domingo, 26 de junio de 2022

ASS (34): ¿Cuántas veces Alejo dio el culo, realmente?

Ser pasivo no significa que dejes de hacer un buen beso negro.


 

Ese sábado de mañana en San Sebastián, Pedro está descalzo y subido sobre una cama sin tender colocando un letrero de bienvenida en el cuarto vacío de la casa parroquial, mientras el Padre Alberto le mira las firmes nalgas desde atrás. El sacerdote no resiste la tentación de sobarse la bragueta, cuando se escucha llegar una moto.

“¿¿Qué tal se ve, Padre?”

“Delicioso como siempre, querido Pedro”.

“Me refiero al letrero, no a mi trasero”.

“Igual yo. Tú tienes mejor gusto para el diseño de interiores y… tu culo está delicioso”.

En ese momento entra Paco cargando una gran bolsa, y detrás de él, el musculoso Alejo; ambos visten polos manga cero, shorts y zapatillas. Justo suena un celular y Pedro saca el suyo; lo contesta. Paco entrega la bolsa al Padre.

“Compré dos juegos de sábanas, por si acaso, y una colcha. Hacen juego con el color del cuarto”.

“Gracias, Paquito. Perfecto. Que Pedro termine de hablar para hacer la cama”.

Alejo hace una seña al cura y lo llama fuera del cuarto. Pedro cuelga y paco le muestra  la bolsa.

“Excelente”, dice el muchacho mientras la abre y saca las telas. “El color está lindo”.

“Gracias. Qué bueno te haya gustado”. Paco carraspea un poco: “Pedro, sobre el tema de Edú…”

“Ya olvídalo. Tú no tienes culpa alguna. Los dos querían tener sexo, son adultos, son libres. Como te dije, solo no la hagas más larga”.

“Claro. Lo único largo debe ser su pene”, ríe Paco. “Y a todo esto, ¿dónde está?”

El Padre entra nuevamente:

“¿Necesitamos algún otro encargo? Alejo usará la moto, así que aprovechemos”.

“No, ya terminé”, informa Pedro mostrando la cama tendida. “Tengo que ir urgente a la parcela”.

Alejo ingresa también: “Puedo jalarte si deseas”.

Pedro sonríe y sale despidiéndose de Paco y el Padre.

“Ha quedado lindo elcuarto para el novicio… ¿cómo se llama?”

“Ni idea, Paquito. Solo sé que desde mañana a mediodía debo portarme como un cura decente”.

“Pero usted es un cura decente, Padre. Es como… un super cura”.

“¿Como Superman?”, sonríe Alberto flexionando sus brazos bien formados.

“¿Vio? Hasta tiene el cuerpo de Superman”.

“¿Tú crees? ¿Acaso me has visto desnudo alguna vez?”

“No, Padre, pero… ¿es malo si lo veo… desnudo?”

Alberto sonríe, cierra la puerta con seguro, se pone frente a Paco y se quita toda la ropa. Paco suda ffrío viendo los músculos del sacerdote, sin saber dónde posar su vista: si en ese torso de escultura, esas piernas de futbolista, o esa pinga que cuelga sobre unos generosos huevos. ¿Podría ser sobre la sonrisa pendeja del cura quien se le aproxima, lo abraza, lo mira fijamente a los ojos y le da un beso profundo?

El Padre quita el polo y el short a Paco. Debajo viste un suspensor. El cura gira al laico y le comienza a sobar la estrecha espalda y las lampiñas y firmes-pero-sexys nalgas. Poco después, lo pone de cuatro patas sobre la cama para abrirle el culo y comenzarlo a sopear. Paco surca entre la excitación y la incredulidad. De inmediato, Alberto le quita el suspensor.

A continuación, con el cura acostado sobre la cobija, ambos practican un 69. El Padre sigue chupándole el ano y masturbando suavemente la pinga de 14 centímetros mientras Paco chupa la vergota de 18 centímetros que no deja de manar líquido preseminal. También alterna succionando cada testículo e incursiona un poco más abajo hasta que su lengua estimula el velludo hoyo anal.

