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viernes, 5 de agosto de 2022

Proyecto Lujuria 10.5: Ese día es hoy









Voto de Silencio
se estrena medio año después mediante streaming. Para la promoción, Alexis y Osmar regresan de Los Ángeles, y junto a Evandro, Keith y Giaccomo comienzan una gira por algunas discotecas de ambiente exclusivas en Lima, Arequipa, Trujillo, Cusco e Iquitos. Por las mañanas, se la pasan dando entrevistas a muy pocos medios, y aceptando sesiones de fotos alguna más osada que otra hasta que se concreta la oferta de la revista brasileña para hacer una sin censura con los cuatro actores al desnudo y al palo… y por el doble de pago que se había negociado antes del escándalo.

La producción es rápidamente etiquetada como pornográfica, aunque “de cierto buen gusto en la fotografía y la dirección” según la crítica especializada peruana; pero en Europa, las reseñas son mucho más entusiastas.

Al término de la promoción, Evandro y Osmar deciden borrarse del mapa y hacerse el amor en un dormitorio sencillo pero abrigado, donde el primero prueba después de muchos años qué se siente recibir un pene erecto en el ano, especialmente si es cabezón. Osmar se mueve con mucha delicadeza, aferrándose tanto como puede al cuerpo de ese encantador ser que levanta las piernas y el culo para entregarse, para saborear el fresco aliento de su boca al besarlo, para experimentar una indescriptible plenitud al momento de eyacular dentro de su ser.

“Te amo, Evandro”, suspira.

“Yo te amo más… Déjala adentro otro rato”.

“Como desees”, sonríe Osmar, besándolo de nuevo. “Espero que ésta también haya sido una buena decisión”.

“La tomamos por partes iguales, ¿recuerdas?”

Osmar sigue sonriendo, saca con cuidado su pene aún erecto, se retira el condón lleno de esperma, lo bota al suelo, y se incorpora tomando de la mano a Evandro.

“Te quiero mostrar algo”.

Así, desnudos, ambos caminan a la ventana. Osmar no solo abre la cortina, sino que deja penetrar al aire fresco de la mañana. Evandro sonríe y se emociona:

“Menos mal que no es Los Ángeles”.

“Menos mal que no es Lima”, le replican.

“Menos mal que no es Homestead”.

“Menos mal que no es una metrópoli”.

“Menos mal que eres tú”.

Osmar responde besando muy adentro en la boca a Evandro. Allá afuera, el sol comienza a despuntar tras la colina llena de vegetación en el valle de San Lorenzo. Parece que ese día es hoy.

 

FIN         

domingo, 31 de julio de 2022

ASS (39): Julián y Santos comienzan el domingo con sexo

El nadador nunca pensó llevarse a su cama a ese español musculoso que conoció en el vestuario.


 

 Apenas el domingo amanece, y mientras Lima aún duerme, Julián desafía al frío parado en el podio. Cuerpo musculoso, blanco, lampiño, mejor dicho rasurado, apenas cubierto por una truza de baño clásica color rojo que aunque cubre su paquete y su gran culo, no evita notar sus grandes proporciones íntimas. Se lanza al agua. Es un perfecto estilo mariposa. Al llegar al otro extremo de la piscina hace el largo de vuelta de espalda. Sale del agua. Se quita los lentes y el gorro de nadar. Sube por la escalerilla, se cubre con una toalla, resopla, se seca, busca sus sandalias y va a los vestidores. Aunque no está mojado, sacude su corto cabello negro.

Ya adentro y más abrigado, y ante la ausencia de otra persona, se saca la truza. Queda completamente calato. Se seca sus gloriosas nalgas y su paquete donde el vello púbico ha sido retirado a punta de crema depiladora.

De pronto, un hermoso muchacho musculoso, sudando un enterizo de licra, cabello rubio, ojos claros, piel blanca, ingresa también. Ambos se miran.

“Disculpa”, dice el recién llegado con un acento que parece ser español. “Pensé que estaba vacío”.

Julián no se inmuta, aunque disimuladamente se cubre la pichula con su toalla.

“Tranquilo… somos hombres”.

“Bueno, eso sí”.

El rubio se aproxima a otro casillero, se saca las zapatillas y las medias.

“¿Tú nadas?”

“Sí”, responde Julián. “¿Por qué?”

“Ahí está tu bañador”, responde el rubio sonriendo mientras se quita el enterizo. Debajo no tiene nada, excepto un cuerpo de dios griego tapizado de un fino vello también rubio.

Julián mira el paquete, parece que esa mota de pelos encima de su pinga dormida no ha sido recortada hace meses.

“Ah, lo olvidaba: soy Santos”.

el rubio calato extiende la mano a Julián, quien se deja de pudores, se olvida de la toalla y extiende la suya también. La estrecha. La sacude.

De inmediato, cada cual toma un cubículo y se ducha.

“Así que eres español”, dice Julián.

“Catalán más bien”, aclara Santos.

“¿Eso no es España?”

“Es largo de contar… ¿Desde cuándo nadas?”

“Desde que tengo uso de razón”, responde Julián.

“Pero andas bien cachas”.

“¿Bien qué?”, se extraña el nadador.

“Bien musculado… tienes un cuerpo perfecto”.

“Tú… igual”.

Tras salir del club donde ambos han entrenado, llegan a un edificio cercano. Suben a un tercer piso. Entran a un departamento.

“Perdona el desorden”, Julián pone el parche.

“Descuida”.

Sin que se lo pidan, Santos camina hacia el mueble y la mesa y comienza a ordenar un poco.

“Oye, deja ahí”, sonríe Julián. “No tienes que…”

“Mientras preparas el desayuno, yo ordeno esto”.

Santos sonríe. Ambos se miran. Electricidad.

Al diablo con el orden, los dos ingresan al único dormitorio besándose apasionadamente en la boca, y vuelven a quitarse toda la ropa. Se echan a la cama y comienzan a revolcarse.

Como Julián queda bajo el cuerpo de Santos, aprovecha para acariciarle toda la espalda y terminar en sus dos grandes y velludas nalgas.

“¿te gusta mi culo, majo?”, sonríe el europeo.

“Me encanta”.

“Me gusta el tuyo también”.

Las pingas de ambos están duras y apretadas una contra la otra. La de Santos lubrica mucho.

“Yo solo hago de activo”, avisa Julián.

“Esas son gilipolleces. No importa quién folle, botemos la lefa”.

“¿Qué?”, se extraña Julián.

“Hagamos el amor”.

Sin esperar más, el nadador gira sobre su amante y y lo pone boca abajo, recorre su bien formada espalda hasta llegar a sus prominentes nalgas cubiertas de vellitos rubios. Hace levantar el culo y le separa los cachetes: el ano es rosadito y cerradito. Sin pensarlo más, le aproxima su boca y comienza a darle tal beso negro que Santos araña las cobijas.

“Cómete bien mi culo, macho”, le repite.

Julián no solo estimula el ano, que parece no dilatarse sino que le besa las nalgas, y regresa por la espalda hasta tocar el cuello del otro chico con sus labios. La pinga gruesa y dura de Julián está en medio de los dos glúteos.

“Ponte condón”, pide Santos.

“No tengo”, dice Julián bien arrecho. “Confía en mí”.

“¿Qué vas a hacer, cabrón?”.

“Hacernos el amor”, replica Julián más arrecho aún.

Mueve su pinga contra el culo de Santos sin penetrarlo, y lo hace con mucha energía, sin dejar de besarle el cuello. Ambos jadean.

“Qué rica polla”, suspira Santos.

“¿te gusta?”

“Me encanta”.

El semen de Juliánn se dispara entre su pubis y las dos nalgas de Santos. Se mueve un poco más hasta que se detiene.

“Creo que tendremos que ducharnos de nuevo”, sonríe el nadador.

“Creo que sí”, responde el otro chico. “Y… creo que tendré que poner tu cobija en la lavadora”.

“¿Por qué?”

“Me corrí en ella”.

Julián sonríe:

“A la mierda”.

El duchazo es un torneo de guerra de espadas y luego una lucha cuerpo a cuerpo que termina en una nueva vaciada mutua.

“Ojalá te vuelva a ver”, pide Julián a Santos dándose un beso en la boca.

“Ojalá”, le replica el otro chico.

Yaa eso de las once, Julián llega al aeropuerto con una mochila mediana, protegiendo su cabeza con una gorra y su cara con lentes oscuros… a pesar de que en Lima es un día nublado.

Al pasar a sala de embarque, sorpresa: al otro lado está esperando… Santos.  

Y para terminar, te dejamos con una porno gay.    

viernes, 29 de julio de 2022

Proyecto Lujuria 10.4: Osmar y Evandro deben tomar decisiones


Medio año después, un fibrado y ralamente velludo Keith entra con una tabla hawaiana en un búngalo a la orilla de la playa. Apenas viste una bermuda turquesa húmeda que le marca el culo, el grueso paquete y las anchas piernas. Tras sí, ingresa Alexis, vistiendo una tanga de baño blanca también húmeda.

“Parece que la reparación de casas te deja buena plata”, dice el segundo viendo la habitación construída y amoblada en pura madera y palma.

“Ahorro es progreso”, replica Keith dejando la tabla en la pared y abriendo un poco la ventana mientras de fondo se oye al mar romper.

“No eras así en la secundaria”.

“Cuando migras, el mundo cambia: si sigues dilapidando, te jodes”.

Alexis sonríe:

“Lindo lugar”.

“Lindo cuerpo”.

“Gracias”, sonríe el velludo y atlético en tanga.

“¿Quieres un trago? Tengo chela solamente”.

“No, gracias; quiero regresar sobrio a mi hotel”.

Keith sonríe.

“Te puedo dejar en la puerta de tu cuarto. ¿Recuerdas ese campamento en quinto?”

“Nos embriagamos con ron”.

“¿Recuerdas lo que pasó después?”

“Prefiero no recordar… ya te dije por qué”.

Los dos varones se miran fijamente por algunos segundos. Entonces, Keith se aproxima, toma la mejilla y besa en la boca a Alexis, quien le corresponde pero luego parece arrepentirse:

“No deberíamos…”

“Aquí estamos solos tú y yo”.

“Nos miran”.

“Deja que nos miren”.

Keith abraza y besa profundo a Alexis mientras le quita el bañador y lo deja desnudo. La marca de bronceado magnifica las ya grandes nalgas respecto a todo el musculado físico. En retribución, Alexis afloja el velcro de la bermuda y se la baja, dejando también desnudo a Keith. Ya libres, ambos se acarician. Sus penes se ponen erectos. Parece que con el surfista se cumple la regla ésa de que cuanto más delgados, más aventajados.  

Alexis se arrodilla y comienza a chupársela tratando de tragársela tanto como pueda. Keith mira la acción.

Tras algunos minutos, el surfista hace que su compañero sexual se ponga de pie, lo apoya en un mueble y se arrodilla tras sus nalgas velludas a hacerle un beso negro mientras se las acaricia, palmea y le arranca gemidos.

Luego de  cierto tiempo, escupe directo al ano, se pone de pie, va en busca de algo y regresa abriendo un paquetito del que saca un preservativo que extiende por todo su falo, se encoge ligeramente de rodillas y comienza a penetrarlo.  Bombea gentilmente.  Simultáneamente, Alexis se masturba.  Los dos gimen y jadean despacio.

Minutos más tarde, Keith llega al orgasmo: saca su pene, tira el condón quién sabe dónde, se masturba y dispara su semen entre las nalgas de Alexis. Finalmente se arrodilla y le lame su propia lefa.

“Y… corten”, ordena Giaccomo desde el otro lado de la habitación.

A su costado, César deja de grabar en la cámara mientras se acomoda su pene erecto bajo su bermuda en tanto Alejandro aprovecha para tomar algunas fotos fijas de los actores a quienes pide quedarse en sus marcas por un instante. Su pene largo y grueso también se marca bajo su short.

“Recupérate, amor, para hacer las tomas de apoyo”, indica Giaccomo.

En una esquina, Evandro con unos papeles sobre una tabla de acrílico, anota algo con un lapicero y lo deja sobre una mesa; su grueso y largo pene erecto se marca bajo una tanga roja oscura.

“Saldré a tomar aire”.

Afuera, en una hamaca, Osmar recibe la brisa en esa playa en algún lugar al sur de Zorritos, Tumbes, también en tanga de baño (pero celeste), lentes de sol, su celular en la mano. Evandro se le aproxima y acaricia la cabeza; Osmar sonríe.

“Arnold se suicidó anoche… Aparente sobredosis”.

“No fue de amor, ¿no?”

“Evan: aunque te haya jugado chueco, respeta su memoria”.

“Qué lástima por Abelardo Sosa. Justo había viajado a Lima para visitarlo y se encuentra con…”“

Evandro se queda en silencio mirando pensativo las olas del mar.

“¿Con qué, Evan?”

El aludido sonríe con la boca abierta poniendo la punta de su lengua bajo  el último incisivo sin decir nada.

“Evan, no estarás pensando que…”,

Osmar también se queda en silencio.

“Si dicen que fue sobredosis, fue sobredosis… de amor”.

“¿Tú crees que…?”

“Fue sobredosis, Os. Y… a propo, ¿tú conmigo, tú conmigo, tú conmigo, tú conmigo, tú conmigo?”

“Ya hemos hablado, Evan”.

“De todas maneras me sale el divorcio en unos dos meses, máximo. Eso sí, me van a exprimir, pero mis hijos no tienen la culpa de mi decisión”.

“Eso me desanima”.

“¿Mis hijos?”

“No, tus decisiones. No creo que hayas madurado lo suficiente, y yo… francamente… aún no tengo claras las mías, especialmente con papá, mamá y mis hermanos recién mudados a los Estados Unidos”.

“¿Te mudarás a Homestead con ellos?”

“No creo, Evan; aún están procesando… mis destapes”.

“¿Entonces te irás a Los Ángeles con Alex, Keith y Giacco?”

Alejandro abre la puerta del búngalo:

“¡Evan, support shots!”

“Ya vengo”, Evandro vuelve a acariciar la cabeza a Osmar, quien se queda mirando fijamente al horizonte. Su celular ahora se resbala en su vientre de tabla de lavar. Hay decisiones que tomar, efectivamente.

Un saxo comienza a sonar; Yuri entona: ¿Quién eres tú, que llora en silencio? ¿Quién eres tú, que viene de lejos? Cansado de amar, cansado de tanta espera… 



domingo, 17 de julio de 2022

ASS (37): Los ángeles también hacen orgías

el increíble show de sexo en vivo protagonizado por Flavio, Miguel, Alejo y Marcano.

 


Apenas pasada la medianoche, en el escenario de la discoteca, Flavio, con un vaporoso disfraz de ángel comienza

a danzar elegantemente evolucionando en giros. El traje es una ancha túnica con mangas largas y unas alas cuyas plumas son rretazos de liviana tela blanca. A pesar de la holgura, la inercia y la ligereza del material, hace que de todas maneras se pegue a su atlético cuerpo marcándole los pectorales, el abdomen plano o los muslos.

Entonces, del otro lado del escenario, Miguel también sale y comienza a revolotear junto a Flavio. Viste exactamente igual y los bien estudiados movimientos hacen que la tela reaccione del mismo modo marcando su hermoso y simétrico cuerpo. Parecen mariposas en medio de un jardín. Se toman de la mano y así comienzan a danzar suavemente hasta que la música se atenúa.

Entonces, ambos se miran frente a frente, se toman las túnicas, y cuando la música vuelve con energía, se las despojan. Quedan totalmente desnudos, y lo que antes la ropa sugería, ahora sí que no deja lugar a dudas: musculaturas muy bien trabajadas de pies a cabeza y despojadas de cualquier pilosidad para acentuar la estética. Encima, su piel está pintada con un barniz especial que les da un brillo como si fuesen de un frágil material.

Comienzan a besarse en la boca y a acariciarse con mucha intensidad. Giran. Es un espectáculo ver sus cuerpos atléticos y sus hinchados culos, lo mismo que sus penes semierectos. Vuelven a verse frente a frente y a besarse intensamente en la boca, abriéndola todo lo que pueden, dejando que sus lenguas se entrelacen aunque de lejos no se note muy bien. Sus manos tienen el privilegio de acariciar tan espectaculares físicos.

Flavio se arrodilla, toma el pene semierecto de Miguel y lo comienza a chupar. No tarda mucho en ponerlo duro hasta que alcanza sus 18 centímetros. Entonces, la música se detiene. Alejo aparece por el fondo, también disfrazado de ángel. Flavio y Miguel lo miran con cierto temor.

Alejo se les acerca acusándolos con el dedo. Flavio y Miguel se le aproximan pidiéndo indulgencia, lo acarician en el pecho, los brazos y las caderas. Los dos chicos vuelven a besarse en la boca y lo miran como probándole que no están haciendo nada malo.

Vuelven a girar hacia él y con mucha sutileza lo despojan de su túnica, dejándolo completamente desnudo: al descubierto queda un hermoso cuerpo musculoso también pintado con ese extraño brillo, libre de vellos, su pene aún dormido sobre sus grandes bolas.

Flavio y Miguel se arrodillan y toman el pene de Alejo, acariciándolo y comenzando a chuparlo alternadamente. El gran falo del muchacho comienza a desplegarse y ponerse brillante debido a la saliva de sus dos compañeros y el flujo de líquido preseminal conforme crece hasta sus gruesos 18 centímetros. El pre-cum no deja de manar desde el glande.

Están en lo mejor cuando desde el fondo aparece Marcano también vestido como un ángel quien se les acerca y los asusta. Los tres calatos dejan de hacer lo que estaban haciendo pero no cambian sus posiciones. Aunque Marcano parece que no viene a condenarlos. Los mira, sonríe, y sin más preámbulo se quita su túnica.

