sábado, 30 de abril de 2016

La Agencia (20)

Por Hunk01

 

La película grabada en el campo comenzó a distribuirse dos meses después de que fuera terminada, pero la escena bareback de Josías no fue incluída. Para recuperar la inversión, Rodrigo decidió venderla a un sitio web porno gay y ofrecerla mediante pago-por-ver. Sobre las ganancias proyectadas de la película completa, decidió invertir unos 20 mil dólares en comprar y habilitar un fundo cerca de Chulucanas para tenerlo como otra propiedad de respaldo (junto a la casa de playa y los estudios Matalaché), usarlo como otro estudio de grabación y como un resort ecológico. Ahora ya podía lucir su nombre en todos los títulos.

Acababa de almorzar con Carlos en el departamento.

-          ¿Sabes cuál sería mi siguiente inversión, primo? ¡Comprar este edificio!

-           ¿en serio, Rodrigo? Vas a tener que trabajar duro otros cinco años más o un poco más. Son cuatro pisos, ocho departamentos más la cochera.

-           No dije que lo haré de aquí. Es algo a largo plazo. Quizás departamento por departamento.

Rodrigo notó que la mujer de Carlos y sus sobrinos no estaban allí. Siempre que llegaba a visitarlos, casi no le hablaba aunque lo miraba y admiraba de hurtadillas.

-           Rodrigho, Escuché que tu papá quiere regresar a Piura…

-           Si quiere su casa de vuelta, normal. No tengo problemas en que me la alquile, me la compre o la ocupe. Ya te dije que si compré Matalaché fue para evitar que el esfuerzo de mi familia caiga en otras manos.

-           Primo, ¿te pasa algo? Hace rato te  noté mirando hacia el pasillo.

Rodrigo no pudo más con su curiosidad.

-           ¿Por qué no está tu mujer, Carlos?

-           La reconchasumadre de Bere me mandó un mensaje preguntando cuándo cachábamos de nuevo… y mi mujer lo descubrió. Ahora quiere divorciarse de mí.

-           ¿Cuándo pasó eso?

-           La semana pasada.

-           ¿Por qué no me contaste nada?

Carlos quiso llorar, por lo que  Rodrigo se quedó toda esa tarde y noche con él.

XXX

Una semana después, Rodrigo convocó un casting para grabar una película en el fundo cerca de Chulucanas. Había pensado en talento moreno, de buen cuerpo, con todo el aire afromestizo de la zona. Acababa de colocar un tronco con una curiosa saliente al medio que semejaba un pene erecto. Llamó Mec-Non al lugar, en honor a un dios tallán. El talento no tardó en llegar: chicos de recio cuerpo, culo parado y redondo, buenas piernas, pingas grandes, lampiños, músculos en volumen. De los veinte que se presentaron se quedó con una docena.

Estaba arreglando todo para el inicio de las grabaciones cuando apareció Josías.

-          Quiero participar en tu película, Rodrigo.

-           Pero no quiero blanquiñosos; prefiero esta gente del campo.

-           Pero puedo hacer como que llego a visitar y cacho con todos ellos.

Rodrigo lo pensó. Le pareció una buena idea. Lo aceptó.

-           Prepárate que comenzamos en dos días.

-           Esteee… Rodrigo… ¿y si incluyes escenas a pelo?

Rodrigo volvió a pensarlo. Este proyecto ya no era del estudio en estados Unidos, sino su video promocional para lo que sería el futuro resort. Aceptó.

-           Pero, asegúrate que nadie tenga VIH.

Josías sonrió y asintió. Dos días después, cuando se acababa de grabar la segunda escena, el actor seleccionó a cuatro de los talentos improvisados con quienes haría el bareback y les propuso la idea. Dos aceptaron y se fueron con él a tamizarse. Como la grabación duró cuatro días, se agregó un quinto para las tres escenas de Josías: dos dúos y un trío. Rodrigo archivó los papeles de los tamizajes sin mayor cuidado, y regresó a Piura para revisar las  casi 30 horas de video. En ellas, los chicos de Chulucanas lucían chupando verga, lamiendo el culo, dejándose meterla por el culo, por ahí haciendo un 69, y hubo uno que se animó a recibir dos pingas al mismo tiempo. “Nada que hacer”, se decía Rodrigo, “la sensualidad innata vende más”.

El primer video íntegramente creado, producido y editado bajo el sello de La Agencia, estuvo listo y empaquetado en tres semanas más. Sin embargo, la distribución se encargó a Los Angeles, que no objetó el bareback.

Dos meses después, y a causa de este video, Josías fue a Brasil a grabar otro para un estudio en Río de Janeiro. Primero aprendería portugués,luego estaría en Sem Camisinha, que  era el nombre tentativo; mientras, Rodrigo seguía organizando lo necesario para lanzar el primer resort gay privado de Piura.

Por esos días, la esposa de Carlos presentó la demanda de divorcio pidiendo quedarse con el departamento más una jugosa pensión. Lo del departamento fue un escollo para la mujer porque el contrato de alquiler seguía a nombre de… Rodrigo. De lo otro, Carlos no se pudo escapar; pero la asesoría legal a La Agencia le dejaba buenos ingresos. Aunque la que salió perdiendo fue Berenice, pues el abogado la evadía y humillaba cada vez que se la encontraba. Por último, tras una noche de borrachera, terminó culeando con ella y fue el acabose.

-           Carlitos, amorcito, ahora que te dejaron, podremos ser felices, ¿no?

-           ¿Feliz yo con una puta de mierda como tú? Chúpame el huevo, zorra de mierda.

Berenice le dio una bofetada y se fue de ahí en medio de la madrugada.

A la tarde siguiente, Rodrigo no quiso dejar solo a su primo y le propuso vivir con él en Matalaché.

-           No, Rodrigo. Si tu viejo quiere regresar, tendrías que dejarle la casa.

-           Entonces, compartamos el depa, huevón. ¿Qué haces ahí solito, emborrachándote?

-           ¿Pero qué? ¿Durmiendo en la misma cama? No soy gay, tú lo sabes, jajajajaja.

Mientras ambos se carcajeaban llegó Andrés, el chofer, muy afectado. Berenice había sido hallada muerta en su cuarto, aparentemente por suicidio.

XXX

Un mes después de eso, el resort Mec-Non se inauguró discretamente recibiendo a sus tres primeras parejas que gozaron de un fin de semana al desnudo, con Rodrigo como anfitrión. La gente que fue era de billete, y muchos de los chicos del video eran los botones (vestidos con diminutos y ceñidos shorts), personal de servicio o mozos… todos prestando servicios sexuales. El menor tenía 20 años y el mayor tenía 28. de hecho, la actividad de despedida fue una orgía en la que también participó Rodrigo. Notó que uno de sus muchachos no se hizo problemas en meterle la verga a pelo a uno de los huéspedes, que se caía de borracho. Le llamó la atención después y le exigió usar condón, como él.

Al segundo fin de semana, apareció Josías. Rodrigo lo recibió alegre hasta que notó un gesto extraño en su cara. Fueron a hablar aparte.

-          ¿Te fue mal en Brasil?

Josías comenzó a llorar.

-           Me contagié.

-           ¿Qué, Josías?

-           Tengo VIH.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2016 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.

sábado, 23 de abril de 2016

La Agencia (19)

Por Hunk01

 

Cuando Rodrigo cumplió 27 años tenía algo más de cien mil dólares ahorrados. No había visto esa cantidad desde que recibió la compensación por las imágenes filtradas de la novela, la que ya era un tema olvidado. Ahora al joven se le etiquetaba como el empresario junior de la pornografía peruana. Dentro de los estudios Matalaché, habían desfilado casi 200 chicos y unas 350 chicas venidos de todas partes buscando hacer dinero rápido en películas para adultos de todos los géneros. Aún así, habían cuatro o cinco nombres que eran recurrentes.

