta que Willy se acuesta encima suyo. Se besan en la boca.

“Hazme el amor”, susurra Miguel.

Willy se arrodilla en la cama, levanta las piernas al chico y le hace un beso negro. Miguel lo disfruta a tope y jadea arrechamente. Entonces, cuando Willy ya tiene el pene duro, se lo mete todo, despacio, y se acuesta encima moviéndose con mucha ternura.

“Así, rico, así hazme el amor”.

En cinco minutos Willy expulsa toda su leche dentro del culo de Miguel.

“No soiy un gran cachero”, se justifica el fotógrafo.

“Te equivocas… eres el más romántico”.

“¿estás seguro que quieres entrar al negocio?”

“Si alejo ya es un ASS sin dejar de ser un AS, ¿por qué no yo?”

Willy vuelve a besar en la boca a Miguel.

“Reclutador, artista plástico, coreógrafo, y ahora modelo: vas a forrarte bien”.

“Me mandaron a la mierda, Willy; ahora es mi turno”.

A veinticinco para las 4, Willy sale del dormitorio solo cubierto con una toalla que Miguel le prestó para ducharse y en pleno pasillo se choca de pechito con el Padre Alberto quien llega a entrenar. Ambos se sonríen.

Y para finalizar,mira un video porno aquí. 

sábado, 19 de marzo de 2022

Proyecto Lujuria 6.2: La celebración por el comercial se vuelve una orgía


En la sala, César está sentado sobre el sofá mientras Sosa le mama la pinga alternándose con Escalante, a quien Fernando le practica un beso negro. Todos están totalmente desnudos. Gibrán hace una seña a Alexis y se van al dormitorio principal.

Fernando separa sus labios y lengua del ano de Escalante, se arrodilla, saca un condón de su pantalón tirado en el suelo, se lo pone en su pinga, y tras escupir un poco de saliva entre las nalgas, se la va metiendo de a pocos. Escalante se queja bien quedo mientras sigue mamando el pene a su camarógrafo, lo que Sosa aprovecha para besarlo en la boca:

“Métemela le dice en la oreja.

“Siéntate encima”.

Abelardo  se pone de pie, y mientras César se acomoda, se pasa saliva por su ano, se mete un poco el dedo y se sienta encima. Comienza a rebotar cuando tiene todo el falo rellenándole el agujero del culo.

Al interior del dormitorio, Alexis y Gibrán disfrutan un sesenta y nueve, en el que combinan indistintamente fellatios y besos negros. Tras varios minutos, el primero empuja al otro chico hacia adelante mientras se repliega hasta arrodillarse y, aprovechando la lubricación natural de su pene erecto, lo penetra por el ano, y comienza a bombearlo rítmicamente.

“Así, rico, así, hazlo así”, anima el dueño de casa.

“¿Te gusta cómo te la meto?”

“Me encanta”.

En la sala, , Sosa recibe al mismo tiempo las vergas de César y Fernando en su culo, en tanto que se la chupa a Escalante. No tarda mucho en que la leche del director de reparto se dispara dentro de su boca.

“Como en los viejos tiempos”, le susurra.

Los otros dos penetradores todavía tienen para rato.

En el dormitorio principal, Alexis bombea con mucha mayor fuerza hasta que preña con su leche el recto de Gibrán; entonces lo pone boca arriba, y le chupa la pinga hasta que eyacula en la boca.

Cuando regresa a la sala, Escalante lame el esperma que Fernando y César han disparado entre las nalgas de Abelardo, mientras los dos muchachos descansan a un lado, besándose en la boca:

“¿Tienes leche para un segundo round?”, consulta el venezolano.

“Será de probar”, sonríe el camarógrafo.

Alexis se prepara otro trago, mientras al fondo Gibrán entra al baño. Se sienta junto a Fernando y comienza a acariciarle los muslos y la entrepierna mientras da sorbos a su cuba.

“Pensé que ya no regresabas, chamo”, le sonríe.

Alexis le corresponde.

Escalante ahora está entre las piernas de Sosa chupándole la pija hasta que evidentemente el ex futbolista llega al orgasmo. Gibrán regresa a la sala y se sienta al lado de Alexis.

“¿Quedaste insatisfecho, papi?”

“¿Y tú?”

“También”, sonríe.

Ambos se besan en la boca. Escalante los interrumpe.

“¿Tendrás más hielo, por favor?”, consulta con cierta impertinencia.

“Claro”, responde el anfitrión. “Iré a buscar a la cocina”.

Apenas Gibrán se levanta, Escalante ocupa su lugar.

“Te armaste bien con el chibolo, ¿no?”, palmea burlonamente el enorme muslo de Alexis.

“No seas rochoso”.

“Yo no volví a las andadas con el perdedor de Cruzado, te recordaré”.

“No hables así de Evandro”.

Gibrán regresa con el hielo.

“Tranquilo, Alex”, vuelve a palmear el muslo Escalante. “Cuando ella vea que necesita abrir otra función, ya verás”. 

viernes, 18 de marzo de 2022

La hermandad de la luna 9.5

Tras la inexplicablemente cancelada invitación a almorzar, el suboficial Chira y otro colega van al mercado de Santa Cruz a buscar algún menú económico. Al fin hallan algo de carbohidrato y proteína al estilo casero con una gran copa de cebada fresca.

“¿Cuándo regresas al gym?”, le pregunta el otro policía.

“Que baje la nota y regreso porque ya pagué mes”, le responde Chira.

“¿Nos vamos a jugar pelota más tarde, entonces?”

“¡Claro!”

Los platos llegan y ambos compañeros se preparan a degustar la especialidad del día: estofado de pollo.

“¡Muchacho!”, alguien topa a Chira en el hombro.

El chico voltea la cara.

“¿Ya estás mejor, muchacho?”

Es la vecina de Tito.

“¿De-de qué ha-habla, señora?”

“¿No te habías desmaya’u en la vedera del Tito?”

El colega de Chira no sabe si ver el rostro de convicción de la mujer o la expresión de temor del muchacho.

Mira un video aquí. 

Entretanto, Tito llega a su casa justo a la hora en que Flor está sirviendo el almuerzo.

“¿Y ese milagro, papi?”

“Otra vez te acompañaré a la universidad hoy”.

“¿Y Frank?”

“Le encargaron un trabajo adicional en la finca”.

Owen sale de la cocina llevando la jarra de jugo y tres vasos.

“Yo saber que tú venir”, le dice a Tito.

El gladiador le sonríe. Desde que Owen llegó, ahora sonríe mucho más.

“Me baño al toque y me siento con ustedes”.

“¿Haber Flor contado lo que César encontró?”

“¿Qué encontró César?”, se intriga el gladiador.

“Que Owen nunca nos mintió”, interviene Flor.

Mira otro video aquí. 

Tras despedir a la mujer que lo reconoció durante el almuerzo, Chira llega al dormitorio de la comisaría, coge su mochila y empaca sus cosas. Castro entra.

“¿Y eso, suboficial?”

Chira se para derecho y hace el saludo. Nota que, a pesar del uniforme, el comisario está desarmado.

“Llevo mi ropa a lavar, capitán”.

“¿Y desde cuándo lavas la ropa limpia un martes, Chira?”

El suboficial, al considerarse descubierto, ve su cuarto de siglo en este mundo pasar en una película de dos segundos, y su instinto de supervivencia puede mucho más. Abre sus ojos desmesuradamente y de un solo empellón estrella al comisario contra la pared de la habitación, remeciéndola. Para rematar, le da dos puñetazos en el rostro y una patada en el abdomen. Lo deja tirado y adolorido en el suelo de cemento, sin poder hablar. Con lo que pudo meter en su mochila, el suboficial Chira trata de salir muy campante de la estación policial.

“¿Viste a Castro?”, le pregunta uno de sus compañeros.

“En su oficina debe estar”, responde lo más natural posible.

Consigue Salir de la comisaría y gana la plaza principal del pueblo, toma una mototaxi. Desde la ventana del hotel, el Carnes no puede predecir cuál será el destino del muchacho. Llama a Nava.

“¿Qué pasó?”

“Vigilen al doctorcito: el chibolo acaba de salir con una mochila al hombro”.

“Puta madre. Gracias, Carnes”.

Mira otro video más aquí. 

En casa de Tito, todo está listo para que padre e hija vayan a Collique.

