Habíamos olvidado el incidente de la envoltura del condón, cuando vi en Internet una oferta interesante. Un pata me pedía por correo electrónico, fotos de algún pata calato, para ver si lo incluía en algún catálogo.
Lo interesante del asunto es que me estaba pagando.
La oferta era tentadora, pero ¿quién se ofrecería a posar así?
Estaba un día en el gimnasio haciendo mi rutina, pensando en esa huevada, cuando el Metro se me acercó a gastarme una broma que no le respondí.
- ¿qué pasa?
- Nada, pata. Un negocio que me han propuesto, pero no sé cómo hacerla.
- ¿Y de qué es?
Me daba roche comentárselo frente a todos y le dije que se lo diría después, aunque la verdad también me daba roche comentárselo, porque temía que me tildara de maricón.
Ese sábado en el sauna, estábamos él y yo. Nadie más entró porque se excusaron de diversas formas.
La vaina fue que después de echarme la miel, me preguntó por el tema otra vez.
- Mira: me pagan esto por mandar fotos de un pata calato, y también gana el modelo. La huevada es que me falta lo más importante.
- ¿Cámara?
- No, modelo.
- ¿Y cómo debe posar?
Le comenté que era un desnudo simple, pero debía mostrar su miembro, no importa si flácido o parado, pero debía verse.
- ¿Y tú crees que yo sirva?
Lo miré asombrado.
- En principio, sí... pero debes estar calato.
- Como la mierda. En los concursos prácticamente lo he estado.
Al día siguiente, por la mañana, llevé mi cámara y organicé la sesión.
Primero posó en las máquinas con una tanga roja, que no sé de dónde había sacado.
Luego, posó calato, pero haciendo poses más deportivas, nada de erección.
Revelé las fotos en Chiclayo. Por acá hubiera sido demasiado roche.
El huevón era muy fotogénico, y se veía muy sexy en cada imagen.
Cuando le mostré las impresiones, vi su rostro iluminado, como si eso fuer lo que le vacilaba hacer aparte de entrenarnos.
Le pagué, mandé las fotos y me mandaron mi plata. A mi contacto le gustaron las fotos, pero dijo que huviera deseado alguien más lampiño y algo más delgado.
Finalmente, no llegaron a usar las imáganes. si eso hubiera pasado, el Metro y yo hubiéramos sacado más plata.
No tocamos el tema nunca más, hasta que un año después, aprovechando que no había mucha gente se acercó.
- ¿Te acuerdas de las fotos que me tomaste?
- Claro. ¿qué pasó?
- ¿Tú crees que podamos hacer nuevas?
- ¿seguro? ¿Para qué?
- Para mi álbum.
No me negué. Total, era mi oportunidad para verlo calato otra vez.
De nuevo empleamos un domingo por la mañana, esta vez usando la tanga negra que solía usar en el sauna, porque ya se había olvidado de ella.
Hicimos experimentos chéveres jugando con la luz, hasta que tocó el calateo integral.
Jaló una poltrona, y se sentó, coqueteando con la cámara.
De pronto comenzó a masturbarse. Pude ver cómo su pinga, que dormidita ya era cabezona, empezaba a tomar longitud, aunque no crecía mucho.
- Tómame así.
Lo hice.
Incluso le ayudé a acomodarse su miembro en algunas tomas, porque, a pesar que se la corría, no se le paraba.
Aún así, logramos dar la impresión de una erección.
- Hay que simular que ya las di.
- Pero ¿cómo?
- espera.
Me trajo un pomito de crema de coco. La ubicamos de tal manera que parecían gotas de semen sobre su velludo abdomen.
Viajé a Chiclayo a imprimirlas: ¡quedaron de la puta madre!
Cuando se las entregué, quedó maravillado y hasta me dio un mes gratis en el gimnasio.
- ¿Qué harás con ellas?
- No sé. ¿qué es de tu contacto?
- Ya no me escribo con él.
Luego me dijo que había logrado venderlas, y que con eso mandó a pintar el gym, como que de hecho así fue.
Un día que fui a entrenar, estaba su hermana. De pronto, oímos una discusión.
- ¡Enfermo!
- ¿Qué mierda haces ahí?
Cuando el Metro salió, nos pidió disculpas.
Después se me acercó con disimulo.
- Mi hermana descubrió las fotos.
No supe qué decirle. Por lo menos, no le dijo quién se las había tomado, porque si no, se armaba la completa.
CONTINUARÁ
©2012 Hunks of Piura Entertainment.
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