jueves, 6 de febrero de 2014

The Bar's Boys (2)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

 

Por: Nug Huyur

 

Capítulo II: Haciendo Amigos. (Parte II)

 

En la esquina de la calle Bolívar con Lima, se encuentra un pub. Un bar diferente, un pub solo para chicos, para aquellos hombres que gustan de otros hombres, o como reza su letrero, sobre la puerta central: THE BAR’S BOYS. Un local particular,  un lugar distinto para un público como tú y yo. La única restricción del bar, es una condición, nacida del público asistente, “Debes ser discreto o caleta”. El bar posee una arquitectura y un diseño interior irreverente, las paredes lucen un tapiz en madera, y sobre este, cuelgan posters de Ricky Martin, Culture Club, Freddie Mercuri, entre otros. En el’estéreo’ Culture Club suena con su “Do you really want to hurt me”, las luces tibias y color amarillas le dan una mezcla a pub moderno y varonil. En la barra, Romeo, uno de los mejores barmans de la ciudad y la región. Es un chico de 1.75 de estatura, atlético, ojos verdes, gomina en el pelo, chaqueta naranja, con un polo color leche apretadito, haciéndole resaltar sus pectorales, un pantalón ajustado de color negro, remarcándole sus glúteos prominentes. Mientras termina de limpiar la barra, llega Anthony, el cual luce agotado y cansado, casi con la respiración en falta, toma un respiro, jala un banco, y se sienta.

  • Un Whisky en las rocas, Romeo  - ordenó
  • Claro Anthony, y eso, ¿Por qué tan temprano por el Bar?
  • Nada Romeo, problemas, en los que no debí meterme, me das el whisky, por favor
  • Si claro, sírvete – dijo Romeo, mientras en una copa con hielo, vertía el líquido color amarillo.

Anthony cogió el vaso y en una se tomó. 

  • Otro por favor, pidió.
  • ¿Estás seguro?

Romeo no hizo más preguntas y se limitó a servirle. Mientras su mente y su mirada, aún recordaba los ojos de Julius, acusándolo. Maldición, si no hubiese llegado, si nunca hubiese subido al baño de ese centro comercial, nada de esto hubiera ocurrido, pensó Anthony, mientras tomaba un segundo whisky. Pero lo que más le preocupaba a Anthony no era eso, sino lo que pensaría Cristhian, el joven que acababa de conocer en la mañana. Durante una entrevista, para unos departamentos que le iba a vender. Aún recuerda como fue todo. Cristhian, y su pareja llegaron a su oficina en busca de un depa para los dos, mientras Cristhian estaba concentrado viendo los modelos de apartamientos y costos. Ángel no paraba de hacerle ojitos a Anthony. Aunque este último se jactaba de moderno, Ángel había encontrado su lado activo. Y no paraba de coquetearle con la mirada. Cuando se fueron, Ángel aprovechó el apretón de manos para darle una nota. Cuando la abrió, esta decía: “Me llamo Ángel, mi número 765553202, llámame en la tarde.” Anthony no le prestó importancia, pero igual guardó el papel. Para la tarde después del trabajo, había quedado con Julius, un amigo suyo, en ir a “Via Plaza”, un centro comercial del centro de la ciudad. Pero Julius, desistió al final, igual Anthony fue, necesitaba unos artículos. Pero antes de ir a comprar, subió a los baños, como casi siempre, el lugar estaba vacío, entonces se mojó el cabello, y se fue a los urinarios. Escuchó abrir la puerta, y apareció Ángel, a la altura de los urinarios.

  • Hola, guapo ¿Qué haces por aquí tan solito?
  • Aquí orinando, no ves – dijo él mientras se sacudía el pene.
  • Si ya veo, pero aun esta dormidita, déjame y la despierto.
  • ¡Qué! – Dijo sorprendido – e…espera

Trató de guardar su miembro en el pantalón pero fue inútil, Ángel fue más rápido, y en menos que canta un gallo, Ángel ya tenía el pene de Anthony en la boca, empezó a acariciarlo con la lengua, hasta lograrlo poner duro, Anthony lo hizo retroceder hasta la pared. Cuando ya lo tenía parado, lo empezó a lamer como chupetín, rodeaba la cabeza del pene, con su lengüita. Lo lamía de arriba abajo, y luego se lo metía todo hasta el fondo. Anthony se sentía en las nubes, y sentía su pene, endurarse, más y más. Ángel ante tal incitación continuaba, pues era una forma de aprobar lo que hacía. Anthony sin aguantarse más lo levantó, y en una abrió  el baño para discapacitados, que era el último y contiguo a ellos, y metió a Ángel ahí. 

  • Ay, pero no seas brusco
  • Mira no te quejes, bien que quieres – respondió Anthony
  • ¡Ay papi!

Dentro del baño, Anthony cerró con llave, empujó  a Ángel contra la pared, lo besó apasionadamente, bajó por su cuello, y con su lengua jugó en el cuello, debajo de su oreja. Mientras sus manos repasaban todo el cuerpo de Ángel. Ángel se sentía en el cielo, lo abrazaba y no podía creer lo que estaba pasando. Anthony lo giró, le levantó el polo, desabrochó el jean de Ángel, y en una se lo bajó con todo, lo miró, apretó sus nalgas, se arrodilló, le abrió esos prominentes glúteos y vio su hoyito cerradito, y se lo lamió,  una y otra vez, pasó la lengua en derredor de aquel huequito, y le mordió nalgas. Se puso en pie, le sobó su miembro contra el poto de Ángel. Ángel respiraba, agitado de placer. Anthony se puso el condón, le hechó algo de saliva, tanto a su verga como al ano de Ángel, y en una se la metió.

  • Auuu! – gritó
  • Calla mierda, aguanta, no hagas bulla
  • Si, papi, si, sigue, sigue, ahhh, ahh, ahh.

Anthony se la empujó una, y otra y otra vez, Ángel no lo podía creer. Las paredes, el wáter y todo ese espacio eran testigo de eso. Hasta que Anthony apretó los dientes, las manos en la cintura de Ángel y luego sonrió. Anthony se había venido dentro de Ángel.

  • Wow, nunca pensé hacerlo aquí – dijo Anthony mientras intentaba sacar su pene. 
  • No. Espera, espera, no la saques deja sentirla como se baja
  • Eres un loco, y tu pareja.
  • No malogres el momento, ¿sí?.
  • Asu,  sí que sabes excitar a alguien. – le dijo Anthony
  • No  papacito, eres tú, tienes una verga bien rica. – contestó melosamente Ángel.

Anthony sacó su pene de Ángel,  botó el condón al wáter y bombeó, se subió los pantalones, se arregló. Se aseguró que no haya nadie en los urinarios. Salió y luego Ángel. Se fueron a los lavaderos. Se lavaron la cara. Como era la costumbre, Anthony se hechó agua al pelo.

  • Sabes estuvo rico, gracias – dijo Ángel 

Y lo besó, una sombra apareció a la altura de la pared que separa los lavaderos de los urinarios, y empezó  a aplaudir.

 

Continuará….

 

© 2014 Hunks of Piura Entertainment. Ésta es una obra de ficción: cuialquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario