sábado, 12 de marzo de 2016

La Agencia (13)

Por Hunk01

 

Portarse bien dio buenos resultados a Rodrigo. Su personaje no solo se mantuvo sino que llegó a tener tanta importancia como el de un antagonista, desplazando por ratos al antagonista oficial. Y aunque la actriz principal se negó al pedido de la producción a ser penetrada por el actor novato, no tuvo más remedio que interpretar candentes escenas de sexo. Le costó trabajo a todo el mundo ocultar la erección, y tras el grito de “¡corten!”, Rodrigo pasaba varios minutos en el baño, masturbándose.

el actor principal, quien antes solía ser amistoso con el muchacho, se tornó algo lejano, hostil por ratos.

Rodrigo se lo comentó a santiago.

-          Es lógica su reacción; le comenzaste a robar pantalla.

-           Pero yo no quiero hacer eso.

-           Aunque no lo quieras es inevitable… pero lo podemos arreglar.

El protagonista se llamaba Raúl, un tipo boricua, alto, con tanta musculatura como santiago, cabello castaño, muy introvertido. Solía pasarse buen tiempo hablando por teléfono con su familia, o eso parecía.

Aprovechando la fiesta nacional de la isla, Rodrigo se acercó en un descanso y lo invitó ese fin de semana a pasarlo en su departamento, celebrando. Que él elija qué gente querría que asista. El actor le contestó que no celebraría, sino que se pasaría el fin de semana ensayando sus libretos, pues la novela entraba al último mes.

Santiago sonrió cuando Rodrigo se lo contó.

-           Sobrado imbécil, como si yo no supiera que ha cachado hasta con el conserje.

-           ¿También le entra a la nota?

-           ¿Cómo crees que obtuvo el protagónico? La vaina es que cuando eres versátil, tienes más posibilidades, por eso él se hace el sobrado.

-           ¿Ya te lo cachaste?

-           Aún no. Pero sí me consta que se le hace agua cuando se me para.

Casi al finalizar esa semana, Rodrigo acavó de grabar su escena y se fue al camerino a cambiarse de ropa para regresar a su casa. Apenas abrió la puerta, se quedó de piedra. Santiago le horadaba el culo al protagonista con una velocidad digna de pistón. Rodrigo no sabía si entrar o salir de nuevo. Santiago lo vio, le hizo un ademán de actuar con rapidez. Pudo leer “cierra la puerta, carajo” de sus labios. Rodrigo le obedeció sin dejar su expresión de asombro.

Santiago perdió la concentración y bajó su intensidad.

-           ¿qué pasa, ne…?

El protagonista se asustó al ver a Rodrigo contemplándolos. Se levantó violentamente y se abalanzó contra su compañero. Rodrigo lo eludió. Santiago fue tras el protagonista y lo retuvo contra la pared.

-           No te atrevas a tocarle un pelo. Ahora él sabe lo mismo que yo, así que si valoras tu imagen, anda tranquilo.

Rodrigo no supo qué hacer. Se desvistió y se encerró en la ducha. Volvió a masturbarse.

XXX

Por la noche, andrés fue al departamento de Rodrigo. Otra vez, ese fin de semana se irían a la playa, pero ahora más lejos. Máncora o Punta sal eran las alternativas. Tras revisar presupuestos y opciones de alojamiento, se relajaron un poco.

-          Rodrigo, ¿sabes hacer el beso negro?

Rodrigo lo miró extrañado.

-           ¿Por qué?

Andrés le contó la experiencia con Santiago.

-           Ya te dije, Andrés. Solo alucina que es una jerma.

-           Es que, ni siquiera se lo hice a una jerma.

-           ¿Quieres aprender?

Ambos chicos se desvistieron, y comenzaron a acariciarse y besarse. Estaban muy calientes.  Entonces, Rodrigo se puso en cuatro, y comenzó a instruir al chofer.

-           Bésame las nalgas… así… así.. más adentro… más… más…. Ahí… ahora lámelo… así… eso… juega con tu lengua… ahhh… ahh… sigue… Lo haces rico… así… chúpame el culo…

Andrés sentía que la leche le estallaría en cualquier momento, así que agarró firmemente las caderas de Rodrigo y comenzó a sobarle su verga hasta que el semen saltó. Andrés respiraba por la boca, aliviado. Rodrigo fue al baño a limpiarse y a masturbarse. Andrés se vistió rápidamente.

-           Me tengho que ir. Nos vemos el sábado temprano.

Rodrigo sonrió. Se sentó desnudo, buscó un porro de marihuana, pero no halló nada; entonces, comenzó a masturbarse de nuevo para liberar tensiones. Apenas comenzaba cuando escuchó toques en su puerta. “¿De qué se habrá olvidado Andrés?”. Sin vestirse fue a atender.

Era Lugo.

Rodrigo se sorprendió.

Lugo no dijo nada y se fue corriendo. Rodrigo fue tras él.

Habría bajado desnudo hasta la calle, de no ser por una señora que lo vio y comenzó a dar gritos. Rodrigo se asustó y volvió a refugiarse en su departamento. Llamó a Lugo repetidas veces a su celular pero no fue respondido. Rodrigo recordó por fin dónde tenía los porros. Fue hasta su cómoda, los sacó todos, de ahí alcanzó el retrete en su baño y presionó la palanca. “No más alucinaciones”, pensó.

XXX

El viernes, al regresar de su trabajo, halló correspondencia. Era el estado de cuenta de su tarjeta de crédito. Rodrigo se quiso caer de espaldas: su fortuna de seis dígitos había perdido tres de ellos. Apenas le quedaba 254 dólares. Vio los detalles. Cuatro páginas de cuentas y más cuentas. ¿en serio había gastado su fortuna en todo eso?

Al día siguiente lo primero que hizo fue ir al banco a pedir explicaciones, aunque Carlos le había adelantado que el banco nunca pierde. Previamente llamó a Santiago para decirle que se demoraría un poco, que vayan avanzando y que él llegaría por su cuenta.

Hizo algo inteligente: usó parte de su saldo para pagar los costos, transfirió el resto a su cuenta de ahorros y canceló la tarjeta. Bajó al cajero a sacar efectivo para el viaje y se fue a buscar un taxi para Máncora.

Dos horas después, estaba entrando al serpentín antes de llegar a Los Organos, cuando vio que el tránsito avanzaba lento porque una patrulla policial obstruía la circulación. Más allá había un trailer parado, y tras él una columna de humo blanco.

Suspiró resignado. Esperó su turno para pasar. Cuando avanzaron y superaron el atasco, vio una grúa que terminaba de halar un vehículo hecho chatarra, y unos bomberos que ayudaban al rescate. Rodrigo se persignó y pidió al chofer que acelerara.

Llegó al hotel donde habían quedado con sus compañeros, pero le dijeron que no habían llegado aún. Llamó a Santiago a su celular. Timbró varias veces pero nadie le respondía. El celular del productor sonaba como apagado. Llamó, al fin, a Andrés.

-           ¡Oe, huevón, no me digas que se fueron a Punta Sal!

-           No, joven… estamos en Talara.

-           ¿Talara? ¿qué mierda pasó?

-           Nos accidentamos… Sus dos amigos… fallecieron.

 

(CONTINUARA)

 

© 2016 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.

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