A mitad de la segunda semana, los chicos reciben la noticia de que comenzarían su labor social en un barrio pobre de Piura. El Reverendo Rafael va dándoles detalles. Jonatan, Manuel y Darwin se muestran entusiasmados. Pedro no muestra tanta euforia. Terminada la sesión, el Reverendo Rafael se le acerca.
- Pedro, ¿te pasa algo?
- No, Reverendo. Nada. Todo nice.
- De acuerdo. Sube que el Reverendo Alex. Digo, Alexander, quiere verte.
- El Reverendo soba la cabeza a Pedro. Es la primera vez que se da este gesto cariñoso. Rápidamente, el formando sube las escaleras, llega a la puerta, y la toca.
- Jorge la abre, y Pedro reacciona con nerviosismo.
- Entra.
- Pedro ingresa, y encuentra al superior, de espaldas, vestido con un bikini negro, que le marca el culo. Pedro traga saliva, y mil ideas corren por su mente.
- Ah, Pedrito. Pasa. Te tengo buenas noticias. Mi amigo te admitirá como alumno libre de su taller de ballet. Está a la vuelta de esta casa. Puedes comenzar cuando quieras.
- Gra-gra-gracias, Reverendo.
- ¿Te pasa algo?
- No. Nada. Todo alright.
- Ah. E-e-el Reverendo Rafael…
- ¿Pasa algo con él?
- No. Me acarició la cabeza, hace poco.
- ¡Qué bien! ¿Ya ves?
- Mientras el Reverendo comienza a vestirse, Pedro sale y recupera el aliento. “¡Qué hombre! Chato pero fuerte”.
- Esa tarde, Pedro asiste a su primera clase. Un hombre blanco, con pequeñas arrugas en su cara, pero de rostro simpático, lo atiende.
- Soy Pedro.
- Ah. El chico de Alex. Pasa, por favor. Mira, en ese cuarto, puedes ponerte tu malla de ensayo.
- ¿Mi malla de ensayo? Ay, señor. Tengo licras, pero no malla completa.
- Ay, no. A ver, déjame qué puedo hacer.
- El maestro desaparece cinco minutos, y regresa con una ropa negra.
- Espero que te quede. Póntela, por favor. Por cierto, soy el Maestro Charles.
- Le da la espalda, va a un rincón de la sala llena de espejos, un gran ventanal al fondo y piso de parquet bien lustrado. Se quita el polo y el short, hasta quedarse completamente desnudo. Su cuerpo es marcado y atlético, con brazos definidos, culo levantado, espalda normal, piernas voluminosas. El maestro se coloca su malla sobre el cuerpo desnudo y sin un vello por ninguna parte, que no hace más que marcarlo.
- Pensé que ya te habías cambiado.
- A-a-a-ahora lo hago.
La primera clase de Pedro es el tema de conversación de la cena. El nuevo alumno no ahorra detalles, y los otros chicos lo escuchan atentamente, aunque Darwin no puede ocultar su sonrisa sarcástica. Jonatan se da cuenta, y lo mira seriamente.
A la hora de dormir, Jonatan está acostado sobre su cama, en un slip blanco, siguiendo su lectura. Manuel entra, se quita la toalla y se queda desnudo.
- Qué chévere que Pedro aprenda ballet. Debe ser difícil. ¿sabes algo de eso, Jon?
- ¿Jon? Es la primera vez que me llamas así.
- Disculpa. Yo no quería…
- ¡No!Normal. llámame así, por favor. Y sí, me parece genial que Pedro aprenda ballet.
- Ojalá nos enseñe.
- Quién sabe. Por cierto, la primera semana te ha hecho bien. Te veo algo más agarrado.
Manuel se sonroja.
- Disculpa, Manuel. No era mi intención.
- No. Eso ya no debería paltearme. Gracias mas bien. Tú… tú tienes un físico bien bonito.
- Gracias. Pero lo que importa es la belleza del alma.
- Claro, de acuerdo. Pero…
- ¿Pero?
- Pero siento que también eres bello por dentro.
- Tú también lo eres, Manuel.
- Dime Manu. Mi mamá me llama así.
- Nuevamente, ambos se miran fijamente a los ojos. Se sonríen.
- Jonatan se levanta de la cama, y, sin importarle la desnudez de su amigo y compañero, ni la semi-desnudez suya, lo abraza fuertemente. Manuel se aferra con fuerza también.
- Manuel, te prometo, por lo más sagrado, que nunca te dejaré solo.
- Manu, Jon. Dime Manu.
- Pues… Manu… te… quiero.
(CONTINUARÁ…)
Escrito por N-Ass. ©2012 Hunks of Piura Entertainment. Estas es una obra de ficción: cualquier parecido con nombres, lugares o situaciones es pura coincidencia. Escribe al autor: hunks.piura@gmail.com, encuéntranos en Facebook o deja tu comentario aquí.
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