Raúl ya no estaba con él. Al segundo año de trabajo de La Agencia, el actor decidió regresar a Miami para atender a su hija. Andrés seguía siendo su chofer personal y Carlos su abogado personal.

-          Primo, el contrato con los brasileños. Revisado y saneado. ¿en serio vas a posar calato para esa revista?

-           Sí. El modelaje es como el idioma. Si no lo practicas, mueres.

-           Y pensar que te parecía una mariconada. ¡Ahora hasta cachas con patas!

Rodrigo rió en silencio.

-           No quería aceptar que tengo un mariconcito dentro. Y me enorgullezco de ello.

-           Oye… ¿y la Bere? ¿Va a filmar otra pela contigo?

Berenice era una linda chica sureña de 20 años que había destacado en las más recientes producciones, para ese entonces, y se entendía bien con Carlos.

-           Ten cuidado con esa huevona, Carlos. Busca plata.

-           ¡Pero yo no siento nada por ella! Es… atractiva… ¡por… qué? ¿Se te lanzó?

-           Sí, sabiendo que soy bisexual, y ella detesta a los gays. Quiere plata. Ten cuidado.

Rodrigo le guiñó el ojo a Carlos; pero la advertencia fue en balde. Mientras Rodrigo posaba desnudo en Sao Paulo, Carlos frecuentaba a Berenice más seguido, al punto que se la llevó a la casa de playa en La esmeralda. Allí ambos vivieron su película porno propia: la chica no paraba de mamarle su no tan corta verga, él le besó hasta las puntas del cabello, culearon como locos hasta cinco veces por adelante y por atrás, y Carlos experimentó qué se siente recibir caricias linguales en pleno ano. Al regresar a su departamento, Carlos procuraba ser el esposo modelo y el padre modelo de una niña de cinco años y un niño de dos. Ahora Carlos enfrentaba un nuevo fantasma: enamorarse de la actriz porno más descollante de La Agencia.

Cuando Rodrigo regresó de Brasil, se preparó para participar en una nueva producción para mercado europeo. Viajó hasta un paraje perdido en la frontera con el ecuador, donde lo esperaba el equipo de producción que estaba grabando escenas de sexo en medio de los ceibales.

Josías era un chico de 20 años, quien destacaba por su físico perfecto y esa rara combinación de un culo como burbuja y una verga de 20 centímetros. La escena era más de lo mismo: Rodrigo se perdería en el monte, se encontraría a Josías quien le señalaría el camino, luego de cobrarle peaje, o sea, chupar la verga, dejarse chupar el culo, y luego dejarse meter la verga hasta eyacular sobre sus gloriosas nalgas.

La escena salió perfecta. Cuando terminaron de grabar, Josías se le acercó en plan amistoso.

-           Rodri, ¿cierto que se está pagando más por escenas a pelo?

Rodrigo se quedó pasmado.

-           Sí, pero yo no las hago.

-           ¿Las has prohibido o qué?

-           No. Nunca se me ocurrió hacerlas, pero yo, en lo personal, no las haría ni cagando.

-           ¿Por qué?

-           Por el VIH.

-           Pero eso si el otro chico está enfermo. Mira, yo estuve conversando con otro chico y está dispuesto a hacer una escena sin condón conmigo. Está sano.

-           ¿Y cómo lo sabes?

-           Lo sé. ¿Qué dices? ¿Puedo hacerlo?

-           Déjame consultar.

Cuando Rodrigo expuso el tema al estudio, no halló inconveniente, excepto que tomara todas las precauciones. Mandó a los dos actores a tamizarse contra VIH y salieron negativos. Entonces, autorizó la escena.

Estaba subiendo a su oficina, cuando en uno de los cuartos oyó los gemidos de Berenice. Fue a la pizarra para ver la planificación y notó que para ese día no estaba programada de grabar. Le pareció raro. Fue buscando a Carlos para comentarle una idea que se le ocurrió en el campo, pero no lo halló en el primer piso. “Juraría haberlo visto aquí”, se repetía. Volvió a subir. Apenas había llegado al segundo piso, cuando la habitación desde la que salían los gemidos se abrió. Efectivamente era Berenice, y detrás… Carlos.

Al ver a Rodrigo, los dos amantes quedaron petrificados del susto.

Un mes después, la casa de playa y los estudios Matalaché pasaban a ser formalmente propiedades de Rodrigo.

 

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sábado, 16 de abril de 2016

La Agencia (18)

Por Hunk01

 

El sol ocultándose en el mar de Piura siempre ha sido una toma idílica. Si en primer plano le pones a un hombre y una mujer cachando entre las rocas, tienes un cuadro excitantemente bello. Ni siquiera la eyaculación del varón es el acto final, sino el último cachito del astro rey perdiéndose en el horizonte tatuado en rojo… como el vals.

-          ¡Corten!

Rodrigo esperaba recostado en el taxi de Andrés mientras terminaban de grabar el crepúsculo. Junto a él, había un camarógrafo que fungía como director, una modelo, Raúl y dos vigilantes, además del segundo taxi.

Raúl entró al taxi y se sentó junto a Rodrigo.

-           ¿Cómo convenciste a ese estudio que tú podías hacerlo todo acá?

-           La cuarta o quinta parte de los costos que les saldría allá, piel latina y hermosas locaciones naturales.

Los dos taxis se fueron de regreso a la casa de playa que Rodrigo alquilaba a través de Carlos. Era un chalet sencillo al sur de La esmeralda, que por esos días, sirvió como oficina y alojamiento.

-           ¿Y cuándo te mudarás a la casa en Piura?

-           Primero quiero que me paguen por esta película. Me endeudaré y comenzaré con la otra casa; pero pienso vivir aquí.

-           Gracias por pensar en mí para este proyecto.

Rodrigo sonrió a Raúl, y aprovechando la oscuridad de la playa, lo besó en la boca.

-           Ya verás, Raúl. La Agencia EIRL llegará a ser una gran corporación.

-           ¿Soy parte de tu proyecto, Rodrigo?

El joven volvió a besar a su colega y amigo, le tomó la mano, lo llevó a su cuarto, le quitó la bermuda, se quitó el boxer, se acostaron en la cama y comenzaron a hacer el amor tiernamente. Era difícil determinar quién era el activo o el pasivo, porque ambos alternaron roles, ambos eyacularon solo una vez. Solo una vez porque al día siguiente esperaban otro par de modelos con quienes irían a otros sitios descampados a filmar el resto de las doce escenas que tenía la producción, la que, cuando terminó de editarse en Los Angeles, sumaba casi dos horas de duración. Coastal Latin Lovers comenzó a distribuirse casi de inmediato con la promesa de una historia con escenas hétero, bi y gay.

Rodrigo pudo ocupar su antigua casa  paterna al fin. En realidad es un caserón de 800 metros cuadrados a las afueras de Piura, donde se supone que quedó la casa hacienda descrita en Matalaché. Así le puso el padre de Rodrigo, y así la conservó él.

Antes de emplearla como oficinas y estudio, habilitó el amplio jardín para la boda de Carlos. La familia de Rodrigo no asistió. Sin embargo, algunos invitados criticaron al novio que Rodrigo estuviera entre ellos. ¡Qué situación embarazosa para Carlos por no poder decirles quién era el dueño en verdad… ni siquiera a su novia, ahora su esposa!

Rodrigo soportó estóicamente las miradas que lo condenaban, las murmuraciones que lo juzgaban, y alguna mirada que lo deseaba.

