jueves, 31 de enero de 2013

¡También puedes ser un hunk!

Hunks of Piura

Tenemos el agrado de informarles que acabamos de reclutar a la primera persona que, discretamente, comenzará un régimen de entrenamiento físico y dieta, asesorado por nuestro equipo.

Lalo es esta primera persona que se suscribe a nuestro servicio. Él respondió un cuestionario en profundidad que nos permitió tener un perfil completo, y sobre esa información, hemos diseñado un plan para 30 días.

Este plan no reemplaza el monitoreo directo de un instructor personal (aunque te podemos recomendar alguno, si deseas), pero te ayuda a establecer un régimen saludable.

Ah, y no estamos recomendando ningún producto en particular.

Si tienes preguntas, hazlas al propio Lalo dejando tu comentario, o a hunks.piura@gmail.com, y te pondremos en contacto con él.

Recuerda: es discreto, es seguro, es Hunks of Piura.

El Vigilante (14): Siluetas familiares

Hunks of Piura

La peluquería de armando, Hair Cut spa, un nombre impresionante para un pequeño local, era un espacio, por lo menos limpio y ordenado. Estaba en el centro de la ciudad, y tenía una interesante clientela.

Armando trabajaba con otro muchacho y una chica de unos 28 años.

Cuando Marcos  llegó, Silvano, el otro peluquero, le dio la atención de cliente, más por la apariencia que por otra cosa, pues su físico le había llenado el ojo.

-          Busco a Armando.

-           Increíble. Ahora sus agarres lo vienen a ver al negocio.

-          Marcos no respondió. En pocos minutos, armando salió, muy alegre. La razón de la llamada era simple: ofrecerle empleo.

-           Necesito que te quedes a dormir aquí en el local por las noches. Lo que quiero es que se vea que alguien se queda aquí. Tú sabes. Así ahuyentamos a los rateros.

-           ¿¿Sólo dormir?

-           Sí. Y si escuchas algo raro, llamas a Serenazgo y me llamas a mí.

-          Armando cogió un pedazo de papel y escribió una cifra. Se la alcanzó a Marcos, explicándole que ésa sería su paga mensual, poco menos  de la mitad de lo que iba a ganar como vigilante de la fábrica, mucho menos de lo que le iba a pagar Javier.

-           Es que yo ayudo a mi primo en el mercado.

-           Mira, Marcos, desconozco las pagas allí, pero no creo que llegue a esto; además, sé que te quieres presentar al Mister Bodybuilder del próximo año, así que puedo ser tu sponsor.

-          Marcos lo miró fijamente, con asombro.

-           ¿Mi sponsor?

-           Claro. Yo converso con Danilo, que me haga un presupuesto mensual, y lo cubro todo. A cambio, sales con mi marca, y serías la imagen del spa por todo un año. Tú sabes. Me falta más clientela masculina, y creo que tienes la estampa perfecta.

-          Marcos comenzó a entusiasmarse.

-           ¿Cuándo comienzo?

-           Hoy, si quieres.

-           Tengo que hablar con mi primo. ¿Cómo te aviso?

-          Armando le dio una tarjeta del salón, y le indicó que esperaba su llamada.

 

Cuando Marcos se lo contó a Ricardo, hubo un sentimiento encontrado. Tranquilidad, pues tenía otro empleo; lo opuesto, porque se quedaba sin una mano que le era útil.

-          ¿En qué peluquería dices?

-           El pata se llama armando. Va al gym.

-          Ricardo no reaccionó.

-           Tú ve, primo, lo que mejor te conviene. Pero, si puedes, me ayudas.

 

El plan que Marcos se trazó era simple: ir a la peluquería a las 10 de la noche, quedarse allí hasta que llegara su reemplazo a las 6, desayunar y alcanzar a Ricardo en el mercado, entrenar con él a media mañana, almorzar, y descanssar toda la tarde, cenar y regresar a su nueva chamba. Iba a ser algo matador, pero necesario.

Dicho sea de paso, justo esa semana, Ricardo le avisó a Lidia que iba a comenzar a trabajar casi desde medianoche, debido a que estaban llegando nuevas mercancías (“fruta de estación”).

 

La primera noche, Silvano le encargó todo y le dio indicaciones, especialmente si oía ruidos extraños.

Cuando todo quedó cerrado, fue al cuarto donde pasaría la noche: una cama, una mesa, un televisor con DVD, unos posters de chicos semi-desnudos en poses sugestivas y a punto de revelar sus paquetes, un teléfono fijo al costado. Marcos encendió la tele, dio una ronda, se echó, y se quedó dormido.

A mitad de madrugada se levantó, más por ir al baño que por algún ruido. Al salir, vio el salón sólo con sus enseres, e iluminado por tenues luces de neón, situadas detrás de los zócalos, en colores vivos. Tan a oscuras no estaba. Regresó a la cama y durmió hasta que a las seis, despertó. Armando lo relevó. Siguió el plan del día, sin novedades.

 

Era la quinta noche de su primera semana –sábado para más señas-, cuando lo llamaron al fijo. Era armando, advirtiéndole que iría como a la medianoche, “a hacer unas cosas”. Le exigió que no saliera del cuarto, y que guardara silencio absoluto. Marcos se asustó, pero quedó dormido. Si algo apreciaba de esta chamba, era que descansaba más de lo normal.

A eso de la una, oyó que la puerta se abría. Estaba acostado en ropa interior, por lo que de inmediato se puso un jean, y sus botas de campaña. Con mucho cuidado, se acercó a la puerta y la entreabrió despacio.

Cuando tuvo vista al fondo del salón, vio tres siluetas masculinas, muy juntas. La del medio parecía besar a una de ellas, y luego darse la vuelta para besar a la otra. Entonces, el del medio comenzó a quitar el polo a uno de los hombres, luego al otro. Tiró los polos sobre uno de los asientos. Por las siluetas, Marcos dedujo que los otros dos acompañantes eran fornidos, pero, como miraba a sobresaltos, no pudo identificar quiénes eran.

