miércoles, 6 de febrero de 2013

SOT-2013-006: El precio...so

Hunks of Piura

26ene2013

22:00

Despierto en el calabozo. Sólo tengo mi ropa interior puesta. Estoy tratando de hacer memoria de todo lo pasado durante el día. Me siento desorientado, como cuando amanecí en aquella choza en plena selva.

Alguien entra. Es un colega joven, en ropa de civil. Con la poca luz existente, veo que tiene un rostro amable, por decirlo menos, y un físico algo formado.

“Buenas noches. Vine a ver cómo se encuentra”, me dice, educado.

“Vivo, creo”, le respondo.

“Mire: creo que sabe por qué está aquí. A la institución no le parece bien que se divulguen ciertas… intimidades. Merman la moral del personal”.

No respondo. No entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra.

“Una institución tiene reglas, y hay que cumplirlas”, insiste.

“¿qué quieren de mí? Me mandaron a morir a esa selva. ¿Quieren que muera aquí? ¿Igual que los militares?”, espeto.

El mmuchacho carraspea. “Voy a trasladarlo a otro lugar, donde estará más… cómodo; pero no podré liberarlo hasta recibir órdenes”.

“Están obligados a reinstalarme”, replico.

“Como le dije, sólo sigo órdenes”.

 

23:12

Una ducha fría me relaja. Ésta es otra área que desconocía. Son una especie de celdas, como una pequeña cárcel.

Me llama la atención que me dejaran ver la hora, y que ya estoy como diez minutos bajo el agua, con un jabón decente, y una toalla.

Entonces, el colega joven aparece: “Séquese. Fin del baño”.

Me da la impresión de que no sólo me ve a los ojos, sino que la mirada se le va por todo mi cuerpo; aunque podrían ser ideas mías.

 

23:45

Aunque me han sugerido dormir, lo único que hago es revolcarme en la cama que me dieron. Es cómoda, al menos. Sólo estoy cubierto por la toalla, pues me incomoda dormir vestido con algo.

El colega joven, antes de irse, me pidió reflexionar sobre mi conducta: el haber permitido que se conozcan las historias de cómo quienes trabajanmos brinando seguridad, y tenemos una orientación hacia las personas de nuestro propio sexo, disfrutamos.

Recordando cada una de esas historias, sólo consigo excitarme. Veo y verifico que esté solo. Comienzo a masturbarme, pero trato de no llegar al orgasmo.

Me quedo dormido.

 

27ENE2013

6:58

Mi colega joven llega a despertarme. Me pregunta si dormí bien. Sonrío sarcásticamente.

Debajo de la toalla que usé de cobija, mi pene amanece erecto, así que flexiono una pierna para que no se note.

Jala una silla, y se sienta a mi costado.

“No sé si conoce la historia de este culturista chiclayano, el que ganó un título nacional”, comienza a decirme.

“¿Se refiere al que salió en una web posando calato?”.

“ese mismo. Sabe que la Federación quiso quitarle el título”, continúa.

“Sin ninguna base. La cosa quedó allí. Si lo hubieran hecho, el chico pudo haberlos demandado por conducta discriminatoria”, alego.

“Posiblemente. Pero eso lo iba a exponer más. ¿Ha visto lo que se comenta de él en Internet?”

“Y aunque sea cierto, ¿qué tiene que ver? Su deporte es caro. ¿Acaso la Federación está dándole plata para que entrene con todas las de la ley? Usted y yo sabemos éso”.

Ese es el punto, colega, que lo legalmente permitido no siempre es socialmente aceptado. No es… políticamente correcto”.

“¿Qué otra opción tiene? Si viene a darme clases de moral, le recuerdo que mucha gente nos ve mal, porque coimeamos. Al menos, ese chico se la gana por su cuenta”.

Mi interlocutor carraspea de nuevo, y se queda mudo por unos segundos. “Báñese. Ahora le traigo su desayuno”.

 

11:22

El colega regresa. Trae mi ropa. Oculto mi alegría.

