martes, 1 de octubre de 2013

Cuaderno de Obra (37)

Creado por N-Azz. Escrito por Hunk01 y N-Azz.

 

Aunque Gustavo regresará al día siguiente, Renzo decide aprovechar el tiempo ordenando un poco el departamento. Sólo permanecerá allí por unas semanas más, hasta que la obra acabe.

Mueve muebles, limpia algunos objetos, y jala unas cajas con papeles que están en una esquina. Al mover la más pesada, el fondo cede, y varios documentos caen al suelo.

Renzo se sienta para ordenar los papeles tal como los halló, para que Gustavo no se enfade luego si acaso los revisa.

Organizando los documentos, halla un nombre que le suena familiar: Carga segura.

Revisa el contenido. Es una comunicación con la constructora donde le pide pagar las facturas por el servicio de transporte.

Renzo sigue hojeando los papeles. Hay varios entre esa empresa, la constructora y la municipalidad, y en todas se habla de cargas, aunque no se especifica cuáles. Sin ver más, los organiza, se pone un abrigo y sale a la fotocopiadora más próxima, con una gran interrogante en su cabeza: ¿qué hace Gustavo, su pareja, con todos esos documentos?

 

A las cuatro de la mañana, en el departamento que Gustavo y Renzo alquilan en Lima, y que ahora cuida Renato, dos siluetas se acercan a la cocina.

Cuando la luz se enciende, se trata de Gustavo y Tito, completamente desnudos.

-          ¿En serio quieres chocolate y no café, Tito?

-           Necesito calorías.

-           Bueno, después del trío de anoche, creo que los dos nos merecemos lo mismo. Te mueves muy bien.

-           Gracias. Se quedó jatazo el señor.

-          Gustavo sonríe y prepara las dos tazas de chocolate caliente. Le alcanza una a Tito, quien agradece.

-           No entiendo. Pensé que me iba a echar en cara que me prostituyo, que soy stripper… usted sabe… Usted es un profesional exitoso y solvente. Yo no.

-           ¡Bah! Aunque no lo creas, Tito, no tengo autoridad para criticarte. A tu edad también me prostituí, hasta hice porno gay. Así conocí a Renato. Digamos que fue mi… protector, mi mecenas. El toro sí se acuerda cuando fue becerro.

-           Me imagino que se lo contará a Renzo.

-           No. No lo haré. Y no lo hago porque vaya a pensar mal de ti. Él no es así. Lo hago para que ya no te recuerde. No tengo que hacer nada más. Tú mismo te has encargado de hacerte… impresentable ante Renzo. ¿O qué crees?

 

A diferencia de muchas contratistas, la que está haciendo la escuela se esfuerza por cumplir con los plazos. El trabajo es febril. La inauguración será pronto.

Justo antes de la hora de almuerzo, en la oficina del residente, Lucas sigue avanzando reportes.

-          ¿Hola?

-          Al levantar la vista se encuentra con Gustavo, quien trae un regalo.

-           El inge está supervisando. Dijo que lo espere. Que no se tarda.

-           OK. Esperaré… Oye, ¿Lucas? ¿Puedo hacerte un comentario?

-           Claro.

-           Eres… simpático.

-          Lucas se sonroja.

-           Gracias, doctor. Usted… también lo es.

-           ¿Tienes celular? ¿Por qué no me lo pasas? Tranquilo. Renzo no se dará cuenta.

-           ¿Para qué?

-          Gustavo le guiña un ojo y se toca el paquete. Lucas le dicta el número.

-           Listo.

-          En eso llega Renzo. Cierra la puerta, se abraza con su enamorado y lo besa en la boca.

-           ¿Vamos a almorzar?

-           Vamos, inge.

 

Vinicio es dado de alta en el hospital. Tras su colapso, fue internado pues le detectaron una fuerte deshidratación. Ezequiel lo recoge.

-          ¿A dónde me llevas?

-           A mi casa, Vinicio.

-           No. Llévame al Sindicato.

-           No estás bien. Descansa un día por lo menos. Ya mañana te reincorporas.

 

Esa noche, tras cenar, Gustavo y Renzo se desmudan y vuelven a compartir una sesión de sexo y pasión. De nuevo, el cuerpo del abogado ha vuelto a ser esa mole de músculos firmes, que durante una hora bombean el ano de su enamorado, hasta que por fin eyacula.

-          Qué rico, Tavo. Me vuelves loco cada vez que me haces el amor.

-           Tú me vuelves loco cuando mueves el culo así.

-          Ambos se besan.

-           Oye, cambiando de tema, ¿te dieron medicina?

-           ¿Medicina? Claro. De aquí me toca tomarla. Te pasaré las horas.

-           ¿Sabes que al inicio choca?

-           Sí. Pero aquí estarás tú para no dejarme salirme, ¿no?

-          De pronto, el celular de Renzo suena en la sala. Da un beso a Gustavo y se va atender. Ya solo, el abogado piensa que debe elaborar un plan para que, cuando ambos regresen a Lima, no se cruce con Tito, y para que tampoco se dé cuenta que no está infectado con VIH. Quizás inventar una curación “milagrosa”, o quizá hacer pasar los anabólicos por antirretrovirales.

-          Al fin, Renzo regresa, y se acuesta junto a su enamorado.

-           ¿Quién era?

-           Una gerenta del Gobierno Regional. Quiere que le haga una consultoría externa. Tranquilo. La haré desde Lima.

-           Ah, ya me estaba preocupando.

 

Al día siguiente, Renzo se escapa de la obra, y va a ver a la supuesta gerenta. Es, en realidad, una abogada joven, que conoció en un compromiso.

-          ¿qué fue lo que hallaste?

-           Mira, Renzo. En una primera hojeada, fuertes evidencias de un negociado entre tu constructora, la municipalidad, esta proveedora y hasta el Sindicato. Tendría que atar más cabos.

-           ¿Y cómo está implicado mi pareja?

-           Sólo archivaba los documentos. No hay mayor implicación. Por cierto, aquí aparece un nombre, un tal Orlando. Hay una orden del fiscal. ¿es empleado de la constructora?

-           No que yo sepa. Es un peluquero del barrio donde hacemos la escuela. Una vez quiso atacarme, y ahora está en el penal.

-           Qué raro que esté aquí.

-           Oye, ¿puedes hacerme un favor?

 

Gustavo está con el cliente que el estudio tiene en Piura, cuando recibe una llamada de Renzo.

-          Hola amor… ¿El domingo…? ¿Quieres que te acompañe…? Ah, entiendo… Normal. Sobreviviré un domingo sin ti, jaja… ya, nos vemos a la una.

-          Apenas corta, Gustavo hace otra llamada.

-           Hola, ¿Lucas? Soy Gustavo… Oye, ¿qué haces este domingo por la mañana…?

 

(CONTINUARÁ)

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario