jueves, 28 de noviembre de 2013

Crónicas de un moderno (4)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

TRACK #4 MI PRIMERA EYACULACIÓN

Hace una semana volví  a ver a Erick,  había venido a visitar a su familia, yo pasaba a comprar algunas cosas para comer.  Él pasó junto a mí, ahora ya no me saluda, ni me mira, que lástima. Después que desapareció, recordé aquellos tiempos, llegué  a  casa,  fui a mi cuarto, los recuerdos me invadieron, y con una sonrisa pícara que se dibujó en mi rostro, me acordé cuando mi mamá se dirigió a mi cuarto.

-Norma  te buscan-dijo mi hermana.

-Ya voy respondió-  mi mamá

Al parecer se dio media vuelta, sin lograr llegar a abrir la cortina del cuarto y encontrarse con "espectacular escena”.

Creo que si no la hubiesen llegado a buscar yo no estuviese escribiendo, no estaría vivo para contar esto, hace rato me hubiesen sacado la mierda.

Que tal susto el que me llevé y Ericksito también.

Nunca terminé como quien dice baceandome en él.

Posteriormente, solo repetíamos la escena, de que él se pegue a mi cuerpo, pero ya no volví a penetrarlo tan rico como aquella vez.

Lynn y Diego, los mismos chibolos con quienes jugaba las escondidas, a veces querían llegar a jugar nintendo, yo no los dejaba pues ya tenía con quien jugar nintendo y a veces jugar otras cositas. Ya se me había hecho costumbre de que cada vez que jugaba nintendo con Erick, éste se terminara sentando encima de mí.

Una vez estaba con Erick en un acto similar a los anteriores,  de pronto escuché risas que soltaron, mmmmmm ¿Quienes serán??

Con disimulos me asomé  y logré identificar que era diego y Lynn creo que ellos siempre se habían ganado lo que hacía yo con Erick y al parecer también querían probar de mi medicina jejeje, habían días en los cuales Erick no iba a jugar y los lobos feroces de Diego y Lynn buscaban esconderse conmigo, Lynn una vez lo hizo, colocó su trasero delante de mí, bueno no estaba mal pero si comparamos el de Lynn con el de Ericksito, pues el de Lynn quedaba en nada, los mismo pasaba con pasaba Dieguito, se ponía delante de mí, con la excusa de que, según yo te cubro porque, como tú eres más grande, si me encuentran tu puedes salir corriendo y avanzas a tocar el poste y entonces la cuentan de nuevo, perfecto yo y mi pene contento mientras tenerlo delante mío bacán.

Lástima que esa aventura no duró para siempre porque venía la maldita época de colegio ya por esas fechas Erick hacía sus maletas para regresarse a su pueblo.

Colegio, casa y tareas; tareas, casa y colegio que aburrida que empezaba a ponerse mi vida.

Ya tenía 13 años y a partir de allí tengo entendido que empieza a desarrollarse los espermas en el hombre y tanta cosa pero bien es cierto que extrañaba tener a Erick junto a mí, ¿Sería que empezaba a coger gusto por personas de mi mismo sexo?

Una tarde de sábado llego Diego y Lynn a mi casa a buscar a mi hermano para jugar blade blade (algo así se escribe creo), mi hermano estaba durmiendo así que yo los atendí, entraron a mi casa y estaban jugando, me llamaban para que jugase con ellos pero en realidad yo no importaba, me había vuelto un poco sobrado, en el sentido que ya no quería compartir momentos con la gente del barrio.

Al promediar las 5pm Diego se fue, me quedé con Lynn, solos en la sala porque mi hermano estaba durmiendo, mis otros hermanos no estaban y mi mamá también dormía.

Me metí a la moto taxi que habían comprado meses atrás y como era con puertas la cerré, pasó poco rato para que Lynn abriera las puertas y se metiera a hacerme compañía ahí, estando en el interior de la moto se puso de pie y al volverse a sentar busca mis piernas y se sentó encima de mí.

Mmm- este quiere pene me dije a mi mismo.

Bueno yo empecé a seguirle el juego y lo penetré, él estaba feliz, mi cuerpo empezaba a tener otra sensación distinta, sentía que algo iba a pasar, al rato saqué mi pene y me quedé un ratito con el pene afuera, sentí que algo vino mmmmm.

 Me ardió un poco al expulsarlo, pensé que quería orinar, fui al baño y veo que había expulsado algo lechoso. Por primera vez en mi vida conocía el semen, mi semen; después de esa vez, ya no agarre con el chibolo.

Yo cursaba el segundo año de secundaria, a mi aula entró un chico nuevo, él era de Cajamarca, Raúl se llama, era un poco más alto que yo, ojos marrones claros, delgado, estaba bueno el chibolo, llegó todo tranquilito, pero con el tiempo resultó ser un pendejazoo, siempre jodia a las flacas, al igual que yo con trece años, era bien arrecho.

Raúl siempre se sentaba lejos de mí,  pero si teníamos amistad. A ese siempre lo veías con las manos en su pene, el que se le paraba por tanto manoseo, eso excitaba.

Un día tocó hacer limpieza de aulas, todos estaban con ropa de educación física, la típica vestimenta del polo blanco con el logo del colegio y un buzo de tela bastante fina, Raúl se acercó y me dice:

-Van a ver agua al baño

-Ya bueno, van-le dije.

En el baño yo estaba lavándome la cara y él orinando, de pronto, siento un cuerpo que se pegó a mí, era Raúl, quien estaba detrás mío y con ese rico pene que comenzaba a despertarse, él me lo juntaba sobándolo en mi trasero, puxa se sentía rico, más aún cuando Raúl comenzaba a moverse y a apegarse mas y mas, ¡que rico concha su mare!

Yo también quería sobarle mi pene en su trasero, pero él no se dejaba, por más que yo trataba, y hacía numerosos intentos colocándome detrás de él, pero él nada que ver, parecía que nomás le gustaba poner el pene sobre el culo.

Lo importante de todo es que esa escena estaba caliente y llena de adrenalina.

Raúl me condujo a una cabina del baño, allí yo puse mi culo en él, pero solo por encima del buzo, aunque me hubiese gustado sacárselo y que me lo meta todo, se le veía excitado, comenzó a cruzarme sus manos en mi cintura y podía sentir que su miembro se le paraba bastante, solo nos mantuvimos así, por desgracia no pasaron más cosas y nunca más se volvió a repetir eso. Pasaron unos tres meses y Raúl, se cambió de colegio.

Llegó el día de la primavera, fuimos de paseo a Sullana, las secciones de 2do A y 2do, yo pertenecía a segundo B era y de segundo A era Jefri, el mismo chibolo con el que empecé desde pequeño.

