martes, 14 de mayo de 2019

¿empezar una versión peruana de Dioses del Estadio?

Soy un pata universitario de 20 años y practico rugby. A raíz de que algunos amigos comenzaron a traer el deporte, me interesé. La gente piensa que es un deporte violento, pero no, yo creo que mas bien es un deporte intenso. Claro que necesita mucha preparación física, mucho entrenamiento. Cualquiera no puede soportar la presión física y mental porque el rugby, como el fútbol o el básket son deportes de estrategia en equipo. La huevada es que, a diferencia del fútbol, y a pesar de que el rugby es primo del fútbol, no tiene apoyo y todo cuesta.


Estaba conversando con mis patas de equipo a ver qué podíamos hacer para reunir plata, pero más allá de rifas y fiestas, no habían otras ideas. Si bien se recoge plata con esas actividades, como entra se va, y tienes que estar organizando una cada mes o cada quince días para no quedarte misio.

Después de un entrenamiento, me estaba bañando con uno de mis compañeros de equipo, y estábamos hablando de este tema. Analizando algunas ideas, me dijo algo que me dejó palteado al inicio pero pensando después. "¿Has oído hablar de los Dioses del Estadio?", me dijo pero bajando la voz. "No", le dije, "¿qué es éso?". Me explicó que se trata de un proyecto de la federación francesa de rugby para recaudar fondos, y consiste en producir calendarios donde sus jugadores estrellas posan desnudos. "Hablas huevadas", le dije. No me respondió nada. Solo se sonrió.


Cuando regresé a mi jato, entré en mi laptop y me puse a buscar. ¡A la mierda!, dije cuando vi las fotos en blanco y negro de los jugadores. Y la huevada es que no son desnudos porno o algo así. Incluso tienen un sitio web y todo un sistema de comercialización con tarjeta de crédito. Dos preguntas me vinieron a la mitra: una, ¿sería factible en un mercado como el peruano?, y dos, ¿cómo mierda mi pata sabía de ésto?

Al finalizar el siguiente entrenamiento hablé con él. A la primera pregunta me dijo: "no sé, huevón... habría que tantear mercado". ¿Y cuál sería el mercado?, pregunté. Se volvió a sonreír. "¿Sabes quiénes comprarían cosas así? Los cabros, huevón". Me palteé más aún. Yo soy bien hetero, tengo mi jerma... bueno, una jerma a la que agarro de vez en cuando, pero de que soy hetero, por donde me miren. Pero falta una pregunta por responder, ¿cómo mi pata se había enterado de esa huevada de los rugbiers calatos? "Un amigo me dijo", me respondió. ¿Qué amigo habrá sido? No me respondió más.


Esa noche, luego de bañarme, me vi al espejo. Gracias al rugby y al gym tengo un físico marcado, en especial los brazos, los pectorales, el culo y las piernas. Prendí mi laptop y ubiqué algunas fotos de los Dioses. No sé por qué, pero me puse a remedar las poses ahí frente a mi espejo. Entonces, me pasó una huevada bien rara: se me armó la verga. ¡No jodas!, me dije. ¿Se me estará manifestando la mariconada?

al siguiente entrenamiento volví a bañarme con mi pata. Le dije lo que había visto en la compu. Volvió a sonreírse. "¿Sabes quién me pasó la voz?", me habló en voz baja. "¿Te acuerdas ese pata que te dije que iba a hacerme un casting para el desfile de modas del centro comercial? Ya... él tiene un amigo acá... es cabro... él me dijo". Me quedé como piedra.


Esa noche, mi pata me llevó donde el otro pata, el que le había contado sobre los Dioses del Estadio. Lo conocía. es un chico que hace diseño gráfico y tiene un negocio de tipeos, encuadernado, esas huevadas. Me presentó, aunque ya lo conocía de vista. "Le conté a mi pata éso del calendario que me contaste", le dijo mi amigo. El pata se palteó un poco. "Tranquilo, huevón, mi pata es de confianza", le dijo mi amigo. "¿Y qué piensa?", le preguntó el pata con cierta duda. Ambos me miraron. Les respondí que si sería negocio considerando cómo es la gente peruana de cucufata. Les dije que una cosa es Francia o europa, otra es acá. "además, allá tienen estadios, gimnasios, vestuarios para el rugby, pero acá no", les observé. O sea, dónde y cómo haríamos las fotos. "No solo son fotos", dijo el pata de mi amigo.


el pata encendió su LED, puso un disco en su reproductor y nos sentamos en el sofá de su casa. ¡Mierda!, dije yo. Efectivamente no eran fotos, sino un video de hora y media donde se ve cómo producían las fotos y toda la huevada. Por un momento me vi en esa pantalla, y otra vez se me paró la pinga. Pero luego me acordé de mi viejo, que simplemente me agarraría a palazos si me veía posar calato en lo que sea, y mi vieja fácil que llorando porque a su hijo lo estaban volviendo cabro, peor cuando mi vieja está en éso de la parroquia y apoya esa huevada que está en contra de la ideología de género, que ni ella misma sabe cómo explicar. Me tratarían peor que leproso.


Estaba en esas cuando noté que mi pata se levantaba del sofá. Lo vi. "quédate acá", me dijo. Cuando me di cuenta, tampoco estaba el dueño de casa. Nunca me di cuenta en qué momento se había levantado. Me quedé allí viendo el video, pensando en si sería factible o no el negocio, y de ser ffactible, cómo podría ser la vaina. ¿el resto del equipo se animaría a posar calato? Se me volvió a parar la pinga.

Me levanté para ir al baño, pero ninguno de los dos estaba cerca, ni mi pata, ni su pata, así que me puse a buscar dónde quedaba. Abriendo puertas di con el cuarto de esa casa, y lo que vi me sacó de todo cuadro: mi pata encima del otro pata en un piernas al hombro y moviendo su culo. Por cierto, mi pata es más cuerpón que yo. Cerré despacio la puerta. Obvio que lo estava cachando. Abrí otra puerta. Por fin era el baño. entré. Seguía impresionado por lo que vi. Mi pinga se paró de nuevo. ¡A la mierda! ahí nomás me la jalé. No duré mucho, tampoco paré de gemir. Cuando las di, mi chorro de semen parecía metralleta. Regresé al sofá. el video ya había terminado. Me quedé ahí esperando. Oí que se abría una puerta, luego que venía el pata de mi pata. "¿Quieres agua?", me preguntó. Me negué amablemente.


Al siguiente entrenamiento, traté de evitar a mi pata. No sé. No sabía qué sentía. Me bañé con otro pata de mi equipo y mientras conversábamos de cosas de la universidad, me fijé en su cuerpo. Parecía uno de los jugadores que había visto en el video. Me enjuagué al toque y me salí. Cuando fui a vestirme, tenía mi pinga bien al palo. Al llegar a mi casa, mi compañero de equipo, con el que siempre me bañaba, me llamó al celu. "¿qué tienes, huevón?" Le dije que nada, que todo bien. "Estuve averiguando sobre el tema de las fotos", me dijo. Le corté amablemente. Le dije que no quería saber del tema, que tenía que estudiar. Me entendió. Cortó. En realidad no tenía que estudiar nada. Lo único que hice fue seguir pensando sobre el tema.

Pasaron dos semanas. Una de esas noches, un primo, que es también mi mejor amigo, me había visto con cara de imbécil y me dijo qué me pasaba. Huevadas, le dije. "Confía en mí", me dijo. Lo hice. Le conté todo... hasta que mi pene se erecta cuando pienso o veo el tema. Se lo tomó normal. "Mira, al margen de la reacción de tus viejos y la gente, no lo veo como negocio en sí mismo porque ahora tú pones una foto o un video en Internet y al toque la gente se lo baja o piratea porque la gente es misia, todo lo quiere gratis.... en todo caso, las fotos y el video puede servirte como pa' hacerte promoción, como los cantantes, y donde ganarías es en eventos en vivo como presentaciones, esas vainas... no sé, bailar como stripper, por ejemplo, y tú bailas de la puta madre". Me quedé mirándolo todo cojudo. Mi primo se rió. "Oe, huevón, ¿qué esperabas?, ¿que reaccione como tus viejos? éstas son otras épocas". Le dije que no soy cabro. "Nadie dijoque seas cabro, imbécil... solo es una chamba como cualquier otra", me dijo.



Al siguiente entrenamiento, traté de buscar a mi pata. Era obvio que nos habíamos distanciado, pero también lo estaba juzgando. No me dio cara. Fui a bañarme solo. Estaba bajo el agua cuando alguien me tocó la espalda. Me asusté. "¿Hay sitio para mí?". era mi pata. Le sonreí. Fuímos a su pensión y le dije todo lo que había pensado, sentido y conversado. "Al inicio me sentía como tú", me confesó. "Pero... bueno, creo que ya te diste cuenta qué hago con el otro pata, ¿no?". Le admití, pero también le dije que no entendía ccómo es que ese pata sabía que él era de la nota. "No soy de la nota", me dijo mi pata. "¿Tú crees que me lo cacho gratis?". Entonces entendí que le cobraba por montárselo. Pero aún así, no sabía cómo él sabía que él era... ustedes ya saben, ¿no? "El pata del desfile de modas me hizo fotos desnudo... como los Dioses del Estadio... el resto es historia".

Definitivamente no quiero cachar con otro pata así me pague, no sé si me anime a ser stripper, pero lo de ser modelo como que me estoy animando. Pero aún así, la vaina son las reacciones y si será negocio. Por éso cuento mi historia aquí, porque quiero saber qué piensan ustedes. ¿qué dicen? ¿Resultaría? Ya se bajaron a un fisicoculturista por posar calato. ¿Y si por conseguir fondos me sacan del equipo? ¿qué harían en mi lugar?

martes, 7 de mayo de 2019

¡Tienes que ver a Pepe Mendoza!

A raíz de los posts con videos de fisicoculturistas que publicamos, uno de ustedes nos contactó y nos habló maravillas de Pepe Mendoza. Se trata de un fisicoculturista argentino, quien continúa con la rutina de desnudarse, tomar su pene, ponerlo duro y masturbarse hasta eyacular en medio de gemidos. Pero, lo que le encantó a este seguidor fueron el rostro, las piernas y el culo de Pepe. ¿A ti también te gustan? Mira el video.

Si quieres ver más fisicoculturistas al desnudo, presiona aquí. Y no te olvides de comentar aquí abajo o en el Twitter.

lunes, 6 de mayo de 2019

Si estás aburrido, invita a tus patas de verdad

Cuando uno está solo en casa y llega a aburrirse, poner la música que más te gusta y te hace bailar es una buena opción. Si éso no te relaja, quítate toda la ropa y disfruta el sonido. Pero si éso no termina de relajarte, pajéate un rato. Así lo hizo el fisicoculturista Angel Córdoba, quien puso su música, se quitó la ropa y comenzó a masturbarse hasta eyacular. Mira el video.

Pero si todo éso no es suficiente, ¿para qué están los amigos de verdad? Claro, ésos que nos quieren tal como somos, que son nuestros cómplices cuando tenemos nuestros arranques de diversión, que están allí cuando tenemos esos momentos de bajón. Por éso Angel no dudó y llamó a su pata Manuel. Se pusieron a entrenar un rato, y como se tienen mucha confianza, decidieron pajearse juntos. Mira el video aquí.

¿Y tú qué haces cuando estás aburrido? Cuéntanos aquí abajo o en el Twitter.

Haciendo un video con Ben Dawson

Mucha gente cree que hacer un video sexy u hot solo consiste en poner la webcam, pararse o sentarse bonito, pajearse y listo. Esa es la forma fácil. La forma profesional de hacer un video, incluso orientado a público adulto, comienza por estar físicamente bien preparado. Eso es básico. Mientras tanto, tienes que ir planificando todo comenzando por cómo quieres verte en pantalla, dónde quieres verte, haciendo qué cosa, cómo comienza, cómo continúa, cómo acaba (no solo botando tu semen).

Una vez que tengas todo éso organizado y escrito, viene toda la parte de coordinar el lugar, el día y la gente que necesitarás para la producción. Sí. Así solo trabajes con un pata que te filme o te haga las fotos o el video, tienes que ver todos esos detalles, si todo estará donde lo necesitas. en fin. Tienes que ver cada detalle. Si no eres bueno con el manejo de los detalles, puedes encargarlo a una persona que se encargue de la producción.

Video: Ben Dawson - Muscle Worship.

En el momento que te pongas a posar para las fotos o el video, debes recordar toda la secuencia que se había planificado, o si habrán cambios, dialogarlos con la persona o el equipo. Y cuando se presione el botón de grabar, concentrarte en la acción, disfrutar la experiencia. Y claro, gozar con el resultado.

