martes, 29 de octubre de 2013

Anselmo (4)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Cuando Anselmo despertó, era oscuro aún. Elías ya no estaba a su lado, pero se oía el ruido de las ollas desde la cocina.

Sacó su brazo desde la colcha, buscó la linterna; la halló, se levantó y se puso un poncho que estaba en la silla, del otro lado del cuarto. Era un hermoso tejido, hecho a mano, de color marrón encendido, con unas franjas verdes. Elías lo había mandado a confeccionar exclusivamente para su enamorado. Pero, Anselmo, juzgando que el primor de la obra llamaría la codicia de su padre, prefirió dejarlo en lo que se destinaba a ser su nuevo hogar. Ya lo tenía decidido.

En la cocina, Elías vestía una prenda similar, e iba de un lado a otro: preparaba el desayuno.

“Buenos días”, se dijeron casi en simultáneo.

Anselmo se sentó a la mesa, y Elías le alargó un plato con cuatro choclos frescos. “Espero que ahora los puedas disfrutar, porque están’e la puta madre”.

Anselmo sonrió, tomó una mazorca y comenzó a desgranarla con sus dientes. Elías, entonces, le alcanzó un platillo con queso y un jarro grande con café humeante.

Anselmo se dio cuenta que debajo del poncho, su chico no vestía nada. La visión de la piel desnuda iluminada por el candil terminó cuando el joven se sirvió lo mismo, y se sentó frente a él.

Anselmo se excitó,y, a los pocos segundos, su  pene seerectó.

Elías estaba muy concentrado en lo dulce y jugoso del choclo. Sintió un pie frío sobre sus testículos.

“Aguanta”, le dijo mirándole seductoramente a los ojos.

“¿Por qué no te pusiste calzoncillo?”, preguntó Anselmo.

Elías optó por hundir su mirada en lo que restaba de su choclo.

“Anoche no estabas así”.

El pie seguía debajo del poncho, explorando los órganos reproductores externos masculinos. “De aquí nos vamos para tu casa, y , si tu papá comienza a joderte, te traigo pa’cá, pa’que vivamos juntos”.

El pie de Anselmo logró calentarse en la entrepierna de Elías.

“No quiero regresar. Quiero quedarme acá contigo”.

Elías se levantó de la mesa con sus platos y taza vacíos. Anselmo se percató que debajo del poncho había una gran protuberancia.

“¿Terminaste?”

Anselmo le alcanzó sus platos y su taza. También estaban vacíos. Se puso de pie sin tener cuidado de ocultar el grado de su excitación. Elías se volvió y se paró frente a él; le acarició en la mejilla, mirándole a los ojos.

“Si te traigo ahora, tu viejo nos puede joder. No vamos a dejar de vernos. Si tupapá  te jode, te vienes. No creas. Yo me muero por estar contigo todo el tiempo, pero hay que ser bien moscas pa’que no nos jodan”.”

Elías se quitó el poncho, e hizo lo mismo con Anselmo. Se besaron, juntando sus falos duros. Elías se puso en cuclillas para quitar el calzoncillo de su amante; entonces,  saltó la verga –no tan grande como la suya-, y comenzó a chuparla. Anselmo sentía el cosquilleo más placentero de su vida.

Se puso en pie de nuevo, y lo acomodó hacia la mesa, para besarlo y acariciarlo. Anselmo respondió de la misma forma,. Ambos comenzaron a frotar sus pelvis, hasta sentir que sus sémenes calientes fluían y amenazaban con mantenerlos pegados.

Después de bañarse juntos, partieron en una caminata de una hora hasta la casa de Agapito. El sol ya se había despegado de las cumbres que los rodeaban. Elías llevaba un pico, y de cuando en cuando, Anselmo pedía ayudarle con el peso.

Todo el camino fue hablar de la escuela, la chacra, de los chistes de los amigos, y temas íntimos.

Al alcanzar la choza, Anselmo se sorprendió de ver humo en la cocina. Tocó la puerta. Agapito abrió, y los hizo pasar., el padre se deshizo en atenciones, cosa que a Elías le extrañó e incomodó.

Anselmo fue a ver la pala, y salió rumbo a la chacra. Su enamorado lo acompañó, pero prefirió no comentarle el raro presentimiento que tenía. Lo que sí comprendía era que la historia de los dos cambiaría esa tarde.

 

(CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

lunes, 28 de octubre de 2013

Total, si hago deporte ¿se me sube o se me baja la arrechura?

Por: K. Chero

 

P: La otra vez dijiste que uno se pone más arrecho cuando hace ejercicio. ¿Estás seguro? Entonces, ¿por qué siempre dicen que para bajar la arrechura es bueno hacer ejercicio? (Anónimo. Piura)

 

KEVIN RESPONDE:

¡Por supuesto que estoy seguro, y me reafirmo en lo que dije!

La práctica de deporte activa, mejora y regulariza la producción hormonal, especialmente de tres de ellas: la oxitocina, la dopamina y la testosterona.

La oxitocina es mejor conocida como la hormona del placer y se segrega durante periodos de actividad intensa y cuando llegamos al orgasmo. De hecho, esa sensación de placer al máximo es producido por esa hormona, pero también aparece cuando terminamos una sesión de ejercicio físico y nos queda esa sensación de plenitud, de satisfacción. Por lo tanto, mejora nuestro humor.

La dopamina es mejor conocida como la droga natural de nuestro cuerpo, y es la que suprime nuestra sensación de dolor, especialmente cuando sufrimos alguna herida (en combinación con la adrenalina). Durante una sesión de ejercicio, es la hormona que nos hace continuar a pesar que sintamos dolor, y nos genera esa rara sensación de euforia.

La testosterona, además de determinar los caracteres sexuales masculinos, promueve el crecimiento muscular, y por alguna combinación étnica (dicen que en Piura hay mezcla tallán, andina, española y africana) nos permite conseguir físicos envidiables sin necesidad de recurrir a suplementos como primera opción.

La combinación de estas tres son determinantes en el deseo sexual, o sea, en que te pongas mucho, poco o nada arrecho.

Cuando se hace ejercicio periódicamente, digamos al menos tres veces por semana, es cuando hacemos que la producción de esas hormonas aumente y se regularice a lo largo de nuestro cuerpo.

Además, es una excelente estrategia para prevenir la depresión o para tratar la depresión crónica.

Pero, para que esa combinación haga efecto, como ya lo dijimos, debes comer saludablemente, descansar lo suficiente y alejarte por completo del alcohol, tabaco o drogas.

Entonces, ¿de dónde salió que el deporte disminuye el deseo sexual? A decir verdad, si tienes actividad física intensa, pero descuidas la alimentación, el descanso o consumes alcohol, tabaco o drogas, puede que se genere un cuadro de disminución de la libido.

Es más, el consumo excesivo de tabaco puede generar impotencia.

Si le agregamos el estrés, olvídate, no se te para ni se te dilata ni a patadas.

El problema es que no es recomendable hacer desarreglos, pues das pase a otro enemigo natural de los seres vivos: el envejecimiento.

