viernes, 31 de enero de 2014

The Bar's Boys (1)

Por: Nug Huyur

 

Capítulo I: Haciendo Amigos.

 

Sobre el sofá aterciopelado, de rojo color, estaban los dos cuerpos. Los dos muchachos entrelazados, el uno del otro. Dorados, por la luz color miel que atraviesa el cristal de los ventanales de aquella sala. Ahí estaban ellos, recostados, con sus pieles color leche y café, al descubierto, a la intemperie de sus deseos más profundos. Forjados y diseñados, en el acero y en las barras del gimnasio, con el sudor recorriéndoles la piel, unidos como Urano y Gea, como Zeus y Hera, como hombre y mujer, como mujer y hombre. Poseyéndose una y otra vez. Ángel, el de suave tez, morena como el chocolate, con sus ojos verdes, con su cintura fina, tras ella, sus nalgas preponderantes, apretadas, azotadas continuamente por las manos de Cristhian. Ángel apretando los dientes, sintiendo en cada palmada, el sabor del placer. Ahí está el torero con su toro, alista la varilla y tras la última nalgada, lanza su estocada, fina y directa. Un grito, un movimiento hacia adelante, Ángel se siente uno con Cristhian, el del cuerpo esbelto. Cris se yergue sobre él, con afinada puntería, descargando una y otra vez su ser en las profundidades de Ángel. Una y otra vez, Ángel disfruta del sexo sin control, desenfrenado que le proporciona Cristhian hasta que de pronto, su macho, aprieta su cintura, Ángel abre la boca, dando un grito sin sonido. Un sólo aullido de Cristhian, una embestida a Ángel, marcan el final. Ángel, siente como algo caliente invade su ser. Cristhian sonríe, e intenta sacar su pene, de las nalgas de Ángel.

-          ¡Espera!, no lo saques aún – le dice Ángel, mientras se recuesta sobre el sofá.

-          OK – responde Cristhian, y lo sigue, se echa sobre la espalda de su amado, le da un beso y recorre con sus manos, el cuerpo moreno de Ángel. Sus ojos color café resaltan una preocupación – Sabes, no podemos continuar así.

-          ¿Cómo? – dice extrañado Ángel

-          Lo que te dije, amor, no podemos seguir así.

Le da un beso en el cuello, se incorpora lentamente y extrae su pene. Se sienta en una esquina del sofá. Ángel sigue recostado sobre el sofá, dejando ver sus nalgas que han quedado rojas por el castigo.

-          Míranos, tenemos que esperar que tus padres se vallan de viaje, para tener sexo o vernos más seguido, y ya vamos a cumplir el año, y no podemos seguir así.

-          ¡Ay, Cris!, ya vas a empezar otra vez, ¡también que estábamos!

-          No es eso, cholo, pero debemos hacer algo, para solucionarlo.

-          Y ¿Qué propones? – lo dijo al girar en el sofá, colocó una mano sobre su pierna y otra bajo su cabeza, en plan de escucha.

-          Alquilar un depa, aquí en la Champagnat he visto que están vendiendo unos, así que quiero que vallamos juntos a verlos.

Ángel no lo podía creer, sus ojos se iluminaron.

-          ¿Estás seguro, Cómo lo vamos a pagar?

-          Ya veremos, ambos trabajamos, podemos destinar un dinero para ello.

Y el morbo se le encendió, una sonrisa pícara nació de entre sus labios, Cristhian se había levantado del sofá, había avanzado hacia la mesa de centro, se agachó a ver su celular, cual gacela, Ángel se levantó y le dio un palmazo, Cristhian se incorporó, y un: reconchetu´mae salió de entre los dientes del agredido. Ángel le envió un beso volado, y Cris lo persiguió por la habitación, hasta llegar a la puerta del baño. Ahí lo atrapó. Lo encarceló entre sus brazos, Ángel intentó abrir la puerta y el cogió su mano, el cuerpo de Cristhian sobre de él, sus respiraciones agitadas, sus cuerpos transpirados, Ángel se giró. Y Cristhian: Pendejo, me dolió. Ángel sonrió, lo miró a los ojos negros y en su profundidad quedó perdido, tanto que le estampó un beso, Cris respondió de manera tan intensa que otra vez su libido se subió. De pronto Ángel se separó de Cris.

-          Te amo – le dijo.

-          Y yo a ti, moreno loco.

Ambos se fundieron en un beso otra vez, Ángel abrió la puerta del baño, y a paso torpe ingresaron. Ángel cerró la puerta.

 

A unos metros  de ahí en la Avenida Champagnat, una pareja de esposos,  terminan  de hacer una transacción. Acaban de venderles un departamento, en un conjunto habitacional, en la misma avenida. Anthony, es el encargado de estas ventas, trabaja para la compañía “nuestro Hogar.” Anthony, es un chico muy responsable, de contextura delgada pero formada, todas las mañanas sale a correr y por la noche va al gimnasio. Él siempre usa, su polo pegadito, su cabello con laca, de jeans ajustado y zapatillas de marca. Odia cuando lo molestan como si fuese mujer, por su vestimenta, sin embargo, su voz semigruesa y su manera de apretar la mano, demuestra que a pesar de todo sigue siendo hombre.

-          Entonces, ¿Todo quedó conforme señores? – preguntó Anthony

-          Si, joven – dijo la mujer.

-          Ok, entonces, recuerden deben apersonarse a mañana a este banco, para que puedan depositar la inicial, y poder empezar con los tramites del departamento.