Dos días después de la fiesta, comenzó a adecuar todo. Comenzó a grabar una segunda película, y al mes siguiente otra, y al mes siguiente otras dos, y así…

Ese primer año los estudios Matalaché de La Agencia permitieron grabar casi veinte películas que rápidamente se dispersaron por todo el mundo. En ese tiempo, Raúl y Rodrigo no solo llegaron a ser productores ejecutivos sino amantes exclusivos, aunque eso no descartaba que cada uno viajara por su lado a grabar otras escenas en otras partes del continente.

Al término de ese año, ambos regresaron a Huancabamba donde Mateo, para pagarle a la laguna. Tras la mesada al desnudo, la caminata, el baño y el trío sin penetración, esta vez se incorporó algo nuevo al rito: echar al agua los pañuelos rojos que más de un año atrás recibieron el semen de los tres, y cambiarlos por pañuelos verdes donde los tres eyacularon.

-           ¿Por qué la diferencia de colores, Mateo?

Raúl carraspeó.

-           Tranquilo, joven Raúl. No es un secreto, joven Rodrigo. El color rojo es para pedir amor. El verde es para la prosperidad.

-           ¿Amor dijiste?

-           Sí, joven Rodrigo.

Mateo se levantó de la cama, se vistió y se fue. Rodrigo se quedó mirando cómo la luz del día se colaba por las rendijas del cuarto. Raúl estaba a su costado, nervioso, expectante.

-           Raúl, ¿estás enamorado de mí?

Hubo unos segundos de silencio.

-           Oye, Rodrigo, el hecho que tengamos buen sexo no significa que te ame.

-           Yo no pregunté eso.

-           Pues ya te respondí: no.

-           Espero que así sea, porque tampoco estoy enamorado de ti… ni siquiera estoy enamorado plenamente de mí.

Raúl halló el comodín perfecto.

-           A-a eso se refería Mateo… a-al amor propio.

Rodrigo se levantó y se vistió.

-           A pesar de todo lo que aprendí todos estos meses, aún no me quito una cosa de mi cabeza, Raúl, y es que cuando la gente me mira, siento que se enamoran de mi cara, de mi cuerpo, de mi pinga, mi culo o mi billetera; pero no siento que nadie se enamore de mí.

-           Es algo que tendrás que trabajar, Rodrigo.

-           Sí. Pero primero me debo enamorar de mí.

Rodrigo salió del cuarto. Raúl se quedó desnudo sobre la cama, increpándose por qué no fue valiente para reconocer que aquello de acompañar a Rodrigo como asesor y socio de La Agencia no fue más que un pretexto para estar cerca de él.

El mismo consejo que le dio hhacía más de un año a Rodrigo ahora le retumbaba en la cabeza: si quieres ganar, debes dejarte vencer.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2016  Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.

sábado, 9 de abril de 2016

La Agencia (17)

Por Hunk01

 

Tres meses después de ese viaje a Lima, Rodrigo viajó a Miami para asistir a la presentación de la novela. Al mismo tiempo, la sesión de fotos que Raúl hizo desnudo, erecto, masturbándose y eyaculando salió en una revista gay. Fueron casi 30 fotos seguidas de las que hizo Rodrigo, vestido en traje de cowboy, el que se fue quitando de apocos conforme se pasaba las páginas: camisa desabotonada, camisa abierta, sin camisa, quitándose el cinturón, desabrochándose el estrecho jean, bajándoselo, jugando con su cuerda en ropa interior suelta, bajándose la ropa interior, sin ropa interior pero cubriéndose con el sombrero, mostrando el culo, de frente y sin cubrirse con el sombrero, comenzándose a masturbar, excitado, disparando su semen sobre su abdomen de tabla de lavar.

La reunión se hizo en un hotel discreto en Miami Beach, donde Rodrigo fue el centro de atención. Durante la fiesta, se prostituyó con dos mujeres al mismo tiempo y un varón; por eso, casi ni se le vio en la celebración. Cuando terminaba de atender a su último cliente, y mientras se quitaba el condón, recibió una oferta inesperada: hacer un par de escenas porno straight. Se lo contó a Raúl.

-          Si te sientes cómodo con la escena y la oferta, hazlo. Pero si tienes dudas, piénsalo bien.

-           ¿Qué es lo peor que podría pasarme?

-           Bueno, famoso ya eres. En todo caso, que la actriz tenga alguna infección en su vagina o hasta VIH y te lo contagie.

-           Puta. Mi primera escena en la novela fue metérsela a pelo a la vedette.

-           Hazte la prueba. No es complicado. Si quieres te acompaño mañana a una clínica  en Key Biscayne donde tengo un médico de confianza.

Era la primera vez que Rodrigo se practicaba un ELISA. Las palabras del médico, si bien despejaron sus temores, no redujeron su inquietud. Raúl se lo llevó a comer (aunque Rodrigo ni probó bocado), y cuando regresaron… el resultado fue negativo: estaba sano.

Tres días después, viajó hasta Fort Lauderdale donde estaba la locación para sus escenas. La primera la hizo con una chica flaca y rubia que todo el tiempo gritaba “fuc me, fuck me”. A pedido de Rodrigo, se usó condón. Le pagaron menos, pero se sintió más seguro. La segunda escena fue… ¡con su amiga, la vedette! Casi no podían grabar porque se la pasaron riendo a carcajadas por las bromas de la experimentada mujer. Debido a que la mayor parte del equipo no hablaba castellano, ella decía cosas chistosísimas, mientras abría las piernas, que solo eran celebradas por su compañero de escena y algún técnico.

En el mes que Rodrigo se quedó en estados Unidos, visitó también Los Angeles, Boston y Nueva York. En todos los sitios tuvo uno o dos clientes que lo buscaron para prostituírlo y en Hollywood hizo una escena porno straight y otra gay, lo que le permitió tener un contrato por todo ese año para trabajar en un estudio que acababa de lanzarse. Su nombre straigt era Ultimate Juan, y el gay era Latin Jean.

Cuando la novela ya estaba al aire, mejor dicho disponible en el cable y sin censura, regresó al Perú. Tenía dos maletas de más respecto a la única que llevó de viaje. Al abandonar la salida internacional del Jorge Chávez, sintió que algunas miradas se clavaban sobre él. Se puso sus lentes oscuros (a pesar del cielo gris limeño) y salió a buscar un taxi. Al llegar al hotel, tomó una larga ducha y se acostó desnudo mirando al techo para ordenar su vida. No perdió mucho tiempo y fue a un banco a depositar el dinero extra que había traído gracias a la prostitución y la pornografía. Se prometió no cometer el mismo error de unos meses antes. Comenzaría a ahorrar.

Dos días después aterrizaba en Piura. Uno de los controladores de la línea aérea se lo quedó mirando con lascivia. Rodrigo le sonrió y siguió su camino. Obvió a los taxistas y se fue de frente al encuentro de su primo Carlos, a quien había encargado su departamento.

-           ¿Cómo quedó Piura?

-           Piura bien. Cuando se enteren que regresaste, será la jarana completa.

-           ¿A qué te refieres?

-           Hace como cuatro o cinco noches, unas tías fueron a rezar el rosario frente al edificio. Pensé que era una novena o esas huevadas, y no. Estaban rezando contra la perdición de la juventud piurana.

-           Jajaja. No me digas que soy el antihéroe de turno.

-           Opacaste a un alto gerente municipal que está acusado de malversación de fondos.

-           Somos una sociedad bien mierda, Carlos: apedreamos al que se calatea, absolvemos al que se cubre.

Al llegar a la puerta del edificio encontraron varias estampitas de san Judas Tadeo y María Auxiliadora regadas en el suelo. Rodrigo sonrió y subió.

-          La señora que meses antes gritó cuando Rodrigo salió desnudo tras Lugo lo vio y se persignó. Rodrigo no pudo guardarse una sonora carcajada. “Satanás ahbita aquí”, se oyó a lo lejos.