Aunque todas las personas tenemos preprogramado este ciclo, la práctica de deporte con desarreglos lo acelera, igual que la inactividad.

En conclusión, debes llevar una vida sana, sin excesos, y en todo caso aprendiendo a controlar tu propio cuerpo, porque si vas a responder sólo a tus instintos, estás cagado.

 

¿Tienes preguntas similares o diferentes? Escribe a hunks.piura@gmail.com o en www.facebook.com/hunks.piura.3

© 2013 Hunks of Piura Entertainment.

domingo, 27 de octubre de 2013

Sexo Mandamiento (2)

Salí inmediatamente del departamento de Adrián, pero no sin equipaje,. Llevaba dentro de mí los momentos de placer, el recuerdo de sus gemidos y gestos; pero también me llevaba una gran confusión.

Tomé un taxi y me dirigí al centro de la ciudad, compré una cremolada en una conocida heladería, y me senté a tomar el fresco en la plaza de armas. Aunque mi cuerpo se sentía bien, mi mente era un remolino, una lluvia, ¡una tormenta de ideas! No podía negar que había disfrutado al máximo cada instante en la compañía de Adrián: el placer obtenido en nuestro encuentro íntimo había sido de gran magnitud.

Recordaba y recordaba, y poco a poco empezaron a aparecer imágenes de mi reciente encuentro con él y con otros  anteriores; poco a poco mi miembro empezó a tomar forma nuevamente. De repente, cuando me encontraba preso de mi excitación, mis ojos se posaron en la cruz que corona la cúpula de la catedral. Nuevamente la confusión se apoderó de mí.

Decidí  que había tenido mucho por ese día, que lo mejor será esperar que llegue el día siguiente, que seguramente será mejor. Me dirigí a casa caminando, “quizá caminando mis dudas se disipen”, pensé en ese momento

Mientras más caminaba, más cansado me empezaba a sentir, pero ya me encontraba cerca de casa, frente al cementerio San Teodoro para ser exactos. Mi celular empezó a vibrar en el interior de mi bolsillo: era mi madre. Estaba histérica, porque no había llegado a casa desde las 7 pm que salí.

“Ya vieja ya estoy en camino” le dije

“Más te Vale Gustavo, más te vale, me has tenido muy preocupada” me respondió

“¡Vaya! Por fin alguien se preocupa por su hijo; yo pensaba que solo te interesaban mis medallas y diplomas”. Y diciendo esto colgué la llamada acelerando el paso.

Cuando me encontraba acercándome a un conocido colegio femenino, la sensación de estar siendo observado me invadió. Aceleré el paso. Un tipo con fachas de malviviente apareció ante mí.

“Paja tus tabas colorao” me dijo el tipejo colocándose delante de mí. Yo intenté seguir caminando, pero se interpuso en mi camino. “¿vas a apurao?” me dijo. “¡Qué chucha te importa!” Repliqué, sintiendo como la adrenalina empezaba a recorrer mi cuerpo. “Ah, carajo, estos pitucos se han avivao”, me dijo.

Intenté retroceder, pero me topé con alguien detrás. Otro tipo de similares características se encontraba a mi espalda. “Ya me cagué, putamadre”, pensé. Empezaron a intimidarme. Me dio rabia. Siempre había sentido fastidio por la gente de malvivir, no los discriminaba, pero detestaba que pese a sus condiciones, no busquen la forma de superarse. Mi viejo había sido recontra pobre y jamás robó. Ahora, mi viejo,  era un empresario de éxito. Intenté correr, pero fue tarde, ya me habían tomado por el cuello y uno de los huevones ya empezaba a retirarme las zapatillas. Lo pateé. “Ya te cagaste” me dijo, y de inmediato enterró su puño izquierdo en mi abdomen. Me dolió como mierda y sentí que el aire empezó a faltarme.

Ya me había logrado retirar una zapatilla, empezaba a hacer lo mismo con la otra. Se escuchó el chirriar de unas llantas sobre el pavimento. Un auto se detuvo delante de la penosa escena. Un tipo corpulento bajó del auto negro que se había detenido delante de nosotros. “¡Suéltalo conchatumare!” exclamó. Empezó a pelear con el que me había tomado del cuello. Yo corrí y cogí mis zapatillas. En la confusión no había reconocido al huevón. “Sube al carro” me gritó. Subí. Le propinó una buena golpiza a uno de los tipos, y el otro se dio a la fuga.

¿A…Adrián? ”Hola Tavo” me dijo. “Puta huevón, que lechero soy, si no llegabas en ese momento me hacían mierda” le dije, preso de gratitud y emoción. Sí, esos choros de mierda son la cagada.

“Y se puede saber ¿qué hacías  caminando tan tarde por una zona que  es tan peligrosa? Me interrogó Adrián, titubee, no sabía que responderle. A grandes rasgos le expliqué que había salido a aclarar mis dudas, a disipar mis confusiones. “Me dejaste pasmado hoy, no entendí porqué actuaste de esa manera” me dijo entre asombrado y aun confuso. “Ya algún día entenderás” le respondí. Le dije que no era ningún tema personal para con él, que al contrario había disfrutado mucho acostarme con él. Mi vieja me volvió a llamar. “Ya voy vieja, ya voy! Putamadre!” contesté furioso y colgué.

“Hazme un favor, déjame en el grifo””, Le pedí a Adrián. “Bueno, en realidad me iba a otro lado, pero bueno está bien te llevo” me respondió él. Llegamos. Me dio su correo y me pidió que cualquier cuestión en la que pudiera ayudarme, solo le escribiese. Tomé un taxi y me dirigí a casa.

Cuando llegué, mi madre me esperaba prevista de sus ataques más fuertes. Me acusó de irresponsable, de descuidado. “Vaya, ya me sorprendía que te preocupes por mí, sigues haciendo lo mismo, sólo me ves como una máquina de ganar medallas” le respondí a sus reclamos. Se quedó callada, solo bajó la mirada y se retiró. Le dije a Matilde, la empleada, que no tenía hambre. Matilde como siempre acató la orden y se alejó, esta vez dándome un consejo: “Ay  joven Gustavito, no le hable así a su mamá, ya sabe cómo es ella, sólo déjela” me dijo con voz temblorosa pero sincera. “Gracias Matilde, tu pareces ser la única cuerda en esta casa” le respondí, dándole un beso en la frente.

Me dirigí a mi habitación. Me desvestí, lancé la ropa sobre la cama. Me dispuse a tomar una ducha. Una vez en el baño de mi habitación, me detuve a mirarme en el espejo. Me encontraba agotado, pero una sutil sonrisa empezaba a aparecer en mi rostro. No entendía por qué. Estaba confundido. Éso estaba claro. Pero mi culpa se hacía menor, casi insignificante, cada vez que pensaba en Adrián.

Mi miembro, ante su recuerdo, despertaba  como si tuviera voluntad propia. Pronto empecé a sentir cómo mi cuerpo incrementaba su temperatura. Me miré en el espejo y al verme desnudo, imaginé cómo Adrián me recorría con sus gruesas y grandes manos. Me excité. Llevé  las mías a mi miembro y empecé a masturbarme, recordando las caricias y besos de Adrián, su fuerza, nuestra pugna de fuerzas, todo era genial en él.

Acariciaba mi miembro con gran deseo, moviéndolo, mirándome en el espejo. Me miraba y veía nuevamente mi rostro desfigurado por el placer.  El placer que daba el autosatisfacerme era fuerte, pero no equiparable con el que sentí con Adrián. Tocaba mis tetillas. Lamía mis axilas, siempre mirándome al espejo, imaginando y recordándolo milimétricamente. La sensación era realmente excitante.

Suspiré fuerte, y sentí que ya me venía. Solté un chorro blanco, y sonreí con placer. Me había imaginado siendo de Adrián nuevamente.

Tomé una ducha y me recosté. La confusión se apoderó de mí nuevamente, al mirar la imagen de la Virgen que colgaba en la puerta de mi habitación. Me tapé con el edredón, me coloqué los audífonos, cerré los ojos y me quedé dormido, agotado por todo el acontecer del día.

 

Continuará.

 

 

 

 

 

 

© 2013 Gonzalo Martínez. © 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.  Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

martes, 22 de octubre de 2013

Anselmo (3)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

Elías sirvió la cuarta taza de valeriana caliente a Anselmo, quien no había parado de llorar desde que llegó, al anochecer. Durante dos horas, las lágrimas no pararon de rodar por las mejillas del adolescente.

“Debes comer algo”, le dijo Elías.

Anselmo meneó la cabeza negativamente, y se volvió a hundir en el pronunciado pecho del joven, cuyos amplios brazos no tuvieron más opción que rodearlo por enésima vez.

Elías vestía una Caffarena raída, un jean en iguales condiciones y botas militares. Anselmo tenía puesta la ropa de faena con la que escapó, pues, tras lo ocurrido en su casa, ni siquiera pensó en bañarse o cambiársela. Apenas si se había lavado la cara, para limpiarse el rastro de semen que se le pegó a la nariz.

 “Aunque sea la sopa”, insistió Elías, mientras sentía que las lágrimas de Anselmo humedecían su regazo.

El adolescente tenía la cabeza hecha cuadritos. Donde nada encajaba con nada. Incluso llegó a pensar que la muerte de su madre y el episodio vivido horas antes podrían tener alguna relación.

Por su parte Elías estaba tan desconcertado, al extremo que consideró que la orfandad no era, necesariamente, la mayor maldición que le había tocado vivir.

Sus dos padres habían muerto tres años atrás al desbarrancarse un camión, en la última curva, antes de llegar a San Jerónimo. Por más esfuerzos que hicieron sus vecinos (entre ellos Agapito), nada se pudo hacer por salvarles. Desde entonces, es padre, madre, amo y peón de su vida, dedicado a la labranza. Tenía ganas de ir al Ejército, a cambiar su vida, pero la tierra lo requería, y aprendió de su padre, a no ignorar tal llamado.

Elías cortó esos recuerdos. Sabía que dos llorones iban a empeorar la situación.

Respiró hondo, tomó suavemente la barbilla de Anselmo, lo miró con cariño, y juntó sus labios a los del chico. “Sólo la sopa, ¿ya?”.

Al fin, hubo un asentimiento.

Ambos salieron del cuarto, y fueron a la mesa. Comieron en silencio, pero, cada vez que podía, Elías no dejaba de expresar su cariño a Anselmo mediante la mirada cálida de sus ojos medio achinados.

“¿Quieres más?”, dijo el anfitrión cuando vio el plato sin nada.

“No”, replicó Anselmo, casi murmurando. 

El joven sonrió  asertivamente, pero no consiguió iluminar el rostro de su amigo que estaba apagado.

Ambos se fueron a dormir.

La cama de Elías era estrecha, de metal que comenzaba a oxidarse, por lo que cada movimiento era anunciado con el crujir de los resortes y las tiras del colchón, que no dejaba de ser cómodo. Encima tres gruesas cobijas, debajo de las cuales solía descansar un chico que nunca usaba ropa de dormir.

Esta vez, el dueño del espacio, por respeto, sólo se quedaría en ropa interior. Anselmo, igual. Ambos se metieron y acomodaron de costado: Anselmo le daba la espalda a elías.

“Mañana debes regresar a tu casa, si no, tu papá se preucupará”, le aconsejó mientras lo abrazaba. “Yo te acompañaré, y si veo que estás en peligro, te regreso acá. Si no, coges tus cosas y te vienes a la nochecita, ¿ya?”.

No hubo respuesta. Entonces, Elías besó el cuello de Anselmo, muy delicadamente. “Ya pues”, replicó el refugiado, apagadamente.

 

¿Cómo nació esto en lo alto de la sierra, en medio del paraíso, y los picachos ocultos por el bosqe?

Cuando Anselmo entendió que alguien debía encargarse de la chacra familiar, conoció a Elías, mientras caminaba hacia ella. Desde el primer momento, sólo hubo amistad y cariño.

Elías, un joven esbelto de 20 años,  le enseñó cómo sembrar, espantar a los pericos, y aporcar para tener mazorcas grandes y fuertes. Constantemente lo visitaba para ver cómo el aprendiz evolucionaba de dejar secar un surco a regar sin desperdiciar. Y captaba rápido.

Anselmo cargaba agua para bañarse en su casa, pero un día de incesante calor, no aguantó más. “¿Cierto que hay un estanco  por acá cerca?”

Elías lo llevó por un camino casi oculto a una especie de cascada  pequeña en el bosque, a unos veinte minutos de la chacra. La erosión había creado una piscina chiquita de fondo negro. Se desnudaron, dejando su ropa sobre las piedras. Los chicos se fueron hasta el centro, donde había cierta profundidad.

Anselmo se sumergió, y dejó que el agua fría lo relajara. Al emerger, Elías estaba de pie, viendo al bosque, como si intentara otear algo; pero, inexplicablemente, el atlético físico enfrente suyo le jaló la vista.

Anselmo mmiró con curiosidad el escroto suspendido y el largo pene de su amigo. Cuando Elías le dirigió la mirada, una especie de electricidad pasó por ambos. Casi de inmediato, su pene comenzaba a levantarse, alargarse y engrosarse, hasta que elglande apareció dejando caer gotas de un líquido transparente.

Anselmo sintió que el suyo sufría el mismo cambio, pero sin llegar a las dimensiones de Elías, quien sonrojado, se arrodilló intentando ocultar su erección.

No pudo.

Ambos se tomaron de las manos, y sin saber cómo, se besaron en la boca.

Elías sentía que su pene palpitaba sin control, mientras la mano de Anselmo intentaba tranquilizarlo con caricias.

Era inútil.

Anselmo se inclinó para ver, de cerca, la erección: en la punta de la uretra aparecía el líquido transparente. Lo tomó en su dedo y vió que se formaba un largo hilo brillante. Lo probó. Era salado y agradable. ¿Sería todo así? Se acercó más y abrió su boca para tomar el glande.