-          Ok, joven, gracias – dijo el caballero.

El caballero se despidió, Anthony correspondió, también se despidió de la señora,  les abrió la puerta. La pareja salió. En eso, BZZZ! BZZZZ!, vibra el celular de Anthony, lo saca, mira la pantalla: ¡Haló,… Haló!, responde pero en vista que no le contestan se enoja y reniega: ¿Quién rayos llama y apaga el celular? Apaga el celular y se va a su oficina, organiza algunos papeles, revisa su correo y entra al face. Como a media mañana aparecen en la puerta, dos varones, uno viste todo urbano, el otro con pantalón dril, su camisa y sus zapatos bien lustrados.

-          Joven, disculpe – dice el de camisa – ¿Con quién puedo hablar para lo de los departamentos?

-          Conmigo – se levanta y se dirige a ellos, abre la reja – Buenos días soy Anthony – extiende su mano.

-          Buen día, soy Cristhian – dijo el muchacho de camisa, quien estrecha su mano – y él – por el muchacho que lo acompaña – es Ángel, mi amigo.

-          Bien, en que puedo servirles.

-          Estábamos buscando un departamento y queríamos saber de precios.

-          ¡Ah claro!, como no, pero pasen, por favor.

 

Continuará….

 

© 2014 Hunks of Piura Entertainment. Ésta es una obra de ficción: cuialquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

 

jueves, 30 de enero de 2014

Crónicas de un moderno (12)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

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TRACK #12: UNA ILUSIÓN

 

Era la primera vez en mi vida que me sucedía eso, poco a poco sin querer iba conociendo diferentes circunstancias de la vida, unas más arriesgadas que las otras.

No entendía como aquel tipo, hace unos instantes había estado sonriente, y ahora me pedía que me quedé a su lado. Hasta ahora no entiendo por qué acepté su petición.

·     Mira Darwin, yo no te conozco, y no sé porque pero me quedaré, pero si tu vuelves a hacer eso, te juro que me voy.

·     Está bien niño te entiendo, disculpa por mis impulsos, más bien hay que ir a conversar a la parte centro porque por aquí a veces se pone peligroso, me dijo.

Nos paramos y nos dirigimos a la zona de la urbanización de Miraflores, llegamos hasta un parque y nos sentamos en las veredas. Allí comenzamos una larga plática.

Poco a poco Darwin me iba cayendo súper bien, me contaba sobre sus problemas y yo también. Ese chico me había parecido tan bueno y lindo pero en su forma de ser.

El tiempo se pasó volando, siendo las 9:30 pm, tuve que decirle que se me hacía tarde. Juntos salimos a la Av. Guardia civil, él me embarcó y luego me comentó que se iría hasta el Ovalo Grau a tomar su carro. Esa noche intercambiamos números de celular.

Estando en mi casa y a punto de quedarme dormido, me llegó un mensaje de él. Iniciamos una conversación vía mensaje de texto y finalmente quedamos en vernos al día siguiente.

 

Al día siguiente jueves, tuve que engañar en casa que tenía asesoramiento, para así poder salir. Me encontré con Darwin y pasamos un día en el centro paseando y conociéndonos más y más.

De la misma manera, nos vimos el viernes y sábado que me fue a ver a la hora que salía de clases, el domingo no nos vimos, hasta el lunes.

Me di cuenta de que me empezaba a gustar y yo también le gustaba a él. Lo único malo era que Darwin me insistía para tener sexo, yo no quería, él siempre me rogaba, a pesar de que también le gustaba porque el día lunes que nos encontramos, me lo confesó y también me decía que le gustaría seguir saliendo conmigo para ver si podíamos iniciar una relación, lo que me incomodaba algo, era que él era activo y como que allí había algo que no me dejaba en paz; pero bueno yo también accedí a seguirle conociendo, pues sin pensar me estaba ilusionando con alguien.

El día martes, ya me decía que me quería, sonaba raro eso pero bueno yo procuraba no mostrarle lo que sentía hacía él por temor a ilusionarme, pero sin embargo yo sabía que también había cogido un gran cariño hacia él y que me había pegado a su forma de ser.

Nos encontramos el día jueves, y aquel día estuvo tan normal hasta que de pronto apareció un amigo de él. Ese chico a leguas se notaba que también era gay, pero yo le pregunté a Darwin y me decía que no.

Los tres estuvimos caminando, Darwin conversaba con su amigo y a mí me había dejado de lado, cada vez que le hablaba no me hacía caso, eso me daba cólera, pero no podía hacer nada, seguimos caminando en dirección a la Av. Sánchez Cerro,  hasta que por una avenida no muy transitada, me di cuenta que aquel tipo le cogía la mano a Darwin y se reían, se abrazaban y yo era como si no existía.

Llegamos hasta la Av. Sánchez cerro y yo no soportaba más ver esas escenas, me daba cólera, más porque me ignoraba, no lo pensé ni dos veces y justo pasaba un carro que se dirigía a mi casa y lo tomé, Darwin me miró y me dijo:

·     Ya te vas, vee ya bueno chau.

Su amigo me miró  y levantó la mano en manera cachacienta y riéndose, también se despidió. Esa noche llegué con rabia a mi casa, creí que Darwin me detendría o al menos me diría que no me vaya, pero prefirió a su amigo, esa noche no me mandó ningún mensaje.

