lunes, 31 de marzo de 2014

Anselmo (25)

ACONSEJAMOS DISCRESIÓN DEL LECTOR: Algunas escenas que presentamos a continuación son inapropiadas.

 

Por: N-Azz

 

CAPÍTULO 25

Ese sábado, al rayar la medianoche, dos marineros aparecieron marchando y haciendo gestos militares en el escenario.

Estaban vestidos de impecable blanco.

Mientras sonaba In The Navy, fueron desapareciendo  sus gorras, camisas y pantalones ajustados por la cintura con doble hilera de botones. Debajo tenían bóxers claros transparentes.

El público comenzó a avivar y chiflar de gusto.

De pronto, ambos se pusieron frente a frente, se tomaron la pretina de los bóxers y los arrancaron.

What’s love got to do with it? Sonó de inmediato.

Tan pronto la música cambió, ambos cuerpos se juntaron y comenzaron a acariciarse. Se dieron un beso prolongado en la boca.

El chico de la derecha, totalmente depilado, fue besando el pecho, el abdomen y la ingle de su compañero,, a quien el vello corporal se le diseminaba por todo sitio.

Entonces, el lampiño comenzó a succionarle el pene. La erección, que ya estaba en progreso, terminó de concretarse. Una fellatio en vivo frente a unas cien personas.

Sin saber de dónde, el lampiño colocó un condón a su compañero, y cuidadosamente lo recostó sobre el sofá de toda la vida sobre el escenario.  Se arrodilló sobre su miembro. Bajó despacio hasta desaparecerlo de la vista del público, dentro de su ano.

Ahora sonaba Freedom.

El lampiño comenzó a cabalgar sobre el otro chico. Primero iba lento, hasta que, paulatinamente, fue adquiriendo velocidad.

El velludo lo tomó por la espalda, y progresivamente fue descendiéndola hasta que quedó en el suelo, y sus piernas flexionadas en el aire. Inició un bombeo salvaje.

La gente miraba absorta… y excitada.

Sweet Harmony se emitiía a través de los altavoces.

El velludo hizo un gesto evidente de no poder contenerse más. Sacó su pene, su condón, y dejó caer una profusa eyaculación sobre el abdomen marcado y el pecho hinchado de su compañero.

La canción no había dejado de sonar, así que se acostó sobre él y comenzó a besarlo exagerando su movimiento pélvico.

La melodía terminó, ambos se pararon para agradecer y salieron corriendo del escenario.

El telón se cerró entre estrepitosos aplausos.

“Casi la caga’”, comentó Zulú mientras Febo y Max bajaban.

“Tranquilo--- Wáshington. Te toca”, ironizó Max.

Zulú lo miró molesto.

“apura, luego te mechas”, reaccionó Febo.

El telón se abrió de nuevo.

Una música electro-urbana invadió el Alpha Male.

Zulú bailaba voluptuosamente  y girando cual trompo.

Baco, Kike y don Martín se daban un respiro para preparar vasos y botellas para cuando el público saliera del trance.

Zulú vestía una camisa y pantalones plateados brillantes.

Se sacó la prenda superior y la lanzó al público. Entre la mesa 4 y 8, la gente estaba a punto de hacerla añicos.

Zulú se quedó en hilo dental plateado.

Escogió dos personas que parecieran tímidas entre el público. Las ayudó a subir. las puso de rodillas. . Hizo que cada una agarrara una tira de su prenda y que se la bajara hasta quitársela del todo. Ahora el bailarín sólo vestía botas negras y calcetines blancos. Ofreció su pene a uno de sus ocacionales partners. El invitado dudó, pero se dejó envolver y aceptó.

Contra todo pronóstico, la mano derecha de Zulú hizo que la otra persona acercara su cabeza hacia su nalga derecha, y comenzara a besarla. El moreno no dejaba de sonreir.

Cambió los roles de sus invitados. Su pene comenzaba a ganar tamaño y longitud.

Con dificultad, la otra persona le hizo sexo oral, mientras con su mano izquierda procuraba que el primero no terminara con la boca en medio de sus nalgas, sino de cara al público.

Zulú se puso de frente al público e hizo que sus dos invitados en escenario chuparan su miembro al mismo tiempo.

Ya no pudo controlar las manos de ellos que se le iban por cualquier lado, de la cintura para abajo, por lo que, por precaución, tenía los glúteos firmes, cerrando el acceso al ano.

Intentaba pensar en algo que acelerara su orgasmo, pero fue complicado. Entonces vio a Baco, a lo lejos, de pie, tomando el pedido de un parroquiano. Estaba algo inclinado, y se alucinó penetrarlo como solían pedirle sus clientes: “¡Duro papi!”.

En segundos, un chorro blanco potente se disparó hacia algunos chicos que estaban  al pie del desnivel.

Comenzaba el domingo, y la gente se arremolinaba a pedir algo de tomar en la barra.

Baco, Kike y don Martín se miraron y suspiraron de alivio.

“¡Hola Baco!”

“¿Daniel?”

“Sí. ¡Qué bueno que me recuerdes!

“¿Qué deseas?”

“Una chela personal heladita”.

“¡Ya pues!”

Con la diligencia que lo estaba haciendo famoso, el chico atendió rápidamente al rubio de la barra, quien le pidió que le acercara su oreja.

“Don Martín dice que ya puedes dar servicios. ¿Estás libre más tarde?”

Baco dudó.

“¿De aquí?”

“No. Como a las tres de la tarde”.

Baco miró a don Martín. Parecía darle luz verde.

“Ya pues”.


 

 (CONTINUARÁ…)

 

© 2012, 2014 Hunks of Piura Entertainment. Esta es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres o situaciones es pura coincidencia. Escribe a hunks.piura@gmail.com o comenta aquí. SIEMPRE PRACTICA SEXO SEGURO.

Texto producido con el Método Writting Fitness. Más información aquí.

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