 

 

(CONTINUARÁ…)

 (CONTINUARÁ…)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Los nombres fueron cambiados. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

 

martes, 26 de noviembre de 2013

Anselmo (8)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Zack trajo otra botella, descorchó, sirvió su taza y la de Anselmo. Salud de nuevo. Acercó su silla.

“Aquí es bonito, pero debes conocer Paita. Te gustará el mar”.

Un corchazo cayó en la cabeza del chico simpático. Era Martín, quien lo recriminó cerrando un poco los ojos. Zack conocía ese gesto, y entendió por qué fue objetivo del proyectil.

“Sírvete papitas”.

Zack se sobó el cabello, e hizo lo que le dijeron. Nuevamente Anselmo vio esos glúteos redondeados que adelgazaban el cuerpo sin vellos del chico vestido con el pantaloncillo nlanco, esta vez a sólo centímetros.

Anselmo marcaba mil, de no ser por el pantalón que seguía vistiendo, y, que por nada se lo sacaría.

“Sírvete”.

Anselmo tomó algunasppapitas  mientras miraba a los ojos claros de Zack, quien le sonreía.

Tomó otro sorbo de vino, y al bajar la taza, el chico rozaba su muslo izquierdo contra sus dos rodillas.

“¿Ya acabaste el colegio?”

Anselmo mintió gestualmente sin dejar de ver la sonrisa de Zack, combustible de su erección, a la que logró dirigir hacia su muslo derecho.

“¿Qué quieres estudiar?”

Anselmo no supo qué decir. Zack se acercó hacia él y puso su mano izquierda muy cerca de la zona de peligro.

“Tu padrino te puede ayudar, ¿OK?”, le dijo en voz baja, a la vez queextendió sus dedos hasta ubicar la humedad que producía la secreción transparente de su glande. Zack no dejó de sonreirle ni despegarle la mirada de los ojos.

Anselmo sintió más calor aún.

“Tómate una más”, le invitó susurrando.

Anselmo acabó la taza rápidamente, y se levantó. Se fue hacia la cocina, buscando la puerta del fondo. Quería orinar. Cuando logró su cometido, sintió durante varios minutos que el frío de la sierra lo evitaba. se bajó la cremallera, y se sacó el miembro duro. Orinó largo y fuerte. No sabía en qué pensar.

De regreso, notó que Zack estaba sentado sobre la pierna izquierda de Agapito, quien metía sus manos por debajo del bóxer, allí donde acababa la espalda. 

Conversaba animadamente con su padrino, sin dejar de tomar esa bebida dulce y amarga.

Anselmo pasó hacia su cuarto de manera sigilosa, se sentó en su cama, y, despacio, se quitó el pantalón.

Así desnudo, se acomodó contra la pared, e intentó dormir. Pegó los ojos unos minutos, y, al abrirlos, notó el resplandor del candil de la sala, y escuchó respiraciones ahogadas y gemidos que identificó: Agapito.

En puntillas, fue hasta el marco de la puerta.

Efectivamente, era su padre,sentado en la silla,con el calzoncillo por los tobillos, ofreciendo su enorme pene a Zack, quien succionaba con los ojos cerrados, con tanta firmeza, que su padre se estremecía sobre el madero.

Se asomó un poco más. del otro lado, Martín hundía su cara entre los enormes glúteos de su asistente. Los grandes muslos de ambos no le dejaron ver nada más, sin contar  que la luz no era de mucha ayuda.

Anselmo se erectó de nuevo, y comenzó a desear ser parte del festín. Pero no estaba Elías cerca, así que se conformaría con mirar. Si no, hubiera roto el protocolo campesino, y se habría abalanzado sobre Zack. Comenzó a masturbarse.

“los condones están en la mesa”, dijo Martín, mientras daba auna nalgada a Zack, y se paraba de ahí.

Anselmo salió disparado, pero en puntillas hacia su cama. Se metió entre la sábanas, y cerró los ojos en dirección a la pared. Su erección era lo de menos, total, ya estaba a buen recaudo.

Escuchó a su padre alabar el gran culo de Zack, pidiendo penetrarlo. Zack le dijo que OK, pero debía dilatarse bien, mientras le solicitaba ponerse un preservativo.

De inmediato, Anselmo sintió que un peso se colocaba a su costado.

“Tranquilo”.

Un brazo lo rodeó, mientras una barbilla como lija exploraba su cuello. El adolescente quedó petrificado.

“Asu. Ya estabas listo. Calatito”.

Anselmo quería escapar o gritar, y cuando iba a abrir la boca, escuchó un gemido de dolor, cruzando la pared, seguido de otro de placer, más ronco.

“Es tu viejo comiéndose al Zack. Yo no soy tan bruto”, agregó la voz en su cuello, mientras sentía que unos dedos le humedecían el ano, dejándolo demasiado suave, extra suave. El peso de la otra persona lo ladeó hasta ponerlo debajo.

“Levanta el culo, que yo seré bueno contigo,  mi vida”.

Zack volvía a emitir otro gemido, seguido de un ¡despacio!

“No te haré doler, mi amor”. Dijo la voz apagada sobre su espalda, mientras sentía que su ano se dilataba ante la entrada de algo duro, que lo obligaba a abrirse de piernas, y la barbilla de lija seguía provocándole cosquillas en la nuca. Luego escuchó un gemido, mientras entre sus nalgas, la pelvis del invasor danzaba con cierta excitante suabidad.

Contra su colchón, Anselmo sentía que el cosquilleo de su miembro se transformaba en humedad, y luego en éxtasis. Comenzó a jadear, y se percató que, si lo hacía, al ritmo de la danza, podía anular el dolor.

“Así, mi amor. Así como lo sabes hacer,cariño. No pares”.

Sintió una boca besándole la nuca, humedeciéndola con saliva.  Se había aislado del todo, incluso del fuerte gruñido de placer que su padre dio del otro lado de la pared, anunciando su orgasmo, como era costumbre.

Anselmo percibió que una humedad caliente se posicionaba de su abdomen bajo y su colchón, a la vez que alucinaba estar cayendo al vacío, sin miedo, con placer.

“ah, qué rico aprietas. Vas a hacer que me vac´íe”.

Ahora la danza le producía irritación allá atrás, y pugnaba por sacarse el peso de encima, entonces movía las piernas en todas direcciones.

Sintió un enorme suspiro en su nuca, y un latido fuerte en la pared de su ano. Pasó un minuto. El peso desapareció de su espalda.

“Eres lo máximo. No sabes cómo me hiciste feliz”.

No era la voz de Elías.

Anselmo quiso llorar, pero el cansancio lo venció. Se quedó dormido, arrullado por los gemidos de Zack, quien se iba por el segundo asalto del pene de Agapito.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Crónicas de un moderno (3)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

TRACK #3: POR FIN LA METÍ

 

Que nos encuentren o no, ya no importaba, yo solo quería seguir junto a Erick, quién a cada instante iba acercándose más.

Pasó un rato y una niña empezó a acercarse, para asomarse y ver quienes se escondían tras esa pared…

Qué chibola para más antojada, no dejó que disfrutara bien aquel momento.

-Empay Erick y Frank- y diciendo esas palabras salió corriendo.

Al siguiente juego pasó lo mismo con Erick.

 

Erick supo que teníamos nintendo y gracias a este juego,  era razón para que llegue todos los días a mi casa a jugar y como mi mamá con mi hermana tenían un pequeño negocio salían casi todas las noches.

Cada noche la única persona que me acompañaba era Erick. Muchas veces su primo, menor que Erick y yo, quería jugar con nosotros pero Erick le ponía numerosas excusas que hacían desanimar por completo al niño, pucha era lo máximo este nene, lo amo jejej.

Un mando del equipo, se había malogrado por mucho uso, pero el otro aún servía, así que con Erick nos turnábamos, quien jugaba primero, si yo perdía le tocaba a él o a mí según el orden. Entre cambio y cambio de casetas, Erick se paró para cambiar otro caset y cuando terminó de hacerlo,  llegó y se sentó encima de mí,  puta mare me hizo despertar la calentura.

El chibolo empezaba a moverse, paralelamente movía sus manos jugando con el mando, y yo disfrutaba, me calentaba y me volvía loco.

En otra ocasión, como de costumbre nos quedamos solos, y nos pusimos a ver TV, durante un corte comercial anunciaban que “X” día pasarían la famosa película el titanic, entre las imágenes que se iban trasmitiendo, pasaron la escena donde Jack y la chica estaban en el auto teniendo sexo.

Erick se pegó, me abrazó y puso todo su trasero delante mío (lo único malo que estábamos con trusas) me empilé, y a la mierda con que la casa se respeta, lo recosté contra la pared, le bajé la trusa poco a poco, pero el nene era bien calentón, no desaprovechaba ni un instante y con la mano se bajó al toque la trusa, estaba arrecho tanto él como yo, mi pene apuntaba a todo ese rico culo que había delante, todo mío, solo esperando a que me lo  comiera.

-Frank abre la puerta- decía mi mamá quien estaba afuera.

Aaaaaaaaaaaaaaa, maldita sea cuando estaba a punto de comerme a este niño, se le antoja llegar a mi mamá, ¡Que cólera ¡

Ni modo, salí a abrir la puerta y Erick como un angelito, sentado en una silla me preguntó:

-¿Conseguiste el caset de Dragón ball?, yo mañana lo traigo por si no lo hayas conseguido.

Yo aún estaba con muchas ganas, pero sabía que no podía ser la única vez, pero como dicen en la repetición esta el gusto.

 

La tercera es la vencida, y si que buena vencida.

En una ocasión mi mamá estaba en casa junto con mi hermana; mi hermano como siempre al frente de mi casa visitando a la tía de Erick.

Como de costumbre Erick infaltable, plan de 7 de la noche llegaba a mi casa, aquel día había una frazada tendida en el piso, yo estaba acostado en ella viendo TV,  él llegó, se acostó ahí conmigo.

Mi mamá lo llevaba bien, aunque si se hubiese llegado a enterar de lo que hacía cuando me quedaba solo con él,  nunca más lo dejaba llegar.

Erick como siempre con ese carisma que lo caracterizaba y esa inocencia que engañaba a cualquiera me dice:

-Préstame el álbum de Dragón ball Z de tu hermano.

Yo no quería ir me daba flojera, pero no imaginaba que me esperaba un gran banquete.

Entonces mi mamá me dice:

-Anda vele el álbum.

 Bueno como siempre yo obediente fui.

-Erick acompáñame-le dije y él me siguió.

-¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba?, carajo no hallaba el bendito álbum.

-Creo que me dijo tu hermano que estaba en un cajón, ¿Será este?-dijo Erick señalando un gran cajón que tenía con cuadernos papeles y más huevadas.

-Me da flojera verlo-le dije

-Ya yo lo busco pero espérame-  me dijo Erick.

El chibolo se agachó y dejó relucir su enorme trasero;  yo de pendejada me le acerqué, él se excitó y entre mí dije: -Puta mare esta vez no se me escapa.

Y así fue lo llevé a mi cama que estaba ahí cerca, le bajé su trusa, me saqué el pene y se lo metí tan rápido, a mi solo me importaba lo rico que me lo estaba comiendo, y la gran excitación que me producía escucharlo gemir y sentir su cuerpo caliente, tanto así que olvidaba la presencia de mi hermana y mi mamá.

El chibolo me había estado arrechando desde el juego de las escondidas, jugando nintendo se sentaba encima de mí, para cualquier cosa se me apegaba y esta vez, el sueño se me hacía realidad, ese trasero que antes había percibido con tanta emoción por encima de nuestras trusas y  ahora era todo mío.

Yo comenzaba a moverme más y más, lo quería solo para mí, estábamos carne a carne y él se comportaba como una puta en celo, paraba más su trasero haciéndome perder en ese mundo que me producía una sensación que nunca antes había conocido( Con sólo escribir esto, desearía ahora mismo tenerlo).

Era una escena tan excitante, pero todo se vino abajo cuando escuché:

-Frank, ¿lo encontraron?, Por los mil diablos era la voz de mi mamá y claramente se podía escuchar sus pasos que salían de la sala en dirección a mi cuarto…

 

CONTINUARÁ.

 

 

 

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Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

 

martes, 19 de noviembre de 2013

Anselmo (7)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Esa noche hubo un banquete en casa de Agapito. Claro, comparado al menú del último medio año, cualquier cosa lo era.

Mucho de lo que comieron nubca  se había visto por San Jerónimo, excepto el atún en lata, o algunas marcas de galletas.

En meses, nunca una cena los había dejado satisfechos. En efecto, la última que Anselmo recordaba era cuando cumplió 16, y la finada Santos le preparó las papas sancochadas con gallina guisada y crema de huacatay que tanto le fascinaba. Jamás olvidaría que su madre, a pesar de sus dolencias, lo agasajó con esa irrepetible sazón.

Los dos anfitriones y los dos convidados -¿cuál era cuál?- terminaron de cenar.

Zack impidió que Anselmo se levantara de la mesa. “Yo recojo todo”.

Agapito sonreía de manera distinta mientras conversaba con el padrino Martín.

Se conocían desde chibolos, cuando sirvieron juntos en el Batallón de Ingeniería de Las Lomas. ¿Y recuerdas a Torres, a Sánchez, a García? Demasiada información que mantenía desconcertado y entretenido a Anselmo.