Al día siguiente tampoco me mandó mensaje, hasta la noche que me escribió preguntando el porque me fui, y bueno traté de calmarme para no parecer grosero y le respondí, él tomó a mal las cosas y me dijo que era un inmaduro y bla bla bla. Esa fue su excusa para decirme que ya no quería seguir saliendo conmigo, eso me dolió mucho y debo admitir que lloré de rabia, por más que yo le mandaba mensaje no respondía y si lo hacía todo era con insultos (me acuerdo y me doy cuenta que fui tonto al rogar), lo único que yo quería era verlo por última vez y hablar con él nada más, finalmente después de miles de pedidos accedió para vernos el día lunes.

Aquella tarde del lunes, nos encontramos en el parque infantil, en esa ocasión me dijo cosas que me dolieron mucho, me trató peor que puto, eso dolía como mierda, incluso lo que recuerdo claro fue que me dijo:

·     Frank entiende, yo nunca te quise, solo quise tener sexo contigo y como nunca me lo diste me aburrí, estado perdiendo el tiempo con un chibolo que no quiere tener sexo…

Muchas cosas más, que me hicieron estallar en llanto, él se fue sin importarle nada.

La noche comenzaba a caer, preferí salir de ese lugar y caminar triste.

El peor error que un ser humano puede cometer, es buscar la salida en cualquier tontería, ya sea alcohol, sexo o drogas o tantas cosas que el mundo tiene.

Semanas atrás había conocido por Facebook a un pata dos años mayor que yo, vivía en castilla, se llama Andrés, él quería conocerme, me decía que le gustaba pero más para tener una aventura sexual conmigo, me había dado su número de celular para cualquier cosa.

No sé qué  pasó por mi cabeza, mi autoestima estaba fatal, decidí no llorar más por ese huevón y esa misma noche, acudí a un teléfono público, eché una moneda y marque el número de Andrés.

·     ¿Aló, con Andrés?

·     Si, él habla, ¿Quién es?

En tan poco tiempo, me identifiqué y quedamos para vernos en media hora afuera de la Universidad San Pedro.

Aunque ya lo había visto por fotos, me describió la manera que iba a ir vestido por si no lo reconozca.

Siendo las 7:30 pm de un tico amarillo, bajó un muchacho más o menos de mi estatura, delgado, cabello ondulado, se acercó y me dió la mano.

·     Hola Frank ¿Qué tal? , mucho gusto.

 

 (CONTINUARÁ…)

 

© 2014 Hunks of Piura Entertainment. Los nombres fueron cambiados. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

martes, 28 de enero de 2014

Anselmo (16)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

“Así que Febo es de San Jerónimo, ¿verdad?”

“Sí. ¿Porqué?”

“Siempre decía que era piurano… de buena familia”.

“Pero San Jerónimo es Piura,y su familia es buena”.

“Sí, pero no es Piura, Piura, pues”… ¿¿Y se llama Segundo?”

“Sí. Segundo Narváez. Pero me dijo que si le decía así, me sacaría la mierda”.

“¿Cómo lo reconociste?”

“hace cuatro años, fue primer puesto del quinto de segundaria. Un profe le prometió estudios, pero se fue y nada. ‘Tons, se fue del pueblo. Nadie daba razón”.

“Y mira dónde lo encontraste, ¿verdad?”

“sí pues. Su primo Elías lo estaba buscando”.

“¿Elías? ¿Tu instructor?”

Anselmo enrojeció y sonrió; “No fue mi instructor. Fue mi… amigo”.

“Ah, ya caigo. Fue tu pareja, ¿verdad?... ¿Terminaste con él, verdad?”

“No. Nunca pude decirle que me venía pa’cá”. Anselmo se ensombreció.

“¿Lo extrañas, verdad?”

Anselmo contuvo el sollozo. “Creo que le fallé, por eso me trajeron acá”.

“¿Cómo que le fallaste?”

“cosas. No fui fuerte”. Anselmo suspiró. Sus ojos se le humedecieron.

“Ejen… bueno Segundo Narváez, alias Febo; Antonio Rivas, alias Kike… Anselmo, ¿qué más eres?”

“Castro”.

“Anselmo Castro, alias Baco… los más churros del Alpha Male”. Kike sonrió buscando cambiar la atmósfera de nostalgia.

Anselmo le respondió con cierta tristeza.

“¿cómo se llamarán Zack y Zulú?”, dijo Kike adivinando.

Anselmo se encogió de hombros y movió la cabeza negativamente.

“Zack me dijo que era de Lima, y que Zulú era de Guayaquil”.

Ambos se encontraban en la cocina, preparando el almuerzo.

De pronto Zack entró: “Baco, ven. Necesito que me ayudes antes que llegue Max”.

“Ya pues”.

Antes de seguir a Anselmo, Zack clavó una mirada de desafío sobre Kike, quien no le bajó los ojos por nada.

Zack y Anselmo fueron, de nuevo, al dormitorio ‘de Baco’. Entraron, y el ‘segundo a mando’ aseguró la puerta.

“Lo conseguí”.

Zack mostró un líquido amarillento en un frasquito depenicilina.

“hay que echártelo”.

Zack se quitó sus pantalones y la ropa interior. Se acostó boca abajo sobre la cama de Anselmo. Se levantó un poco su remera. “Tú dirás”.

Anselmo cogió el frasquito y comenzó a agitarlo. “Ábrete las nalgas”. Zack lo hizo. Anselmo revisó el ano: estaba menos inflamado.“La valeriana te hizo bien”.