“¡Te has bañado en loción!”, ríe Flor.

“¡Oye! ¿Y quién dice que uno debe oler a león todo el día?”

Owen sale con unos emparedados.

“Fort he dinner time”, le dice a Flor.

Entonces, tocan la puerta. Tito va a abrir.

“Buenas tardes”, saluda un atemorizado joven en chaqueta, camiseta, jeans, zapatillas y con una mochila al hombro. “¿Se encuentra Owen, por favor?”

“¿De parte?”, se extraña el gladiador.

“Es un alumno nuevo del gimnasio”, informa Flor.

“Yo poder tener a él”, tranquiliza Owen.

“¿Seguro?”, consulta Tito.

“Totalmente seguro”.

Tito despeja sus dudas, así que se despide de ambos y sale con su hija. Los dos cierran la puerta, permitiendo que el chico pase y quede frente al instructor, solos en la sala.

“Tu misión no ha terminado ya”.

El muchacho se aproxima y besa a Owen en los labios. Es correspondido.

“Ahora que sabes toda la verdad, y sé quién eres tú”, explica más tranquilo, “entenderás que ya no estás seguro aquí, así que ven conmigo. Ellos vendrán pronto y ya no podrás hacer nada”

Owen lo mira a los ojos sonriendo y le toca las sienes.

“Hazlo al revés, Pablo: si escapo, La Estirpe ya no podrá hacer nada… nunca más”.


domingo, 13 de marzo de 2022

ASS (19): Tres patas hacen trenecito en la parcela

Marcano lo sabe enchufar y se lo saben enchufar.


 

El culo de Marcano parece ser demasiado grande para el asiento de la motito Honda de segunda mano que utiliza para ir de un lado a otro de San Sebastián y atender a su clientela. Julio lo experimenta ahora mismo mientras está sentado detrás suyo entrando por el camino que lleva a su chacra.

Por más caleta que quiere pasar, le ha sido imposible despegar su bulto de las dos enormes nalgas del venezolano. ¿Se habrá dado cuenta que sus 18centímetros están al palo? Ojalá su jean lo haya podido disimular, pero con esos baches… uff, jodido.

“Es en esa puerta”.

Cuando al fin logran desmontar, Julio trata de dar la espalda al electricista para que no se percate de la erección. Ya dentro de la casa, van al dormitorio principal. El anfitrión abre la ventana para que entre más luz natural. Marcano analiza las paredes y el techo; regresa a la moto para traer su maleta de herramientas. Julio se mira la entrepierna y se golpea la pinga a ver si se le baja.

A la media hora, Edú regresa de trabajar en la plantación y entra por la puerta trasera dejando la pala donde siempre. Al escuchar el murmullo, se aproxima al cuarto y encuentra a Marcano descalzo, subido sobre la cama tratando de instalar un soquete en el techo y a Julio en la puerta mirando la escena. Disimuladamente le toca el culo y el dueño de casa se asusta.

“Estamos iluminando tu nidito de amor”, reacciona.

Edú saluda a Marcano y lo primero que le llena la vista es un evidente cuerpo atlético bajo el mameluco, en especial las piernas y las nalgas.

        Voy a bañarme”, avisa Edú. “Tengo las bolas bien sudadas”.

Marcano ríe.

“entonces, aparte de las bolas lávate bien ese culo”, bromea Julio captando la intención.

“Voy a sacar mi mochila”, replica Edú.

“Oe, huevón, ¿y acaso en el estadio no te paseabas enseñando el culo en las duchas como si nada?”

Marcano vuelve a reír y mira a edú:

“¿Qué deporte has practicado, pana?”

“Fútbol. ¿Tú has practicado alguno?”

“Béisbol en mi país, pero acá hago pesas”.

“Ah”, reacciona Julio. “por eso el cuerpazo”.

“También solíamos andar desnudos en los camerinos antes de ducharnos”, cuenta Marcano. “Bueno, era lo natural entre nosotros”.

“Entonces, no te incomoda ver hombres calatos, ¿o sí?”, lanza Edú ya sin anestesia.

“En el cuarto que alquilo, a esta hora, ando calato, como dicen ustedes. Solo uso la ropa para ir a la calle, pero hasta duermo sin nada porque me incomoda”.

