miércoles, 13 de febrero de 2013

SOT-2013-007: Ius Veritas

Hunks of Piura

Por: SOT

 

31ENE2013

11:29

Ya reinstalado, mi primera misión es verificar unos datos en un pueblo cerca de Piura. Debido a que no habían movilidades disponibles, me he tenido que desplazar por mi cuenta, así que he llegado a este pueblo, con mucho sacrificio. Consigo toda la información, y estoy junto a un quiosco, esperando alguna movilidad de regreso.

A pesar de que me he contactado con la Comisaría local, no hay vehículos disponibles.

De pronto, un joven, tan alto como yo, evidentemente corpulento, se acerca a comprar un agua. Su rostro me parece familiar.

“¿Eres de acá?”, le pregunto.

Me afirma con su cabeza.

“Te vi hablando con la familia que visité hoy”, añado.

“Soy abogado. Un amigo pidió que visite a la familia”, responde.

Intercambiamos identificaciones.

“¿Está investigando el mismo caso?”, me pregunta.

“Verificando datos. Pero ya terminé. Ahora quiero ver cómo regreso a Piura”, le comento.

“Bueno… yo vine en mi moto… Si desea, puedo jalarloa la ciudad, y allí puede tomar el bus a Piura”.

La propuesta no me parece mala. Acepto.

 

11:44

Bajo el inclemente sol, recorremos el camino de tierra. Antes de abordar la moto, me doy cuenta que, a pesar de su aparente descuido, tiene espalda y brazos anchos, además de unas piernas y un trasero fuertes… y cierto ademán… pero, prefiero pensar que son ideas mías.

Los baches hacen imposible que mi pelvis no roce con sus nalgas. Intento concentrarme en su conversación, que es empleado público, que sigue algunos casos por su cuenta, y que está estudiando un curso de extensión. No puedo hacerlo, y mi pene se erecta. Sólo espero que cuando lo roce, mi jean disimule mi erección. El problema es que él, en vez de mover su trasero hacia adelante, lo afirma más contra mi paquete.

 

12:10

Llegamos al terminal de buses. Bajo cuidando que no se me note la erección.

“Te dejo mi tarjeta. Mejor me llamas como a esta hora, porque en la noche suelo estar ocupado”, me dice.

“¿Trabajo?”

“No. Mi jermita”, responde sonriendo. Lo dudo, pero entiendo el mensaje. Igual, le doy mi número recien estrenado.

 

12:25

En  el bus viajo con un colega.

“¿Y de dónde conoces a ese chico?”, me pregunta.

“De ahorita. Lo encontré haciendo mi diligencia”, le cuento.

“Ten cuidado. Su pareja suele hacerle escenitas”.

“Ah, ¿su jermita es celosa?”

“Celosa no. Celoso”.

No comento nada más. Finjo sorpresa.

 

2FEB2013

11:23

Descanso un poco en una de las cuadras de la Jefatura, cuando suena el celular. No reconozco el número.

“Hola. No se si te acuerdas de mí. Nos conocimos hace dos días”.

“Claro. ¿Qué pasó? ¿Alguna cosa nueva?”.

“No. Han llegado unos amigos de fuera, y vamos a comer un cebiche, tomar algo. ¿Por qué no vienes?”

Recuerdo la advertencia de mi colega: “Estoy cero balas. Para otra ocasión”.

“Normal. Te invito”.

“¿Y quienes van?”

“amigos, colegas”.

“¿Y… tu… jermita?”

“No. No pasa nada. Vente”.

 

12:45

A pesar que no me gusta caer de paracaídas, y de que la advertencia que me hicieron me da vueltas, aparezco en el local. Nada mal, uno de los mejores de Piura.

En una mesa, está el muchacho con otros tres amigos. Me reconoce, me llama y me presenta. Pedimos comida y bebemos cerveza. Me doy cuenta que uno de los muchachos y él se miran con cierto ¿afecto?, pero no le doy importancia.

DE VEZ EN CUANDO, EL CELULAR DEL MUCHACHO SUENA O RECIBE MENSAJES. ÉL INTERRUMPE LA LLAMADA, Y MENSAJEA.

“¿La marca?”, le pregunto, divertido.

“si se entera dónde estoy, no le va a gustar”.

“¿Y dónde estás, supuestamente?”

“En mi curso. Le estoy diciendo que tengo exámenes, que estaré ocupado”.

 

16:45

Me despido del grupo. Creo que ya fue suficiente. El muchacho se para y me dice que no me vaya, que lo acompañe a otra reunión. Me guiña el ojo.

 

17:02

Llegamos a un hotel perdido en Castilla. Vamos el muchacho, su amigo y yo.

“¿Qué hacemos aquí?”, le pregunto.

“Vamos a bañarnos antes… de ir… a la otra reunión”, me dice.

Su celular vuelve a sonar. Ahora sí responde: “amor, tengo exámenes relámpago. Voy a regresar tarde. Te llamo de aquí”.

El otro chico, con el que intercambiaban miradas algo más que afectuosas, sale desnudo y mojado del baño: es un moreno fibroso, algo alto, ni delgado ni grueso. Se acerca a mi oferente y lo besa en la boca: “¿Hasta cuándo vas a seguir con ese huevón”, le dice. El muchacho sonríe, se quita la ropa y entra a bañarse.

 

17:29

Los tres estamos desnudos, abrazados y besándonos la boca (con fuerte aliento a alcohol) y el cuerpo. El chico moreno está al medio, y alterna dándome el frente o la espalda; luego, se pone boca abajo y nos recorre hasta comenzarnos a mamar el pene y los testículos. El chico que me invitó y yo aprovechamos para besarnos, aunque también le pellizco las tetillas.

Después el moreno se pone en cuatro, y el otro chico, algo robusto, pero aún con cierta forma, lo penetra por el ano. Me mira, y me hace señas de que lo penetre. Lo hago.

 

17:57

No aguanto más y eyaculo. Increíblemente, el chico que me invitó sigue fornicando con el moreno. Me acuesto a un costado para verlos.

 

18:06

El moreno le pide que pare, porque le arde el ano. La acción finaliza. Mientras el moreno se va al baño, y el abogado se quita el condón, se acuesta a mi lado y me besa.

“¿Las diste?”, curioseo.

“No. Demoro como mierda”.

“Y, ¿qué tomas?”

“Cuando estudiaba en la universidad, me recurseaba como escort, así que aprendí a cachar sin vaciarme al toque”.

“¿Ibas al gym?”

“Sí. Pero hace años que lo dejé. Tú si vas, ¿no?”

“Por mi trabajo como policía, tengo que estar en forma”.

 

20:00

Tras hacerlo por segunda vez, esta vez penetrando alternadamente al moreno entre el abogado y yo, por fin eyaculamos todos. Nos bañamos y vamos a comer al centro.

Aquí sí me despedí.

“Vamos a hacer un tercer round”, me dice el moreno. “¡Ven con nosotros!”

“No. Tengo que hacer”.

Noto que el abogado que conocí sigue mensajeando.

“Parece que su jermita lo marca mucho”, le digo al moreno.

“Ay, qué jermita, ni qué nada. Es un infeliz al que se lo forra cuando no me visita o no lo visito. Conmigo sí culea bien”.

Igual, me despido.

 

9FEB2013

10:58

Suena mi celular de nuevo. Es el abogado: “¿estarás libre como para comer algo de aquí?”

“Sí. ¿Dónde te veo?”

“Por la Plazuela Merino”.

 

12:15

Nos encontramos. Nos saludamos. Nos vamos a almorzar.

 

13:33

El abogado está desnudo. Se acuesta a mi costado. Me besa. Estamos en el mismo hotel de la vez pasada.

“Oye, y qué milagro tu pareja no te llama ni te mensajea”, le observo.

“Nada huevón. Descubrió que no fui a clases la semana pasada”, me dice suspirando.

“¿Y cómo se dio cuenta?”

“Uno de mis patas escribió algo en Facebook, y luego él llamó a la universidad y le dijeron todo”.

“A la mierda. ¿No querrá ser policía?”

“No creo. El conchasumare de su ex lo ayudó”.

“¿en serio? No me digas que te vio”.

“No sé cómo lo hicieron, pero ya no quiere saber nada de mí, ni me contesta mis llamadas”.

“Debiste ser más sapo”.

El abogado se lebanta, va al baño, se coloca su boxer.

“Tengo que irme. Tengo unos amigos que necesitan algo de acción. Si quieres los llamo”, me dice.

Decido que lo mejor es salir juntos. Trato de ocultar mi sonrisa por esta tragicomedia. A todos nos pasa alguna vez, pienso.

 

©2013 Hunks of Piura Entertainment. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com

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