“¿sabe, colega? El muchacho del que hablamos más temprano volteo su tortilla”.

“¿a qué se refiere?”

“en su cuenta de Facebook, dice que está trabajando con una firma de suplementos. Parece que quien lo jaló es un culturista de acá, sobre el que también se comenta que por unos verdes grandes, le da el trasero, o lo que quiera”.

“¿Cuál es el punto?”

“¿qué daría por ser libre… SOT?”

“Depende de cuánto cueste mi libertad”.

 

12:10

La ropa de  mi colega joven está sobre el suelo. Toda.

Estoy acostado sobre la cama que me dieron, con las piernas un poco separadas, desnudo.

Mi colega me chupa mi pene, ya duro, tratando de succionarlo todo. Mis 19 centímetros no caben en su boca.

Luego me lame y succiona los testículos. Levanto un poco las piernas para que su cara recorra mejor mis genitales. Entonces, él baja por el perineo… y llega a rozar mi ano con su lengua. Hace que levante más mis piernas, y se queda allí por largo tiempo. Siento cómo uno de sus dedos se coloca en la entrada de mi orificio, y comienza a estimularlo. Alterna lengua y dedo. Me excita sobremanera.

Regresa a mis testículos y pene, al que devuelve su dureza.

Minutos después, me coloca un preserbativo, y comienza a sentarse sobre mi cadera. Mi miembro ingresa poco a poco en su recto. Jadea, y comienza a cabalgarme. Lo cojo de sus caderas, y le acaricio los costados. Él sólo jadea.

Luego se inclina. Busca que lo bese en la boca, y lo consigue.

Su cuerpo es formado, como dije, no voluminoso, pero tiene todos los grupos musculares marcados, especialmente los abdominales. A lo mejor practica karate.Aprovecho para bombearlo.

Después, se coloca en cuatro patas, y desde atrás lo fornico. Le acaricio la espalda. a veces se la beso. Mi cadera suena al chocar contra sus grandes nalgas. Su cuerpo es armónicamente bello, sin vellos.

Tras ello, se acuesta boca arriba, levanta sus piernas, y hace que lo penetre. Lo bombeo con fuerza. Se masturba, y se viene sobre su abdomen.

“Dalas, que me duele”, me dice.

Saco mi pene, me lo corro, y eyaculo, gruñendo sordamente.

 

13:14

Tras bañarnos y vestirnos, me hace firmar una papeleta de salida. Puedo ver que allí dice que debí abandonar el lugar ayer al mediodía. Se lo observo.

“Como te dije, cuánto cuesta tu libertad”.

Comprendo. Me dispongo a salir. Me retiene.

“Si quieres, cuenta lo que pasó aquí. Pero si pones mi nombre, ya sabes”.

Me besa en la boca.

“Tranquilo”, le digo.

“ah. Y no entiendo, por qué no renuncias y haces una carrera en el porno. Tienes potencialidades: buen cuerpo, resistencia, buena pinga”.

“Me gusta mi trabajo”.

“Tu pinga es más grande que la del chiclayano”, me dice, y sonríe.

“A ver si nos atraca un trío”, le respondo sonriendo.

 

22:47

Despierto sobresaltado. Afuera, las luces de la calle pasan velozmente.

“¿sabe dónde estamos?”, me pregunta un chico en el asiento de mi costado.

Veo de nuevo por la ventana.

“Barranca”, le digo.

“¿Cuánto falta para Piura?”

“Como doce horas”.

“espero no aburrirte”.

 

28ENE2013

16:29

El hotel donde me citó mi compañero de viaje no es ostentoso. Toco la puerta de la habitación. Me abre.

Nos abrazamos como viejos conocidos, nos besamos como los últimos amantes, hacemos el amor como animales hasta expulsar nuestro semen casi al mismo tiempo.

“¿Te sucede algo?”, me dice.

“Nada. Es bonito volver a casa”.

 

Escrito por SOT. ©2013 Hunks of Piura Entertainment. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com

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