Los dos chicos sacaron el polo al del medio y comenzaron a acariciarlo. Uno de ellos lo hizo arrodillarse, lo que fue oportuno para desabrocharles y bajarles los pantalones. Ambos tenían buen rabo. Luego, el del medio le bajó a cada cual su ropa interior. Marcos pudo diferenciar dos grandes pingas que saltaban, las que comenzaron a ser mamadas por el pata arrodillado. De vez en cuando, las manos del chupavergas se perdían en los culos de sus amantes, quienes comenzaron a jadear. Chupaba una, luego la otra.

Marcos sintió que su verga se le paraba, por lo que la liberó, y comenzó a corrérsela.

“esperen que saco condones”, dijo el del medio. Era la voz de armando. Marcos lo vio venir en su dirección, y cerró la puerta súbitamente. Como un rayo, se metió en la cama. A lo lejos, oyó que Armando dijo “aquí están”, por lo que regresó a su puesto de vigía. Ya su pinga estaba dormida.

Cuando abrió la puerta de nuevo, notó que una de las siluetas se había sentado en una de las sillas, lo que hizo que Armando –si era él- se agachara a chuparle la pinga, y el otro comenzara a metérsela por el culo, hasta comenzar a bombear con rapidez y fuerza, tanto que hacía chasquear su cadera contra las nalgas del peluquero. A Marcos, se le volvió a armar su pistola, y volvió a tranquilizarla, dándole un rico masaje.

La escena continuó unos cinco minutos más. Entonces, la silueta que estaba sentada se lebantó y tomó el lugar del que estaba penetrando, el que, a su vez, pasó a sentarse para que se la chuparan. Tras conectársela, el segundo chico comenzó a culear con intensidad, repitiendo el mismo chasquido, y jadeando con fuerza.

“¡Las voy a dar!”, dijo el que penetraba. Marcos identificó la voz, pero dudó. Entonces, la silueta de pie alzó la cabeza y gruñó, a la vez que dejaba de mover su cadera. El peluquero dejó la mamada por un momento, y le señaló: “La puerta de la izquierda es baño. La de la derecha, ni la abras”. Marcos volvió a cerrar la puerta, hasta que sintió que alguien entraba al cuarto del costado. Su corazón palpitó a mil, y otra vez su verga se puso blandita.

Entreabrió la puerta otra vez, y vio que el peluquero estaba apoyado y agachado sobre la silla vacía, mientras la silueta sobrante volvía a follarle el culo. De nuevo los chasquidos de cadera; de nuevo, la verga de Marcos, dura como roca.

El vigilante nunca pensó que esto de ser mirón tenía su adrenalina.

El pata que había entrado al baño salió totalmente calato, vio la follada de los dos restantes, y se puso su ropa de nuevo. Entonces, el otro activo gimió con fuerza y dejó de moverse. Armando, qué duda cabía ahhora, también le señaló el baño. Y baño era lo que necesitaba Marcos, quien, sin darse cuenta, había eyaculado en su mano y sobre el suelo de su dormitorio. ¡Tenía que limpiar eso, ni bien se vaya esa gente!

Cerró la puerta con cuidado, y cuando iba a esperar que sonara en la pieza del costado… se abrió su puerta.

-          Per…

-          Los dos varones se quedaron sorprendidos, casi asustados. El que había entrado por error donde Marcos  le sonrió, le hizo un gesto de silencio con el dedo, y cerró la puerta. Entonces, ingresó a la otra pieza.

-          Unos cinco minutos después, sintió que alguien usaba el baño por tercera vez, y luego, al salir, abría con cuidado la puerta donde el vigilante seguía, con los pantalones por las rodillas, desconcertado.

-          Armando entró, y se quedó pasmado. Marcos sólo atinó a cubrirse sus genitales con sus manos.

-           ¿Has estado espiando?

-          Marcos, azorado, no supo qué decir. Armando sonrió.

-           Lo que viste, muere contigo. Te lo recompensaré, ¿OK?

-          Armando guiñó un ojo, y Marcos sólo pudo afirmar despacio con la cabeza.

 

Ese domingo por la mañana, Marcos fue a entrenar un poco al gimnasio, y le llamó la atención que Danilo, el instructor, estuviera inusualmente callado y distante.

Regresó a casa de Ricardo y Lidia para almorzar, quienes, para variar, no dejaban de acerse cariñitos.

-          ¿qué tal las nuevas cargas, mi cholo?

-           Pesadas, amorcito, pesadas. Ya sabes cómo es el mercado.

-          Tras almorzar, Marcos se fue a descansar, sin poderse quitar de la cabeza aquel espectáculo de las siluetas cachando, y del pata desnudo que entró por accidente a su cuarto.

-          Tocaron la puerta. Marcos abrió. Era Ricardo, quien entró, cerró la puerta, y le dio un beso en la boca.

-           Olvida lo que viste en la peluquería. Tú, tranquilo. Ya hablé con Armando.

 

(CONTINUARÁ)

 

Escrito por Hunk01. ©2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com

 

miércoles, 30 de enero de 2013

Hunks of Piura

20ENE2013

03:17

Después de atender a un cliente, en el departamento de mi colega, voy a un bar del centro para encontrarme con él. Simplemente quiero relajarme. Al llegar, no lo encuentro. Posiblemente, esté en el baño, o ya aparecerá. Me acerco a la barra, y me encuentro con Pedro, el chico que me había logrado sacar de la selva, y con quien viajé al Cusco.

“¿Qué hay jefe?”, me dice efusivamente. Me alegra verlo también. Me cuenta que le está yendo bien atendiendo  a turistas, pero que el flujo de los mismos ha decaído.

“Tú eres del norte”, me dice.

“Sí. ¿Por qué?”, le respondo.

“Máncora, jefe. Ahí es la voz”, replica entusiasmado.

El recuerdo que tengo de ese lugar es el que desencadenó la separación con mi mujer. Si bien me siento cómodo teniendo sexo con otros hombres,siento que la extraño un poco, pero más a mi hijo.

“Quisiera experimentar por allá”, insiste Marcos.

Lo miro a los ojos, y siento que me quiere proponer algo. Justo, en eso, aparece mi colega, compañero de departamento, cama y afectos.

 

04:48

Los tres regresamos al departamento. Ya más cómodos, comenzamos a besarnos mutuamente, y a desvestirnos. Estamos sobre el sofá de la sala.

Pedro está al medio de mi compañero y yo. Nos turna al besarnos, mientras, con cada mano nos estruja nuestros genitales. Yo le acaricio su pierna izquierda, y mi compañero la derecha. Los tres tenemos el pene erecto. Entonces, Pedro se inclina hacia mí, me baja mi calzoncillo y comienza a mamármela. Alterna pene y testículos. Mi compañero, comienza a bajarle su boxer y a acariciarle las nalgas.

Cuando termina conmigo, le baja el boxer a mi compañero y se la chupa. Sólo que esta vez, se pone en cuatro sobre el sofá, de tal modo que me permite bajarle todo el boxer y comenzar a besarle las nalgas lampiñas, duras y grandes que tiene. Recuerden que Pedro tiene un cuerpo de culturista. Mi compañero también tiene buen cuerpo, y yo he recuperado mi físico, gracias a buena alimentación y a rutina de gimnasio.

 

05:14

Pedro está arrodillado sobre el suelo y apoyándose en la mesa de centro de la sala. Detrás suyo, mi compañero y yo nos turnamos para penetrarlo por el ano. Los tres jadeamos, nos miramos, nos besamos.

Cuando mi compañero lo penetra, aprovecho para besarle la espalda y las nalgas.

 

05:33

Ya en el dormitorio, Pedro se vuelve a poner en cuatro. Mi compañero lo penetra. Yo penetro a mi compañero, y dejo que él se mueva. Así, mientras le da un masaje anal a Pedro, a mí me da un masaje de pene.

 

05:45

Los tres nos acurrucamos y nos masturbamos. Pedro y mi compañero eyaculan casi de inmediato. Yo me vengo unos minutos más tarde. Nos bañamos, y nos quedamos ddormidos.

 

12:33

Mi compañero despide a Pedro, y regresa a la cama.

“¿Qué tienes?”, me pregunta. No le respondo.

 

22ENE2013

10:29

Pedro y yo nos encontramos por San Blas, un barrio del Cusco.

“Conseguí para mañana. Ten todo listo”, me advierte.

“¿Y los controles? ¿sabes algo?”, le pregunto.

“Tranquilo. Tenemos dos buenas herramientas, como para pasar piola”, me contesta sonriendo.

 

23ENE2013

20:59

La camioneta donde vamos se detiene para que podamos cenar. Es una cabina simple. Afuera hace mucho frío. Según el conductor, estamos en el límite entre Ayacucho y apurímac. Nos hemos ido por caminos casi inexistentes en el mapa. Entramos a una casa donde nos atienden muy bien. Pedro dice que, antes de cenar, quiere bañarse. Pienso que está loco. El conductor, igual. “Ven”, me dice Pedro. Cuando lo sigo hasta un cuarto, veo que él y el conductor de la camioneta se desvisten. ¡está loco! No me bañaré aquí.

 

 

21:16

No sabía que las duchas aquí tenían agua caliente. Como sea, los tres entramos en una y nos bañamos. El espacio es tan pequeño, que el roce es inevitable. El conductor y Pedro hacen bromas de corte sexual.

 

22:30

El conductor, Pedro y yo compartimos la misma cama. Mientras yo acurruco a mi amigo, el conductor lo abraza por detrás. Yo froto mi pene contra el suyo, y es evidente que el conductor frota su mienbro contra la raja del culo de Pedro, quien se da la vuelta, y hace que yo tome el papel del conductor.

Jugando de esa forma, nos quedamos dormidos.

 

24ENE2012

06:15

Tras ir al baño, contemplo el paisaje. Es una especie de puna. Hay nevados cubiertos de nubes, y la acequia al costado de la construcción donde hemos pasado la noche está congelada.

Pienso en mi compañero, quien se quedó en Cusco. Me rogó que me quedara, que estaba arriesgando mi vida, pero ése no era mi sitio, era algo temporal. Le prometí que si lograba lo que quería, buscaría la manera de que venga conmigo.

Pedro salió detrás de mí. “es de la puta madre, ¿no?”, me dice. Sonrío y le respondo afirmativamente.

 

25ENE2013

21:29

Llegamos a Lima. Lo siguiente que haré será dirgirme a casa de un familiar. Además, será el fin de la aventura con Pedro.

Nos despedimos afectuosamente. Igual con el conductor, quien me da su número. El pata es un blancón, no fornido pero formado, quizás unos 26 años.

 

 

26ENE2013

08:38

Llego a la oficina de mi comando. Varios compañeros se sorprenden de verme entrar y murmuran. Me presento a la oficina de mi superior. Al inicio no me dejan pasar, pero, de pronto, él mismo sale y me atiende.

“Lo creíamos muerto. ¿Cómo sobrevivió?”, me pregunta fingiendo sorpresa.

“Con ayuda de nativos, mi comandante”.

“estoy sorprendido. Esas selvas son traicioneras. Bueno, creo que viene por su reinstalación”.

“Si fuera posible, la verdad, lo agradecería”.

“Mire. El caso es que hubo muchas presiones para mandarlo al sur. Usted sabe qué pasó. Además, dicen que está contando… ciertas intimidades que van contra la disciplina y la moral de la institución”.

“Mi comandante, el caso es que no fallecí. Creo qque me corresponde reincorporarme”.

“Claro, claro. Déjeme resolverlo”.

Mi superior llama por un intercomunicador. Minutos después, entran unos colegas míos. Me toma cada uno de un brazo.

“Está detenido. Llévenselo”.

 

(CONTINUARÁ)

 

Escrito por SOT. ©2013 Hunks of Piura Entertainment. Escriba al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.

viernes, 25 de enero de 2013

Se busca aprendiz

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¿quieres ser Mister Yo?

Hunks of Piura

¿Un gay puede cambiar la Historia?la respuesta, de hecho, es sí, pero ¿cómo puede hacerlo?

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De una manera fresca, divertida e interactiva, disfruta de un momento donde descubrirás de quién depende que las cosas pasen… ¿o prefieres esperar a que pasen?

Además, conoce a gente interesada en aprender lo mismo que tú.

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jueves, 24 de enero de 2013

Los Reyes del Ganado

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El Vigilante (13): QEPD

Hunks of Piura

Ya hacía calor cuando Marcos despertó. Vio el relojito de su mesa de noche: mediodía. Estaba con la misma ropa con que llegó esa madrugada. Oyó que llamaban a su puerta.

-          Primo, soy yo. Abre la puerta, por favor. Lidia salió.

-          Marcos se levantó. Abrió la puerta. Ricardo notó el semblante triste del muchacho, y sólo atinó a abrazarlo. Marcos, contra lo que le enseñaron, rompió a llorar. Ricardo intuyó que algo no sólo salió mal, sino que había dejado a su primo totalmente vulnerable. Acarició su corto cabello. Esperó a que terminara de desahogarse. Ricardo juzgó que las palabras sobraban en ese momento, y lo mantuvo abrazado por casi una hora.

 

A la mañana siguiente, Lidia salió a atender la puerta de su casa. Era un joven bien vestido. En la calle, un auto deportivo estaba estacionado.

- Soy Javier. ¿está… Marcos?

- No está, joven.

- ah, ¿a qué hora regresará?

- Ya no vive aquí. Se fue hoy temprano.

A Javier, la noticia lo remeció.

- ¿Cómo se llama su pueblo? ¿sabe cómo llegar?

- No sé, joven. Y me disculpa, pero estoy ocupadita.

- Por favor, si lo ve alguna vez, entréguele esto.

Javier dio a Lidia un sobre lacrado, algo abultado. Ella lo recibió, lo despidió secamente, y casi le cerró la puerta en las narices. Javier se quedó unos minutos en su carro para comprobar si le mentían, pero entendió que la espera sería peor que su presencia non-grata. Antes de arrancar, llamó a Leo –danilo, mas bien. Cada vez que lo llamaba, el instructor le cortaba.

Fue al gimnasio, y entró súbitamente. Danilo lo bloqueó.

-          ¿Dónde está Marcos?

-           No está aquí. No ha venido.

-           ¿Por qué no me respondes? ¿Ni siquiera por lo que hice por ti…?

-           Oe, mira, so rechuchatumare, serás todo lo platudo que quieras, pero acá no eres nadie, ¿entendiste?

-           Calla, putto de mierda.

-          Danilo dio un empellón a Javier, quien cayó sobre unas colchonetas. Todos los que estaban allí, básicamente cuatro patas fortachones, quedaron mirándolo. Javier se lebantó, vio la atractiva desventaja, salió en silencio. Arrancó su carro ruidosamente.

 

A eso de las tres de la tarde, Ricardo se acercó a la fábrica donde Marcos trabajaba, preguntando por el joven Javier. Rutilio lo recibió hoscamente, negándolo. Ricardo, lejos de amilanarse, lo enfrentó.

- Mira, so hijo de puta, aquí te vengo a dejar la mierda que tu jefe llevó a mi casa.

Justo sandro bajaba y fue corriendo a calmar los ánimos. Reconoció el sobre que Ricardo había tirado en el suelo. Iba a recogerlo, pero Rutilio lo pisó, sintiendo que algo se quebraba bajo su bota. Todos quienes estaban cerca se quedaron mirándolo, lo que contuvo una de sus típicas reacciones matonescas.

Ricardo salió de ahí, regresó a su camión y se largó.

-          Rutilio, deja de pisarlo. Es del joven Javier.

-          Rutilio no escuchó la orden, se agachó a recoger el sobre y lo abrió.

-           ¡No hagas eso!

-           Es mi trabajo, carajo.

-          Al descubrir el contenido, halló un celular sencillo destrozado con su cargador… y iun cheque a nombre de Marcos por el equivalente de su sueldo por todo un año. El anexo de su caseta de vigilancia comenzó a sonar.

 

El cuerpo atlético de Ricardo era fruto de jornadas matutinas de entrenamiento, tras haber trabajado desde primeras horas de la madrugada transportando alimentos para el mercado de la ciudad, en su camión. Por la tarde y la noche, descansaba en casa. Aunque bebía de vez en cuando, no fumaba, y tenía una líbido muy activa.

Esa tarde, Marcos se hallaba descansando en su cuarto, totalmente desnudo. Toda la mañana la distribuyó en ayudar en la casa, ir a entrenar con Ricardo, salir a cobrar el cheque de la empresa de seguridad, y caminar un poco. , pero solo.

Cuando Ricardo regresó de la fábrica, no halló a Lidia, por lo que fue directo al cuarto de Marcos. Entró sin llamar a la puerta, y se encontró con aquel espectáculo al desnudo. Aspiró profundamente antes de hablar, evitando excitarse.

-          Primo, estuve pensando en algo. A veces me falta alguien que me ayude a chequear el camión, y el pata que trabaja conmigo se quita.

-          Marcos seguía abrazado a su almohada, boca abajo, lo que hacía que se le marcara su redondo y lampiño culo. Ricardo cerró la puerta, y cambió de tono.

-           Me acuerdo cuando en la casa de tu vieja, entré a tu cuarto, y te encontré así calato. Estabas con las piernas abiertas. Se te veían los huevos. ¿Te acuerdas de mi broma?

-          Marcos no respondió.

-          De pronto, el ensimismado huésped sintió el peso desnudo de Ricardo sobre su espalda. No hizo esfuerzo por zafarse.

-           Ya olvida a ese huevón. Trabaja conmigo mejor. Di que sí.

-          Como intentando estimularlo, Ricardo movió su cadera, haciendo frotar su pene flácido en la raja del culo de Marcos.

-           ¿Sí, primito? ¡Ya pues!

-          La verga de Ricardo comenzó a enhrosarse. Marcos comenzó a excitarse al sentir los labios de su primo rozando su nuca. Se relajó.

-          Ricardo no cesó de mover su cadera contra el culo de Marcos, mientras le besaba el cuello y la parte superior de la espalda. Marcos comenzó a acariciarle las nalgas, de forma tímida, mientras sentía que su culo se humedecía por la secreción del pene de su familiar.

-          Ricardo se levantó un poco e hizo girar a su primo. Ahora, ambos estaban frente a frente. El anfitrión estaba echado sobre Marcos, quien abrió sus piernas para sentir mejor cómo ambas vergas duras se rozaban.  No importó la diferencia de tamaños. La grande de Ricardo superaba los 17 centímetros de Marcos.

-          Los dos se besaron profundamente en la boca.

-          Los dos cuerpos de gimnasio se abrazaban, se revolcaban, sudaban.

-          Cuando Marcos  se acostó sobre Ricardo, comenzó a mover su pelvis con tal fuerza, que su excitación creció estratosféricamente.

-          Los dos se vinieron casi al mismo tiempo, por lo que era complicado diferenciar cuál semen era de quien, amenazando con pegar sus vientres.

-           ¿Cuántos años tenías cuando pasó esa broma? ¿16?

-           Sí. Iba en quinto.

-           Yo tenía 30 o 31.

-           ¿Por qué estás con Lidia?

-           No sé. Creo que… la verdad no sé. ¿Te jode eso?

-           No. Es tu vida.

-          Marcos se acostó a un lado. Ricardo se levantó, sin vestirse, e iba a salir del cuarto, sin decir más nada.

-           Ricardo, sí.

-           ¿aceptas? Pero no ganarás como en la empresa.

-           Ya veré.

-          Ricardo sonrió, regresó a acostarse sobre Marcos y volverlo a besar en la boca. Luego, se puso de pie  y salió.

 

Esa noche, Marcos fue al gimnasio, pues Danilo lo había mandado a llamar.

-          Oe, no sé si oí bien, pero ¿me pareció que ya no tienes chamba?

-          Marcos no respondió, y lo miró extrañado.

-           Mira, campeón. Yo tengo un negocito eventual. No sé si has oído de los escort.

-          Ante la mirada de extrañeza de Marcos, Danilo comenzó a detallarle todo. Marcos recordó que, cuando servía en el ejército, había algunos muchachos que aprovechaban su descanso dominical para hacer eso, y eran bien cotizados.

-           Como te dije, sabes moverte; además, es una manera de que encontremos un sponsor para que concurses. ¿qué dices?

-          Yo te aviso.

-          Marcos se fue, y llamó la atención de armando, el peluquero de cabello blanco, corto, que también era alumno del gimnasio.

-           ¿Y qué dice? ¿Le entra a tu Business?

-           Veremos. Quien sabe, a lo mejor ahora que patea latas, se anima.

-           Ay, Danicito. Creo que no sirve para escort.

 

Al llegar a casa de Ricardo, vio a sandro en la esquina. Su rostro estaba desencajado. Marcos intentó pasar como si no lo hubiera visto, pero sandro lo atajó.

-          No quiero saber nada de La fábrica.

-           Entiendo, Marcos, pero estoy aquí… por el joven Javier.

-           No quiero nada de él.

-           Su papá mandó a buscarte, porque quiere hablar contigo.

-           Yo no quiero.

-           Marcos, tienes que ir. Él está destrozado. Tú no eres así.

-           Para mí, ellos ya murieron.

-          Sandro se echó a llorar. Eso le dio mala espina a Marcos.

-           ¿qué pasó?

-           El joven Javier… iba en su carro… parece que borracho… se mató.

-          Marcos se detuvo, suspiró hondamente.

-           Que descanse en paz.

-          Sandro se quedó en la esquina llorando. Alguien pasó silbándolo. Marcos siguió el camino a casa de Ricardo.

 

(CONTINUARÁ)

 

Escrito por Hunk01. ©2012 Hunks of Piura Entertaiment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.

miércoles, 23 de enero de 2013

Dos argentinos muy afanosos

http://www.redtube.com/137363
¿qué parte de la palabra 'cordura' no entendieron estos dos gauchos? Mejor para nosotros, porque la verdad, esta performance es imperdible.
ATENCIÓN: Contenido en alto volumen. Mejor escúcharlo con audífonos.
Recuerda que debes tener más de 18 años para verlo. Ayúdanos a brindarte el mejor contenido discreto.
Deja tus comentarios aquí.

Dos tíos muy sexys

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martes, 22 de enero de 2013

SOT-2013-004: Mi alma dura

Hunks of Piura

12nov2012

17:43

Estoy a punto de jalar uno de mis exámenes. Soy estudiante de Bellas artes (Dibujo y Pintura). El profesor me ha dicho que estoy mal en figura humana, que ni teniendo a los modelos frente a mí, soy capaz de guardar las proporciones. Y no es que esté creando una nueva corriente, sino que, por alguna razón, no me sale.

El profesor me dice que, si no le presento algo que lo impresione, me desaprobará. No se me ocurre nada.

 

14NOV2012

22:53

Unos amigos artistas me invitan a un cumpleaños. A pesar de que trato de distraerme, no se me quita la preocupación. ¿qué presentaré para no desaprobar el curso? Me gusta el arte, pero temo que la creatividad, no sea mi fuerte.

El anfitrión me pide que conozca a unas personas, y veo que uno de ellos no está tomando nada de alcohol, sino agua. Aprovechando que los otros se van a bailar (soy un mal bailarín), me le acerco.

“¿Temes que el alcohol se te suba a la cabeza?”, le pregunto.

“No. Nada que ver. Es rico, pero prefiero cuidarme”, me responde.

En efecto, se trata de un hombre de unos 30 a 32 años de edad, algo alto (como de 1m79), de complexión atlética (aunque su camisa me hace dudar, pero su jean le entalla perfecto), algo moreno, cabello crespo.

Comenzamos a conversar, y me doy cuenta que aprecia el arte. Bueno, de otro modo, difícilmente hubiera ido a esa fiesta.

 

15NOV2012

00:33

Tras bailar y escuchar un recital de poesía, sigo conversando con él. De hecho, toda la noche lo hice. Nota mi preocupación, y le cuento mi problema.

