jueves, 26 de diciembre de 2013

Kyrie

Por: Hunks01

 

Perdóneme, Padre, porque he pecado. Me acuso de haber tenido una conducta impropia con un desconocido.

Todo comenzó ayer, cuando mi amiga Giuliana me pidió que la acompañara a probarse su traje de novia. A pesar que le dije que me iba a aburrir, ella me insistió. Pero justo antes de llegar a su destino, le dije que iba a alquilar media hora de Internet, y luego la pasaba recoger.

Estaba viendo una porno amateur de dos chicos en el campo, cuando la ventana de un sitio de contactos gays se iluminó. La abrí. Era un tipo que dijo haber visto mis fotos, que le gustaban, que dónde estaba. Me puse a conversar con él. Me dijo que estaba en la ciudad, porque no es de acá, y que si podíamos encontrarnos.

Me faltaban nueve minutos para que se acabe mi tiempo.

Le mandé un mensaje a mi amiga. Nada.

Hace más de una semana que no tengo nada con nadie, y casi a diario aprovechaba para masturbarme en la ducha.

Cinco minutos antes de que se acabara mi tiempo, decidí ir a su encuentro. Me incomodaba dejar a mi amiga, pero pensé que esta oportunidad no se presentaría tan rápido.

Llegué a donde me había citado: un hospedaje sencillo, casi oculto, en una calle tranquila y perdida del centro de la ciudad. Pregunté por Rolando, como me dijo.

El recepcionista me indicó el cuarto (por cierto, a este chico lo he visto un par de veces en el baño del cine porno).

Tras tocar la puerta de la habitación, un tipo blanco, cabello y vellos castaños (por casi todo el cuerpo), ojos verdes, tan alto como yo, me atendió.

Su habitación era sencilla en extremo. Una cama, una mesa, una silla, una mesita de noche, y su maleta a medio abrir. Noté que sobre la mesa había un libro de Filosofía, unos papeles en blanco sobre los que, de seguro, escribía algo, y un bolígrafo.

Me pidió no estar nervioso, me dijo que en persona era mucho mejor que en las fotos de Internet. Soy flaco pero no huesudo, formadito mas bien, algo velludo, trigueño tirando a moreno, y encima zambo.

Rolando sólo tenía puesto un boxer; Me pidió que me desvistiera. También me quedé en boxer.

Se acercó y comenzó a acariciarme el pecho, me rodeó hasta la espalda, aproximó su cuerpo y comenzó a besarme en la boca. Le correspondí. Poco a poco, fuimos excitándonos, digo, era evidente por lo que ocurría debajo de nuestros boxers. Se arrodilló un poco y me quitó el mío. Se quedó sorprendido de ver lo que escondía debajo de él.

Me preguntó si realmente eran dieciocho centímetros, porque le daba la impresión de que era más.

Comenzó a hacerme… sexo oral.

Se quitó su boxer, y me pidió que también le hiciera sexo oral. Accedí. Lo suyo es algo más pequeño que el mío.

Me preguntó si tenía preservativos. Nada. Aún así, me acostó sobre la cama, se acostó sobre mí, y comenzó a rozarme todo su cuerpo. No parábamos de acariciarnos, incluso nos ingeniamos para rodar acostados, ya que sólo había espacio para una persona. Estuve largo rato encima suyo, y luego regresé a estar debajo. Luego me pidió que le dé la espalda, y volví a sentir su peso y cómo mecía su cadera, hasta que, tras un profundo suspiro, eyaculó. Pude sentir su tibio fluído entre mis nalgas.

Me bañé, me vestí, agradecí y salí del hospedaje. Fue cuando prendí mi celular. Giuliana me había respondido: se iba a demorar otra hora más.

Y por ella estoy aquí. Se casará dentro  de una hora, y vengo a pedir la absolución, pues pienso comulgar. ¡quiero compartir el gozo de este día!

Así que, Padre, acepto la penitencia que me corresponde… aunque creo que será compartida.

Sí. No me mire con esa cara.

¡Perdónanos, señor, porque hemos pecado!

No olvide que usted, Padre Rolando, fue la persona que me citó a ese hospedaje.

 

© 2013 Hunks of Piura Entertainment. Los nombres y situaciones fueron cambiados. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí.

Producida con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

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