Edú y Julio se miran en silencio.

“¿Y no te mueres de calor en ese mameluco?”, interviene Julio. “Yo que estoy acá parado, estoy sudando de pies a cabeza… incluso los huevos”.

Marcano sonríe otra vez:

“La verdad que sí pana, me sudan hasta las bolas, pero… tú sabe’, el respeto, o alguien venga”.

Sin previo aviso, Julio comienza a calatearse. Mira a Edú, y éste lo imita. Cuando Marcano baja la mirada, un hombre calato de 30 años y otro de 50 están como Dios los trajo al mundo… y cada uno con sus pingas de 18 centímetros en pleno engrosamiento.

Marcano sonríe de nuevo. Se baja la cremallera del mameluco, se lo saca, luego el polo que tenía dentro y finalmente su bóxer.

“Ahora sí trabajaré a gusto”, sonríe el venezolano mientras su pinga de 21 centímetros ya está bien parada y sus nalgotas están allí, firmes y lampiñas.

Edú se encarama en la cama, y aprovechando que Marcano sigue de pie, se arrodilla delante suyo y comienza a mamarle la verga. A la mierda si sabe un poco más salada que de costumbre debido al sudor. Tras el electricista, Julio acaricia los generosos glúteos, los separa y trata de hundir su cara entre ellos. Marcano cree estar soñando.

Luego de un rato, la lengua del visitante explora el culo y el hueco de Edú, mientras que el suyo sigue bajo dominio de Julio.

“Lo tienes bien dilatado”, le susurra al electricista.

“¿Tienes condones?”

Julio hace una seña a edú y saca un paquetito.

“¿Han hecho un trenecito?”, insinúa Marcano.

“No, pero si lo sabes hacer, enséñanos”, responde Edú.

Con su pene ya forrado y lubricado, Marcano comienza a introducirlo despacio a Edú hasta que logra insertarlo por completo. De inmediato, Julio mete su falo en el ano de Marcano. Cuando por fin los ‘vagones’ están conectados a la locomotora, Marcano comienza a mover su cadera con ese inigualable ritmo caribeño estimulando el recto de Edú y masajeando el miembro erecto de Julio. Es increíble la cantidad de placer que tres hombres pueden disfrutar así al mismo tiempo, en especial el del medio, pues goza doble.

Posteriormente, y luego que Julio aclare que su culo no recibe verga, Edú pasa a ocupar el lugar del medio y Marcano permuta hacia delante. Ahora Edú puede entender la sensación que Julio acaba de experimentar al meter su pinga a ese culazo.

Tras varios minutos de hacer el trenecito, Edú se arrodilla sobre el suelo del dormitorio, mientras las pingas de Marcano y Julio lo apuntan en cada mejilla. Tras algún rato de que ambos se pajean, siente el semen caliente impactar sobre su cara.

Para hacerlo recíproco, Marcano se arrodilla y chupa el pene de Edú.

“Las voy a dar, carajo. Se viene mi leche”.

Marcano se saca el pene de la boca y el esperma se dispara sobre su rostro.

Tras bañarse juntos, y aún calatos, Marcano instala el foco, Julio lo prueba y el cuarto ya tiene luz artificial.

“Oe, huevón, tienes hermoso cuerpo. ¿Dónde dijiste que haces pesas?”

“Ah, pana. En el gimnasio… el de la parroquia”, contesta Marcano sin intención.

Julio y edú se miran un poco palteados. Marcano se da cuenta:

“¿Pasa algo, panas?”

“Mira, pata”, se adelanta Julio, “creo que tenemos que hablar al toque una nota seria… mi hijo entrena en el gimnasio al que tú vas”.

“No le veo el problema, pana”, responde Marcano con una sonrisa de incomprensión.

“No quiero que se entere que los tres hemos cachado; mejor dicho no quiero que se entere que su papá…”

“Fresco, pana”, interrumpe Marcano. “Cuando uno trabaja como electricista, mira, escucha, toca, hace y calla… ¿Tú crees que no sentí tu verga dura en mi culo? ¿Te dije algo acaso, vale?”

Julio se sonroja y carraspea.

“Chicos”, se mete Edú, “creo que a ninguno de los tres nos conviene que se sepa esta historia, y creo tener una solución que nos convenga a todos… y seguir gozando sin que nadie nos joda…”

Y para terminar,mira una película porno aquí

sábado, 12 de marzo de 2022

Proyecto Lujuria .: El culo de Osmar es de dominio nacional


La campaña de Lust se estrena a nivel nacional tres domingos después de que fuese filmada y fotografiada. El aviso de televisión sale en dos versiones: una en la que se sugiere el desnudo de Osmar y que se pone entre diez y once y media de la noche, y la otra en la que se le ve completamente desnudo, que sale entre medianoche y las dos de la mañana. Al terminar la primera hora de estreno, la etiqueta #lustentupiel no es tendencia pero ya tiene varios comentarios, en especial preguntando sobre la identidad del modelo. César, quien también es un hábil community manager, responde con el nombre. No falta quien comienza a buscar a Osmar en las redes sociales, a seguirlo, a enviar solicitudes, a desearlo.

El miércoles previo al lanzamiento oficial, el modelo ha podido ver el preestreno de la pieza junto a Escalante, César, un ejecutivo de Lust y Zaira.

“No pensarás acabar la temporada justo ahora que va a circular esto”, induce el director de reparto a la directora de escena, a quien además extiende uno de los afiches donde se ve a Osmar desnudo de espaldas volteando la cara, sonriendo seductoramente hacia la cámara, el cuerpo húmedo, las dos nalgas como globos, el paisaje del bosque seco al fondo, la jarra de aluminio blanco en la mano, Lust a la derecha (hay una segunda versión del afiche donde el nombre tapa el culo del modelo). “Incluso con esto, deberías abrir una función adicional los sábados y domingos”.

Zaira mira el afiche sobre el papel brillante con muchas dudas en la cabeza:

“Me pides mucho, Arnold”.

“Tienes que ser profesional y entender que este negocio es así”.

Osmar, César y el ejecutivo de la compañía miran a ambos en silencio.

“¿Dices que te gustaría hacer una versión en cine de la obra?”

“Con tu dirección escénica: los chicos ya conocen tu método”.

“No tengo experiencia en cine”.

“Bueno. Yo te pronostico que las entradas este domingo se van a agotar; si eso pasa, recuerda que estoy aquí listo para apoyarte”.

 


El domingo del estreno de la campaña publicitaria, Osmar, Evandro, Alexis, Escalante, César, Abelardo Sosa y Fernando (especialmente invitados por la producción de la campaña) se reúnen en la casa de Gibrán justo para ver la tanda de las doce y ocho de la madrugada: la espalda y el culo del modelo sin censura con Gymnospedia No. 2 como fondo musical y el hermoso paisaje del valle de San Lorenzo, la voz de Osmar cerrando la pieza convertida en un susurro digno de clímax sexual. Un aplauso cierra los veinte segundos de edición.

“Te quedó de la puta madre”, se emociona el anfitrión mientras palmea los fuertes muslos de Osmar, quien lo agradece.

A su lado Evandro, que lo ha tenido abrazado todo el tiempo, le da un beso en la mejilla:

“Sabía que lo harías excelente”.

“Tú eres el culpable de todo esto”, sonríe el modelo.

Gibrán reparte cuba libre y vodka a los concurrentes, excepto Evandro:

“Tengo que conducir de regreso”, se excusa.

“Ay, por un vasito”, insiste Gibrán.

“Hermoso lugar”, califica Alexis a Sosa. “Me encantaría conocer”.

“Cuando desees te esperamos, ¿no, Fer?”

El peón sonríe asintiendo.

“Si la campaña es un éxito, lo que vendrá es la versión cine de Voto De Castidad, adelanta Escalante.

Evandro alza las cejas sin pronunciar palabra; Osmar se da cuenta y lo codea con disimulo.

“¿Qué dijo Zaira?”, pregunta Alexis con timidez.

“Ella y yo estamos cortados por la misma tijera, querido: si vemos que el chanchito engorda, ¿nos prohibiremos comer el chicharrón?”

Alexis entiende la metáfora y sonríe.