También se queda totalmente desnudo exponiendo su maravilloso trabajo muscular con volumen y definición que se magnifica gracias a ese brillo corporal mientras su pene más largo, aunque está dormido sobre otro par de enormes bolas, se balancea a medida que se mueve. Alejo, Flavio y Miguel se le acercan y comienzan a acariciarlo.

Poco a poco se besan entre todos. Entonces, Alejo y Marcano se paran firmes uno al lado del otro mientras Flavio se la chupa al primero y Miguel al segundo. Cuando los dos penes están duros del todo, Flavio y Miguel giran y se ponen en cuatro patas para dejar que Alejo y Marcano les coman el culo respectivamente.

Luego de varios minutos de beso negro, Alejo mete su pene al ano de Flavio y Marcano hace lo mismo con sus 21 centímetros de virilidad en el de Miguel. Los dos activos comienzan moviéndose despacio, con mucha delicadeza. Poco a poco van incrementando la fuerza de las acometidas hasta que sus penes pueden verse como pistones activando el motor del erotismo sin culpas ni límites.

El sexo anal se prolonga por casi diez minutos hasta que Alejo y Marcano sacan sus penes y Flavio y Miguel se arrodillan a masturbarlos. Alejo eyacula en la boca de Flavio y Marcano en la boca de Miguel. Los dos pasivos se ponen de pie. Todos se besan en la boca.

Como broche de oro, Miguel va donde Flavio, hace que se arrodille de nuevo y comienza a masturbarse hasta eyacular en la boca de su compañero. Finalmente, Miguel se arrodilla y Flavio se masturba en su boca hasta eyacular dentro de ella. Todos se besan en la boca por última vez, miran al público, hacen una venia y se retiran del escenario. El aplauso es cerrado.

En uno de los privados, el Padre Albertto, quien ha llegado de incógnito, y Pedro también se maravillan ante el espectáculo.

“Tengo la verga durísima”, dice el sacerdote.

“No pensarás que te la chupe aquí mismo”, responde su monaguillo.

“Está oscuro. ¿Quién va a vernos”.

“Mejor vamos a la casa de tu amigo… también estoy arrecho”.

“Me parece buena idea. Igual tenemos que acostarnos ya porque mañana llega el Padre David con ese chico misterioso…”.

Cuando ambos se ponen de pie, Alberto mete su mano al culo de Pedro, que se ha puesto un jean ceñido. Luego se le arrima por detrás y simula cacharlo. Pedro gira y estampa un beso en la boca del cura. Apenas salen del privado al pasillo casi se chocan con un moreno alto y fornido.

“Disculpa”, le dice.

“No, disculpa tú más bien”, contestta el moreno y de pronto abre sus ojazos. “¿Pedrito?”

“¿Tío eli?”, atina a preguntar el muchacho desconcertado.

En la base del escenario, Willy termina de desmontar la cámara de su trípode, lo repliega y camina a un lado donde está enrique.

“¿Qué tal salió?”, consulta el artista.

“Recontra cañón”, contesta el empresario. “Debiste ver cuánto morro se chaqueteaba la verga en el público”.

“Con esto ya tenemos el 90 por ciento de la película; falta el remate”.

“Déjalos descansar. Eso lo grabamos mañana luego que reciba al morro que viene de Lima”.

Willy asiente. Ambos se meten a la oficina para guardar las cosas mientras los modelos de la noche están en la ducha de los camerinos quitándoseel barniz que usaron como maquillaje corporal.

“Puta madre, salió perfecto”, se alegra Flavio.

Yo pensé que no se me iba a parar el huevo”, al fin reacciona Alejo. “Estaba casi lleno de gente”.

“Coño, vale”, reacciona Marcano. “Si yo estaba también cagado de miedo”.

“A mí lo único que me preocupa es que cuando comience a crecerme el vello, va a picarme el cuerpo como mierda”, añade Miguel.

“¿No te hice daño?”, le pregunta Marcano.

“No, pata. Estaba bien dilatado… y arrecho”.

Marcano sonríe:

“Ayúdame con mi culo”, pide a Miguel. “No me sale el barniz”.

Miguel y Alejo se miran.

“Una sola mano no será suficiente”, anuncia el segundo.

Marcano sonríe mientras gira:

“Todos metan su mano”.

Alejo y Miguel comienzan a sobar las nalgas del venezolano. Flavio gira, mira la escena, sonríe, mete sus manos en los culos de sus dos compañeros:

“Guarden energía… más tarde tenemos una orgía”. 

Y para terminar, te dejamos con una porno gay.

viernes, 15 de julio de 2022

Proyecto Lujuria 10.2: Osmar, Evandro, Alexis y Alejandro gozan una rica orgía


Veinte minutos después, el Yaris azul se estaciona en la puerta del edificio donde Alejandro Albújar alquila su habitación. Alexis lo está esperando; lo hace subir.

Al llegar al dormitorio, Osmar está desnudo de espaldas, junto a la ventana que ahora tiene las cortinas cerradas y mirando hacia Alejandro, quien está en la Mac retocando la foto que César había tomado un mes atrás.

Evandro saluda a Osmar sonriendo y levantando las cejas; el modelo responde con una sonrisa y un guiño de ojo.

“¿Sigue en modo abandono?”, ironiza Alejandro.

“No sé si después de lo que le dije”, responde Evandro, “o se termina de abandonar o vuelve a sacar las garras”.

“Al menos no le sacaron las llaves de su depa”.

“Pero sí le sacaste todo su disco duro, ¿no, Alejo?”

“Por lo menos todos los masters de Osmar y ese otro chico que murió en el accidente están a buen recaudo aquí. Si mi modelo se queda más quieto, este retoque para su calendario quedará listo en media hora más”.

“¿No se están ensañando con un enfermo?”, interviene Osmar. “Ya perdió casi todo en ese accidente y ustedes como que andan haciendo leña del árbol caído”

“Bah. Incluso con sus heridas no deja de ser melodramático ese huevón”, Evandro se quita la casaca, las zapatillas y se echa en la cama de Alejandro, contemplando el hermoso físico desnudo de Osmar, y en especial su glorioso culo.

Alexis también se quita las zapatillas y se recuesta en la cama al lado del galán.

“Zaira me insinuó si aceptaríamos un mes adicional de temporada”.

“Deberíamos aumentar el precio de las entradas”, opina Evandro, quien extiende su brazo izquierdo y atrae a Alexis hasta ponerlo casi encima de su cuerpo. Lo besa en la boca.

“Me tienden la cama cuando acaben”, advierte bromeando Alejandro. “Y tú”, señala a Osmar con los ojos”, “contrólame eso, o en vez de calendario de jabón será calendario de cantina gay”.

“Quisiera… pero no me da la gana”.

Alejandro sonríe, deja el ratón de una sola tecla, se levanta de la silla y se acerca a su modelo. Tras besarlo en la boca, se arrodilla a chuparle su pene ya erecto.

En pocos minutos, ya desnudo del todo, Alexis está cabalgando el cuerpo de Evandro con un pene duro y grueso forrado con un preservativo, metido en su ano, mientras Osmar experimenta luego de años cómo se siente penetrar a otro hombre, en este caso a Alejandro.

Otro preservativo y mucho lubricante le facilitan la tarea.

Los cuatro gimen despacio hasta eyacular progresivamente.

Luego, como pueden, se meten a la estrecha ducha y se asean. Alexis ahora le mete su verga a Alejandro, bombeándolo con cierta firmeza. A su lado, Evandro y Osmar se besan apasionadamente.

“¿Quieres intentarlo?”

“¿No me dolerá?”

“Te prometo que no”.

Osmar gira, Evandro soba lubricante en su pene forrado con otro condón en el estrecho ano y comienza a empujar despacio. Apenas consigue meter el primer tercio mientras su amante trata de respirar hondo para contener el escozor.

A su lado,Alejandro por fin libera su semen sobre la mayólica blanca sin necesidad de masturbarse mientras Alexis, al sentir la opresión del esfínter, lo hace en medio de sus nalgas tras sobar su pinga por algunos minutos más.

  

domingo, 10 de julio de 2022

ASS (36): Confiesa tus pecados más íntimos

Los secretos sexuales de Alberto y edú les permiten tejer nuevas alianzas.


 

“¿Cómo dices, pá?” Pedro abre sus dulces ojos con incredulidad.

“Ya te dije: el lunes vas a Piura apenas tengas tiempo y le presentas tus papeles a ese…”

“Papá,¿y por qué no me consultaste antes?”

Julio se para en seco y sonríe cachosamente a su hijo: “Oe, huevón: ¿y desde cuándo tengo que consultarte cosas? Si vives en esta casa, tienes que hacer lo que diga y punto, ¿entendido?”

Pedro lanza una mirada de impotencia y desafío: “entendido, pá”.

Pasando las once de esa noche, el muchacho está sentado como copiloto en la camioneta parroquial rumbo a Piura. Conduce el Padre Alberto. En el asiento trasero, Alejo le acaricia los enormes muslos a Marcano y a Miguel aprovechando la oscuridad.

“No puedo creer que Julio te haya pedido eso”, menea la cabeza el sacerdote.

“Lo que más me jode es que ahora me saque las reglas de la casa”.

“Oe, Pedro”, interviene Miguel, “ya tienes DNI azul: independízate”.

“Si tuviera de qué vivir, lo haría corriendo”, responde el chico.

“A ver, muchachos, no lancemos consejos precipitados”, aclara el Padre. “Pensemos fríamente las cosas y veamos salidas… Yo quiero a Pedro dentro del AS, pero tampoco puedo ofrecerle más…”

“¿Y dentro de ASs?”, pregunta Alejo al descuido.

Miguel le aprieta la pierna.

“¡Au, mierda! Mejor mámame el huevo, cojudo”, reacciona el musculoso en son de broma.

“¿Qué es ASS?”, curiosea Miguel.

“No es nada”, se entromete Miguel. “Es lo que le sobra a Alejo y que se lo voy a cachar hoy”.

Una cuadra antes de la discoteca donde esa noche darán el show porno, la camioneta se para.

“Bajen chicos”, avisa el sacerdote. “Aguas con los chismosos”.

Marcano, Alejo y Miguel descienden y caminan hacia el antro.

“Casi la cagas”, dice el último de ellos al musculoso.

“Puta madre”, reacciona Alejo. “¿Por cuánto tiempo más le piensan ocultar la vaina?”

“Vaina es la que te voy a meter por el culo, huevón”, sonríe Miguel.

La camioneta sigue su camino.

“Alberto”, inquiere Pedro. “¿Hay algo que debo enterarme y no sé?”

El Padre mira a su monaguillo: “Algo no; mucho más bien”.

La mano del sacerdote acaricia el muslo de Pedro.

En el camerino de la discoteca, Miguel está calato y dejándose untar crema depiladora en su pecho, axilas, culo y piernas.

“Solo te recortaré el vello púbico y te afeitaré las bolas”, avisa Flavio.

A su lado, Marcano y alejo tampoco tienen ropa; se depilan también pero solo en piernas y axilas.

“Sigo sin entender por qué tanto secretismo con Pedro sobre ASS”, comenta el venezolano.

“Porque piensa que estamos afectando al Padre Alberto”, responde Miguel.

“Pero si lo afecta que hagamos porno, ¿por qué nos ttrajo en la camioneta?”

“Porque el Padre Alberto es parte de ASS”, al fin se suelta Flavio.

Marcano se sorprende. Mira a Alejo quien evidentemente se avergüenza y a Miguel quien evidentemente se incomoda. La puerta se abre. Entra Willy.

“No saben a quién acabo de encontrarme mientras calibraba las cámaras”, informa sonriendo.

“¿A mi viejo con una escopeta?”, bromea Flavio.

“No. A Eliezer, el que se cacha en secreto a José Luis”.

Marcano, Alejo y Miguel se intrigan. Flavio se pasa el índice por en medio de la raja del culo y se lo lleva a la boca: “Justo donde lo quería”, sonríe.

Ya pasada la medianoche, Enrique entra a la sala de su casa en Los ejidos e invita un vaso con agua a un desconcertado Pedro.

“Ahora ya sabes por qué Angels Corporation es donante de AS”.

“entonces, el Padre…”

Enrique acaricia el muslo de Pedro: “Es una larga historia, pero sí: es el beneficiario, pero porque este proyecto ya lo conozco de México, cuando Beto lo impulsaba hace años”.

“entonces… ustedes ya se conocían”.

“Casi 15 años. Ahora, sobre la ideota de tu padre, mi sugerencia es que le hagas caso”.

“Pero… yo…”

Enrique acerca su cara a Pedro y lo besa en la boca: “Confía en mí”, le guiña un ojo.

Justo ahí, el Padre Alberto baja las escaleras con una ropa más sexy: “Ya estoy listo”, anuncia.

A 200 kilómetros al sur, en Chiclayo, Bartolo toma un vodka con naranja en un barcito gay cerca de la avenida Balta cuando, paseando su mirada por la concurrencia, identifica a alguien que fuma un cigarro mientras ve cómo dos patas cachan en una pantalla. Se le acerca sin roche.

“¿Edú?”, le pasa la voz.

El pata voltea como resorte y lo mira medio asustado. Veinte minutos después, en un hostal cercano, ambos entran a un cuarto y comienzan a besarse en la boca en medio de abrazos y caricias. Al mismo tiempo, se van quitando la ropa. Cuando están totalmente desnudos, comienzan a revolcarse en la cama mientras sus penes ya erectos se estrujan uno contra el otro.

“Tienes rico culo y rico cuerpo, pero no tengo condones”, advierte Edú.

“Tengo uno… ¿te la meto o me la metes?”

“Puedes hacerme vaciar sin que te la meta o me la metas?”

“Corrección, Edú: ambos vamos a vaciarnos al mismo tiempo sin meternos la pinga”.

Comienzan a mover sus pingas mientras la cascada de besos y caricias se sucede una tras otra.  Entonces Bartolo se sienta sobre la verga de edú masajeándola con la raja de sus nalgas; Edú se sienta para que el falo del otro chico se roce en su abdomen. Es la pajeada mutua perfecta sin usar las manos. Bartolo mueve su culo con una rapidez de bailarín; edú, a pesar de la postura, también cimbra su cadera mientras chupa las tetillas de Bartolo.

“Voy a eyacular, mierda”.

“Yo estoy enterito”, sonríe Edú.

“Ah, mierda. Ah, se me viene la leche. Ahhh”.

Bartolo riega su esperma entre su vientre y el de Edú, y se detiene. Besa a su amante ocasional.

“Perdona por adelantarme”.

“Pierde cuidado… quizás se debe a que me pajeé antes de ir al bar”.

“¿Por qué desapareciste de San sebastián?”

“Porque… porque tengo VIH”.

Bartolo se sorprende al primer segundo, pero recuerda que está entrenado para recibir y asumir ese tipo de respuestas.

“en vez de huír, deberías estar calificando para recibir tratamiento: el que tengas VIH, no significa que dejes de tener sexo, claro,con protección”.

“Si regreso,mi único apoyo y amante serías tú”.

“Te equivocas: creo que Marcano te apoyaría también. En mi caso… no sé si quiero regresar”.

“¿Y por qué no quieres regresar a San Sebastián, donde se come y cacha rico?”

“Hoy en el bus, tempranito, se la estaba chupando a alguien y…”

“¿Te descubrieron?” Edú casi se carcajea.

“No me parece gracioso”, reclama Bartolo. “Seré la comidilla”.

“Mira: si algo estoy seguro sobre San Sebastián es que donde menos pisas, hay un gay caletaza y calatazo. Eso sin contar las declaradas, las tracas”.

Bartolo mira fijamente a Edú: “Si tú regresas, yo regreso”.

“¿En serio me apoyarás?”

“Dicen que eres el mejor cachero de la ciudad… ¿por qué no hacerlo?”

Edú sonríe, besa de nuevo los labios de Bartolo, se acuesta encima suyo: “Ahora me toca derramarte mi leche, ¿te parece?”     

                    

viernes, 8 de julio de 2022

Proyecto Lujuria 10.1: Ahora le toca pagar a Escalante

El domingo de esa semana por la mañana, Escalante luce muy deprimido, rehusándose a rasurar su cara: la barba ya le sombrea sus mejillas ahora sin hinchazón. Entra el técnico de enfermería:

“Aquí está”, le indica a alguien.

Tras él, Evandro ingresa vestido como si fuese a practicar taichí, gorra en la cabeza incluída. El rostro de Escalante se ilumina:

“Me dijeron que no quieres comer ni mierda, huevón”.

“Viniste”, sonríe el enfermo.

“¿Cómo te sientes hoy?”

“Pensando en lo que me espera cuando salga de aquí: ya tengo dos muertos en mi haber, a uno lo dejé sin herramienta de trabajo, y ahora con toda esa información fuera de mi control…”

Escalante solloza.

“Y se suponía que tenías todo bajo control: no era cierto”.

“¿Vas a demandarme?”

Evandro sonríe:

“Ya tengo mis propias paltas… Tu información se cotizó relativamente bien en el mercado negro; somos la comidilla de esta ciudad de mierda”.

“Si te refieres a la foto de Osmar conmigo, déjame decirte que Osmar no es ningún santo como tú crees”.

“No, Arnold, nadie es santo; pero nadie es tan demoníaco como tú eres”.

“¿Me vas a demandar, Evandro?”

“Ya te dije que tengo mis propias paltas ahora… Laura me pidió que deje la casa… pero no te alegres: Voto de Castidad no será parte de tu salvataje, y menos yo”.

Escalante mira a Evandro con sorpresa.

“¿qué mierda quieres decir, Cruzado?”

“Todos en algún momento tenemos que pagar nuestros errores”, prosigue el joven actor. “Y ahora, por fin, te tocará pagar a ti”.

Escalante cambia su expresión lastimera a una de genuino enojo…