Lo siguiente será cachar a Paco en posición de perrito. La pinga de Alberto entra y sale de ese glorioso culo. El pasivo goza como loco. El activo ni se diga. Como broche final, la posición favorita de ambos: un piernas al hombro mezclado con un misionero, lo que da oportunidad a que ambos se besen en la boca y se acaricien por donde la mano alcance, y la mano de Alberto travesea sin cesar el pene de su amante.

“Las voy a dar, Padre”.

“Acabemos juntos. ¿Dónde quieres mi leche?”

“Dentro de mi ano, Padre. Hágame suyo”.

Paco se comienza a agitar, jadea y se queja más profundo. Alberto aumenta la velocidad de su bombeo. El semen de Paco comienza a dispararse sin control sobre su vientre y su pecho. Alberto sigue cimbrándose más fuerte excitándose con el rostro de su feligrés que combina dolor y placer hasta que eyacula en las entrañas del muchacho. El cura saca su pinga aún dura y se acuesta encima. Los dos varones se besan de nuevo en la boca.

Fuera de la ciudad, pero no tan lejos, Pedro y alejo llegan a la parcela. Aunque su jean pareció disimularlo bien, durante todo el camino el primero ha pegado su bulto erecto contra las dos firmes y grandes nalgas del conductor. Ambos entran. Juan los ve llegar juntos y se sorprende. Pedro le paga la semana, como su padre se lo encargó por teléfono.

“Te jalo a Artesanos, Juan”, ofrece Alejo.

“Primero me  baño”.

Mientras Juan se asea, Alejo y Pedro lo esperan recostados en la cama del cuarto principal.

“Quisiera cachar aquí contigo pero tengo que guardar leche pa’ más tarde”.

“¿El Padre sabe que están haciendo esa pela porno?”

“Tranquilo, Pedrito. No cagaremos al Padre”.

Alejo toma la mano de Pedro y se la mete dentro del short haciéndolo acariciar su bulto aprisionado por un bóxer.

“Se supone que no quieres cachar conmigo, Ale”.

“Pero me la puedes chupar al toque mientras Juan se baña”.

Alejo se saca el pene semierecto y se lo comienza a magrear. Pedro lo duda pero… ¿cuántas veces se puede disfrutar ese pene de 18 centímetros? Pedro se incorpora un poco y lleva su boca hasta el falo aún blando de su amigo y comienza a succionarlo. No pasa mucho tiempo en que ya lo pone duro, lubricado y muy húmedo debido a la saliva.

En lo mejor de la mamada, Alejo mira hacia la puerta y descubre que Juan está allí desnudo y sobándose su pija de 17 centímetros, ya erecta. Alejo sonríe, le hace una seña y Juan se acerca a la cama, deja la toalla a un lado, se aproxima a Pedro y comienza a sacarle el pantalón.

Alejo y Pedro se quedan por fin desnudos. Eso facilita a Juan separar las nalgas del segundo y disfrutar mamándole el culo mientras éste  ha comenzado a lamer las bolas a Alejo. Juzgando que ese ano ya está dilatado, Juan se incorpora y comienza a introducir su falo muy despacio.

Aprovechando que Pedro continúa estimulando sus bolas, Alejo se deja llevar y levanta sus musculosas piernas con cuidado. Pedro parece entender el mensaje y comienza a bajar por el perineo hasta topar con su lengua el ano de su amigo. La sensación que el musculoso experimenta le relaja el pene pero le genera una increíble excitación desde su gran culo. Juan, al ver la escena, se arrecha demasiado y termina preñando el ano de Pedro.

Una hora después, a las 11, Alejo y Juan están a punto de llegar a Artesanos.

“Pensé que te habías vuelto solo activo”.

“Si te refieres a lo que pasó esa vez…”

“No, alejo, le diste el culo a Pedro”.

“Solo me chupó el culo… ni loco me la dejo meter otra…”

Alejo calla. Juan tampoco insiste, aunque su pene se puso duro de nuevo. La motocicleta está a punto de llegar a su destino.

        Y para finalizar,te dejamos un video porno gay. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario