domingo, 31 de marzo de 2019

No creo que él quiera


El otro día estaba entrenando en el gimnasio cuando vi a uno de los chicos pasar ante mí. Ya saben, el típico pata musculoso, esbelto, bien formado. Me miró y me levantó la ceja en forma pendeja. Yo le correspondí. Tuve que reaccionar a tiempo porque casi dejo caer la mancuerna que sostenía en mi mano derecha, y si se iba al suelo, me chancaba los pies.

Ismael, un chico que entrena en mi turno se me acercó.
- ¡Ya, Lucho, apúrate que te vas a enfriar!
Yo como que desperté y le di la mancuerna.
- ¿Te pasa algo, Lucho?
- ¿Quién es ese chico?- ¿Cuál?
- Ése, el del bibidí rojo y la licra negra.
Ismael volteó con disimulo.
- Ah, ése. Es Vico. ¿Qué tiene?
- Tiene un cuerpazo, Ismael.
Mi amigo como que hizo un gesto de incomodidad.

A Ismael lo había conocido en la disco de ambiente una noche que fui con otros dos amigos, pero se me perdieron buscando puntos. Yo me quedé solo y me fui a la barra. Allí me abordó Ismael, delgado pero formado. Hablamos mucho y terminamos yendo a una esquina con poca luz para besarnos y acariciarnos.
- ¿Eres activo, Lucho?
- No. Moderno.
Ismael como que se palteó y se separó.
- Disculpa, amix, pero a mí me gustan solo activos.
- ¿Y qué tiene? Normal. Te la meto por el culo y como las huevas.
- Sí... pero ya me ha pasado que luego, cuando se arrechan, quieren que uno se la meta, y yo no la meto.
-Todo fresh.
Sin embargo, desde esa noche Ismael y yo nos hicimos patas, hablábamos de todo e íbamos al gimnasio y las fiestas.

Al fondo de la sala de pecho, Vico cargaba una barra con pesas, acostado en una banca, y a pesar del color de su licra, marcaba paquete.
- Ese huevón estaría bueno como go-gó para mi reu.
Ismael me miró como aterrorizado a mi comentario.
- ¿Vico? ¡No creo que lo haga!
- ¿Por qué no crees?
Ismael seguía incómodo.
- No sé... pero no creo que quiera.

No es la primera vez que me pasa, pero siempre que me interesa un chico y pido referencias a otro, me suele pasar que me bloquean, o siento que me bloquean. Como si hubiera maldecido o dicho una palabrota.

Terminaba de cachar con David, el vigilante de mi oficina que justo estaba con su día libre. Después de mamarle su verga de 19 cm y de sopearle rico su ano entre esas dos poderosas nalgas, de que me la metiera por el culo, que yo hiciera lo mismo, y que nos pajeáramos juntos hasta que nuestra leche se confundía en nuestros vientres, me quedé conversando un rato con él en mi cama. Le conté el tema.
- ¿Y qué es el tal Ismael del tal Vico?
- ¿Cómo así, David?
- ¿Vico se lo cacha a Ismael?
- Ni idea.
- Creo que conozco a un Vico.
David comenzó a describirme al chico que vi en el gym. ¡Definitivamente era él! David sonrió.
- No tengo confianza con él, no lo conozco del todo, pero me parece huevona la actitud de tu pata Ismael.
- ¿Por qué?
- Me pasó contigo, Lucho. Cuando yo llegué a chambear a la oficina y te vi, comencé a averiguar sobre ti, y comencé a preguntar. Un huevón que te conoce me salió con lo mismo. Le dije si tú eres de la nota o si tienes pareja, y él me dijo algo como "no sé, pero no creo que atraque".
- ¿Éso te dijo?
- Sí. Yo dije entre mí y quién mierda se computa este huevón para responder por las otras personas. Y no solo me pasó contigo sino con otros patas. Y lo mismo les ha pasado a otros patas cuando querían saber de mí. Preguntaban a mis puntos o conocidos y la misma huevada... "sí lo conozco, pero no creo que él quiera".
- ¿Y por qué crees que pasa éso, David?
- Porque hay gente que tiene la actitud huevona de creer que son la medida moral del resto, o que pueden disponer sobre la voluntad del resto, o porque no pueden conseguir lo que buscan y, cuando notan que tú tienes interés y más chance, te bloquean así. O sea, ni siquiera saben si el otro pata dirá sí o no pero responden por él.
- ¿envidia, Dabid?
- También, mi Lucho.
El vigilante me dio un beso con lengua y me abrazó.
- Por éso yo fui y me paré frente a ti... ¿hace cuánto cachamos, Lucho?
- Ufff... meses.
- Exacto... Si te interesa ese Vico, no preguntes a terceras personas.... abórdalo de forma inteligente y directa. Cara a cara, mi  Lucho.

Y David tiene razón. éso de estar pidiendo referencias a terceros podría hasta ser una especie de teléfono malogrado. O sea, ni siquiera puede que conozcan al pata, o quizás el pata les dijo que no para desviarlos, pero terminan respondiendo por ese pata sin que ese pata siquiera haya tenido la oportunidad de hablar contigo directamente y decirte sí o no.


Y así estaba caminando por la avenida Guardia Civil cuando doblando una esquina me choqué con Vico. Iba vestido en un polo manga cero pegado, short entallado y sandalias. Nos miramos.
- Hola.
- ¿qué tal?
Yo iba a pasarlo de largo cuando Vico me topó el antebrazo izquierdo.
- ¿Tú vas al gym por la noche, cierto?
- Sí. Tú también. Soy Luis, pero me dicen Lucho.
Y yo Víctor, pero me dicen Víctor.
- ¿Y qué haciendo por acá?
- Vine a comprar unas cosas para limpiar mi cuarto.
- Ah, ¿vives por acá?
- Alquilo por acá. ¿Y tú, qué haciendo?
- Me iba a mi jato.
- Ahhhh.... Seguro estarás ocupado, ¿no, Lucho?
- No. Para nada. Estoy libre.
Vico me propuso acompañarlo a una tienda cercana donde compramos lejía y ambientador en líquido. Luego lo acompañé a una casa cerca de un parque. Subimos.

Allá arriba, terminé ayudándolo a limpiar mientars conversábamos de nuestras vidas, nuestras actividades, el gimnasio. Commo comenzamos a sudar, nos quitamos el polo. Él mostraba sus pectorales hinchados y su abdomen plano y formado. Yo, mi cuerpo marcado.
- Ahora sí, un duchazo, Lucho, y a descansar un rato.
- Normal. Te espero.
- Pero tú también has sudado y me has ayudado. ¿Te paltea si nos duchamos juntos?
- ¿Juntos, Vico?
- Claro, juntos. En el gimnasio me ducho con otros patas a veces y como las huevas.
Quise dudar, pero ya mucha huevada. Acepté, qué mierda.

Ahí adentro en la ducha estrecha, nuestros cuerpos se rozaban inevitablemente. sonreíamos. Cuando nos dimos cuenta, nuestras pieles no se electrizaban de miedo al juntarse sino que disfrutaban el contacto. Entonces nos abrazamos y nos besamos.

Lo siguiente que recuerdo es estar acostado boca arriba en su cama mientras él me empotraba sus 16 cm de virilidad en mi ano, y se movía con mucha suavidad, pero mucho tacto, acaricándome y besándome. Jadeando y gimiendo. Luego, en perrito, no dejó de golpearme las nalgas con su cadera. Botó toda su leche en mi espalda. Luego hizo que me sentara sobre su pinga blanda y le disparé mi semen sobre su pecho.

Tras bañarnos otra vez, nos acostamos un rato.
- No, nunca he sido go-go. Me lo propusieron una vez pero no quise. Mucho roche.
- Ah, entonces es cierto que no haces éso.
Vico sonrió.
- Pero bailo bien... ¿Con quién vas a hacer tu fiesta?
- No sé. Quizás unos amigos, quizás solo invite a dos o tres. Pero fijo que sí irá mi pata David.
¿ Y David es de la nota?
- Sí.
- Tengo una idea, Lucho. No sé si te gustará a ti... y a David.

La noche de mi fiesta, mejor dicho de mi reu privada, estábamos en el cuarto de Vico, Dabid y yo. Hicimos un trío. Fue alucinante.
- ¿Mejor de lo que imaginaste, Lucho?
- Mucho mejor, Vico.
David, que estaba a mi costado, aún calato, sonreía.
- ¿Ya ves, Lucho? Te dije que preguntaras directo, no a terceras personas.
Sí, David, tienes razón. Finalmente sí quiso.
David nos besó a ambos.
- Y ésto es solo el comienzo.

Vico y yo ahora nos saludamos como patas en el gimnasio, e Ismael no puede ocultar su sorpresa de tanta confianza.
- ¿Y tú crees que quier ser mi amigo, Lucho?
- Ni idea, Ismael. ¿Por qué no vas y se lo preguntas?

Cuéntanos si te pasó a ti en nuestra cuenta de Twitter @hunkspiura o aquí abajo en los comentarios.




No hay comentarios:

Publicar un comentario