Se rió con la historia de Ramos, que, a diferencia de sus promociones que lo hacían en ropa interior, solía bañarse desnudo, y  tuvo que entrar calato al cuartel luego que el pendejo de su padrino le escondiera el uniforme en uno de los totorales del Chipillico. Esa noche, el comandante lo metióa su casa, y no se supo nada hasta el día siguiente, cuando amaneció con uniforme nuevo, y órdenes de no contar nada. Los pendejos de sus compañeros, unos días después, hicieron un muñeco con paja, al que vistieron con el uniforme extraviado y lo pusieron a la entrada de la cuadra. Ese fin de semana, todos se quedaron castigados, menos Ramos, que sí pudo salir de franco.

“Dicen que el comandante le entraba…, y que ese huevón era su macho”

Agapito eructó y tosió.

“Puta, compadre, sé lo que necesitas. Pero esta vez se te va a caer el paladar del gusto”.

Martín salió luciendo su ajustado bóxer, pues, desde la hora del baño no se puso ropa. Igual, agapito seguía en su viejo calzoncillo. Zack regresó a la mesa.

“No sé cómo no se muere de frío”.

Agapito sonrió mirando a los ojos del citadino. En ese momento, el padrino volvió a entrar con una botella de líquido rojo, se paró frente a Agapito, y se puso la base del pomo contra su miembro. Lo agitó.

“¿La quieres?”

Martínse carcajeó, seguido por zaqck. Anselmo, por más que quería, tuvo que controlarse. Agapito quiso fruncirse, pero entró a la chacota.

“Depende, si no te l’as metido po’l culo, sí”.

Todos rieron.

Martín descordchó el vino, y lo sirvió en las tazas de aluminio blanco que Anselmo halló de milagro.

“¿Qué’s?”

Martín alargó la taza a Agapito, previo salud. El rostro del pueblerino se coloreó distinto. Miró a Martín, quien le levantó las cejas en tono de victoria.

“Está‘la puta ma’re”.

Zack brindó con Anselmo.

“Tómalo despacio, ¿OK?...  Salud”.

Amargo y dulce. Fuerte. Esto era novísimo para el adolescente. ¿Será alcohol? Parece que no. Por lo menos, no sabía como el cañazo, la cerveza, o la mezcla de sus amigos. Y por último, ¿afectará su promesa tomar un sorbito?

“Despacio, hijo. No es agua”.

Anselmo soltó la taza, y miró a todos. Un calorcillo empezava a recorrerlo, y se le subía a la cara. Sólo sentía eso cuando Elías se le acercaba. Pero, pero, esto está completamente distinto.

“¿estás bien?”

Anselmo no se percató quién le hablaba, pero hizo sí con la cabeza. Todavía quedaba algo de vino en la taza. Lo tomó despacio, como le dijeron. Estaba en otro mundo. Lo acabó. Expiró desde lo más profundo, como si se liberara de una gran carga. Se relajó. ¿Y este néctar? “Tengo calor”.

Zack le sonrió. se acercó y comenzó a desabotonarle la camisa. Anselmo se avergonzó y miró a su padre. Pero Agapito estaba en calzoncillo, y no sentía vergüenza; su padrino tenía  ese pantaloncillo que le marcaba todo. El único friolento era Zack, que vestía pantalón largo y chompa.

“Tranquilo. Estarás cómodo, ¿OK?”.

Anselmo se dejó descubrir sus pectorales y abdominales lampiños. Zack se quitó la chompa, y se quedó en una remera ceñida, que dejaba ver  dos pequeños pero firmes pectorales y un vientre plano; además, los brazos no eran anchos, pero esbeltos, y en las muñecas seguían las cintas de colores.

“Hijo. Quédate como nosotros”.

Anselmo sólo se sacó la camisa, y dejó descubrir sus brazos fuertes y un tronco digno de escultura.

“Carajo, sácate todo, ¿o ya no’res hombre?”

Agapito comenzaba a sonar distinto. Zack apuraba otra taza de vino, y se agitó un poco, a la vez que resoplaba. Se desavrochó el pantalón, se quitó la remera y las zapatillas, y se quedó en una prenda similar a la de Martín, pero de color blanco. Resopló de nuevo, y alzó la taza como acabando todo el contenido.

“¿Hay más¡”

Martín le señaló una caja naranja con tapa blanca. Seguía haciendo memoria con Agapito de cosas que Anselmo, simplemente, no entendía. ¿Qué estaba pasando en casa?

Zack se inclinó a abrir la tapa de la caja. Un trasero redondeado a sólo cinco metros del adolescente. No pudo evitar verlo con algo de lascivia. 

Por ratos, ráfagas con la cara de Elías venían a su mente, y, por más que trataba de aferrarse a ellas, siempre terminaban desvaneciéndose.

 

largo y grueso miembro.

 

(CONTINUARÁ…)

 

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jueves, 14 de noviembre de 2013

Crónicas de un moderno (2)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

TRACK 2: A ESCONDIDAS

 

eJefri se puso de mil colores y toda la arrechura se desapareció en un santiamén jajaj.

Y ¿nuestros penes?

Por arte de magia no sé si nosotros nos los guardamos, pero en los que menos esperamos, estos ya estaban guardados.

Y ¿los cierres del pantalón?

Tuvimos que mover rápido las manos, así como sabíamos moverlas para pajearnos también debíamos moverlas para cerrar rápido los cierres.

Ufsss aquel día la suerte estaba de nuestro lado, no sé si milagros se ganó pero creo que no.

-¿Qué hacen chicos? nos preguntó.

Yo le contesté:

-Nada,  acá pues Jefri me está haciendo compañía, dice que ha llegado tarde y la profe no lo deja entrar.

-Ahhhhh, dijo Mily, pero tienes que irte porque de aquí el auxiliar viene a molestar porque sabe que no eres de esta aula.

Efectivamente,  vino el auxiliar y bueno Jefri con toda su calentura, caballero tuvo que ir a su aula. Que le quedaba no.

Culminé mi primer año de secundaria y pasó tan rápido que no sentía los cambios que iba experimentando, ahora ya no era un niño, era una persona en pleno desarrollo en etapa de pubertad y así como iba creciendo mis problemas también crecían,  bueno ya había experimentado algunas cosas, no todo claro, pero algunas cosas.

Por aquel verano del 2008, yo aún tenía 12 años, faltaban pocos meses para cumplir los 13.

Recuerdo como si fuera ayer que por esas fechas llegaron a vivir al frente de mi casa unos chicos y chicas, ellos eran de la sierra de Piura, en este grupo estaban tres chicas muy lindas, así como chicas, también chicos.

 Estaba un pata que hasta ahora ni sé como se llama, también estaba el que causó revuelo por el barrio, el más rico, el chico que todas las chibolas de por acá querían escuchar un hola de sus labios, y claro qué se va hacer, si el hombre estaba como se dice vulgarmente para chuparse los dedos, lo llamaremos Santiago.

Pero bueno junto con ellos llegó uno más chibolo se llamaba Erick, un brothersito, que si no me equivoco es dos años o un año menor a mí, no recuerdo solo sé que, se le veía lindo, hasta ahora es delgadito, ojos medio rasgados, pelo corto y lo más atractivo, un trasero bastante grande y redondo, para su edad se sobrepasaba;  lo único malo es que él solo viene cada verano,  no como sus primos que ya viven por acá.

Yo no salía mucho a jugar como antes, ya estaba creciendo y esos juegos ya me daba palta meterme a correr y gritar.

Una noche llegó  Diego un pata tres años menor que yo, blanquito, pelo ondulado, labios rojos y bastante gruesos, de estatura pequeña; acompañado de Lin, quien era un año menor que yo, de ojos marrones claros, delgado, pelo lacio; me invitaban para jugar, yo no quería ir pero ante tanta insistencia por parte de estos amigos, acepté ir a jugar.

En las calles toda la muchedumbre de chibolos aproximadamente unos quince, de todas edades, de todo porte y de todas las razas.

-¿Quién la da?- decía la Chavela

 -Ya pues zapatito del Perú para ver quien cuenta- atinaba a decir Juan

-Pero son bastantes-decía Gisy

-Ya pues que cuenten 3 -dijo Dieguito

-Si si si … Decían todos.

Bueno no recuerdo quien contó para jugar las escondidas, solo sé que fueron tres.

-Vale dar la vuelta, dijo Lin

Antes de empezar logramos ver que venía Shirley, su hermano y su primo Erick, sí, el mismo niño que había llegado con los chicos.

-También jugamos-dijo Shirley.

Todos aceptamos.

-Ya entren de frente- dijo Dieguito.

1, 2, 3, 4,.. Empezaba el conteo y mientras tanto buscábamos un lugar estratégico.

Me di la vuelta de la cuadra, había una casa abandonada, bueno apenas podías esconderte sobre la pared que sobresalía más que la puerta, esto permitía que se formara una especie de un muro.

Fue entonces cuando Erick se me acerca y me pregunta:

-¿Es tu hermano el chico que siempre llega a mi casa con los demás?

-Si –le dije- ¿Por qué?

-Pareciera que quiere con mi tía, me dijo

Entonces soltamos una larga carcajada.

-¿Dónde te vas a esconder?- le pregunté

-No sé -me respondió, enséñame porque no conozco muy bien, sabes que soy nuevo por acá

-Ya pues vamos- le contesté

Y lo llevé a la casita, me junté a la pared, y sin ninguna intención le dije:

-Ponte delante de mí como que me cubres

-Ya pues- me respondió 

Se acercó y se pegó a mí.

Ver el trasero de ese chibolo era excitante, pero sentirlo junto a mí era más excitante aún.

Puta mare me fui calentando y se me iba parando la huevada, tal parece que desde un inicio Erick buscaba eso. No lo sé. (A este nene lo deseaba pero como pasivo, aunque él quería también darse su gustito de ser activo, pero yo no lo dejaba, pues a mí me gustaba y me excitaba como ya dije como pasivo, él me hacia salir ese lado bien activo y dejar de lado ser moderno, creo que a cualquier moderno le sucede, muchas veces encuentra patas con quienes solo quiere hacer de activo); en ese momento no aguanté mas, le crucé las manos a su pecho y me acerqué a él y le dije:

- no nos encontrarán acá.

Me miró, sonrió y se pegó más a mí, consiguiendo que yo me arrechara más. A lo lejos se escuchaba: “empay”

Erick me dijo:

- Ya vienen por ahí

-Creo que si- le dije

Que nos encuentren o no, ya no importaba, yo solo quería seguir junto a Erick, quién a cada instante iba acercándose más.

Pasó un rato y una niña empezó a acercarse, para asomarse y ver quienes se escondían tras esa pared…

 

CONTINUARÁ

 

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Texto producido con el Método Writting Fitness.

martes, 12 de noviembre de 2013

Anselmo (6)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Un grito no tan desgarrador se oyó en el baño. “Anda ayuda al joven”, dijo Agapito a Anselmo, mientras se reía con Martín. Ambos tenían una toalla alrededor de la nuca. Su padre en sus calzoncillos azules despintados de toda la vida, y su padrino, con unos extraños pantaloncillos negros ceñidos al cuerpo, marcándole el trasero y el bulto de sus genitales.

Agapito alcanzó a Anselmo una tetera. “Cuida’o que está caliente”.

Al llegar a lo que quedaba de la ducha, Zack se tiritaba de frío. “E-e-e-e-st-t-t-t-t-t-tá h-e-e-e-e-e-e-e-e-lada”. A Anselmo le dio risa cómo los dientes sonaban igual que castañuelas, pero sin ritmo.

“Échate esta agua. Te cerraré la cortina pa’que no te entumas”.

Zack se echó un nuevo chorro. ¡Vaya diferencia! “No  te vayas. ¿Tú no te vas a bañar?”

Anselmo no podía desdibujar su sonrisa recordando cómo Zack cascaba sus dientes como si fuera una ardilla. “Sí, pero después de ti”.

Zack, por fin, pudo enjabonarse. Un agradable olor invadió las ruinas de la ducha. “Me da no sé qué estar solito aquí”.

Anselmo se sintió atraído por el olor, y confuso por la invitación del chico… aunque más lo primero, ya que el jabón que se usaba en el pueblo era el mismo para lavar la ropa.

Por alguna inexplicable razón, Anselmo accedió a compartir el baño. Cuando estaba desnudo, se echó parte del agua que hizo gritar a Zack, quien lo miró atónito. “¿Puedo usar ese jabón?”  Zack lo buscó con la poca luz que quedaba. “S-s-si quieres, t-t—te lo echo”. Anselmo asintió.

Cuando Zack se lo untó en el pecho, Anselmo cerró los ojos para disfrutar de ese nuevo aroma. Era indescriptible. Sólo algunas flores del campo lo emanaban, pero encontrarlas era tan raro como internarse en los abismos recubiertos de bosque, que resguardaban San Jerónimo.

Anselmo estaba al borde de la alucinación y se resistía a abrir los ojos, pensando en atrapar hasta la última molécula de olor.

Zack ya lo había enjabonado en todo el pecho, la espalda, las piernas, y comenzaba tímidamente en las nalgas. el pene de Anselmo comenzaba a levantarse, pero en su mente, eran las manos de Elías, que pasaban y repasaban sus glúteos, y aprovechando que estaba DE PIE con los pies separados, iba por su entrepierna, hasta llenar de espuma sus testículos y su miembro, ahora, elevado a su máxima expresión.

Era la mano de Elías que le masajeaba su órgano viril, mientrasese olor indescriptible lo penetraba por todo lugar. De pronto, no se pudo contener y dejó soltar un potente disparo desde su miembro.

Al abrir los ojos, seguía enjabonado, con Zack arrodillado frente a él, desnudo, erecto, con la cara manchada de semen.

Anselmo no supo qué hacer. “Me enjuagaré”. Cuando se liberó del producto, se secó con rapidez y se puso la toalla alrededor de la cintura. Agarró su ropa y se dirigió hacia Zack: “si no quieres nada más, me voy. Gracias po’l jabón”. No obtuvo más respuesta que el rostro inmutable del citadino, que seguía arrodillado, jadeando de placer, mientras se masturbaba su largo y grueso miembro.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Sexo Mandamiento (4)

No sé si fue mi impresión, pero estaba más guapo que la última vez que nos vimos. Se había cortado el cabello, y la ropa formal que llevaba, ligeramente ceñida a su cuerpo, lo hacían lucir aún más varonil.

“Hola”, me dijo y de inmediato me abrazó, yo de inmediato respondí el abrazo. Por alguna razón, ese abrazo me brindó una sensación de protección y de cariño que, sinceramente, no había sentido hasta ese momento. “¿Cómo has estado? ¿Te pasó el susto?” Me preguntó preocupado. “Sí, ya fue esa huevada. Créeme que si puedes sobrevivir a mi vieja, puedes sobrevivir a cualquier susto”, le dije riendo. “A la mierda, ¿tan jodida es tu vieja?” me preguntó riéndose. “Sí créeme”, le respondí.

Una vez dentro del departamento, conversamos de muchas cosas, me contó cosas de su trabajo. Yo le comenté ciertos problemas en casa, como las peleas con mi vieja, le conté el incidente con la profesora en la mañana. “¡Ta’ huevona esa vieja! Eso solo tiene un nombre: falta de huevo, como no tiene quien se la cache, le jode que el resto del mundo disfrute su vida como se debe”, me dijo y dicho esto se paró y movió sus caderas como loco como si estuviese bailando negroide. Yo me reí, me pareció gracioso. “Sí, yo también creo que es una vieja aguantada que habla así porque no hay quien se la cache”, le dije. “Sí, tienes razón y me parece paja que la hayas puesto en su lugar, a eso yo le llamo tener huevos”, me dijo.

Me pidió que lo esperara, que se iba a duchar porque venía cansado de la chamba. Me dejó en la sala del pequeño departamento y se dirigió a su cuarto. Yo me quedé ahí sentado mirando televisión. Me aburrí y me paré. Comprendí por fin por qué me pidió disculpas, la primera vez que nos vimos, por su “desorden”. Esta vez todo se encontraba mucho más pulcro que la vez anterior. El departamento, parecía sacado de uno de esos comerciales de desinfectantes.

De repente, el silencio producido por la televisión apagada, se vio interrumpido por un, desafinado, pero alegre, canto. Sonreí y dispuesto a tomar la iniciativa esta vez, me dirigí al cuarto. Una vez en él, me desnudé y me dirigí a la ducha. Ahí en la ducha, Adríán se encontraba desnudo y cubierto enteramente por espuma. Me metí a la ducha en silencio aprovechando que se encontraba con los ojos cerrados y  lo abrazé por detrás. Se sobresaltó.

Lentamente empecé a masajear la espuma en su cuerpo. Abrió la ducha y poco a poco su cuerpo empezó a quedar descubierto. Se volteó y puso sus brazos alrededor de mi nuca y yo aproveché para descender las mías hasta su cintura. Me miró, y juntó su nariz a la mía. “Te he extrañado, me susurró”. Yo también, le respondí.

Nos besamos, bajo el chorro tibio de la ducha. Nuestros cuerpos se unieron en un abrazo fuerte. Nuestros miembros chocaban con cada movimiento nuestro. Con rudeza, me tiró contra la pared lateral de la ducha y bajó suavemente por mi cuello, deslizándose por mis tetillas y mi abdomen, jugó un momento en mi ombligo hasta que finalmente llegó a mi miembro. Suavemente, tomó mi miembro en su boca, provocando en mí un leve gemido y una acelerada respiración. El movimiento de su boca introduciéndose mi miembro cada vez más, me estaba volviendo loco, yo solo optaba por gemir y respirar fuerte. Mis manos estaban sujetadas fuertemente a su cabeza. Él se puso de pie y tomó mis hombros jalándolos hacia abajo. Yo bajé a su miembro de inmediato. Me puse de rodillas e introduje su pene en mi boca. Una sensación indescriptible me invadió. Al levantar la mirada, me encontré con la mirada de Adrián, llena de placer. Sus caderas se movían duramente, como si me estuviese “cachando por la boca”. En un momento determinado mientras me enloquecía succionando el miembro de él, se volteó dejando delante de mí su hermoso culo, era algo velludo, pero eran unos vellos preciosamente ordenados, finos, delicados. Mordí suavemente sus nalgas. Él parecía enloquecer, Poco a poco fui introduciéndome entre ellas  hasta tener mi lengua entera lamiendo su ano. Poco a poco y con un deleite jamás experimentado, empecé a introducir mi lengua dentro de su ano. Él por su cuenta, empezó a gemir fuertemente.

Me levanté y lo abrazé por detrás. Nos empezamos a besar locamente, y mientras lo hacíamos, empezé a rozar mi miembro en la entrada de su ano. Él gemía sin control. “Creo que hoy me toca chantarme a mi” me dijo riéndose, “así parece” le dije. Tomé una toalla, me sequé y me dirigí a la cama. Me acosté y unos minutos después salió él. Por su corpulento, cubierto de vellos, aun corrían algunas gotas de agua, lo cual a mí me pareció sexy. Su mirada se clavó en mi erecto miembro. De inmediato se acostó en la cama y con las piernas abiertas, se posó sobre mí. Me besó, sus besos eran apasionados, fuertes, calientes, eran una mezcla perfecta entre lo rudo y lo dulce. Poco a poco, descendió por mi abdomen hasta llegar a mi pene, el cual se tragó en un solo acto. Hizo que me retorciera de placer. Sin duda era la mejor mamada que me habían dado jamás. Subió nuevamente a besarme y luego empezó a rozar su culo con mi durísima verga. Poco a poco el fuego se iba incrementando. Nuestros besos, nuestras lamidas y caricias iban aumentando su intensidad. Hasta que el momento propicio se dio y él exclamó: “¡métemela huevón, métemela!”. Él mismo tomó un preservativo y me lo colocó. Yo estaba extasiado. Yo recostado en la cama y él sentado sobre mí con sus rodillas flexionadas. Me besó, lamió mis orejas, mi cuello, mis axilas. Y fue el mismo quien se introdujo mi miembro, poco a poco, con paciencia. Su cara denotaba dolor y placer. Yo por mi parte, sentía como mi miembro se habría paso en sus entrañas. “¡Estás bien apretadito!” le dije y reí, “Sí, solo hice de pasivo una vez, tu eres la segunda, tienes un no sé qué que me llevó  a animarme” me dijo y me besó. Por fin estuve dentro de él completamente. Me aferré a su cuerpo y él al mío. El determinaba el ritmo. Yo no me movía, pero el sí ¡y de qué manera!

“¡Que rico es cachar contigo!” me dijo, “Tas’ huevón, que rico es hacerlo contigo mierda”, le dije poniendo blancos los ojos de placer. Sin sacarla y en una muestra de flexibilidad, se reclinó y yo me puse sobre él. Ahora quien dirigía el movimiento era yo. “Asu mare, que rico te mueves huevón” exclamó, “y eso que aún estoy calentando” le respondí. Nuestros gemidos y rugidos invadían la habitación entera.

Cambiamos de pose, ahora él se colocó a cuatro patas en el borde de la cama y yo detrás suyo, de pie. Introduje suavemente mi miembro en él. Gimió y se estremeció. Su fuerte espalda quebrándose para mí, y su cintura apretada, que no había visto tanto en la primera cita, me volvían loco. Bombeé con más fuerza, con más rapidez. Tomé su corto cabello y lo jalé fuerte hacia atrás mientras mi otra mano sujetaba fuertemente su cintura. “¡Ah mierda! ¡Qué rico!” exclamé y el solo se limitó a gemir. Era increíble la sensación de placer que sentía al poseerlo, no sé si era su apretado ano, o la sensación de poseer a un machote como él, o los gestos de placer que él tenía. Mis caderas se movían rápidamente, pero alternaban lo rápido con lo lento. Lo sacaba completamente y lo volvía a meter. Adrián se retorcía de placer. Era excitante ver mi miembro entrar y salir de su ano.

Él se acostó suavemente y yo me puse sobre él sin dejar de penetrarlo, sujetando con mi brazo su cuello y con la otra mano, dando nalgadas y amasando sus nalgas. Sentí de repente  que una explosión se expandía en mi cuerpo. “¡Me vengo!”, exclamé. Retiré mi miembro y me quité el preservativo, poniéndome de pie sobre la cama, él se dio vuelta y esperó mi leche. Pronto un chorro de semen salió disparado de mi verga, en dirección al pecho de Adrián.  Descendí hacia él, que me esperaba con las piernas abiertas. Me coloqué sobre él y lo besé. Él se masturbaba, así que metí dos dedos en su dilatado ano, mientras le besaba las tetillas. El no dejó de masturbarse y retorcerse de placer, hasta que finalmente se vino, lanzando contra mi abdomen  sus masculinos fluidos.

Él se recostó a un lado de la cama y yo me recosté sobre su pecho abrazándolo, él también me abrazó. “Wow” me dijo, besándome la frente. “Eres bien rico” le dije y lo besé. Permanecimos abrazados por largo tiempo en la cama. “Me gustaría verte más seguido y no precisamente para tirar. Me gustaría empezar a salir contigo” me dijo. Algo dentro de mí se puso en alerta. Adrián me gustaba y mucho, pero ¿salir? Eso no estaba en mis planes. Me separé de él y me senté en el borde de la cama. Nuevamente ese bochorno se apoderó de mí y mi cabeza empezó a girar como dentro de una licuadora. “¿Qué pasa dije algo malo? Me preguntó algo alarmado, “No, no es nada” le respondí.

 

Continuará…

 

© 2013 Gonzalo Martínez. © 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.  Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Crónicas de un moderno (1)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: Frank

 

TRACK 01: CREÍ QUE SOLO ERAN JUEGOS

Es así como empieza un nuevo año escolar esperando que… - Y mientras el director seguía dando su discurso por la apertura de un nuevo curso. Yo estaba muy emocionado como cada abril, sin saber las cosas que descubriría a mi corta edad.

A los 7 años experimentaba una sensación de querer tener tocamientos pero con un chico, pues pensaba que eran más aventados que una chica, ya que eran más reservadas.

Todo empezó con un niño a quien llamaremos Jefry, de piel morena, mas alto que yo, algo inquieto y juguetón, la verdad no era simpático pero creo que como para experimentar no había de otra opción, es mas no tenía mucho conocimiento de lo que hacía, pensé que esos juegos terminarían mientras vaya creciendo... Todo se producía como cuestión de juegos de niños, tocamientos pero nada más allá.

Los tocamientos fueron una etapa que se olvidó tan pronto cambiaron de aula a Jefry. La etapa de primaria la viví como todo niño de mi entorno.

Así como las cosas van también vienen y más aún si marcan algo en tu vida, se recuerdan con mayor exactitud.  Al ingresar a primero de secundaria, tenía 12 años, los primeros meses me dediqué a estudiar y empezar en la búsqueda de amistades heterosexuales. Recuerdo que una flaquita  con quien siempre compartía muchas cosas  me mandó una carta diciéndome que quería tener algo conmigo.

¡¡¡¡ ¿QUEEEEE? éramos amigos bueno al menos yo la trataba como amiga ,si por esos tiempos hubiese sido un pendejo hubiese estado con ella . La verdad yo hasta ahí no sabía "nada", era una mansa paloma, jeje, pues pensaba a la antigua, quería que el primer beso fuese especial, jaja ya hasta parece una telenovela mexicana.

 

Una tarde me tocaba el curso de  educación física y como no sé si el profesor o creo yo que el curso  no me gustaba, le engañé al tío que estaba enfermo y me creyó. Entonces me quedé en mi aula solito.

Como arte de magia apareció Jefri asomándose a la ventana, estuvimos conversando un largo rato, ambos estábamos junto a la ventana, él en una carpeta que estaba muy cerca a la mía, por ende a lo lejos se veía nuestros hombros.

Después de largo rato de conversación Jefri empezó a calentarse y por encima del pantalón me cogió el pene, lo sacó y empezó a frotármelo.

Mi pene era blanco, aún no se desarrollaba del todo, no obstante él se sacó su pene y yo se lo cogí y también se lo frotaba.

 Su pene a diferencia del mío, era oscuro pero del mismo tamaño.

Entre roses y palabras excitantes, nos mantuvimos buen rato. Me había concentrado tanto en mirar nuestros penes que, cuando le miré noté su cara de arrecho. Entonces yo proseguí a  frotarle cada vez más y él en respuesta hacía lo mismo.

Había silencio en esa escena hasta que con voz un poco quebradiza, me supongo por la excitación que emanaba, me dijo:

-Anda chúpamela no seas malo, pon tu rica boquita y mámamela.

Yo quedé un poco atónito pues hasta entonces no sabía qué era eso, no sabía que existía ese rico arte del "sexo oral”, era la primera vez que escuchaba eso "mámamela". Solo atiné a responderle

-Hazlo tú primero.

-El sonrió y me dijo: Ya pues no te hagas de rogar, tú primero y después te lo hago yo.

No sabía qué hacer, me encontraba ante esa disyuntiva: hacerlo o no; pero, y si después el no me lo hacía.

Yo miraba su pene  y lo miraba a él y en su cara se le veía suplicante por que le haga sexo oral, la verdad. ¿Qué creen que hice?

Pensaba que mi boca nada más es para comer no para otra cosa jaja.

- Le dije que no

-Me dijo: Entonces hay que seguir sobando nuestros penes un rato mas¡¡

Seguíamos con esa plática, la que se vio interrumpida cuando de pronto vimos que a la puerta se asomó una compañera, Milagros.

Ella empezaba a abrir la puerta. ¿Qué hacen? Preguntó, Mierdaaa¡¡¡¡¡¡

 

CONTINUARÁ

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Los nombres fueron cambiados. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

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Crónicas de un moderno (1)

martes, 5 de noviembre de 2013

Anselmo (5)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Anselmo  regresó tras regar unas plantas de maíz en plena floración como a las tres, dispuesto a pasar la última  tarde junto a su padre. Ya nada los conectaba. Ya sabía trabajar en la chacra, y podía adaptarse a la de Elías, que era más grande.

La ayuda en el campo y en la casa sería apreciada. A la mierda con la escuela. Su padre se había desentendido por completo de ello.

Anselmo asumió que su vida estaba junto a Elías. Además, ya le había dicho que se moría por vivir junto a él, y si su padre quería cagarlos, ¿quién le haría caso a un borracho?

Al dar la última curva quedó desconcertado.

Un autoblanco humo, ni grande ni pequeño, como los que usava alguna gente para viajar a la ciudad, estava estacionado frente a su casa. ¿Havrá pasado algo?

Se acercó despacio, y a través del vidrio de los asientos traseros, vio a un joven dormido. Era delgado, pero debido a la ropa ajustada que lucía, se le marcaban sus músculos. No era cuerpo de campo. El cabello tenía un raro arreglo que terminaba en un copete, y las muñecas estaban decoradas con cintas de colores. Su antebrazo derecho tapaba su cara, así que no pudo ver ningún rasgo.

“¡Anselmo, hijo!”. Gritó alguien en la puerta de su casa.

Era el padrino Martín, quien le salió al encuentro, y lo abrazó con fuerza. “Lo siento, hijo. Todo esto va a cambiar”.

El padrino Martín no era ni delgado ni gordo. Conservado para sus 37 años, la misma edad de su padre. Su rostro mestizo claro era agradable, con la barba algo crecida, el cabello corto, camisa y jean de marca, lindos zapatos de cuero, un gran reloj y dos pulseras metálicas en la muñeca izquierda, además de anillos en ambas manos.

El ruido de las brillantes pulseras despertó al durmiente del auto, quien vio la escena a través del cristal, restregándose los ojos.

Anselmo estaba más desconcertado aún.

Su padre apareció en la puerta, con un gesto sobrio no visto en meses: alegría.

El joven del auto abrió la puerta y se calzó unas caprichosas zapatillas.

“Él es Zack”, le indicó su padrino, mientras el adormilado joven le daba la mano y le mostraba una bella sonrisa que hacía juego con un rostro agradable, nada hosco, sino como los de algunos chicos que vio en las series de televisión nacional. “Mucho gusto”.

Un signo de interrogación invadía el cerebro de Anselmo.

“Tu padrino vino a darnos el pésame porque no pudo venir al sepelio”, explicó Agapito. Probablemente no al funeral, pero era puntual en todas las fiestas patronales al inicio de cada año… y para la próxima faltaban tres meses. Pero, hay que agradecer el gesto.

Todos ingresaron a la casa.

“¿Cómo estás, hijo? Tu papá me cuenta que tú has asumido la chacra porque él no puede con su dolor”. Ahora sí que Anselmo no entendía ni una jota, pero no era el momento de poner en evidencia irresponsabilidades presentes. Su madre habría buscado una gallina, paraprepararla en el acto; sin embargo, desde que Agapito cambió las aves por cañazo, lo único que se ofrecía en casa era asiento.

Anselmo reaccionó y pensó correr donde Elías para pedirle algunos choclos en préstamo, pero cuando acababa de decir “Ya bengo”, Martín lo retuvo. “Hijo, no es necesario. En el carro tengo víveres. Lo que sí te agradeceremos es agua pa’bañarnos”.

Anselmo fue a ver los baldes en la cocina, y salió rumbo al chorro, a menos de cien metros de su casa. Zack lo acompañó.

“Así que esto es San Jerónimo. Debí traer mi cámara porque el paisaje está bravazo”.

Anselmo no entendió la última palabra y metió el primer balde en el chorro casi helado, que no era otra cosa que uno de los tantos manantiales que afloraban del Huaynapite, la montaña tutelar del pueblo.

“¿Eres algo del padrino?”. Anselmo esperó que el balde se llenara.

“Sí, algo así como su… asistente de negocio”.

El chorro no venía con potencia, por lo  que el recipiente tardó en llenarse.

“¿Negocio?”

Los ojos claros de Zack exploraban el paisaje hasta encontrarse con la figura esbelta y varonil  de Anselmo.

“Entretenimiento. No sé si sabes en qué consiste”.

Para Anselmo, esa palabra estaba relacionada a la feria patronal de cada enero, donde había campeonatos, comida de todo tipo, los futbolines y los cohetes de colores que iluminaban cada año el cielo de aquel paraíso. “Algo, pero sólo lo vemos para Bajada de Reyes”.

Zack se rió comprendiendo que su nuevo amigo no entendía nada.

El primer balde estaba lleno. Anselmo lo puso en el borde. “Puedo ayudarte, ¿OK?” Anselmo dijo que no era necesario, pero la proactividad de Zack había dejado el espacio libre para el segundo depósito. Nada más habíia que esperar a que se llenara.

“Así que tú eres Anselmo. Martín habló mucho de ti, pero en persona eres más interesante… y guapo”.

Anselmo enrojeció.  Su bronceada piel lo disimuló bien.

“espero que podamos ser amigos, ¿OK?”, remató el citadino.

Anselmo quiso sonreír, pero de pronto recordó que tenía planes, y que estaba complicado dar prioridad a todo con los visitantes en casa. Bueno, era una tarde nada más. Mañana, las cosas…

“No te culppo si no quieres ser mi amigo. Apenas nos conocemos. Pero si deseas serlo, me llevaré bien contigo, ¿OK?”, insistió zack.

“Ya pues”, dijo Anselmo, mientras jalaba el segundo balde.

Cada quien agarró uno y regresaron a la casa.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

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