martes, 26 de marzo de 2013

Él y yo (4): La llamada

Escrito por N-Ass

 

Y el milagro sucedió: a él lo llamaron a una entrevista de trabajo. Algo me decía que quedaría con el puesto. su carisma, su competencia profesional y su actitud servirían de mucho.

Vino exclusivamente para acudir a la reunión.

Nos reunimos apenas para almorzar. Luego regresó a casa. Lo que sí, procuramos que ese breve momento fuera muy significativo. Desde aquella noche que la pasamos juntos en ese hotel de parejas, no nos habíamos visto.

¡Extrañaba darle un beso! Pero, nuestra sociedad aún no está lista para esas muestras de cariño. Los roces de manos, los abrazos, las expresiones cariñosas harían el resto.

Como niño travieso, tras almorzar, fuimos rápido a tomar un helado. Es fanático de los helados, y si son de chocolate, mejor. Recuerdo que se vaciló descaradamente del uniforme de los mozos. Decía que parecían aquéllos que corrían delante de los toros en la fiesta de san Fermín, en España.

Le dije que el día que fuera rico, podía comprar la heladería y modificar el uniforme.

Aunque quien más le vaciló fue el mozo que nos atendió en el restaurante donde almorzamos. Era un chico de un lindo cuerpo, moreno, algo velludo, que vestía un bibidí y bermuda, así que su físico era imposible de ocultar, en especial su culo bien formado, además de fuertes brazos y pecho, y piernas de campeonato.

Su intención de estar más cerca físicamente tuvo sus logros. Unos días después, le dijeron que había sido aceptado en la nueva chamba, pero desde mayo. Claro, la mala noticia era que había que esperar. La buena: ya tenía chamba. Sólo quedaba esperar. Y esperamos.

En medio de una situación endeble, él y yo era lo único seguro que teníamos.

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