El celular de Evandro suena, lo saca y lee:

“escuchen este mensaje de Laura, chicos: el comercial quedó hermoso, Osmar luce churrísimo, y espero que no te demores mucho que más tarde el día se pondrá pesado en la ttienda… Así que dicho esto, caballeros, me retiro”.

Evandro se pone de pie y el resto le dice que se quede un rato más; mejor dicho, el resto menos Escalante.

“Solo un ratito más”, casi ruega Osmar.

Evandro sonríe. Escalante es ahora quien arquea las cejas.

El ratito dura media hora más. Osmar acompaña a su amigo hasta la reja de entrada:

“Cuando acabe la temporada quiero darme un par de días como vacaciones. En Piura hay unas playas hermosas”.

“¿Irás con Laura?”

“No, Os. Quiero ir contigo”.

“No me parece, Evan. Ella podría…”

“Ella no sabe nada; soy muy cuidadoso. Confía en mí”. Evandro abraza a Osmar y le da un beso en el cuello: “Recuerda que te amo”.

“Por favor, Evan”, ruega Osmar susurrando.

De regreso al departamento de Gibrán, lo encuentra besándose en la boca con Alexis compartiendo uno de los modulares de la sala, ambos con sus vasos de cuba en las manos. En el sofá, César, Sosa y Fernando conversan animadamente mientras se acarician los muslos mutuamente. Escalante se prepara un trago; Osmar va a esperar su turno:

“¿Te hago un vodka?”

“No, vale”, sonríe el modelo. “Yo lo haré. Gracias”.

“¿A dónde te va a llevar esa relación con Evandro Cruzado?”

Osmar se sorprende.

“Vamos, muchacho. Es más que evidente que hay algo entre ustedes. Que nos hagamos los cojudos y no comentemos nada para evitar rumores es una cosa, pero los hechos saltan a la vista”.

“Solo somos amigos, Arnold”.

“Esa amistad no te llevará a ninguna parte. ¿Sabes que Evandro está quemado de las cadenas y el cine mainstream? A lo mucho puede hacer teatro, quizás radionovelas, aunque esa voz no le ayuda, y cine erótico… o porno, como en sus inicios”.

Osmar comienza a mirar con recelo a Escalante quien vuelve a la carga:

“Si tú quieres retomar la carrera que el chavismo te interrumpió en Venezuela, lo que tienes que hacer es seleccionar mejor tus metas y a tus amistades. No niego que Evandro te consiguió la obra, pero sin tu talento a la hora del casting, no habrías conseguido el papel; menos el de Lust, y quién sabe qué otras cosas positivas hay por venir”.

“Una cosa es mi relación personal con Evandro, otra es mi relación profesional”, aclara Osmar.

“Yo no me meto en tus relaciones personales, Rivero; lo que te estoy diciendo es que revises a dónde quieres enrumbar tu carrera: Lima es solo una escala, ¿o piensas sentar raíces aquí?”

Osmar resopla sin mucho disimulo:

“Disculpa”.

Cuando se está retirando, Escalante lo toma del brazo y trata de retenerlo:

“Enfócate en tus metas, Osmar. Eso te hará grande”.

El modelo se suelta algo brusco y prefiere encerrarse en su nuevo cuarto. Se desnuda y mete a la cama. Ahí, con la luz apagada, y con la poca que entra desde la calle, trata de entender lo que ha logrado en la última quincena: se mudó a un sitio más cómodo y abrigado, consiguió su primer comercial de alcance nacional, sigue en la obra, sigue en el gimnasio. Recuerda su promesa de aquella mañana de domingo, hace tres semanas, cuando su cuerpo desnudo (como esta noche) se entregaba a la naturaleza. Recuerda también los mensajes y gestos confusos de Evandro. Recuerda a su familia.

Tocan su puerta muy despacio. Prefiere arroparse y hacer de cuenta que no ha escuchado nada.

“¿Os?”, consultan del otro lado.

Escucha que giran la perilla de la puerta, pero tuvo la precaución de ponerle seguro así que se arropa bien con la cobija y prefiere aislarse de todo.

Del otro lado de la puerta, Alexis, desnudo de la cintura para rriba, toca de nuevo. Gibrán se le aproxima:

“¿No te responde?”

Alexis da un beso en la boca al otro chico, quien está solo en bóxer:

“Ese reconchasumadre me va a escuchar”.