“¿En serio?”

“Con esto quedará mejor”.

Anselmo se untó la punta del dedo índice, y lo llevó hasta el esfínter. Empezó a darle unos masajes, y notó que se dilataba.

“Se siente rico”.

Anselmo sonrió. de nuevo, una erección comenzaba a apretarle dentro de su pantalón corto, tanto que se hizo perceptible por encima de la ropa.

“No siento dolor. Podría estar horas aquí”, sedujo Zack con esa voz que usaba cuando quería conseguir clientes.

Anselmo comenzó a sudar.

“Y ¿estará inflamado por dentro?”, sugirió Zack incrementando su tono seductor.

“No sé”.

“¿Por qué no me metes el dedo para que se sane por completo”, invitó Zack, flexionando su pierna derecha.

El índice de Anselmo se hundió tanto como la lubricación se lo permitía.

El ‘paciente’ gemía y suspiraba, mientras su mano atrapaba la cremallera del ‘enfermero’. La bajó. Liberó al prisionero que apuntaba hacia el frente, y un poco hacia arriba. esparció el líquido transparente, y comenzó a masajearlo.

El dedo de Anselmo seguía en el hoyo caliente de Zack. Sentía que iba a explotar… hasta que Max comenzó a llamarlos con sus clásicos aplausos, pues era la hora de entrenar.

“Lástima que no hay más tiempo. Pero no me olvidaré de esto… y de lo que te prometí”.

Zack se levantó y se vistió. Anselmo se quedó con el pene afuera por unos segundos, esperando que bajara para ponerse su ropa de deportes.

¿Podrá ver a Elías de nuevo?

¡Pero le había vuelto a fallar!

Una lágrima se le escapó, y otra.

Se contuvo.

Al menos, podría regresar a San Jerónimo… o quién sabe.

Su pene había perdido rigidez, tamaño, grosor… e importancia.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2014 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

jueves, 23 de enero de 2014

Crónicas de un moderno (11)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

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TRACK #11: UN DESCONOCIDO

 

Mis días avanzaban en la academia. Cada tarde después que salía de asesoramientos, había momentos en los cuales ingresaba a esas cabinas, otros días prefería caminar y raramente ir directamente a casa.

Un día miércoles, después de haber tenido una fuerte discusión con mis padres, por muchos motivos, salí a clase de asesoramiento, mientras iba en el carro, pensaba sobre muchas cosas y me contenía las ganas inmensas que tenía de llorar. Ante aquella situación, una vez más volvía a recordar a Carlos, lo extrañaba más y más, y quería tenerlo fuertemente para abrazarlo, me sentía pésimo, decidí no entrar a clases y me fui a la biblioteca.

Me la pasé allí desde las 4:00 pm hasta las 7:00 pm, todo ese tiempo mi pensamiento fue Carlos, recuerdo que esa vez si lloré por muchas cosas y le pedía a dios que me devuelva a Carlos y sino al menos me mandase a alguien que me comprenda y ayude a subir mi autoestima.

Salí de la biblioteca y comencé a caminar por la Av. Los cocos, llegué hasta la Av. Huánuco, donde estaban esas cabinas, aquella ocasión las miré y pasé de largo, continué  hasta llegar al malecón del río Piura, aquel que está cerca al puente Sánchez cerro, por ahí no pasa mucha gente, y los carros de vez en cuando transitan por aquella pista. El viento soplaba fuerte y se llevaba las lágrimas que aún se encontraban en mis ojos. Miraba el agua correr y poco a poco empezaba a calmarme.

Seguía muy concentrado mirando el agua, hasta que vi que la silueta de un hombre más o menos de mi tamaño y un poco más grueso que yo, se había posicionado justo a mi costado. Me dio un poco de temor, lo miré de reojo para ver si era alguien que podía ser peligroso y pues alcancé a ver que era también un estudiante.

Después de unos minutos de haber permanecido junto a mí, me miró también de reojo y me dijo:

  • ¿Qué hace un bebé como tú por acá?

Nada más lo miré y no le presté atención, me reventaba que un tipo desconocido me llame como se le daba la gana.

  • Ey, no seas descortés, al menos respóndeme- me volvió a decir
  • ¿Me hablas a mí?- le dije
  • Si, pues ¿a quién más?, al río seguro
  • Mmmm puede ser, yo hablo con el río, ¿sabías?, él se encarga de llevarse mis penas.

Me miró, se sonrió y se acercó un poco más a mí, y me dijo

  • No cabe duda que eres un niño, pero me da gusto tu forma de pensar, ya pues dime ¿Qué haces por acá?
  • Mmmm, nada que tenga importancia, cosas personales nada más- le contesté.
  • Creo que me tienes miedo ¿Verdad?, bueno, mucho gusto me llamo Darwin.
  • A ok
  • No sé si eres descortés, mal educado, no te han enseñado modales, o eres sobrado, merezco que también me digas cómo te llamas, ¿no crees?

Me reí, lo miré y bajé a sentarme por las veredas que hay allí. Él se quedó parado, de verlo allí que no se movía nada, le dije.

  • ¿Puedes sentarte?, te estoy invitando, mira después no digas que soy sobrado o tanta huevada.