Rodrigo puso las cosas sobre su querida cama. En ese instante, tocaron el timbre de su departamento. Era el casero.

-           Joven, qué tal. Mire, hace unos días vino una pareja de esposos y están buscando departamento. Me ofrecieron una buena cantidad, y me preguntaba si… ahora que usted es famoso… si va a seguir ocupando este departamento.

-           ¿Me está desalojando? Mi contrato vence en cuatro meses aún.

-           Ehhh… no, no… es que…

-           ¿Cuánto le ofrecieron de más? Puedo pagárselo.

-           No, no… no es eso… es que…

-           ¿es que no quieren como vecino a un actor porno? ¿es eso?

-           No, joven… mire, no es por mí, pero los vecinos me dijeron….

-           Entiendo. Mire, déjeme organizar mis cosas y conversamos bien.

-          Cuando Rodrigo cerró la puerta, se fue a sentar tranquilamente en su sofá. Carlos, quien vio toda la escena, le palmeó el masivo bíceps.

-           Lo siento, primo.

-           No. No lo sientas. Me dejaré derrotar para poder vencer.

-           ¿Qué dices?

-           Dejaré el depa. ¿Sabes si algún empresario en quiebra está vendiendo su casa de playa?

-           Pues… tu viejo.

Rodrigo miró extrañado a Carlos.

-           Por favor, averigua a cuánto la vende. Esa casa estará más segura en mis manos que en las de un extraño.

-           Pero tu viejo no te quiere ver. Es más, después de la novela y esas fotos, ya ni sale a la calle. Dice que se irá a Lima.

Rodrigo respiró profundamente y se quedó en silencio largos minutos reflexionando lo que iba a decir y hacer. Tomó su celular y llamó.

-           It is about my contract. I’m wondering if you would be interested in producing the videos here in Peru. I can get a place.

Rodrigo colgó. Carlos ahora era quien miraba extrañado.

-           ¿Qué vas a hacer?

-           ¿es complicado crear una empresa?

-           No mucho; solo necesitas dinero y papeles y…

-           Porfa, necesito armar una empresa que le alquile la casa a mi viejo, con opción a comprarla. Aparte quiero para mí la casa de playa.

-           Rodrigo, pero es una inversión fuerte.

-           Los gringos tienen plata.

-           Pero, ¿y tu viejo?

-           Serás mi testaferro. No me mires así: todo será legal. ¡Quiero que todo sea legal!

-           Bueno, Rodrigo… siendo así… OK… entiendo… Creo…

Rodrigo se levantó y abrazó fuerte a su primo Carlos.

-           He cambiado. Ahora sé cómo orientar mi ambición.

-           Oye, con todo esto, olvidé decirte que me casaré en dos meses.

-           ¿Por qué tan pronto?

-           La cojuda no se cuidó.

-           Los dos cojudos no se cuidaron, je. Ya tengo tu regalo de bodas, entonces.

-           Ay, Rodrigo. Mientras no sea una curvilínea saliendo calata de un pastel…

-           No. Mejor que eso. ¡Mucho mejor que eso! ¡Este departamento!

 

(continuará)

 

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sábado, 2 de abril de 2016

La Agencia (16)

Por Hunk01

 

Como la novela aún no entraba en promoción, Rodrigo decidió regresar a la agencia de modelaje. Su mentora se sorprendió al verlo, y mucho más cuando le comentó el propósito de su regreso.

-          Pero, Rodrigo, no puedo pagarte lo que te correspondería ahora.

-           Págame lo que siempre me has pagado. No quiero oxidarme.

La productora le sonrió y le hizo un ‘booking’ para un desfile en un club del centro de Piura.

Ese fin de semana, Rodrigo estuvo puntual en el improvisado camerino de caballeros, paseándose con una toalla anudada a la cintura y listo para vestir la primera prenda. Estaba desnudo cuando alguien se sentó a su costado. Rodrigo lo miró con una sonrisa amable.

-           ¿Cómo estás, Lugo?