“Algo que lo impresione. ¿Has pensado en algo surrealista?”, me comenta.

“¿Como qué?”

“No sé. Algún personaje que sea recurrente en tus sueños”.

Ahora que  lo menciona, siempre son recurrentes unos hombres alados, como ángeles, pero desnudos, sin más accesorios que cintas doradas en sus muñecas y tobillos.

Con cierta reserva, se lo comento.

“La idea es mostra. ¿Por qué no la haces?”, me anima (para mi sorpresa).

“Soy malo con las proporciones. Además, necesitaría un modelo, y ando cero balass”, le replico.

El chico me toma la mano y la sacude: “¿Dónde queda tu taller?”

Quedo desconcertado: “¿Conoces algún modelo que no me cobre?”

“Yo… digo, si califico”, afirma sonriendo.

No sé qué responder. No tengo un taller, pero sí tiempo.

“Mira, estoy libre en dos días. Déjame tu celular y me encargo del espacio”, se ofrece.

“¿A cambio de qué?”, insisto.

“De servirte, de que salgas aprobado. Además, siempre quise posar desnudo”.

No se si fue el vino, pero en ese momento, mi pene erectó.

 

17NOV2012

09:12

Tras encontrarnos en el Óvalo Cáceres, me lleva a una de estas urbanizaciones que hay por la avenida Panamericana. Allí llegamos a una casa, sin muebles, pintada de blanco, amplias ventanas, cubiertas con cortinas blancas. Como afuera hace sol, el espacio es ideal.

Mi modelo, sin que se lo pida comienza a desvestirse, hasta revelar una estupenda anatomía.

No sé si por descuido, o qué sé yo, olvidé preguntarle dónde trabajaba, pero era evidente que, por su complexión atlética, le dedicaba cierto tiempo al día para ejercitarse. Aparte era lampiño, y se notaba que recortaba su vello púbico, lo que resaltaba un pene bien proporcionado, y unos testículos grandes, pero adecuados al conjunto: un perfecto dios griego.

Mi pene, un perfecto falo excitado.

 

09:25

Tras estudiarlo, y ubicarlo en una pose, como si estuviera volando, procedo a dibujar mi boceto. Aprovechando su disponibilidad, haré varios.

La concentración hace que mi erección decaiga.

 

10:26

He terminado. Me pide ver mis bocetos. Se los muestro. Sin vestirse, está cerca de mí, y otra vez, mi pene se hincha de sangre, regresando a su rigidez. Me abochorno por ello.

“Oye, están de la puta madre”, me dice.

“Luego, le agrego las alas, y listo”, le digo casi tartamudeando.

“Creo que te aprobarán”.

Entonces, me abrazó fuertemente. Creí estar soñando. Su hermosa anatomía, estrechándose contra la mía casi endeble. Siento que mi pene está a punto de estallar.

“¿sabes por qué no te salían los otros trabajos?”, me dice, sin dejar de abrazarme.

“¿Por-por qué?”

“Porque te dejabas llevar por la esencia de tu profesor, pero no por lo que sientes realmente”.

“¿Cómo es eso?”

Sin preámbulo, él puso su mano sobre mi paquete duro. Era el acabóse: “esto es lo que realmente sientes… y yo también”.

 

10:49

Los dos estamos desnudos, acostados sobre una especie de alfombra que hay sobre el falso piso. Estamos echados de costado, pero frente a frente. Seguimos abrazados besándonos, acariciándonos, sintiendo la dureza de nuestros largos penes: el mío mide 18, y el de él va por ahí. Los rozamos, y jugamos una placentera guerra de espadas.

Comenzamos a revolcarnos, hasta que quedo acostado sobre él. Me levanto y me siento sobre su miembro, y, dejándome llevar por la excitación, comienzo a masajearlo con la raja de mis nalgas. Jadeamos y gemimos. Él me acaricia todo el cuerpo, y de vez en cuando, mueve su pelvis.

Se supone que entre artista y modelo, esto no debe pasar. Pero, ¿qué mierda?

 

11:05

El chico saca un condón (me llama la atención que hubiera venido preparado), y sin perder la pose, comienzo a introducirme su pene en mi ano. No lo hago desde hace meses. ¡qué rica sensación! Subo y bajo, subo y bajo.

Volvemos a girar, y me pongo piernas al hombro. Él me bombea con firmeza, pero procurando que sienta el momento y su masculinidad. Mi pene sigue erecto a más no poder.

 

11:22

Hacemos un 69. ¡qué rico es sentir chuparla y que te la chupen!

“Las voy a dar”, me advierte.

Saca su pene de mi boca, se la comienza a correr. En pocos segundos siento su semen caliente sobre mi cara y cuello. Él también me suelta mi falo, me lo corro. No sé dónde eyaculo.

 

29NOV2012

11:02

Mi profesor me llama. Es el momento de la verdad. “Estás aprobado”, me dice sorprendido. “Realmente me has impresionado… es un excelente trabajo. De no ser por un par de errores, imperceptibles, diría que lo mandaste a hacer, pero es tu estilo, tu alma”.

Al salir del aula, lo primero que se me ocurre es salir y buscar a mi modelo, pues, realmente, fue mi amuleto de la buena suerte. Pero, ¿dónde está? Ni siquiera mi amigo me da razón.

 

10ENE2013

21:06

Uno de mis amigos ofrece una exposición, y voy a buscar el lugar. Pero al llegar, no encuentro referencias.

Veo a un policía, con un sexy trasero debajo de su uniforme, y cuerpo de modelo, y voy a preguntarle por referencias.

“Disculpe, jefe. La exposición de…”

No puedo continuar. Me quedo helado viendo su rostro.

El policía es… mi modelo.

 

Recopilado por SOT. ©2013 Hunks of Piura Entertainment. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com, o deja tu comentario aquí.

Tres chicos para Sergio

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jueves, 17 de enero de 2013

El Vigilante (12): La oferta de Javier

Hunks of Piura

Danilo palideció y comenzó a sudar frío.

-          ¿q-q-qué haces aquí?

-           Así que… aquí trabajas, Leo.

-           No me llames así, por favor. ¿Cómo me ubicaste?

-           No vengo a verte. Busco a Marcos. Ahí está. ¿Puedo hablarle, no?

-           Cla-cla-claro. Pasa.

-          Javier fue hasta donde Marcos estaba entrenando, cruzó unas pocas palabras y en un minuto estaba de vuelta con Danilo.

-           ¿Un sitio decente para cenar por acá?

-           ¿Por acá? Difícil.

-           Bueno, cuidate, Le…., perdón… Dany.

-          Danilo volteó a ver a Marcos, respiró profundo y fue a monitorear a otros alumnos.

-          A las diez, Javier estaba esperando dentro de su deportivo en la puerta del gimnasio. Vio a varios chicos, algunos de cuerpos atractivos, salir, pero nada de Marcos. Vio su Omega: las diez y cinco. Bajó el volumen del reggae de su equipo de sonido, y bajó la ventana. Corría algo de fresco. Volvió a revisar su reloj: diez y diez. Apagó la música, bajó, aseguró el carro (temiendo que alguien lo dejara sin algo), sacó la máscara del equipo, y entró al gimnasio otra vez. Casi se choca con Marcos. Tenía el cabello húmedo, signo inequívoco de que acababa de tomar un baño, además olía a jabón aún. Javier vio a Danilo y se despidió sonriendo cachosamente.

-          Ya en el carro, Javier jaló a Marcos hasta su casa. Durante el camino fueron hablando de varias cosas, hasta que, justo antes de llegar, el joven ejecutivo carraspeó y entró en materia. Marcos estaba extasiado viendo los controles digitales del vehículo.

-           Marcos, quiero proponerte algo, que creo que te puede convenir.

-          Marcos lo miró y en un segundo, sintió muchas cosas: ¿trabajo¡ ¿sexo? ¿el sponsorship que minutos antes Danilo le sugirió al salir de la ducha?

-           Mira, sé que acabas de entrar a trabajar, y que eres muy bueno en tu rama. También no es ningún secreto que te llevas mal con el otro conchasumadre que hace turno contigo. Entonces, me gustaría que renuncies.

-          Ahora sí que el joven estaba desconcertado. Javier volteó a verlo, y entendió que se había malexpresado. Se estacionaron frente a la casa de Ricardo.

-           No. No te quiero dejar desempleado. Quiero que trabajes para mí, como mi seguridad personal. Soy el que heredará la fábrica, has demostrado ser de confianza, y creo que estás hecho para cosas de más vuelo. Obviamente, puedo arreglar con la empresa para que te paguen lo que has chambeado y comenzarás a chambear conmigo.

-          Marcos ahora sí que no entendía ni papa.

-           Mira, no debes responder ahora. Acaba tu quincena. Eso sí, te ofrezco más de lo que vas a ganar cuidando la puerta, más beneficios, lógico. Serías empleado directo de la fábrica, no de una service. Además…

-           Acepto.

-           ¿en serio? ¿No lo quieres pensar?

-           Cumplo mi quincena, y empiezo.

-           Y… ¿por qué aceptas?

-           Quiero ser campeón de físicoculturismo.

-           Entiendo… Mira, te ayudaré con eso también. Puedo, no sé, auspiciarte lo de los suplementos, e incluso que entrenes en un gimnasio… más…. Decente.

-          Cuando Marcos entró a casa, casi empuja a Ricardo que estaba espiando por la ventana.

-           ¿Y, primo?

-           Me ofreció chamba.

-           ¿Y qué le dijiste?

-           Que ya.

-           ¡Bienn!

-          Ricardo abrazó a Marcos, como si se tratara del campeonato que tanto quería lograr.

 

Para el resto de días, la estrategia de Marcos era simple: no llamar la atención. Las cosas seguían normales. Javier llegaba a las ocho, saludaba, sandro veía las incidencias a las nueve, Marcos salía a las cinco. A Rutilio, tanta normalidad le olía rara, especialmente porque al salir, el jueves de esa semana, vio el expediente de Marcos sobre el escritorio del jefe, en la empresa de vigilancia.

-          ¿Qué pasa con Marcos?

-           ¿Con… Marcos? Nada. Nada. Estoy… viendo lo del seguro. Tú sabes. Hay que inscribirlo.

-          Rutilio ideó una estratagema.

-           ¿Sabe, jefe? Me puse a pensar. Creo que soy muy violento cuando tengo sexo.

-           ¿Qué?

-           Sí. Todo el mundo se queja que soy violento cuando cacho, y nadie quiere estar conmigo. Así que he decidido cambiar. Pero no sé si estaré haciendo lo correcto.

-           ¿Cómo así?

-          Rutilio se acercó al jefe, lo tomó de los hombros y comenzó a besarlo en la boca con pasión, pero más pausadamente, como saboreando los labios, sintiendo cada parte del cuerpo. Lo estrechó.

-           Vaya, Tilio. Eso está mejor.

-           ¿Sí?

-           Pero, vamos a otro sitio mejor.

-          Fueron al departamento del jefe. Allí, los dos se desnudaron y tomaron por asalto la king-size. Rutilio siguió besando suavemente y acariciando poco a poco la piel suave de su jefe, lo puso encima de su cuerpo, y dejó que él tomara la iniciativa de besarle todo su gran y firme físico, hasta llegar a sus 22 centímetros de pinga. El jefe comenzó a chupársela, saboreando cada centímetro. Ya no había la exigencia de que se atragantara con ella. Mientras el jefe le masturbaba su cipote, embocó cada testículo. Regresó a besarle en la boca. El propio jefe sacó condón y lubricante de su mesa de noche, se lo puso y se sentó encima de la verga, haciéndola entrar a su culo poco a poco, poco a poco, poco a poco. De hecho, no pudo tragársela toda, pero ya no sentía la exigencia ni la violencia de los coitos anteriores. Era evidente que Rutilio había cambiado radicalmente su método de cachar.

-          El propio jefe se puso boca arriba y levantó las piernas, ofreciéndole el ano al mmusculoso, quien lo penetró gentilmente. Ambos jadeaban, se besaban, se manoseaban… incluso Rutilio masturbó al jefe mientras lo tenía enchufado.

-          A las dos horas, el semen de Rutilio llenaba el condón, mientras gemía su orgasmo. Se acostó sobre el jefe.

-           ¿qué tal?

-           Mil veces mejor, Tilio. Mil veces mejor.

-           Voy a amistarme con Marcos. A lo mejor atraca un trío. ¿qué dices?

-           Ehhh…. Claro, claro… puede ser.

-          Era evidente que la maniobra había fracasado, lo que aumentó la sospecha de que algo pasaba con su compañero y nadie se lo quería decir.

 

Para enrarecer más el ambiente, el viernes, Javier salió dos horas antes de las cinco. Casi no le habló a Rutilio, quien, contra su costumbre, llamó a sandro para ver qué pasaba. Nada de respuesta.

Marcos siguió con su rutina. Luego del trabajo, fue a cenar, y salió a entrenar. A la salida, lo esperaba Javier en su auto. En un gesto inusual, le cedió las llaves y el volante e hizo que probara el behículo de vuelta a casa. La destreza del vigilante como conductor era sobresaliente.

-          Todo está arreglado, Marcos. El lunes comienzas a trabajar para mí. Ya me dijeron en la empresa que mañana te liquidarán.

-           Gracias, joven.

-           Oye, cuando estemos solos, dime Javier, ¿sí? Quiero ser… tu amigo.

-          Marcos sonrió y bajó la mirada sonrojado. Al bajar, reflexionó y concluyó que no fue tan malo dejarlo todo atrás. En sólo medio mes, su vida estaba dando un giro enorme.

 

La tarde siguiente, tal como se lo dijo Javier, lo liquidaron, pagándole sus dos únicas semanas en la empresa. Cuando salió, Javier lo estaba esperando. Lo llamó.

-          Vamos a celebrar.

-           Yo… no bebo.

-           Pero sí comes, y comes bien.

-          Marcos sonrió.

-          Lo que restaba de la tarde conversaron, mejor dicho Javier le explicó lo de su nuevo trabajo, pues Marcos no salía de sus respuestas lacónicas, y fueron a comer a un exclusivo lugar en el centro de Piura. Según Javier, era para que se vaya acostumbrando al mundo que él solía frecuentar. Pero algo más: cuando se encontraban con las amistades del ejecutivo, Marcos no era el empleado, sino su amigo. Una que otra de esas amistades se lo quedaba mirando, como devorándolo con los ojos. Marcos no perdía detalle de ellos, como tampoco del ambiente que lo rodeaba. Era un comando, y tenía que estar alerta siempre.

-          Cuando terminaron de cenar, fueron al departamento de Javier. Aquí se sintió más cómodo.

-           Brindaremos. Acéptame una, una sola copa de vino.

-          Marcos asintió sonriendo. Probó el dulce licor, frío, agradable. Javier se sentó a su costado, y poco a poco fue sabiendo de su vida, su pueblo, su pasión, su servicio militar, su objetivo con el físico culturismo. Javier también halló la oportunidad de decir todo lo que pensaba, lo que quería, lo que sentía.

-          Marcos aceptó una, y otras cuatro copas de vino.

-          Eran casi las diez de la noche, y, cosa rara, ninguno de los dos quería salir de ahí.

-           Joven, gracias por todo. No merezco tanto.

-           Gracias a ti, Marcos. Te mereces eso y más.

-          Sin más qué decir, ambos se miraron, y acercaron lentamente sus rostros, hasta que sus labios se sellaron románticamente. Las caricias llegaron después, y con ellas, el afán de explorar qué había más allá de la ropa.

-          Eran las once, y ambos ya estaban completamente desvestidos sobre la cama de Javier, explorándose, besándose, sintiendo ambos pechos jjuntos y latiendo fuertemente. ¿Se estaban enamorando, o era que de pronto un roto encontró a su descosido?

-          Javier encima de Marcos, Marcos encima de Javier, Javier al costado de Marcos, Marcos dentro de Javier. Suavemente, románticamente, Marcos penetró a Javier, sin dejar de acariciarlo ni besarle la espalda.

-          Javier no sentía aquélla sensación de hacer el amor en ¿meses? ¿quizás años?

-          Volvió a darle la cara y esa fue la oportunidad para que ambos, casi al simultáneo, experimentaran el orgasmo.

-          Tras bañarse juntos, Javier se acurrucó en el pecho de Marcos.

-           Oye, ¿por qué no vienes a vivir acá conmigo?

-          Marcos no supo qué responder.

-           ¿O ya tienes familia?

-           No. Soy soltero.

-           ¿Y ese chico, donde vives?

-           Mi primo Ricardo. Él sí está casado.

-           Vente a vivir aquí. No te faltará nada. Además, trabajaremos juntos.

-          Javier volvió a besarlo y volvieron a hacer el amor, hasta que ambos se vinieron, se bañaron juntos y se quedaron dormidos.

-          Como a las tres de la mañana, un golpe en la puerta del dormitorio los despertó.

-           ¡Así que para esto querías contratarlo, carajo!

-          Era don Javier.

-           ¿qué mierda haces acá!

-           Protegiéndote, hijo. Y tú, guachimán de mierda, sal de aquí, ¡sal de aquí o te meto preso, carajo!

-           ¡No le hables así! ¡ésta es mi casa, mierda!

-          Marcos no supo qué hacer, hasta que encontró una razón poderosa para salir de ahí: don Javier le apuntó con una pistola. De inmediato, su hijo se interpuso y se puso el cañón en su pecho.

-           Me matas a mí primero. Vete, Marcos.

-          El muchacho fue hasta la sala, cogió su ropa, se vistió casi a la volada y bajó el edificio. El conserje le abrió la puerta, medio sonriendo.

-          A las cuatro de la mañana, llegó a casa de Ricardo, quien estaba a punto de salir en su camión hacia el mercado.

-           ¿qué pasó?

-          Marcos no le dijo nada, se metió a su cuarto, se acostó y comenzó a llorar.

 

(CONTINUARÁ….)

 

Escrito por Hunk01. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com o deja tu comentario aquí.