domingo, 21 de noviembre de 2021

ASS (04): Muéstrame tu pinga erecta

Alejo posa en una sesión de fotos al desnudo y al palo.

 


A las 9:30 de ese domingo por la mañana, el atlético Alejo llega a una de las casas de Los Ejidos. Toca el timbre. Viste un polo, short y unas zapatillas de tela. El polo y el short disimulan mal el simétrico trabajo que las pesas han forjado en su cuerpo: espalda ancha, pectorales y brazos hinchados y formados, cintura estrechita, buen par de nalgas y buen paquete, grandes y formados muslos y ni qué hablar de sus pantorrillas. Hermoso ejemplar de varón en sus 22 años, quien además tiene un rostro muy agradable y un cabello negro ensortijado algo desordenado. Saca su celular del bolsillo delantero y comienza a escribir un mensaje cuando la puerta se abre y un hombre en sus 30 le sonríe.

“Pensé que ya no ibas a venir, cabrón”.

“Hay poca movilidad”.

Enrique le da la mano y lo invita a entrar. Tiene rostro agradable, ojos algo claros, un poco alto, y ese polo y esa bermuda que se puso esa mañana también disimula mal un físico típico de gimnasio. Cruzan el jardín que rodea una casa de dos pisos. 

Al ingresar a la amplia sala, en la escalera un hermoso y atlético chico, totalmente desnudo, lo ve llegar. Avanza un poco más y al pie de las gradas, un pata aparentemente flaco y formado, vestido con polo y buzola, manipula una cámara fotográfica profesional.

“Te presento a Willy”, le indica Enrique.

“Mucho gusto”, intercambian ambos.

“Y ese cuate allá arriba es el gran Flavio”.

Alejo le lanza un tímido hola que el modelo le responde con una amplia y seductora sonrisa.

“Acompáñame”, indica el anfitrión hastallevarlo a unos modulares donde hay unos papeles. “Tómalos y fírmalos con tu nombre y DNI. Uno es el contrato y el otro es la autorización de uso. ¿Sí tienes claro qqué vamos a hacer hoy, no?”

“Posar desnudo”, responde Alejo con mucha seguridad.

“Y mostrando la verga erecta”, agrega enrique.

“Sí, normal. ¿Tienes lapicero?”

“¿No vas a leerlo antes?”

“No vas a ratearte, ¿o sí? Ya me dijiste que las fotos son para México, ¡no?”

“Sí. Para una revista que publica desnudo masculino erótico”.

“Normal”, reitera Alejo, y firma.

“encuérate que voy a ponerte el óleo. Apenas Willy termine de trabajar con Flavio, comienza a trabajar contigo; luego con ambos”.

Alejo se quita el polo y las zapatillas. Ya descalzo, se para sobre la alfombra de la sala y se quita el sshort. Queda calato.

“Uff. Te ves más mamey que en las fotos que me mandaste, cabrón”, le comenta enrique.

El muchacho sonríe.

Enrique toma un frasco de un aceite oscuro y comienza a pasárselo por todo el cuerpo, desde la cara, luego el cuello, los pectorales, los brazos, los costados, el abdomen, la cintura.

“Voltéate. ¿entrenas duro, no?”

“Eso y el trabajo en la chacra”.

“Sí, me contaste”, menciona enrique, quien está untando toda la espalda y se arrodilla para hacer lo mismo con las nalgas. Entre ellas, asoma uno que otro vello.

“Me estás metiendo la mano al culo”, sonríe alejo medio en son de reclamo.

“Tranquilo, cabrón. No quiero que salgan zonas claras”.

Continúa con las piernas y pantorrillas.

“Voltéate”, pide.

Alejo gira, y ahora enrique le pasa el aceite por el pubis y la ingle incluyendo el pene y los testículos. El pene comienza a reaccionar y crecer.

“Te pones erecto de plano”.

Alejo sonríe.

Enrique termina de untarlo.

“Que se absorba un poco y te traigo el vestuario… debiste podarte un poco el arbusto”.

“No tengo tijera para los pendejos”.

“Ahora traigo una”, sonríe enrique.

“Necesito ayuda con el pene de Flavio”, llama Willy desde la escalera.

“Voy”, responde Enrique. “Ya vengo”, le dice a Alejo.

El anfitrión va hasta donde está el otro modelo, se arrodilla en una grada y evidentemente comienza a chuparle la pinga a Flavio, quien mira la escena, igual que Alejo, pero a la distancia. Su pinga también se pone dura y recta: 18 centímetros, gruesa, botando líquido preseminal ya en la punta.

Enrique saca un frasquito de su bolsillo y echa un líquido transparente, como gel, sobre el miembro de Flavio.

“espárcelo”.

Flavio distribuye el lubricante por su pene y reanuda la sesión de fotos. Enrique regresa donde Alejo, y se percata de su pene erecto.

“Chinga tu madre, cabrón. Qué buena verga tienes”.

Alejo sonríe y distribuye su líquido preseminal por toda su pieza a manera de lubricante.

Cuando Willy acaba la sesión con Flavio, el aceite ya se ha absorbido sobre la piel de Alejo dándole un tono bronceado uniforme y natural y Enrique ya le ha recortado el vello púbico para que se luzca mucho más su pinga y sus grandes bolas.

“Contigo vamos a trabajar en la columna que está en el jardín”, indica el fotógrafo, a la vez que apunta el dedo a una rara y solitaria decoración de mármol blanco de contorno acanalado.

Alejo camina y coloca en su marca; no se pone nervioso frente a la cámara. Ejecuta todas las poses que le piden. Su cuerpo hermoso no solo se luce bien en las fotos que aparecen chiquitas en el visor. También llama la atención de Enrique, y especialmente de Flavio.

”¿De dónde sacaste a ese churro?”

“De un rancho”.

“Qué rico”.

“enrique, ya sabes qué hacer”, pide Willy, quien está arrodillado sobre el piso del jardín al lado de la piscina y con la cámara en ristre.

“Si quieres lo hago yo”, murmura Flavio.

”Ya tendrás tu turno”, sonríe el anfitrión. “No me asustes al morro”.

Enrique va hasta donde Alejo se arrodilla y comienza a mamarle la verga hasta ponérsela dura. Repite la aplicación del lubricante. Con eso, Alejo tiene lo necesario para seguir haciendo la sesión con el pene erecto.

“No vayas a eyacular”, pide Willy.

“Demoro mucho”, presume Alejo.

“Qué bueno, peoncito”, susurra Flavio a la distancia, cuya pinga vuelve a ponerse al palo.

Y para terminar,te dejamos con una porno. 

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