sábado, 9 de abril de 2016

La Agencia (17)

Por Hunk01

 

Tres meses después de ese viaje a Lima, Rodrigo viajó a Miami para asistir a la presentación de la novela. Al mismo tiempo, la sesión de fotos que Raúl hizo desnudo, erecto, masturbándose y eyaculando salió en una revista gay. Fueron casi 30 fotos seguidas de las que hizo Rodrigo, vestido en traje de cowboy, el que se fue quitando de apocos conforme se pasaba las páginas: camisa desabotonada, camisa abierta, sin camisa, quitándose el cinturón, desabrochándose el estrecho jean, bajándoselo, jugando con su cuerda en ropa interior suelta, bajándose la ropa interior, sin ropa interior pero cubriéndose con el sombrero, mostrando el culo, de frente y sin cubrirse con el sombrero, comenzándose a masturbar, excitado, disparando su semen sobre su abdomen de tabla de lavar.

La reunión se hizo en un hotel discreto en Miami Beach, donde Rodrigo fue el centro de atención. Durante la fiesta, se prostituyó con dos mujeres al mismo tiempo y un varón; por eso, casi ni se le vio en la celebración. Cuando terminaba de atender a su último cliente, y mientras se quitaba el condón, recibió una oferta inesperada: hacer un par de escenas porno straight. Se lo contó a Raúl.

-          Si te sientes cómodo con la escena y la oferta, hazlo. Pero si tienes dudas, piénsalo bien.

-           ¿Qué es lo peor que podría pasarme?

-           Bueno, famoso ya eres. En todo caso, que la actriz tenga alguna infección en su vagina o hasta VIH y te lo contagie.

-           Puta. Mi primera escena en la novela fue metérsela a pelo a la vedette.

-           Hazte la prueba. No es complicado. Si quieres te acompaño mañana a una clínica  en Key Biscayne donde tengo un médico de confianza.

Era la primera vez que Rodrigo se practicaba un ELISA. Las palabras del médico, si bien despejaron sus temores, no redujeron su inquietud. Raúl se lo llevó a comer (aunque Rodrigo ni probó bocado), y cuando regresaron… el resultado fue negativo: estaba sano.

Tres días después, viajó hasta Fort Lauderdale donde estaba la locación para sus escenas. La primera la hizo con una chica flaca y rubia que todo el tiempo gritaba “fuc me, fuck me”. A pedido de Rodrigo, se usó condón. Le pagaron menos, pero se sintió más seguro. La segunda escena fue… ¡con su amiga, la vedette! Casi no podían grabar porque se la pasaron riendo a carcajadas por las bromas de la experimentada mujer. Debido a que la mayor parte del equipo no hablaba castellano, ella decía cosas chistosísimas, mientras abría las piernas, que solo eran celebradas por su compañero de escena y algún técnico.

En el mes que Rodrigo se quedó en estados Unidos, visitó también Los Angeles, Boston y Nueva York. En todos los sitios tuvo uno o dos clientes que lo buscaron para prostituírlo y en Hollywood hizo una escena porno straight y otra gay, lo que le permitió tener un contrato por todo ese año para trabajar en un estudio que acababa de lanzarse. Su nombre straigt era Ultimate Juan, y el gay era Latin Jean.

Cuando la novela ya estaba al aire, mejor dicho disponible en el cable y sin censura, regresó al Perú. Tenía dos maletas de más respecto a la única que llevó de viaje. Al abandonar la salida internacional del Jorge Chávez, sintió que algunas miradas se clavaban sobre él. Se puso sus lentes oscuros (a pesar del cielo gris limeño) y salió a buscar un taxi. Al llegar al hotel, tomó una larga ducha y se acostó desnudo mirando al techo para ordenar su vida. No perdió mucho tiempo y fue a un banco a depositar el dinero extra que había traído gracias a la prostitución y la pornografía. Se prometió no cometer el mismo error de unos meses antes. Comenzaría a ahorrar.

Dos días después aterrizaba en Piura. Uno de los controladores de la línea aérea se lo quedó mirando con lascivia. Rodrigo le sonrió y siguió su camino. Obvió a los taxistas y se fue de frente al encuentro de su primo Carlos, a quien había encargado su departamento.

-           ¿Cómo quedó Piura?

-           Piura bien. Cuando se enteren que regresaste, será la jarana completa.

-           ¿A qué te refieres?

-           Hace como cuatro o cinco noches, unas tías fueron a rezar el rosario frente al edificio. Pensé que era una novena o esas huevadas, y no. Estaban rezando contra la perdición de la juventud piurana.

-           Jajaja. No me digas que soy el antihéroe de turno.

-           Opacaste a un alto gerente municipal que está acusado de malversación de fondos.

-           Somos una sociedad bien mierda, Carlos: apedreamos al que se calatea, absolvemos al que se cubre.

Al llegar a la puerta del edificio encontraron varias estampitas de san Judas Tadeo y María Auxiliadora regadas en el suelo. Rodrigo sonrió y subió.

-          La señora que meses antes gritó cuando Rodrigo salió desnudo tras Lugo lo vio y se persignó. Rodrigo no pudo guardarse una sonora carcajada. “Satanás ahbita aquí”, se oyó a lo lejos.

Rodrigo puso las cosas sobre su querida cama. En ese instante, tocaron el timbre de su departamento. Era el casero.

-           Joven, qué tal. Mire, hace unos días vino una pareja de esposos y están buscando departamento. Me ofrecieron una buena cantidad, y me preguntaba si… ahora que usted es famoso… si va a seguir ocupando este departamento.

-           ¿Me está desalojando? Mi contrato vence en cuatro meses aún.

-           Ehhh… no, no… es que…

-           ¿Cuánto le ofrecieron de más? Puedo pagárselo.

-           No, no… no es eso… es que…

-           ¿es que no quieren como vecino a un actor porno? ¿es eso?

-           No, joven… mire, no es por mí, pero los vecinos me dijeron….

-           Entiendo. Mire, déjeme organizar mis cosas y conversamos bien.

-          Cuando Rodrigo cerró la puerta, se fue a sentar tranquilamente en su sofá. Carlos, quien vio toda la escena, le palmeó el masivo bíceps.

-           Lo siento, primo.

-           No. No lo sientas. Me dejaré derrotar para poder vencer.

-           ¿Qué dices?

-           Dejaré el depa. ¿Sabes si algún empresario en quiebra está vendiendo su casa de playa?

-           Pues… tu viejo.

Rodrigo miró extrañado a Carlos.

-           Por favor, averigua a cuánto la vende. Esa casa estará más segura en mis manos que en las de un extraño.

-           Pero tu viejo no te quiere ver. Es más, después de la novela y esas fotos, ya ni sale a la calle. Dice que se irá a Lima.

Rodrigo respiró profundamente y se quedó en silencio largos minutos reflexionando lo que iba a decir y hacer. Tomó su celular y llamó.

-           It is about my contract. I’m wondering if you would be interested in producing the videos here in Peru. I can get a place.

Rodrigo colgó. Carlos ahora era quien miraba extrañado.

-           ¿Qué vas a hacer?

-           ¿es complicado crear una empresa?

-           No mucho; solo necesitas dinero y papeles y…

-           Porfa, necesito armar una empresa que le alquile la casa a mi viejo, con opción a comprarla. Aparte quiero para mí la casa de playa.

-           Rodrigo, pero es una inversión fuerte.

-           Los gringos tienen plata.

-           Pero, ¿y tu viejo?

-           Serás mi testaferro. No me mires así: todo será legal. ¡Quiero que todo sea legal!

-           Bueno, Rodrigo… siendo así… OK… entiendo… Creo…

Rodrigo se levantó y abrazó fuerte a su primo Carlos.

-           He cambiado. Ahora sé cómo orientar mi ambición.

-           Oye, con todo esto, olvidé decirte que me casaré en dos meses.

-           ¿Por qué tan pronto?

-           La cojuda no se cuidó.

-           Los dos cojudos no se cuidaron, je. Ya tengo tu regalo de bodas, entonces.

-           Ay, Rodrigo. Mientras no sea una curvilínea saliendo calata de un pastel…

-           No. Mejor que eso. ¡Mucho mejor que eso! ¡Este departamento!

 

(continuará)

 

© 2016 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares y situaciones es pura coincidencia.

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