Elías no podía explicar nada de lo que estaba pasando allí, pero tampoco quería que dejara de pasar. Sentía la oquedad de la boca de Anselmo aplicando una suave fricción y succión. Podía ver los labios de su amigo aprisionando cariñosamente su miembro. Comenzó a acariciar la espalda frente a sí, y notó que se estremecía como si una fuerza incomprensible se apoderara de ambos.

¿Por qué esas formas masculinas le eran atractivas?

El cuerpo de Anselmo no era tan diferente del suyo, formado por el esfuerzo, tostado por el sol, marcado por el peso de las herramientas. Pero, ambos son hombres. ¿Será normal esto?

Notó la profundidad que formaban las dos corvas de los glúteos, y sintió ganas de explorar. Sacó su pene de la boca de Anselmo, y, tomándolo de uno de sus glúteos, giró su cuerpo en ciento ochenta grados. se arrodilló para separar ambas nalgas. Un ano rosado y cerrado aparecía al medio.

Acercó su boca,proyectó su lengua, y comenzó a lamer.

Anselmo no pudo controlar los espasmos de placer mientras su mano se apoderaba de su propio pene que estaba mojado con ese mismo líquido transparente. El suyo también era salado. Comenzó a masturbarse, a medida que sentía que la lengua de su inesperado amante intentaba hurgar más adentro.

Elías entendió que no iría más allá. Se paró, puso su pene en la entrada del ano de Anselmo, y empujó suavemente. Estaba tan lubricado que comenzó a abrirse paso poco a poco.

Anselmo debía experimentar dolor, pero, aunque esa sensación estaba presente, cierto cosquilleo al abrir el esfínter hizo que no rechazara la penetración.

Cuando Elías había introducido todo su glande, sintió que la visión se le nublaba, que el aire se hacía más puro y que algo salía de su interior y se disparaba contra el deAnselmo. Cuando regresó en sí, vio que su pene tenía el tamaño del inicio, que un hilo blanco salía desde dentro de su amigo, y que este se ponía en pie para proyectar su eyaculación, con un grito sordo que descargaba masculinidad y placer.

¡Qué intenso era ese recuerdo!

 

De vuelta en la cama, Elías sentía que nuevamente se le había parado, y, a pesar que tenía su pene rozando las nalgas de Anselmo, debajo de sus ropas interiores, algo le decía que ese era el peor momento para hacer el amor.

Su joven enamorado parecía dormir plácidamente.

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con Método Writting Fitness.

Anselmo (3)

lunes, 21 de octubre de 2013

¿Mi gym se vuelve gay?

Por: K. Chero

 

P: ¿Por qué ahora hay mucha proliferación gay en los gyms? ¿En qué momento cambió todo eso? (Anónimo. Piura)

 

KEVIN RESPONDE:

Te sorprenderá saber que los gyms, en realidad, están regresando a ser espacios gay.

Cuando se crearon, durante el primer milenio antes de Cristo, en la Grecia Clásica, los ‘gimnasiums’ eran espacios dedicados exclusivamente a varones, y gran parte de ellos fueron usados como espacios para el cortejo gay.

Como ya se contó anteriormente en este blog, la idea de los gimnasiums era la de mantener saludable a la población masculina por dos motivos: estar listos para posibles guerras, y conseguir amantes.

De hecho, a diferencia de la actualidad, la práctica de los deportes en estos espacios se hacía totalmente desnudo, y se comenzaba cuando los primeros cambios de la pubertad aparecían.

Ya te imaginarás el desfile de cuerpos perfectos masculinos que era todo eso. Y si no puedes imaginarlo, hay muchas representaciones de arte donde el desnudo era motivo de inspiración para pintores y escultores.

Pero, además, había otra práctica común entre la aristocracia griega, que hoy es un delito: la pederastia.

Ésta consistía en que hombres adultos y casados, como de unos 30 años, acudieran a estos lugares para ejercitarse y cortejar a adolescentes con la finalidad de educarlos, prepararlos en el arte de la guerra y mantener una relación donde la amistad y el romance se confundían frecuentemente.

Sin embargo, en la antigüedad, tal práctica estaba bien vista y hasta apoyada por las ciudades-estado.

Pero, contrario a lo que podrías pensar, las relaciones sexuales –al menos las anales- eran  bien raras, o por lo menos eso dice la historia.

Incluso la prostitución de adolescentes estaba condenada, y en eso se diferencia de la pederastia antigua, donde el vínculo era similar a lo que hoy llamamos la mentoría.

Hoy, tanto la prostitución de menores como la pederastia son delitos.

Volviendo al tema de los gimnasios, aparte de concursos de fortaleza y de belleza, eran sitios donde los adolescentes y jóvenes recibían charlas de formación para la vida, algo que para nada se hace ahora.

A veces, los gimnasios eran espacios para celebrar los simposiums, que no tienen nada que ver con los de hoy, sino que eran fiestas donde los adultos y adolescentes griegos se encontraban para intentar establecer relaciones sentimentales.

Esta tradición aristocrática fue tan exitosa para los griegos, que se le atribuyó el haber vencido en varias guerras, o acabar con la tiranía.

Queremos aclarar que para nada alentamos la pederastia, por si acaso, y mas bien la combatimos; pero, por cultura general, te sugerimos explorar en Wikipedia, interesantes artículos al respecto.

El hecho de que lo gay empiece a florecer en los gimnasios de la actualidad, parece responder más a un tema puramente erótico antes que formativo, como en Grecia.

Aunque claro, si la gente que ya se siente gay va a un gimnasio, y siente que el lugar lo acoge como es, chévere, ¿no? Además, ¿qué tiene de malo admirar la belleza de otro pata?

De cualquier modo, los gimnasios nacieron gays, y en realidad, vuelven a serlo.

 

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domingo, 20 de octubre de 2013

Sexo Mandamiento (1)

Mi nombre es Gustavo. Hoy me considero gay y lo admito orgullosamente; pero eso, que ahora admito con tanta facilidad, ha sido objeto de muchas luchas internas, hasta que finalmente me decidí a ser feliz.

Siempre he sido deportista, y mi gran pasión ha sido desde que tengo uso de razón, la natación, así que ya pueden imaginar el cuerpo que tengo.

Mido 1.78, peso 73 kilos, soy marcado del cuerpo, piel blanca y lampiña, ojos verdes y cabello castaño oscuro. Nunca me fue difícil conseguir puntos.

Una noche, caminaba temeroso, sintiendo el viento frío azotar mi cara. No podía creer que  estaba a punto de volverme a acostar con un huevón. Había jurado en mi última confesión que no lo haría más.

Tenía dentro de mí una lucha de sentimientos: por un lado estaba mi aferrado catolicismo, por otro lado me encontraba a mí mismo preso de mis pasiones.

Quería follar. Cuando veía a un chico como el que me iba a encontrar a continuación, mi cuerpo, simplemente no entendía de razones, simplemente pedía y yo accedía a sus pedidos.

