miércoles, 27 de febrero de 2013

El Vigilante (18): Una prueba natural

Hunks of Piura

Escrito y creado por Hunk01

 

Marcos no entendía por qué su antiguo maestro le insistió en que se haga una prueba de VIH. Siempre que había estado con patas, había usado condón. Las pocas veces que estuvo con chicas, también.

A la mañana siguiente, más por curiosidad que por temor, fue al hospital. Casi a bocajarro le preguntó al vigilante del establecimiento dónde se hacían las pruebas. El custodio lo miró con extrañeza, y desconcertado le indicó cómo llegar. A Marcos le sorprendió que esas instrucciones se las dieran casi en secreto.

Sacando pecho, luciendo uno de los mejores cuerpos atléticos de Piura bajo una ropa ajustada fue hasta el consultorio. Entró. Algunos chicos que esperaban consulta, lo miraban con la misma extrañeza que el vigilante del hospital. Una enfermera lo atendió:

-          Vengo a ahcerme la prueba del SIDA.

-           Pero si vas a donar sangre, necesitas la referencia de Laboratorio.

-           ¿Donar sangre? Yo no quiero donar sangre.

-          Ahora la enfermera ponía la misma expresión de desconcierto. Marcos no entendía por qué. En la carpa de información, le dijeron que, incluso, ahora es un examen de rutina y que los medicamentos, bien tomados, mejoran la calidad de vida de los pacientes. Comenzó a percibir que algo no estaba bien.

-          Pasó con el psicólogo. Lo que iba a ser una consejería, terminó siendo una divertida conversación sobre sexo gay.

-           Oye, Marcos, si siempre te has protegido, ¿por qué quieres hacerte la prueba?

-           Es que un amigo mío lo tiene, y tuve relaciones con él, cuando estaba en el colegio, hace cinco años.

-           Pero, ¿usaste condón?

-           Sí. Yo mismo me lo puse. Bueno, aprendí ahí.

-           Mira, la verdad no pareces tener conducta de riesgo.

-           Ah, y una vez que lo hice a pelo con la mujer de mi primo.

-           ¿La mujer de tu primo?

-           Sí, vivo en su casa. Hicimos un trío, los tres.

-           ¿Los tres? ¡Vaya, qué liberal! Mira, eso pasó hace menos de seis meses. Aunque estuvieras infectado, la prueba te saldrá negativa.

-           Pero, ¿y los anteriores? Anoche me dijeron que basta una sola vez para contagiarse.

-           Bueno, en eso sí tienes razón. De acuerdo, hazte la prueba.

 

Al regresar a casa de Ricardo, un rico aroma lo envolvió. ¿Acaso Lidia había mejorado la sazón?

-          Primo, ¿tú?

-           Hola, Marcos. ¿Qué? ¿No puedo cocinar acaso?

-           ¿Y Lidia?

-           Todavía no viene.

-          Ricardo se volteó a vigilar la cocina. Tenía puesto un delantal, pero debajo, apenas  un slip, tan apretado, que se le metía por la raja del culo. Marcos se excitó con la imagen, pero mejor fue a ducharse.

-          Durante el almuerzo, Marcos le contó a Ricardo sobre su incursión por el hospital para hacerse la prueba del VIH: la misma cara de extrañeza.

-           ¿Te… sientes mal, primo?

-           No. Anoche me dijeron que eso era normal.

-           Bueno, normal, lo que se dice normal, quizás no tanto. Y… ¿qué dicen tus… análisis?

-           Mañana me los dan.

-          Marcos se puso a repetirle como loro toda la información que le habían dado la víspera, y la amena tertulia con el psicólogo del hospital.

-           Pienso lo mismo, primo. Si nunca lo hiciste a pelo, no era necesario.

-           La única vez fue cuando estuvimos con Lidia.

-          Ricardo lo miró asustado. Sudó frío. A Marcos no le gustó esa reacción.

 

Al filo de la medianoche, armando cabalgaba sobre la pinga de Marcos, quien lo agarraba por la cadera. La verga del peluquero, que tenía unos 18 centímetros, golpeteaba contra el six-pack del vigilante, . Marcos comenzó a tocarlo y frotarlo. Lo masajeó por un par de minutos, y  provocó que eyaculara en ese lapso. Fue una lechada profusa.

Además, estaba arrecho viendo cómo su pinga entraba y salía de entre las nalgas de armando.

-          Ay, Marcos, me arde el culo. ¿Ya te viniste?

-           Todavía.

-          Armando se levantó, y dejó libres los 17 centímetros de masculinidad de su amante.

-           Mastúrbate, papi.

-          Marcos se quitó el condón, se la corrió y se vino tras varios minutos, acompañado de un fuerte gruñido.

-          Ambos se bañaron juntos.

-           Oye, armando, ¿y tú te has hecho la prueba del SIDA?

-           La pru… ¿qué?

-           Ese examen para saber si…

-           Sí, sé lo que es. Pero yo estoy sano. ¿Cómo me preguntas eso? Además uso condón.

-          Armando se puso serio, se enjuagó y salió de la ducha. Marcos no entendió el aspaviento.

-          Luego, armando casi ni le habló. Le dio las instrucciones de siempre y se quitó. ¿lo habrá ofendido con la pregunta? Pero, si le dijeron que era lo más natural del mundo.

 

A la mañana siguiente, fue al hospital. Recogió los resultados, pero no los entendió.

Esperó consulta y entró a que el médico se los interpretara.

-          Felicitaciones, Marcos. No tienes nada.

-           ¿Seguro, doctor?

-           Mira, esta prueba no es ciento por ciento segura; sin embargo, viendo tu historia, le doy un alto grado de probabilidad negativa.

-           ¿Ah?

-           Es decir que es muy probable que no tengas nada. Si tienes  diarrea por más de un mes, fiebre con sudoración por las noches, inflamación de los ganglios, tos persistente e inexplicable, o enfermedades simples pero que no se curan con facilidad, entonces podríamos tener algunas alarmas.

-           Ah ya. Pero ¿Todo eso debe aparecer?

-           Mira, puede ser uno, dos o todos juntos. Pero al primer síntoma, o si empiezas conductas de riesgo, sí hay que descartalo con la prueba. O si no, regresa en seis meses.

-           ¿Y por qué la gente lo mira raro a uno cuando pregunta por el SIDA?

-           Ja, ja. Ja. Si supieras, Marcos, temor, ignorancia, o las dos. La desinformación es el mejor amigo del SIDA. Me alegra que lo tomes de manera natural.

-           Me dijeron que debo tomarlo de manera natural.

-          El médico entregó varios folletos sobre el tema, y le encargó repartirlos. Marcos lo hizo en el gimnasio y la peluquería. Todo el mundo lo miraba extrañado. La respuesta de Marcos era casi la misma: “Bien cojudo eres. Infórmate para que sepas qué hacer, huevón”.

 

A la semana siguiente, llegó a la peluquería. Era martes, y desde aquélla vez que le preguntó a Armando por la prueba, no había pasado nada de nada, por lo que Marcos, esporádicamente, se masturbaba.

Su primera sorpresa fue ver que el afiche donde promovía al Hair Cut ya no estaba.

La segunda sorpresa fue ver  al peluquero de buen humor, atendiendo a un cliente, quien le sonrió amablemente.

-          ¡Marcos!

-           ¿Leandro?

 

(CONTINUARÁ…)

 

©2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Contacta al autor: hunks.piura@gmail.com

 

 

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