sábado, 23 de enero de 2016

La Agencia (8)

Por Hunk01

 

Lugo no podía creer lo que veía en la cama y mostró cierto pudor… y no porque Rodrigo lo viera desnudo.

-          estoy sudado… quiero ducharme antes de probarme esto… Yo…

Lugo sintió que sus ojos se humedecían en lágrimas y corrió al baño. Cerró la puerta sin seguro. Allí, frente al espejo, solo atinó a llorar, sin tener una razón clara. ¿Vergüenza? ¿alegría? ¿emoción?

-          Luguín, ¿estás bien? Huevón, abre la puerta.

Rodrigo descubrió que la perilla cedía, e ingresó al baño. Vio  a Lugo con la cabeza gacha, se conmovió, lo hizo girar y lo apretó fuerte contra su pecho. Lugo ahora sí que desató el llanto.

-           Mis viejos se parten el alma para darme estudios. Nosotros hemos sufrido mucho. Nunca nadie hizo esto por mí.

-           ¿esto, Lugo? ¿Cómo esto?

-           Tener este… detalle.

Rodrigo sintió que esa inexplicable tristeza regresaba a su ser. Tomó la barbilla de Lugo, la proyectó suavemente hacia su cara. Lentamente besó a su amigo.

-           Yo también estoy sufriendo, pero la vida me comenzó a premiar. Ahora quiero celebrarlo con la gente que ha sido buena conmigo. Tú has sido bueno…

Rodrigo no pudo proseguir. Abrazó fuertemente a Lugo y también lloró.

Poco rato después, las ropas de ambos quedaron regadas por el suelo, mientras compartían la ducha. Sus cuerpos mojados, humectados por el jabón líquido, permitían el contacto perfecto. Sus pingas duras estaban oprimidas en ese piel-con-piel.

La faena siguió sobre una de las camas, donde Rodrigo le hizo el amor con mucho cariño y dedicación a Lugo, penetrándolo de una forma distinta, recorriendo su cuerpo de una forma distinta, mirándolo de una forma distinta, sintiendo de una forma evidentemente distinta. En medio del frenesí, el dientoncito  solo repetía “te quiero” con tanta ternura, que suavizó la embestida viril de su amigo, su colega, su compañero… ¿acaso podía ser algo más?

Rodrigo eyaculó con un fuerte suspiro. Ambos se besaron interminablemente.

XXX

Lugo descansaba sobre el pectoral de Rodrigo, mientras escuchaba la historia de las imágenes filtradas, como una forma de reprimir ese vacío en el estómago que temía identificar.

-          También las vi, Rodri. Pensé que solo sería simular.

-           En cierto modo lo es. Finjo estar arrecho, pero la verdad es que solo cacho mecánicamente. Total, me pagan extra por cada eyaculación.

-           Pero, igual me parece que estás gastando rápidamente ese dinero. ¿Cuánto te está costando todo esto?

-           Luguín, mientras sea feliz y tú seas feliz, la plata es lo de menos. ¿Vamos a celebrar?

Lugo sonrió, simulando el desconcierto por las respuestas de Rodrigo, quien parecía no tener conciencia ni del bien ni del mal sino solo su conveniencia; así que mostró su blanca y evidente dentadura. Aceptó. Se duchó al toque y se probó la ropa: estaba perfecta.

Al filo de la medianoche, salieron de los bungalós. El mismo taxi que los había traído de Piura estaba esperándolos. Despertaron al conductor y se fueron al centro de La esmeralda. Entraron a una discoteca, y se dedicaron a bailar, a conocer gente. Lugo apenas si probó un vaso con vodka; en cambio Rodrigo sí fue por más de uno. Lugo trató de que Rodrigo no se le escapara de su vista, incluso si iba al baño. Amighos y amigas de la universidad coincidieron con ellos y se hizo un gran grupo, como de 15 personas. Rodrigo pagó todas las rondas.

Cuando Lugo vio su reloj eran casi las cuatro y media de la mañana. En medio del baile y la diversión, Rodrigo había desaparecido de su vista, así que comenzó a buscarlo porque se sentía cansado y ya quería ir a dormir.

Recorrió la discoteca, hasta que volvió a pasar por la barra y vio a un chico y una chica besuqueándose. Cuando esos dos separaron sus labios, la chica le dio a su galán algo parecido a un porro. Una ráfaga de luz permitió identificar a Rodrigo, quien, además, tenía la camisa abierta casi a nivel de su abdomen, por donde la chica metía sus manos. Cuando Lugo confirmó que se trataba de Rodrigo (quien parecía no darse cuenta del entorno), se quedó como piedra y a punto de llorar.

XXX

A las cinco cerraron el local. Los amigos de Lugo se habían dispersado. Un mozo se acercó y le dio la cuenta a Rodrigo, quien seguía con la camisa desabotonada, lo que permitía contemplar sus pectorales y abdominales hábilmente trabajados en el gimnasio(el mozo tragó saliva). Rodrigo se escandalizó, pero ¿qué mierda? Sacó su tarjeta de crédito y pagó.

- Disculpa, pata. ¿Dónde está el chico con el que vine?

- ¿el joven de la camisa turquesa? Se fue hace media hora.

- ¿se fue? ¿A dónde?

El mozo negó haciendo una mueca ignorante.

Rodrigo se abrochó la camisa, salió del local

Afuera seguía el taxi que contrató. Despertó al chofer.

-          ¿Vio a mi amigo?

-           Sí. Me pidió que lo llevara al hotel…

-           ¿entonces está descansando en los bungalós?

-           No, joven. Lo llevé a recoger algo, lo traje de nuevo y se fue con sus amigos en una camioneta.

-           ¿Co-cómo?

-           Le dejó una bolsa atrás.

Rodrigo se asomó: eran las bolsas donde había traído la ropa que le había regalado. Abrió la puerta del carro y luego las bolsas. Rodrigo, desconcertado, vio el regalo arrugado dentro del plástico.

-           ¿Por qué hizo esto?

El chofer carraspeó.

-           Me dijo que, cuando yo lo recogiera a usted, que le dijera que ya no lo busque más.

Rodrigo rugió y dio un golpe a la bolsa. Sollozó.

-           ¿Hace cuánto se fueron?

-           Cinco minutos. No más.

-           Sigámoslos.

-           Pero…

-           ¡¿No escuchaste, carajo?! ¡Te dije que los sigamos!

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2015 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares y situaciones es pura coincidencia.

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