domingo, 25 de marzo de 2012

SOT-2012-013: Cámbieme 5 soles

Estudio en una universidad en Piura cerca de unas oficinas. Cuando tengo clases de tarde y salgo de noche, hay un vigilante que siempre se me queda viendo. Debe tener unos 35 años, y por la ropa que luce, se le nota que es cuerpón. Siempre me ha intrigado por qué me queda mirando así.
Yo tengo 21, cuerpo formado, algo morenito.
Una de esas tardes, terminadas las clases, mis compañeros decidieron adelantar un trabajo en grupo. El problema fue que tanto nos concentramos haciéndolo, que cuando terminamos eran como las 11. a esa hora no iba a encontrar carro para mi ciudad, ni cagando.
Un amigo se ofreció a darme posada, pero le dije que tenía que avisar a mis viejos. Como ellos no tienen celular, fui hasta el teléfono público que hay a la entrada de la universidad para llamarlos, pero al revisar mi bolsillo, el único sencillo que tenía era una moneda de cinco soles.
Ni cagando la metería en el monedero, porque no dan vuelto, y para concha, mis patas se habían adelantado, entonces no había nadie que me cambiara la moneda.
Caminando, pasé por las oficinas, y el guachimán estaba afuera. Al no haber otro rostro familiar, y como, para variar, me seguía con la mirada, decidí enfrentarlo.
- Hola. Disculpe. ¿Me podrá cambiar cncinco soles?
-
¿Cinco soles?
- Es que quiero llamar a mi casa desde el monedero.
- ¿Si quieres pasa y llama desde el teléfono de acá.
Dudé al inicio, pero, al no tener alternativa, acepté. Logré llamar y despreocupar a mis viejos, y justo cuando acabé, me di la vuelta, y el vigilante estaba en la puerta de la oficina, tocándose el huevo.
- Gracias. ¿Le debo algo?
- No... bueno, no quiero dinero, pero sí otra cosa.
- ¿Como qué?
- Chúpamela.
El vigilante se apoyó en el escritorio donde estaba el teléfono, se desabrochó su pantalón y se lo bajó hasta la rodilla. Debajo de su calzoncillo ya se podía ver el bulto de su pene erecto. Me gustaban sus piernas, bien torneadas.
Se bajó su ropa interior, y su miembro saltó, junto con unas grandes bolas.
Como me enseñaron que no debo ser malagradecido, me arrodillé y comencé a succionarle la verga, que ya estaba húmeda por su líquido pre.seminal.
Mienttras se la mamamaba, él me acariciaba la cabeza y me sobaba el cabello. Yo no aguanté, y me bajé el pantalón, comenzando a corrérmela.
- Así, chibolo. eso, es toda tuya.
Estuve así chupándosela por unos diez minutos, cuando me pidió que le lamiera las bolas, las que tenía algo velludas. Aún así, se las humedecí con mi saliva.
Luego me puso de pie, hizo que apoyara mi pecho sobre su escritorio, y comenzó a hacerme el beso negro.
Me arrechó al máximo, y al toque dilaté.
Luego me la metió, casi de golpe, por lo que me dolió un poco. Comenzó a balancearse, y a hacer sonar su cadera contra mis nalgas, que si bien no eran grandes, eran duritas. Yo me la seguía corriendo.
No pasaron cinco minutos, cuando sentí que su pene palpitaba dentro de mi ano, mientras él lanzaba un gemido. Tuvo tiempo para sacármelo y derramar su leche sobre mis nalgas.
Yo también me vine y las di sobre la alfombra de su oficina.
Me limpió el semen y salí de allí a eso de las 11:40, en dirección a la casa de mi pata, quien me preguntó por qué había demorado tanto, y le dije que porque no encontraba sencillo para llamar a mi casa.
- Hubieras llamado desde aquí.
Esa noche, compartí la cama con él, y debido al calor, dormimos en ropa interior.
Mientras me quedaba jato, me acordé del guachimán, y del cache al paso que tuvimos. Entonces, se me puso dura. Traté de pensar en otra cosa, pero en ese momento, mi compañero se dio la vuelta: la tenía dura.
No me dio tiempo para asimilar las cosas, cuando su otra mano fue directo hacia mi ropa interior, y me comenzó a coger el huevo.
- ¿Qué tal estuvo el vigilante?
-
El ¿quién?
- ¿sabías que ese vigilante es un arrecho de mierda?
- ¿Cómo sabes?
- Se le nota.
Me bajó mi boxer, y comenzó a puntearme. se levantó, se sacó su tanga, me terminó de sacar mi boxer. y comenzamos a hacernos 69, chupándonos las vergas o haciendo el beso negro.
Al final eyaculamos uno en el pecho del otro.
Al día siguiente, volvimos a tener clases por la tarde, pero salimos antes de anochecer. El vigilante, como era su costumbre, ya no estaba allí, fuera de la oficina.
A la semana siguiente me enteré, por mi compañero, que por un roche lo habían botado de allí.
- Encontraron una mancha blanca sobre la alfombra. Me pregunto qué habrá pasado.
Ante mi insistencia, mi compañero me confesó que una noche, el vigilante y él tuvieron relaciones en ese mismo lugar, y el muiy indiscreto le contó que en un viaje de estudios, cuando él y yo compartimos cuarto, lo hicimos pero borrachisísimos.
Quedó en pasarme su número  porque él sabía como ubicarlo.
- ¿Qué te parece si hacemos un trío con él?
Les juro que la estoy pensando aún.

©2012 Hunks of Piura Entertainment. Siempre practica sexo seguro.
Cuéntanos tu relato con policías, vigilantes o serenos: hunks.piura@gmail.com

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