sábado, 18 de junio de 2022

Proyecto Lujuria 9.2: Osmar y Alexis también gozan rico en la ducha


A la misma hora, Osmar regresa de la calle al departamento en el condominio. Alexis justo sale del dormitorio principal cubriéndose sus genitales con una toalla:

“¿Cómo te fue en la entrevista?”

“Bien, pero ya estaba olvidando que esto de atender a la prensa tiene su lado pesado. Al menos no me pidieron quitarme la camisa”.

“La cena está para calentar por si desees”.

“Báñate, luego me ducho y ceno antes de que venga Alejandro”.

Alexis se aproxima un poco más sin separar la toalla de sus partes íntimas:

“¿Entonces va en serio la cosa con ese chico?”

Osmar se lo queda mirando y sonríe:

“¿Podemos ducharnos juntos?”

 


El baño se llena de cierto vapor. En la ducha, los dos actores están empapados y cubiertos sus cuerpos con la espuma de sus jabones que masajean con cierta delicadeza. Casi sin quererlo, por instantes se rozan un poco.

“¿Y cómo tienes tanto estómago para soportar toda esa presión, Osmar?”

“Sobrevivir al chavismo da experiencia suma cum laude, pana”.

“¿Hasta cuándo vas a soportar?”

“el miércoles iré a la embajada americana y veré si puedo tramitar mi visa. Un compañero en Doral dijo que puede alojarme mientras hago castings, busco algo. Para cuando acabe la temporada, ese trámite ni siquiera habrá comenzado, creo”.

“¿Y la película que están negociando? ¿Y lo de esa serie? ¿La sesión para Brasil?”

“Si llega, ya veremos. Por ahora, mis planes son emigrar… otra vez”.

“¿Te puedo acompañar? Yo tampoco me veo con futuro en Perú”.

“¿Tienes dónde llegar en Miami?”

“Quiero ir a Los Ángeles. Qiero preguntar bien a Keith  cómo es la nota allá”.

“¿En serio ese man es peruano?”

“Su partida de nacimiento dice que sí. ¿No ves cómo hablaba todo criollo?”

“sus facciones son de gringo”.

“Bueno, quizás por eso ha podido trabajar en mercado anglo, aunque acá no se ha conocido ese trabajo”.

“Los Ángeles es más jodido que Miami, Alex”.

“En el valle de San Fernando no son muy exigentes”, el actor se coge  el paquete con una mano, meneándolo, mientras con la otra se nalguea.

“Al menos tienes buena verga… y buen culo. Yo solo buen culo. Mi verga no es… muy pornográfica que digamos, sin ofender”.

Alexis se sonríe:

“Pero eres guapísimo, huevón. A veces tengo que controlar mis hormonas cuando te veo calato, como ahora”.

Osmar ríe:

“Me deseas sexualmente, acaso, vale?”

“¿quién no te desea sexualmente? Aunque, claro, con todo lo que me cuentas… puta, huevón, no sé si aguantaría estar en tu pellejo”.

Osmar se enjuaga el jabón, dándole la espalda a Alexis. De pronto, comienza a sobarse las nalgas más de la cuenta. Voltea un poco la cara:

“Podrás vaciarme tu leche aquí?” Osmar se toca la raja del culo. Alexis se sorprende.

Osmar gira, sonríe, coge a Alexis, lo mete bajo el agua tibia, lo enjuaga de cabeza a los pies, sin obviar pene, bolas y trasero. Lo abraza.

“No te dije nada, pero sí sentí hace semana y media cuando en la escena del sueño, tu huevo estaba un poco más duro que lo usual”.

“¿Te molestó?”

“Para nada. Sé que no tuviste intención”.

“A veces es jodido controlar la mente”.

Osmar sonríe, se estrecha más en el abrazo, siente cómo el pene de Alexis se pone duro; lo mira con cariño, lo toma de las mejillas y lo besa en la boca. Entonces se arrodilla a chupár ese pene con cierta dificultad; se ayuda con una mano para acelerar el orgasmo.

“Las voy a dar, Osmar”.

El arrodillado se saca la pinga de la boca, la magrea fuerte y deja que el semen se le dispare en la cara.

Al salir, se topan inesperadamente con Gibrán en la puerta.

“¡Entonces sí es cierto!”, exclama el inquilino principal, con cierto asombro.

  

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