Luego hay que editar, agregar o limpiar sonido, corregir imagen. en fin, todo lo que sea necesario para que el trabajo no solo excite sino que sea agradable a la vista y al oído. Luego pensar en dónde se va a ver. ¿Necesitas un espacio virtual de confianza para difundirlo? Aquí en nuestro blog es un buen lugar. Si quieres saber cómo hacerlo, escríbenos con confianza a hunks.piura@gmail.com

Y recuerda dejarnos tus comentarios aquí abajo o en el Twitter.

domingo, 5 de mayo de 2019

El Angel que te enseña a no callar tu placer

Una de las cosas que nos enseñan a todos los hombres es que pajearse es malo. No importa tu orientación sexual o tu rol, toda la vida has crecido con la idea de que es pecado, de que daña la salud, de que te vuelve loco. Incluso se le ha nombrado como vicio solitario a la masturbación. ¿Pero lo es?

Sobarte el pene hasta ponerlo duro y masajearlo rico hasta que se te salga todo el semen es una costumbre saludable. Primero porque limpia tu aparato reproductor. Segundo porque te relaja. Tercero porque te enseña a identificcar tus zonas erógenas (donde sientes más placer). Cuarto porque te da la conciencia de ti mismo.

Y así podemos enumerar muchas ventajas. Pero, por si la mala imagen que ha recibido la masturbación no fuera poca, pocos hombres se permiten sentir placer cuando se pajean. Lo reprimen. Piensan que éso es inconcebible. Nada más lejano de la realidad.

Tenemos derecho a sentir y expresar placer cuando nos la jalamos. Sí. Y como ejemplo de ello, te dejamos con el fisicoculturista Angel Cordoba, quien no tuvo ningún roche en expresar su placer sexual mientras se masturbaba. Y para evidencia, aquí está su video. Disfrútalos.



¿Te gustó el video? Coméntalo aquí abajo o en el Twitter.

jueves, 2 de mayo de 2019

Decía que no, pero ahí estaba en el bar

Acabo de reincorporarme a la chamba en un gym como instructor. No viene al caso explicar por qué me alejé tanto tiempo, en todo caso sí tengo que decir que fue Arnold, otro de los instructores, quien me animó a dar clases de nuevo. Todo comenzó cuando estaba por el centro y pasaba por el gym. Entonces entré para saludar. Ya era mediodía, cuando solo quedaban unos tres alumnos. Arnold me recibió con mucha alegría y amabilidad y nos pusimos a hablar de todo un poco. Fue entonces cuando me lanzó la idea de regresar. Yo le dije que ya no, que no estaba interesado, que quería probar otros negocios. Entonces lo llamó un alumno y pasó algo raro: en vez de que saliera directo a verlo por el costado que tenía libre, le dio la vuelta a su escritorio y pasó por detrás de mí, rozándome su paquete. No estaba al palo, pero me llamó la atención la rozada de paquete. Supuse que era casualidad, como el espacio donde pasaba era estrecho, y tiene un gran culo, entonces puede que alla sido éso. Esperé un minuto a lo más. Cuando regresó, lo mismo. No entró directo a su silla, sino que pasó por mi espalda y volvió a rozarme el paquete. Cuando se sentó, me lo quedé mirando con cara de extrañado, y él me sonrió y me guiñó el ojo.



Le conversé el hecho a un amigo, y tras reflexionar conmigo todo lo que le dije, me aseguró que Arnold me estaba mandando una señal, y que la única manera de confirmarlo, era preguntándoselo directamente. La cosa es que yo veía a Arnold como amigo, pero sí me dio mucha intriga porque físicamente es atractivo. Es un fisicoculturista de competencia, de hecho.



Con el pretexto de conversar sobre su propuesta de regresar para que dé clases, volví al gym a la misma hora. Quedaba un par de alumnos esta vez. Hablamos del tema. Me recordó que era bueno en mi rama de entrenamiento, que yo mismo podía ganar tanto dinero como clases quisiera dirigir. En fin. Entonces lo volvió a llamar uno de los alumnos, y volvió a repetir la misma ruta. Me rozó su paquete por la espalda. Se demoró un par de minutos. Escuché que se despedía de los alumnos. Regresó y pasó otra vez rozando su paquete por mi espalda. Solo que esta vez, se quedó allí atrás, se agachó para abrazarme. "No seas cojudo", me dijo, "regresa, huevón". Yo no me negué al abrazo. Entonces sentí cómo su paquete se ponía duro. Mi pinga se puso al palo también. "Si regreso, ¿vas a ser así de cariñoso conmigo?", le pregunté bromeando. "Claro", me respondió. Entonces me levanté de la silla, y a propósito me rozé contra él. Entonces me tomó de la cintura y me pegó su paquete duro a mis abultadas nalgas. Era imposible equivocarse porque los dos solo vestíamos una bermuda delgada. "Lo voy a pensar, pero más que sí", le dije. "Espero que sea sí", me replicó, y comenzó a mover su cadera lentamente en mi culo, como si lo estuviera cachando.



Al regresar a mi casa, me metí a mi cuarto y reflexioné todo: la oportunidad, la necesidad y la arrechura. El pene de Arnold estaba evidentemente erecto, entonces no cabían más dudas. Me excité otra vez, me quité toda la ropa, me pajeé imaginando a ojos cerrados el cuerpo musculoso de Arnold, en especial su culo. Una ráfaga de leche me inundó mi abdomen y mi pecho.



El lunes de esa siguiente semana rreinicié mi trabajo como instructor. Tomé un turno a las 7 de la mañana. De ese modo, tenía tiempo el resto del día para hacer lo que tenía planeado. Al terminar mi turno, Arnold estaba conversando con otro alumno, guapo, también con cuerpo de culturista. "No pues, huevón... ¿cómo voy a salir a concursar con una tanga que se me mete por la raja del culo?", le decía ese alumno. "Todos concursan así", le replicaba Arnold. "Por éso dicen que los culturistas son homosexuales", le chantó el alumno. "Bueno, éso sí", comentó arnold y se calló. Yo me sentí sorprendido con la conversación. "Así que, Arnold, no salgas a concursar con tanga, si no, van a decir que eres maricón", le aconsejó el alumno. "Noooo, yo para nada soy maricón, a mí me encantan las hembras, yo a los maricones los trato a patadas", se defendió Arnold. Yo me sentí incómodo, me despedí y me fui a casa.


Estaba descansando en mi cama buscando puntos en Grind'r. Me sentía palteado. ¿Cómo era posible que Arnold simulara cacharme cuando estuvimos solos esa vez y ahora le dijera al otro pata que hasta trataría a patadas a los gays? Yo soy gay, ¿entonces Arnold me trataría a patadas? Conseguí por ahí un punto en Grind'r y me encontré con él. Fuimos a cachar a su depa. El pata con quien me reuní mamaba rico la pinga y tenía un culo apretadito que me lo caché con gusto hasta botar mi semen en su espalda. Cuando nos estábamos duchando, el pata me preguntó: "¿Tú vas al gym donde trabaja un instructor llamado Arnold, no?". Le respondí que sí. "¿por qué?", le pregunté. "ah, porque a ese pata siempre lo veo en el bar de ambiente que hay cerca de la plaza". Me quedé idiota. "¿Estás seguro?", le pregunté. "Claro... incluso una vez se sentó a mi mesa y le invitamos chela, pero tuve mala suerte porque otro amigo parece que se lo levantó". No creía lo que el pata me contaba. No lo creía. "¿Cuándo lo viste?", volví a preguntarle. "Ah, el viernes pasado... el siempre va los viernes".



A la mañana siguiente, tras dar mi clase, otra vez Arnold estaba conversando con el alumno homófobo. Me costaba trabajo conciliar el hecho de que ese día me arrimara su paquete duro en mi culo, y ahora ni siquiera tuviera una expresión de desagravio con la gente gay, aunque no lo fuera. Preferí no encararlo. Tenía otros planes. El viernes por la noche fui al bar de ambiente tratando de no llamar la atención y me senté en un sitio bien caleta pero de donde se veía todo el espacio. Ya había ido antes, así que me es familiar. Fui temprano, como a las 9 de la noche, y decidí quedarme a esperar. Ya era como las 11 y ninguna señal de Arnold, mas bien del pata con quien había tirado a inicio de la semana. No le pasé la voz, pero comencé a pensar que era floro. Quizás el pata solo quería sacarme la lengua. Como ya estaba aburrido y cansado, decidí irme. Estaba dando media vuelta hacia la puerta, cuando me choqué con alguien. Pedí disculpas y luego me quedé helado. Era el alumno homofóbico, quien trataba de cubrirse la cara con una gorra. Traté de recuperarme, y comencé a sonreírle con sarcasmo. Avancé a la puerta, pero alguien me topó el hombro. Me voltéé. "¿Tú qué haces aquí?". Era Arnold. En su mano había una lata de chela.