Se sonrió y bajó

  • Wuao, vaya a tu edad yo no hablaba así, deberían darte de manazos en la boca.
  • ¿Perdón?, mira hombrecillo desconocido, tú no eres quien para decirme que hacer o no hacer, ¿ok?
  • Espera no te exaltes- se sonrió- estás con un ánimo, ¿Qué te sucede?
  • Nada, sino que no estoy de buenas como para soportar a alguien más, basta con estar en mi casa.
  • Mmmm te entiendo, los problemas son parte de la vida, hay que…
  • Si vas a venir con sermones déjalo allí nomás- le interrumpí
  • Eres un niño aún, me da risa verte, te ves lindo.

Y terminando de decir eso, rápidamente, no sé  en qué momento pasó, pero este chico, me cogió y me besó. Me dio cólera, de un empujón lo quité de mí.

  • Oye pero que te pasa, ¿eres idiota o qué?

Él se sonrió y me dijo:

  • Tienes unos labios muy ricos, eres lindo
  • Mira si soy lindo o no, no me interesa- estaba muy enojado- eres un completo animal, no sé qué te pasó por la cabeza, como se te ocurre besarme, si alguien nos veía, me das cólera.

Él solo se sonreía y no decía nada.

  • Ya me di cuenta, creo que he estado hablando con un loco, me voy, chau

Me paré para irme, y Darwin me cogió  la mano, la sonrisa de hace pocos segundos había desaparecido, lo miré a los ojos, él también y con voz calmada me dijo:

  • Quédate, por favor, no te vayas, me gustaría conocerte…

 

 (CONTINUARÁ…)

 

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martes, 21 de enero de 2014

Anselmo (15)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

“¿Me dolerá?”, preguntó Zack con cierta angustia.

“No”, respondió Anselmo.

“¿Me ardderá?”

“Tampoco”.

“¿Entonces?”

“te refrescará”.

En el cuarto de Anselmo, Zack estaba completamente desnudo de la cintura para abajo. Dos poderosos glúteos se pronunciaban, blancos, lampiños, seguidos de dos amplias y fuertes piernas con algo de vello castaño a partir de las pantorrillas.

Lo único que tenía puesto era la clásica remera y sus cintas de colores anudadas en su muñeca izquierda.

En la mesita de noche había un tazoncito lleno de agua con unas hojas de valeriana. Anselmo estaba al costado de la cama, tanteando la temperatura del recipiente. Sacó las hojas  del agua tibia, pidió a Zack que separe sus abultadas nalgas con cuidado.

Al fondo, el ano estaba rojo.

Anselmo colocó las hojas alrededor del esfínter.

Zack se relajó.“Está OK”, suspiró.

“Déjalas ahí que relajen”.

Martín entró de improviso. “Hablé con el mal nacido de Zulú”.

“¿Qué te dijo?”

“Dijculpe”, remedó Martín. “¿Cómo está ese culo?”

“Parece que inflamado”, contestó Anselmo.

“¿Carajo! Anselmo, anda y llama a Kike”.

Zack reaccionó: “¿Para qué quieres a Kike?”

“mientras eso se sane, necesito un plan B”.

“¡Kike no es ningún plan B!”

“¿Ah sí, y qué quieres, que ponga a Febo de pasivo, cuando a duras penas se quita la tanga cuando hace strip-tease? Y ya sabes que Baco es intocable!””

“si consigue aceite de macanche…”, intervino Anselmo.

“Olvídalo. Podría joder el condón. Anda a ver a Kike, ahijado”.

“Ya pues”

“¡Y Zulú aceptó meterle la pinga a Kike?”, contraatacó Zack.

“Si . digo, si quiere seguir siendo la estrella”.

“no juegues así con Zulú”.

“¡Yo soy el dueño de esto, por si lo olvidaste! “, y mirando a Anselmo: “¿Cuándo, mierda, vas a ver a Kike?”

Anselmo bajó la mirada: “ahorita”.

Ni bien Anselmo cerró la puerta de la habitación de Zack, cuando se topó de pechito con Febo.

¡Por fin pudo verle la cara!

Era simpatiquísimo y sexy con su barba sin afeitar, con un cuerpo similar al del chico del calendario de su dormitorio, pero con  vello.

La sorpresa fue la familiaridad del rostro que vio. ¡Claro! No podría ser otra persona… ¡después de tanto tiempo!

“¡Segundo!”

Anselmo abrió sus ojos con alegría. Su cara estaba iluminada, y, por un milisegundo, la esperanza aleteaba sobre su cabeza.

Febo se le acercó y lo tomó fuerte del brazo izquierdo: “¡Mira reconcha tu abuela, me llamas así de nuevo y te saco tu mierda!”

Anselmo se asustó y quedó inmóvil.

“¡Para ti soy Febo, ¿me entiendes? ¡Pobre de ti si me llamas segundo de nuevo, porque te saco la mierda, huevón!”

“¡Tú le tocas un pelo, y yo te desaparezco! ¡Suéltalo, carajo!”

Era don Martín.

Febo bajó la mirada y soltó a Anselmo.

“Anda a ver a Kike de una puta vez, mientras le aclaro a tu paisano algunas cosas!” Febo ladeó la cabeza, mientras Anselmo salía disparado.

cuando  pasó por el gimnasio, oyó un par de gemidos.

Al entreabrir la cortina,volvió a quedar en una pieza: Zulú y Kike, desnudos.

El moreno introducía su enorme miembro en el trasero del amigo que lo había acogido con tanta amabilidad en ese nuevo hogar. 

Zulú, de pie pero con las rodillas algo flexionadas, miraba cómo su enorme pene entraba y salía, mientras aferraba las caderas de su pareja sexual, y su boca no paraba de jadear. Kike tenía un gesto de dolor, mientras arañaba el tapiz de la banca donde se hacía prensa al pecho, y sobre la que estabaapoyado boca abajo.

Anselmo tragó saliva. Tomó aire y dijo pausadamente: “Kike, mi padrino quiere verte”.

Los dos ‘amantes’ se sobresaltaron.

El moreno se separó y miró a Anselmo -¿o a Baco?- con una sonrisa plagada de erotismo e ironía.  Se quitó el preservativo, y lo lanzó al basurero.

Kike. Sonrojado, se vistió velozmente, y se fue.

Zulú comenzó a masturbarse la enorme verga.

“Son veinte jentímetro’. ¿No la quiere probá’?”

Anselmo lo miró fija y seriamente: “No. Soy intocable”.

“Cuando sea el dueño de’jto, te olvidará’ de esa huevada, y rogaráj que sea tu marí’o”.

Anselmo se fue hacia su cuarto, a ver cómo seguía Zack.  Al llegar lo encontró profundamente dormido.

Se sentó sobre el suelo.

Al poco rato, Zack despertó. Seguía desnudo de la cintura para abajo.

“¿Cómo se llama el aceite?”

“aceite de macanche”.

“¿Sabes algo? Soy el segundo al mando luego de Martín. Si te consigo el aceite, ¿crees que para mañana se sanará mi culo?”

“Quizá”.

“Si se sana, serás mi asistente, y tendrás más cosas de las que tienes hasta ahora”.

“¿Como qué?”

“Piensa. No estamos lejos de San Gerónimo”

Los ojos de Anselmo se iluminaron.

“piensa, nada más”.

“Ya pues”.

El improvisado terapista comenzó a retirar las hojas de valeriana.

 

 (CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2014 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

jueves, 16 de enero de 2014

Crónicas de un moderno (10)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

TRACK #10: ¿Y SI NO LO FUERA?

 

Aquella mañana del lunes, me desperté muy arrecho. Creo que un presentimiento impidió que me masturbara, me dirigí al baño y me duché para irme a clases.

En la academia todo me fue bien, esa tarde no tenía asesoramiento, sin embargo quería salir. Al llegar a casa dije que tenía asesoramiento, me creyeron, bueno me acosté a descansar. Me levanté, me duché de nuevo y salí a la biblioteca de Piura, me fui a estudiar. Permanecí en la biblioteca hasta las 6:00 pm y luego me dirigí a las calles de Piura, ya vería que aventuras encontraría en el camino.

Una vez más, fui a las cabinas de la Av. Huánuco, esta vez me dieron la cabina número 10, esta también se encontraba en una esquina.

Ni bien me senté, me percaté que un pata que estaba en la cabina 11, me quedó mirando, su cabina estaba bien escondida, no se veía casi nada la parte exterior.

Pasado unos diez minutos, me di cuenta que ese chico de aproximadamente unos 19 o 20 años me miraba. Yo le seguí el juego, también lo miré, finalmente entre miradas y señas, me dio a entender que vaya a su cabina, al llegar me cogió mi pene. Yo ya estaba arrecho, el tipo me miró y sonrió.

  • ¿Cuántos años tienes? , me preguntó
  • 16, le dije
  • Si, porque tienes una cara de niño, ¿Quieres que te la chupe?

Haciendo un gesto sonriente le dije:

  • A ver dale

Dicho eso el chico me sacó el pene de mi pantalón y comenzó a succionar, bueno a decir verdad no lo hacía muy bien, pero como yo estaba con la temperatura alta, dejaba que continuara.

Después de un momento me regresé a mi cabina por si sospechas, es que nunca había hecho eso y tenía miedo me descubran. Pasado unos minutos volví a ir a la cabina del chico y se repitió  la acción y asi nos mantuvimos como tres veces, hasta que finalmente aquel hombre me dijo que se le acababa su tiempo, me paso su correo en un papelito, una vez más boté el papel.

Aún me quedaba 30 minutos, no me había dado cuenta que la persona que estaba frente a mi cabina, se había ganado con el dato, me hacía señas y yo ponía la sonrisa de niño travieso.

Después de unos minutos este chico, al cual se le notaba bastante lo gay, se dirigió a la cabina de control y alquiló  más tiempo, pero esta vez pidió la cabina que se había desocupado minutos antes.

Aquel chico me miró y me llamó, las palabras no fueron necesarias en esta ocasión, el patita comenzó a chupármela, este chico si lo hacía muy bien, después de haber permanecido casi 10 minutos en su cabina, regresé a la mía y noté que me quedaban ya 5 minutos para que se terminé mi tiempo, sin despedirme de ese mamón, salí de aquel lugar.

Caminé por toda la Av. Huánuco y salí  por la Arequipa con Sánchez cerro, al llegar allí cogí un carro para dirigirme a mi casa, en el interior me encontré a una compañera de colegio, ella también se estaba preparando pero en otra academia.

Yesica es su nombre, con ella siempre, como se dice vulgarmente hemos mordido en fiestas organizadas por el colegio, esta chica siempre me había llamado la atención pero no para tenerla como enamorada, si no para tener sexo con ella. En la etapa de colegio siempre le insinúe eso.

Durante el camino a casa, estábamos hablando de cómo nos iba en esa nueva vida lejos del colegio.

No recuerdo porque se dio la conversación, pero tocamos el tema de que ella quería que le enseñe algunos cursos que no comprendía, yo acepté ayudarla esa misma noche, pues aún era las 8 pm.

Al llegar a la puerta de su casa me comentó  que no había nadie, la casa estaba solo para los dos. Ingresamos al interior, ella sacó sus separatas y las colocó sobre la mesa, estuve mas o menos 15 minutos explicándole algunos temas.

De repente me miró y sonrió, yo también hice lo mismo pero comencé a cogerle las manos, seguido de esta acción ella comenzó a besarme, no me contuve y le correspondí, nos pasó  mucho para que yo le hiciera recordar lo que siempre le insinuaba en el colegio, ella con sonrisa arrecha me dio un sí con un beso.

Caminamos besándonos hasta su cuarto, de pronto me lanzó con fuerza a su cama y comenzó a desvestirme, yo hice lo mismo pero más rápido que ella.

Si, era la primera vez que sentía el cuerpo de una mujer sobre mí, y vaya sí que ella era un mujerón.

No podía pedirle que me haga sexo oral, porque quizá  iría en contra de su voluntad y como minutos antes ya me la habían recontra mamado, ya estaba satisfecho. Yesica, ya no era virgen, pero sí que se comportaba bien rico en la cama. Pasado unos minutos me vine en el interior de ella, no recuerdo cuantos chorros lancé, pero si fueron más de dos, estaba arrecho.

Pasamos pocos minutos acostados, nos cambiamos y salimos en dirección a la mesa sin palabra alguna, cogí mis cosas y las acomodé, ella me miró y me dijo:

  • Jamás pensé que lo hagas tan rico
  • Es que tu estas bien rica, le respondí y al mismo tiempo sonreí.

Nos sentamos un rato en la mesa, sin embargo yo estaba preocupado, no por haber cogido con una ex compañera de colegio si no porque me había venido en el interior de ella y tenía miedo vaya a meter las cuatro y allí sí que se cagaba mi vida. Al parecer Yesica notó eso, me miró y me dijo:

  • Ya sé porque estas así, tienes miedo que yo quede embarazada ¿Verdad?

Con la cabeza afirmé lo que ella había dicho. Yesica sonrió y me dijo:

  • Tú sabes que soy inteligente, tú crees que me voy a meter a hacer eso sabiendo que corremos peligro, mira Frankzito yo no me encuentro en días de peligro, asi que no te preocupes.

A decir verdad eso me dejo más tranquilo, pero no del todo. Terminamos esa plática y salí en dirección a mi casa, su casa estaba a unos 7 minutos de la mía, así que fui caminando. Ingresé dando las noches a todos, me dirigí a cenar, ni bien terminé de comer, me fui a mi cuarto.

Sentí aquella noche una sensación algo extraña, pensar que horas antes, dos patas me hicieron sexo oral y después terminé  follando con una chica, me había gustado tanto tener sexo con una mujer, creí pues, que quizá me había metido al mundo gay por equivocación… Estaba confundido.

 

(CONTINUARÁ…)

 

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martes, 14 de enero de 2014

Anselmo (14)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

“dos cervezas en la 2, una en la 4, caipi,,, caipi,,, campiña o algo así en la 7, en la 9 preguntan si Zulú da servicios hoy, y en la 10 quieren dar ron”.

“¿Quieren   qué?”, preguntó don Martín, evidentemente confundido.

“Dar ron”, gritó Anselmo, en medio de la música techno a todo volumen.

“¿No será dark room?”, intervino Kike.

“Creo que es eso. Les dije que le preguntaran a usted”, dijo Anselmo mirando a don Martín.

“Ya… ¿Puedes repetir todo otra vez?”

“Sí. Dos cervezas en la 2, una en la 4. caipi-no-sé-qué  en la 7…”

“¿Caipiriña?”, aclaró Kike.

“¡Eso!”, exclamó Anselmo sonriendo.

“Mejor apúntalo porque ya me mareé”, arguyó don Martín, evidentemente frustrado, y alcanzándole un pedazo de papel y un lapicero.

Anselmo escribió con cuidado. Demoró medio minuto, y devolvió el papel a su padrino. Martín, mejor dicho, don Martín admiró la legibilidad de la caligrafía de su ahijado. Entonces, le dio las primeras tres cervezas para comenzar a despachar.

Anselmo salió rápido.

“Necesitamos una libreta”,  reclamó don Martín a Kike.

“¿Para Baco?”

“No. ¡Para mi!”

Un parroquiano algo gordo y con traje negro salía del corredor que conectab al hogar de los muchachos. Detrás venía Zack.

“¿Y cómo va Baco?”

“¡Tiene cerebro de elefante!”. Gritó don Martín.

“¿Eso es malo?”, dudó Zack.

“no ves Discovery, ¿no?”, se burló su jefe.

“¿Recuerdas que cortaste el cable?”. replicó Zack, mientras depositaba dinero en la caja.

Era jueves por la noche, a las once, y el local no tenía las diez mesas llenas.

Anselmo, en su identidad de Baco, llevó las dos cervezas de la 2.

“Eres nuevo, ¿no?”, inquirió un hombre con un mameluco azul con un logotipo donde se leía Muelles de Paita.

“sí”.

“¿Cómo te llamas?”

“An… digo, Baco”.

“ah, Baco. Estás fuerte, ¿ah?”, comentó sonriendo mientras le daba una leve nalgada, encima de su alicrado traje negro de una pieza. Al golpe, sintió el glúteo firme del adolescente.

El hombre brindó con su amigo, quien vestía con el mismo uniforme y el distintivo que aludía a al puerto norteño.

“¿Puedes apreciarme una copa?”

“Ya pues”.

Anselmo recibió un vaso con cerveza. ¡Qué horrible sabía esta bebida! Igual, la apuró, recordando el consejo de Max de no beber más de un vaso, si no, tendrían que hacer una serie extra de abdominales todos los días… y dolía mucho ese ejercicio.

“¿No te gustó?”

“Ya, déjalo, o si no, se va a poner igual de panzón que tú”, dijo el otro hombre, que era  más delgado y algo simpático.

“Claro”, finalizó el primero, dando otra nalgada, ahora un poco más fuerte a Anselmo. Tras el golpe, sobó su mano brevemente sobre el músculo duro del camarero.

“Permiso”, dijo el chico, retirándose, y sintiendo las mejillas calientes, pero de vergüenza.

Al pasar por la 8, lo detuvo el hombre de traje negro, que antes parecía haber salido de la casa con Zack. “¿Sabes si mi amigo se fue?”

“No señor. Creo que está con Febo”.

“OK. Tráeme un whisky en las rocas”.

“Sí señor”.

“ah, ¿quién eres tú?”

“Baco”.

“Baco”, repitió el hombre. “OK”.

En la 9, un chico delgado, evidentemente amanerado llamó a Anselmo. “amigo, ¿sabes si Zulú dará servicios hoy?”

“Sí. Espera un momento”.

“Ay. ¡Pero ya llevo una hora!”

“Le avisaré a don Martín”.

“Y… mas bien, ¿tú no quieres darme servicios?”, le dijo acariciándole el pene sobre su body, y sin ningún escrúpulo.

Anselmo no supo qué hacer. Sentía que lo miraba todo el mundo, en especial un chico blanco, alto y aparentemente rubio, que estaba sentado en la barra.

“Dígale a don Martín”.

“Ah ya. Pero si no puede zulú, prefiero que tú me lo hagas”, insistió el joven, con zalamería, y con la mano presionando el miembro del chico nuevo.

“Ya pues”, dijo Anselmo, saliendo hacia la barra.

Don Martín no estaba atendiendo allí; sólo Zack y Kike.

Anselmo le comunicó el pedido al primero. . “Voy a avisar”, dijo Zack.

Por su parte Kike: “Descansa Baco”. Anselmo no se sentía cansado. “Descansa”, insistió su amigo. Anselmo lo miró extrañado. Kike le hizo un gesto hacia su entrepierna: estaba erecto.

El joven de la 9 coqueteaba con la mirada hacia la barra.

“Le gustas”, dijo Kike. “Pero eres intocable. Quédate aquí, a lo mejor consigo otros diez dólares”.

Kike salió hacia la mesa, habló con el joven por unos segundos. El parroquiano hizo evidentes gestos de negación e incomodidad. Kike regresó,y al llegar a la barra, el joven se levantó de su mesa, y se fue.

 “Quiere contigo o con Zulú”, dijo Kike.

Don Martín entró: “¿Dónde está el de la 9?”

“Ya se quitó”, dijo Kike.

Don Martín se enfureció: “Ese hijo de puta de Zulú me va a escuchar”. Dio media vuelta y se fue por el pasillo.

Zack regresó a la barra, al encuentro de Anselmo. Ahora Kike iba por las mesas.

“¿Qué pasó ¿Por qué no tomas pedidos??”

“Un chico me lo tocó y se me paró. Kike dijo que descansara”.

“Sí, descansa un poco”, dijo Zack sonriendo y mirando de reojo la entrepierna donde se destacaba el pene duro de Anselmo, más aún cuando la exigencia era que, debajo del uniforme, los camareros no debían llevar ningún tipo de ropa interior.

Zack se acercó un poco más. Le habló al oído: “¿Estás seguro que tomando valeriana, el culo me dejará de doler?”

“¿Tomando? ¿No te las estás poniendo?”, le replicó también al oído.

“¿No son para tomar?”

Anselmo se rió. “No. Son para colocárselas atrás”.

“¡Mi coreografía es el sábado!”

“¿Coreografía?”

Zack sonrió: “Ya verás”.

Kike regresó. “Baco, mejor toma las órdenes tú. Tienes más memoria que yo”.

Anselmo salió raudo.

Zack levantó la mirada, y un rayo de luz cayó sobre sus neuronas. “Ah, ¡los elefantes  son buenos por su memoria!” Volteó donde Kike, quien hacía un gesto de aprobación compasiva.

Entonces, don Martín salió molesto: “Zack, ¡hay que reemplazar a Zulú!”

“¿Qué le pasó?”

“¡No quiso atender a la Amanda por que diz’que se le malogra la clientela!”

“Pero no puedes botarlo”.

“¿Cómo que no!”

Zack dirigió la mirada a Anselmo, y luego la regresó a Martín: “Lo pones de patitas en la calle, y todos nos vamos a la mierda… comenzando por ti”.

Don Martín sólo atinó a cerrar los puños.

El chico alto y rubio en la barra acababa su cerveza. En pocos minutos más, tras pasarle la voz a Kike, se iría.

 

 (CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2014 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

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