sábado, 2 de abril de 2016

La Agencia (16)

Por Hunk01

 

Como la novela aún no entraba en promoción, Rodrigo decidió regresar a la agencia de modelaje. Su mentora se sorprendió al verlo, y mucho más cuando le comentó el propósito de su regreso.

-          Pero, Rodrigo, no puedo pagarte lo que te correspondería ahora.

-           Págame lo que siempre me has pagado. No quiero oxidarme.

La productora le sonrió y le hizo un ‘booking’ para un desfile en un club del centro de Piura.

Ese fin de semana, Rodrigo estuvo puntual en el improvisado camerino de caballeros, paseándose con una toalla anudada a la cintura y listo para vestir la primera prenda. Estaba desnudo cuando alguien se sentó a su costado. Rodrigo lo miró con una sonrisa amable.

-           ¿Cómo estás, Lugo?

-           Bien… ¿t-tú?

-           Bien también. Listo para salir a la pasarela.

Rodrigo dio unas palmaditas cariñosas a Lugo, y ya vestido, fue a que lo maquillaran.

Al término de la actividad, una asistente alcanzó unos papelitos a Rodrigo. Eran esquelas de una admiradora que le ofrecía dinero a cambio de compañía toda esa noche. Rodrigo sonrió para sí mismo. Estaba desnudo de nuevo cuando Lugo lo abordó otra vez.

-           ¿Qué te pasa, Rodri?

-           ¿Qué me pasa de qué?

-           No eres el mismo.

Rodrigo sonrió ampliamente.

-           Nadie es el mismo nunca, Lugo.

-           No te entiendo. Tu ambición de comerte el mundo parece haberte comido el cerebro.

-           ¿eso piensas de mí?

Lugo no supo qué responder. Rodrigo se puso su ropa, sonriente; volvió a palmearle levemente la mejhilla y salió del club.

Toda esa noche, Rodrigo la pasó cachando con la mujer que le había mandado la esquela: una ejecutiva limeña de unos 35 años, que vivió su propia película porno en el departamento del joven: le mamó la verga, él la sopeó, él se la metió en cuanta pose encontraron y luego expulsó su leche sobre las siliconeadas tetas de la mujer. A las cinco de la mañana, el casual escort se quedó solo en su cama.

Al anochecer del domingo, Rodrigo recibió una visita inusual en su departamento: Lugo.

-           ¿Qué tal la clienta de anoche? Sí, no pongas esa cara. Fuiste la comidilla entre los modelos, y en especial las modelos.

-           Sí, cachamos por plata. Ser prostituto no tiene nada de malo.

-           ¿Y dices que no has cambiado, Rodrigo? Te volviste un descarad…

-           Un momento, Lugo. ¿Por qué te afecta tanto mi vida?

Los ojos de Lugo comenzaron a llenarse de lágrimas.

-           No sé… no sé….

-           ¿Por qué ese dolor, Lugo? ¿Te has enamorado de mí, acaso?

-           ¡¡Estás loco!! ¡¡Loco de remate!!

Lugo se levantó como un resorte del sofá de Rodrigo y se fue hacia la puerta del departamento.

-           ¡Lugo! Gracias por quererme, pero vas a tener que aceptar lo que decido hacer con mi vida. Este soy yo. No cambiaré por ti ni por nadie. Mientras no te haga daño o no le haga daño a nadie más, haré lo que crea conveniente.

-           Ese es el punto, Rodrigo: me estás haciendo daño.

Un lloroso Lugo salió del departamento. Rodrigo no fue a perseguirlo, pero trató de entender esa reacción hasta que recordó las palabras de Raúl: perder para ganar.

-          Se estaba despidiendo mentalmente de Lugo cuando su celular sonó.

-           ¿Raúl? ¡Hola borícua! ¿Libre? ¡Claro! (…) ¿Posar desnudo?

XXX

Un mes después, Rodrigo aterrizaba en Lima. Raúl lo recibió y de inmediato se fueron a una casa antigua en Lince, donde se había organizado la locación. El acento caribeño del equipo de producción era evidente.

Raúl desapareció unos minutos y reapareció vestido con un traje colonial: una camisa anchísima, pantalones entallados y botas de cuero negro brillante. Conforme se tiraron las fotos, Raúl se fue despojando de todo, incluso de las botas, y comenzó a posar desnudo. Rodrigo se sorprendió cuando vio que su compañero y amigo comenzó a dejarse tomar mostrando su pene y sus pelotas. Mucho más, cuando Raúl mostró sus 19 centímetros en plena erección, en plena masturbación, en plena eyaculación.

Cuando se apagaron los reflectores, Raúl se acercó desnudo a un boquiabierto Rodrigo.

-          ¿Crees que puedas hacer algo parecido o mejor que yo?

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2016 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.

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