Era casi medianoche cuando Arnold y yo llegamos al gym. Entramos. Él se queda a dormir ahí cuidándolo. Nos sentamos en el escritorio. "¿En qué momento me comenzarás a agarrar a patadas?", le pregunté sonriendo. "Nada, pata, sabes que nunca haría éso", me dijo arrochado. "Entonces, no quieres que te vean menos machito", le solté. Se quedó callado varios segundos. "Tú sabes cómo es la vaina acá", se justificó al fin. "¿Cuál vaina?", le pregunté otra vez. "Si saben que eres gay o que simpatizas con los gays aunque no lo seas, te marcan, huevón", volvió a justificarse. "O sea, ya estás marcado porque yo soy gay", le afirmé. No me dijo nada. Se levantó de la mesa, abrió un armario, sacó una colchoneta y unos trapos que supuse eran las cobijas, extendió todo sobre el suelo y prendió su celular. Puso un reggaetón, y se puso a bailar sensualmente mirándome. Mientras lo hacía, comenzó a desvestirse completo, completo, completo, hasta mostrarme su cuerpo de dios griego lampiño por todas partes, con el vello púbico bien rasurado. Se dio la vuelta y me movió el culo. Yo estaba a mil. Se dio vuelta de nuevo, me extendió la mano y me llevó a bailar con él. Mientras bailábamos, me fue quitando la ropa hasta dejarme calato, calato, calato. Me besó en la boca y me acarició. Pegamos nuestros paquetes. Se nos pararon las vergas.


Al poco rato, estábamos acostados sobre la colchoneta, rozándonos y besándonos. Le recorrí los pectorales, el abdomen de tabla de lavar, su pene erecto que no pasaba de los 14 cm, sus bolas. Luego, le chupé su miembro. Él comenzó a gemir y a pedir más. Levantó sus piernas al aire. "Chúpame el culo", me pidió. Le proyecté más las piernas y metí mi cara entre sus dos nalgas duras. Le hice un rico beso negro. Gemía más fuerte. Luego bajó las piernas, me volvía a ofrecer su pene, y entendí que era su turno. Me acosté a su lado, boca arriba y repitió todo lo que yo le hice, en especial chuparme mis 15 cm de pinga, gruesa y venuda, luego hundirse en mis nalgas para sopearme el ano. Yo estaba en éxtasis. Entonces se arrodilló, me tomó las piernas con fuerza, me puso su pene en la entrada de mi culo y me lo fue metiendo poco a poco. Me cachó rico, con cariño, con pasión. Duró como media hora. Me preñó mi ano. entonces me la chupó y las di en su boca.



Me quedé a descansar ahí junto a él, desnudos. Como no tenía clase a la mañana siguiente, no tenía la preocupación de acostarme temprano. No sé cómo haría él. A las 5 de la mañana sonó mi celu. Era mi vieja, preocupada. Le dije que estaba bien, que me había quedado en una fiesta y en vez de irme de madrugada, me quedé a dormir ahí. Juzgué que era el mejor momento para irme. Me duché en el gym, me vestí y le pedí a Arnold que me abriera la puerta... ya me había abierto el culo, jaja. Él se puso una bermuda y salió a abrirme.



el lunes siguiente, al terminar mi clase, nuevamente estaban Arnold y el alumno que había descubierto en el bar de ambiente. Mi amigo me saludó normal, y esta vez sin ningún comentario contra los gays. El otro pata no sabía dónde meterse. "Bueno, me regreso a casa", dije, "no vaya a ser que me agarren a patadas". Arnold sonrió. El otro pata mejor se fue a otro sitio. Estaba avanzando hacia la puerta cuando sentí una palmadita en mi nalga. Me volteé palteado. Era Arnold. "Ya no lo jodas", me pidió. "OK", le dije. "Ojalá cachemos otra vez", me dijo. "Claro, cuando quieras, le guiñé mi ojo. Salí del gym con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Te ha pasado algo parecido? Coméntalo aquí abajo o en el Twitter.