-           Bien… ¿t-tú?

-           Bien también. Listo para salir a la pasarela.

Rodrigo dio unas palmaditas cariñosas a Lugo, y ya vestido, fue a que lo maquillaran.

Al término de la actividad, una asistente alcanzó unos papelitos a Rodrigo. Eran esquelas de una admiradora que le ofrecía dinero a cambio de compañía toda esa noche. Rodrigo sonrió para sí mismo. Estaba desnudo de nuevo cuando Lugo lo abordó otra vez.

-           ¿Qué te pasa, Rodri?

-           ¿Qué me pasa de qué?

-           No eres el mismo.

Rodrigo sonrió ampliamente.

-           Nadie es el mismo nunca, Lugo.

-           No te entiendo. Tu ambición de comerte el mundo parece haberte comido el cerebro.

-           ¿eso piensas de mí?

Lugo no supo qué responder. Rodrigo se puso su ropa, sonriente; volvió a palmearle levemente la mejhilla y salió del club.

Toda esa noche, Rodrigo la pasó cachando con la mujer que le había mandado la esquela: una ejecutiva limeña de unos 35 años, que vivió su propia película porno en el departamento del joven: le mamó la verga, él la sopeó, él se la metió en cuanta pose encontraron y luego expulsó su leche sobre las siliconeadas tetas de la mujer. A las cinco de la mañana, el casual escort se quedó solo en su cama.

Al anochecer del domingo, Rodrigo recibió una visita inusual en su departamento: Lugo.

-           ¿Qué tal la clienta de anoche? Sí, no pongas esa cara. Fuiste la comidilla entre los modelos, y en especial las modelos.

-           Sí, cachamos por plata. Ser prostituto no tiene nada de malo.

-           ¿Y dices que no has cambiado, Rodrigo? Te volviste un descarad…

-           Un momento, Lugo. ¿Por qué te afecta tanto mi vida?

Los ojos de Lugo comenzaron a llenarse de lágrimas.

-           No sé… no sé….

-           ¿Por qué ese dolor, Lugo? ¿Te has enamorado de mí, acaso?

-           ¡¡Estás loco!! ¡¡Loco de remate!!

Lugo se levantó como un resorte del sofá de Rodrigo y se fue hacia la puerta del departamento.

-           ¡Lugo! Gracias por quererme, pero vas a tener que aceptar lo que decido hacer con mi vida. Este soy yo. No cambiaré por ti ni por nadie. Mientras no te haga daño o no le haga daño a nadie más, haré lo que crea conveniente.

-           Ese es el punto, Rodrigo: me estás haciendo daño.

Un lloroso Lugo salió del departamento. Rodrigo no fue a perseguirlo, pero trató de entender esa reacción hasta que recordó las palabras de Raúl: perder para ganar.

-          Se estaba despidiendo mentalmente de Lugo cuando su celular sonó.

-           ¿Raúl? ¡Hola borícua! ¿Libre? ¡Claro! (…) ¿Posar desnudo?

XXX

Un mes después, Rodrigo aterrizaba en Lima. Raúl lo recibió y de inmediato se fueron a una casa antigua en Lince, donde se había organizado la locación. El acento caribeño del equipo de producción era evidente.

Raúl desapareció unos minutos y reapareció vestido con un traje colonial: una camisa anchísima, pantalones entallados y botas de cuero negro brillante. Conforme se tiraron las fotos, Raúl se fue despojando de todo, incluso de las botas, y comenzó a posar desnudo. Rodrigo se sorprendió cuando vio que su compañero y amigo comenzó a dejarse tomar mostrando su pene y sus pelotas. Mucho más, cuando Raúl mostró sus 19 centímetros en plena erección, en plena masturbación, en plena eyaculación.

Cuando se apagaron los reflectores, Raúl se acercó desnudo a un boquiabierto Rodrigo.

-          ¿Crees que puedas hacer algo parecido o mejor que yo?

 

(CONTINUARÁ)

 

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