  Al fin llegué a la dirección indicada. Era una conocida y exclusiva urbanización piurana. No me fue difícil encontrar el edificio en el que me había citado con Adrián, un huevón que había conocido en una página de contactos gay. Toqué el timbre del intercomunicador, e inmediatamente una voz gruesa me contestó. Hola, quedamos de vernos, le dije, ah, sí, sí, pasa, me contestó.

Entré, el huevón me saludó atentamente. Me pidió disculpas por el desorden del pequeño departamento, pero francamente no entendí porque se disculpaba si yo alcanzaba a ver todo en su lugar. Si así es de desordenado, ¿cómo diablos será cuando en realidad pone en orden las cosas? ¡Wow!, exclamé para mis adentros.

Me invitó un vaso de cerveza; conversamos un poco. Me comentaba que no era de Piura, que pese a haber venido en muchas de sus vacaciones para acá por motivos familiares, nunca había pensado en quedarse a vivir.

La conversación se hizo muy amena, pero yo no había ido, precisamente hasta ahí, para tener una charla. Sutilmente le indiqué que estábamos perdiendo el tiempo solo hablando cuando podíamos disfrutarlo de mejor manera.

Aproveché un momento de silencio en la conversación, aquellos que se dan cuando el tema se ha agotado. Me levanté del sillón, me dirigí hacia donde él se encontraba sentado, lo besé suavemente en los labios, y le dije: “ya papi, no perdamos tiempo, entremos en acción “. Le volví a besar.

Lo que había empezado en la sala tuvo su continuación en la ducha.

Él se desnudó y me quedé impresionado con lo que estaba ante mis ojos: Adrián tenía un cuerpo casi perfecto, caja ancha, pectorales, brazos, abdominales y piernas trabajados en las maquinas del gym; todo su cuerpo se encontraba cubierto por una capa densa de fino vello, que empezaba en toda el área de los pectorales y descendía en undelgado hilo por el abdomen hasta volverse a ampliar en la zona del ombligo y seguir bajando hasta confundirse con su abundante, pero delicado vello púbico, bajo el cual yacía aún dormido su miembro viril, que, hasta entonces, era normal.

Me quedé petrificado por un instante. ¡Santa mierda, todo ésto me voy a comer!, dije para mis adentros. Nos besamos apasionadamente bajo el tibio chorro de agua. “Que rico besas, huevón”, me dijo separándose y volviendo a besarme. “¡tú también! ¡Besas genial pendejo!”, le respondí invadido por una arrechura que solo despertaba en mí, cuando me encontraba con un huevón que de verdad me gustaba.

Sus manos, fuertes, rudas y ásperas, acariciaban la suavidad de mi espalda, descendiendo, de cuando en cuando, a mi culo. Mis manos recorrían su velludo torso y descendían por sus brazos.

Sabía que me hacía tarde, y que no me quedaba mucho tiempo para disfrutar tal banquete, así que decidí acelerar un poco las cosas.

Suavemente llevé sus brazos hacia atrás, lo empujé sutilmente contra la pared de la ducha, y conducido por un deseo indescriptible, lamí sus axilas. El olor que manaba de ellas, era demasiado para mí: una mezcla entre el halo de perfume masculino, típico del desodorante, y el olor propio de su sudoración. Era un olor a macho.

Poco a poco descendí a sus tetillas. Fue impresionante el gemido y la fuerte respiración que tuvo Adrián cuando toqué con mis labios esa zona. Esa actitud me arrechó a un más.

Por fin, tenía ante mi su miembro. “¡Wow!”, exclamé en cuanto lo tuve delante. No podía creer cómo es que había podido crecer tanto. Si inactivo era tan pequeño.

“¿Te gusta?”, me preguntó.

“¿bromeas?”, le respondí.

Introduje dentro de mi boca tan rica verga., Era como de unos 19 o 20 centímetros, no lo sé, gruesa.

Jugué lentamente con mi lengua en su glande, y me deslizaba por el tronco hasta llegar a sus bolas.

Me sentía a punto de estallar. El rítmico movimiento de sus caderas era sensacional,las cosas calientes que me decía, Mis manos recorriendo su masculino cuerpo, sus manos aferradas con fuerza a mis cabellos  jalándome hacia sí. ¡Todo era perfecto en ese huevón! Sin duda, el mejor polvo que había tenido hasta entonces.

De la ducha nos trasladamos a la cama, sin secarnos y olvidando cerrarla. Nos arrojamos a las sabanas, su cuerpo sobre el mío, mis piernas abiertas, su rostro áspero por la barba no afeitada, su enorme verga rozando mi lampiño culo, sus labios besando los míos.

El momento decisivo había llegado. Era hora que uno se someta al otro.

Recuerdo que me preguntó por mi rol en la cama, y solo respondí: “contigo me da igual”, y como resulta casi obvio, en un chico así, me tocó a mí.

“con esa respuesta, ¡ya perdiste!” me dijo, con una sonrisa pícara y  malévola en los labios.

Me volteó, coloqué mi pecho sobre el colchón y levanté mi culo. El bajó hasta allí, recorriendo toda mi espalda. La humedad de su lengua y la aspereza de su barba se combinaban en una sensación magnífica.

En la entrada de mi culo sentía cómo su lengua se movía en círculos, para después moverse desordenadamente, y finalmente ingresar.

Mientras jugaba con su lengua no paraba de preguntarme si me gustaba, a lo que yo extasiado y entre gemidos respondía que sí. Mi cuerpo experimentaba un placer grandísimo, no comparable a ninguno que ya había sentido.

¡Chúpamela! Me ordenó y se levantó de la cama, colocándose al filo de ésta, mientras con un gesto sádico me miraba mientras yo me introducía un dedo al culo sin perder contacto visual. Me lancé hacia él en busca de su miembro, mi cuerpo quedó tendido en su cama mientras mi cabeza sobresalía de ella, y se hizo una con su cuerpo cuando introduje  su miembro denuevo en mi boca.

Me jaló con fuerza hacia sí fuertemente. ¡suave, huevón! ¿Qué chucha, tengo garganta de lata? Reímos. Es que la chupas tan rico, que por mí te quedaras todo el día ahí, me dijo. Me relajé, volvió  con el juego de su lengua en mi ano, pero ahora ya había introducido un dedo.

Era hora de culminar, así que armándome de valor, le dije: “ya huevón, ¡cáchame!, te quiero sentir adentro”.

Adrián sonrió y fue en busca de un condón y una botella diminuta de lubricante. Se lo colocó. Yo me preparaba psicológicamente para aguantar semejante huevada. Todo va a estar bien, todo va a estar bien, me repetía, mientras mi mente imaginaba el placer que iba a sentir.

Él empezó. Su pene rozaba la entrada de mi ano. Cuando empujaba, ejercía presión sobre él, y me provocaba un intenso dolor. Yo solo respiraba profundamente, frunciendo el ceño y ahogando gritos o quejas de dolor. ¡Puta madre, si así duele sin entrar, cómo mierda dolerá ya adentro!, me sermoneaba a mí mismo.

Tranquilo bebe, tranquilo, sólo relájate. Dolerá al principio, pero luego te gustará, me calmó Adrián.

Al fin introdujo la puntita. Me dolía mucho aún. ¡Para! Me decía una voz en mi interior. ¡sigue, aguanta! Pugnaba otra.

No paré. Decidí aguantar.

Adrián tenía mucha paciencia, y así entre temores, dolores, gritos ahogados y un inusual placer, tuve dentro de mí todo su inmenso miembro. Sus movimientos empezaron lentos, con la finalidad de no lastimarme y de que poco a poco me adapte a su sexo.

¡Qué rico culo tienes! Repetía constantemente, mientras movía sus caderas. Sus manos, se trasladaban de arriba abajo por mi cintura y de ella se trasladaban a mis piernas.

Yo que aún en el sometimiento quería tener el control, le sugerí que cambiemos de pose: “déjame cabalgarte”, le dije. “Como gustes, bebito”, me respondió.

Él se recostó en la cama, y yo, aunque con dificultad, me senté sobre Adrián, introduciéndome la totalidad de su inmenso miembro. Sentía cómo su pene se abría paso dentro de mí, cómo mi culo se abría, cómo me dolía el arito y la parte en la que chocaba su inmensidad.

 Me dolía pero me gustaba, y yo quería disfrutar.

Adrián tomaba fuertemente mi cintura y yo de cuando en cuando bajaba a besarlo. Sus caderas tenían un ritmo espectacular, pasaban de lo suave a lo violento y de lo violento descendían a un movimiento lentísimo. El cambio de ritmos, me tenía enloquecido, sentía cómo es que mi ano se adaptaba a los cambios.

Adrián se sentó, pero yo aún permanecía sobre el. Su destreza en la cama me tenía impresionado.

Sus labios empezaron a lamer mis tetillas. Las besaba con devoción, como si de un culto antiguo y olvidado se tratase. De cuando en cuando, las mordía ligeramente.

Su cuerpo moviéndose bajo el mio, la fuerza con la que sujetaba mi cintura. Nuestros cuerpos unidos mediante mis manos tomando su cuello mientras besaba mi pecho, y sus fuertes manos, moviendo mi cintura e indicándome el modo en que debía moverme.

¡que rico te dejas cachar, colorado!, me repetía a cada instante. Él al igual que yo la estaba gozando de maravilla.

Él volvió a tirarse en la cama y yo me di vuelta, dejando mi espalda a su disposición. Él se deleitaba mirando mi cintura moverse para el, y yo me deleitaba con el reflejo del espejo de la cómoda que estaba frente a la cama.

Lograba ver cómo su miembro entraba y salía de mis entrañas, lograba ver mi rostro desfigurado por el placer, mis labios siendo mordidos por mí mismo. En segundo plano observaba a un Adrián extasiado, que retorcía su cuerpo a cada movimiento y se mordía los labios, mientras recorría mi espalda.

De repente, sentí en mi cuerpo una corriente eléctrica, que empezando en mi vientre, recorrió todo mi ser. Sentí que era arrojado al vacío, y ese vértigo invadió mi abdomen. La presión en mi erecto miembro aumentaba.

¡Me vengo!, grité.

Vente, vente, ¡vente!, me exigió.

Di media vuelta. El chorro de semen impactó en su pecho. Él, extasiado, lo esparció en todo su torso.

Me levanté. Él se quitó el preservativo y empezó a masturbarse mientras azotaba mi cara. Yo sentía las cachetadas de su húmedo y caliente miembro en mis mejillas.

Finalmente, y dando un fuerte gruñido, Adrián derramó su líquido masculino en mi rostro.

Lo besé y tomé una ducha.

Mientras el agua caliente caía sobre mí, mi mente no paraba de pensar. Las imágenes de lo que había hecho, unos minutos atrás, aparecían una tras otra. Sentía placer.

“nuestro cuerpo debe ser casto; es templo del Espíritu de Dios” . La frase del Cura, en una charla a la que me llevó un compañero de clase, vino a mi mente y el placer se deshizo.

 Una fuerte confusión se apoderó de mí, y un calor como el que se siente con un bochorno, incendió mi cuerpo.

Salí de la ducha furioso, tomé mi ropa, me la puse y Me fui corriendo del departamento, sin tan siquiera despedirme de Adrián, a quien vi de reojo: me miraba moviendo la cabeza y frunciendo el ceño, sin poder entender mi reacción después de lo rico que la habíamos pasado.

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Gonzalo Martínez. © 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia.  Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

 

martes, 15 de octubre de 2013

Anselmo (2)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: La escena que presentamos a continuación podría herir tu susceptibilidad.

 

Por: N-Azz

 

Cuando Anselmo regresó de la escuela, una tarde, quedó anonadado, viendo cómo Agapito absorbía la última gota de cañazo, mientras un potente chorro de semen se disparaba desde su grueso pene. Estaba completamente desnudo, en el medio de su sala, aferrando su miembro con firmeza.

Cuando fue a ayudarlo, el borracho lo miró fijamente a los ojos, lo tomó de la muñeca, y lo obligó a arrodillarse. Anselmo cayó pesadamente junto a su progenitor ya incorporado.

“¡Lame!”, le ordenó Agapito. “¡Lame, carajo!”, insistió. Forzó la cabeza de su hijo hasta su vientre, donde el líquido blanco y pegajoso se precipitaba lentamente en dirección al suelo de madera.

La nariz de Anselmo se manchó con el fluido, y comenzó asacar la lengua cuando sintió que la mano de su padre comenzaba a destrozarle la nuca. Agapito se retorcía espasmódicamente a cada lengüetazo, a la vez que jadeaba con dificultad.

En su afán de rescatar las últimas gotas de semen, Anselmo topó su barbilla con el pene de su padre. Estaba duro y caliente.

“Mámalo”, le dijo casi suspirando, y con los ojos cerrados.

Anselmo no podía creerlo. Dudó.

“¡Mámalo, mierda. Aquí nadie te va’ver!”, le espetó casi perdiendo la paciencia.

El adolescente conocía ese tono. Lo que vendría a continuación era una bofetada cantada, que le dejaría zumbando las orejas por el resto de la tarde. era aguantar o desobedecer. Pero, ¿desobedecer a tu padre en San Jerónimo, el paraíso en lo alto de la sierra, donde ahora se había abierto un boquete de infierno?

Anselmo abrió su boca, comenzó a succionar el glande, y poco a poco fue introduciendo el resto del miembro, lubricándolo con su saliva caliente. Agapito comenzó a gemir, cada vez más corto y fuerte. “Así. Así. Yo sabía que eras bueno en eso”.

Cuando Agapito pudo abrir los ojos, borracho y excitado, notó la cabellera de su hijo confundiéndose con su vello púbico. Lo agarró  del pelo y comenzó a exigir rapidez.

Alzó su mirada, y vio UN trasero redondeado. Al momento que una de sus manos lo pudo alcanzar, sintió que un nuevo chorrro de semen se le salía de las entrañas.

A poco de experimentar el segundo orgasmo, quedó inconsciente.

 

Agapito despertó. Estaba tiritando de frío sobre el suelo helado de madera.  Se había quedado dormido casi en posición fetal, desnudo y con un fuerte dolor de cabeza, como si las piedras de san Gerónimo se hubieran estrellado contra él.

La luz que entraba tímidamente por la puerta anunciaba el ocaso, con unos tonos ocres encendidos.

Fue a su cuarto a buscar ropa. casi nada estaba limpio. Cuando se vistió, terminó de abrir la puerta. Probablemente su hijo estaba cerca.

Por un instante se preguntó si alguien lo había visto dormido, como vino al mundo, sobre el piso de su casa. Si era su hijo, no había mayor problema, pues casi siempre se veían sin ropa; pero, si fuera alguno de los compadres o comadres, ¿con qué cara iría a la tienda del pueblo, o a la cantina, o al presidente de la ronda?

¿Anselmo regresaría pronto?

Negativo.

Entonces, se puso ambas manos alrededor de la boca, haciendo bocina: “¡Anselmo, Anselmo!”

gritó por un cuarto de hora.

Negativo.

La noche comenzaba a caer, el frío se incrementaba. Fue a buscar la linterna para ver si podía seguir el rastro de su retoño.

mierda. El aparato no estaba por ninguna parte.

Se sentó a pensar con tranquilidad.

¿Y si el muchacho hubiera ido a cortar leña para la cena? ¿Acaso no era lo más lógico? ¿No pasaba eso todas las noches? Además, el sitio para cortar leña estaba algo distante de la casa.

Cuando ninguna silueta era perceptible en aquel paraíso,Agapito entendió que algo malo pasaba, pero le restó importancia, y a tientas, trató de prender algunos carbones en la cocina, encender un candil, y prepararse algo.

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres y situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

lunes, 14 de octubre de 2013

¿Arrecha el chocolate?

Por: K. Chero

 

P: Me dijeron que el chocolate es afrodisiaco. Ya me voy comiendo varios “triángulos” y “sublimes”, y sólo conseguí acné. ¿Es floro? (Anónimo. Sullana)

 

KEVIN RESPONDE

¿En serio es para ponerte más arrecho, o es puro vicio, go-lo-so? Jajaja.

A ver, entendamos como “afrodisiaco” a todo producto o rito que supuestamente estimula la libido; por lo tanto, hace que disfrutes más de cualquier acto sexual.

“Afrodisiaco” viene de Afrodita o Venus, la diosa antigua del amor, la belleza y la fertilidad, en cuyo honor incluso se celebraban grandes orgías.

Este mito tiene dos respuestas.

La primera es que todo depende de tu cabeza, o sea la de arriba. Si vas predispuesto a gozar al máximo del sexo, no hay estimulante que valga. Que se cuide mas bien el que va a estar contigo.

Pero, la libido (o líbido) puede tener bajones? Sí. Y la causa podría ser una pequeña caída en la producción hormonal.

Aunque hay varias, en el acto sexual (incluso la masturbación) hay dos claves: la testosterona y la oxitocina.

La primera determina los caracteres sexuales masculinos: voz grave, vellosidades, tamaño de huevos y verga. Pero además, determina cuánta potencia sexual tienes.

La segunda es la que nos causa la sensación de placer.

Aunque existen en el mercado muchas sustancias que dicen activar ambas hormonas, la verdad no hay una investigación creíble e imparcial que lo confirme, así que ten cuidado que te den gallina por polla.

Uno de los métodos más seguros para incrementar la libido es la práctica constante de deporte, que implica sana alimentación, descanso y eliminar cualquier tipo de drogas, hasta el alcohol y el tabaco.

Todos los patas que practican deporte bajo estas condiciones, suelen experimentar un incremento de su potencia sexual, y, por ende, del placer sexual.

Pero ojo, no basta el deporte. Ya dijimos, como gastas energía, necesitas alimentación balanceada y saludable, pero para que haga efecto debes descansar al menos ocho horas, y dejar cualquier vicio pues se consumirá todo lo que logres.

Si sobre este particular, quieres orientación, solicita un plan de entrenamiento personal en hunks.piura@gmail.com.

Y ahí viene la respuesta concreta a tu pregunta. Lo que se nos vende comercialmente como chocolate suele ser aceites vegetales con colorantes y conservantes más saborizantes. Lee bien la etiqueta si no te has dado cuenta.

Aunque suelen contener cacao, la materia prima del chocolate, están apenas en una reducida cantidad.

Eso podría estar produciéndote el acné, por lo que mejor consulta a un dermatólogo.

Sin embargo, sí es cierto que el chocolate es rico en proteínas y calorías, que son los componentes básicos de la producción hormonal. Ojo, pero hablamos de chocolate puro, no industrialmente procesado.

Una taza de chocolate en la mañana es más efectiva y menos dañina que el café. Igual si la tomas media hora antes de entrenar fuerte. Ni qué decir si la consumes antes de tener una sesión de sexo, en vez de consumir alcohol o drogas, que en realidad te suprimen ciertas conexiones neuronales.

Pero si las barras de chocolate que venden en cualquier tienda o en los ambulantes, no te convienen, ¿dónde puedes hallarla?

Tranquilidad, gente. Piura es una de las regiones productoras de cacao, así que si vives o tienes familia en las provincias de la sierra, ¿por qué no les encargas bollitos de chocolate puro?

Insistimos que preguntes a tu médico antes de consumirlo, ya que, si bien tiene antioxidantes, también tiene aceites que pueden joderte el hígado.

Así que ya sabes: cuando quieras aliviarte lo arrecho, una taza de chocolate puro hará que te quedes satisfecho.

 

Si quieres seguir profundizando en este tema, o tienes más preguntas similares o diferentes, házmelo saber en hunks.piura@gmail.com o en www.facebook.com/hunks.piura.3

© 2013 Hunks of Piura Entertainment.

martes, 8 de octubre de 2013

Anselmo (1)

RECOMENDAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunos pasajes podrían resultar perturbadores.

 

Por: N-Azz

 

La sufrida Santos no pudo superar una larga enfermedad para la que ningún brujo tenía cura.

era una mujer hacendosa, jovial, dicharachera, y de una inigualable sazón, tanto que, algunas veces, las muchachas casamenteras del pueblo la visitaban muy discretamente para arrancarle, “más que seya”, uno de los viejos secretos aprendidos de los abuelos, y los abuelos de los abuelos.

Pero la felicidad no fue completa. Desde que Anselmo nació, su matriz se rehusó darle otro hijo a Agapito, un hombre recio, no muy alto, cobrizo por el sol y el frío, muy varonil. Bailaba bien, casi no bebía porque santos lo controlaba mucho. Nunca se supo que le fuera infiel, como por ahí se sabía, por casualidad, de otros hombres del pueblo.

Novios desde la secundaria, Anselmo vino al mundo cuando ambos tenían 21 años, un 4 de enero,justo antes de la fiesta patronal del pueblo., los Santos Reyes.

El chico cumplió 14, y comenzaba a hacerse recio. Conforme su cuerpo cambiaba, comprendió que aquellos ruidos que oía a veces, en el cuarto del costado, eran expresión de amor y placer de sus padres. Una vez se levantó de puntillas y fue a espiarlos. Pudo ver a su padre acostado encima de su madre, con las piernas abiertas, desnudos ambos. El trasero de su progenitor subía y bajaba con fuerza, mientras las manos de su madre aferraban la espalda de su compañero como si se fuera a escapar, a medida que gemidos y jadeos se repetían.

Se impresionó tanto que lo comentó con algunos compañeros de la escuela, y terminaron inventando un juego en secreto que consistía en acostarse al descuido encima del otro, y mover las caderas tal como lo hacía Agapito. Las veces que se lo hicieron a Anselmo, pudo sentir que quien lo asaltaba tenía su miembro duro. Lo que el chico nunca confesó es que le había comenzado a agarrar gusto al juego, pero le restó importancia.

Una vez, en el campo, otro de los muchachos, que ya estaba en quinto, les propuso concursar para ver quién eyaculaba más lejos. Anselmo estaba con otros dos amigos de su salón y de la ‘pre-promo’. Todos sacaron sus penes y comenzaron a masturbarse. Ganó el promotor de la competencia.

A veces se bañaban en la quebrada, sin ropa. Al inicio, Anselmo se resistía, hasta que ese chico le lanzó un “¿acaso n’eres hombre?… si tu viejo se baña calato con mi viejo cuando van a la chacra”.

Por esos días, Santos principió a consumirse. Adelgazó mucho.

Cuando Agapito reaccionó era demasiado tarde. En la ciudad, los médicos le dijeron que dentro de su matriz crecía más carne de lo usual. No era otro hijo. No era otra vida: era lo opuesto.

Agapito y santos regresaron a San Gerónimo, a esperar lo peor.

Las yerbas no sirvieron, las mujeres rezando no sirvieron, los amigos y conocidos no sirvieron. Finalmente, su alma voló más allá de los picachos, el bosque y toda comprensión humana.

Luego que santos murió, Agapito se la pasó llorando desconsolado por una semana, tratando de que el cañazo le produjera una súbita amnesia, como le sugirió uno de sus amigos.

Todo quedó en las manos del Destino, quien parecía estar de vacaciones por cualquier sitio, excepto en ese paradisíaco lugar.

Las ausencias de Agapito se tornaron inexplicablemente largas, y Anselmo tuvo que aprender a organizarse solo. Intuía que la pena era tan grande, que su tarea era seguir, a pesar de que su duelo era, quizás, tan incomnmensurable como el de su padre.

Combinó las tareas escolares con el trabajo en la chacra. Poco a poco se iba adiestrando, hasta que le agarró el ritmo, e incluso el agrado. Una profesora le sugirió estudiar Agronomía, y que, si su padre quería, podía ayudarle a conseguir algo llamado beca.

Cuando Anselmo regresó de la escuela, una tarde, quedó anonadado, viendo cómo Agapito absorbía la última gota de cañazo, mientras un potente chorro de semen se disparaba desde su grueso pene. Estaba completamente desnudo, en el medio de su sala, aferrando su miembro con firmeza.

 

 

© 2012, 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

¿Los piuranos son los más pingones?

Por: K. Chero

 

P: ¿Es cierto que en Piura están los patas más aventajados de todo el Perú? (anónimo)

 

KEVIN RESPONDE

La afirmación es relativa, pues depende de tu propia experiencia.

El largo y grosor del pene o los testículos (mas bien el escroto, la bolsa que los contiene) no está definida por la ubicación geográfica de las personas.

Estas características vienen marcadas en tu código genético, y en todo caso puede deberse a la herencia y la mezcla multi-étnica: tu ADN.

Aunque los penes grandes se asocian a los negros, la verdad es que es difícil decir si la regla aplica a todos, y para eso te proponemos un sencillo experimento. Mas bien, un sencillo y cachondo experimento.

Selecciona al azar 10 amigos o amantes, el caso es que sean chicos. Procura que sean diferentes a nivel físico, esto es, estatura, peso, color, etc., etc., etc.

Ah, si quieres inclúyete.

Haz que a todos se les pare la verga. Ya tú verás cómo, si a manazo limpia, o dando una buena chupada… o pidiendo a alguien que lo haga.

A continuación, cuando la verga esté a su máximo esplendor, toma una regla o cinta métrica, y mide. Procura hacerlo tres veces con cada sujeto para asegurarte que no te estás equibocando. De paso que te ganas con algo, ¿no?

Apunta las medidas.

Ahora aplica esta fórmula: P1 + P2 + P3 … + P9 + P10/10. donde P es pinga o pene, el número correlativo identifica a cada sujeto, y el 10 solito al número de sujetos (si son más o menos, el número aumentará o disminuirá)

El número que resulte de la suma entre la división es un promedio, pero que sólo aplica a tu muestra. Mientras mayor sea la muestra, más confiable será el resultado.

Los valores que estén uno o dos puntos arriba de tu promedio pueden considerarse como extraordinarios, los que estén uno o dos puntos por debajo de tu promedio pueden denominarse infraordinarios. Los valores alrededor del promedio, serán regulares. Ojo, regular no significa malo, sino “dentro de la regla”.

Apliquemos a algunos modelos que se hhan mostrado y anunciado en Hunks of Piura, y veamos resultados: Adrián (blanco, alto, velludo) la tiene de 19, Darwin (moreno, promedio, lampiño) de 17, Carlos (trigueño, bajo, lampiño) de 18, Alfredo (blanco, bajo, semi-velludo) de 19, Franco (blanco, alto, velludo) de 15 y Frank (trigueño, promedio, velludo) de 15. el promedio para este grupo es de 17,2 cm, lo que quiere decir que todos están dentro o cerca a lo regular por dos milímetros.

Pero no nos engañemos. Este promedio aplica sólo a este grupo.

Si los datos que nos ofrecieron varios de ustedes en Facebook son ciertos, podríamos decir que el promedio de largo de pene en la comunidad de Hunks of Piura es de 15,1 cm. Bajo este nuevo dato relativo, quienes la tienen por encima de 17,1 cm podrían ser aventajados, y quienes la tienen por debajo de 13,1 cm, no. El resto (que es la mayoría) está en lo regular.

Si la afirmación de la que parte la pregunta fuera cierta, la mayoría de los piuranos tendría que estar por encima de 17 cm, lo que para el caso de nuestra muestra no es consistente.

Por lo tanto, mientras no se haga una investigación un poco más amplia, y tomando en cuenta otras características o “marcadores genéticos”, la respuesta más apropiada es: depende de la muestra.

 

Si quieres seguir profundizando en este tema, o tienes más preguntas similares o diferentes, házmelo saber en hunks.piura@gmail.com o en www.facebook.com/hunks.piura.3

© 2013 Hunks of Piura Entertainment.